Stellar Blade Un'esclusiva PS5 che sta facendo discutere per l'eccessiva bellezza della protagonista. Vieni a parlarne su Award & Oscar!
 

2008

Ultimo Aggiornamento: 29/06/2013 20:43
Autore
Stampa | Notifica email    
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:33


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UNA DELEGACIÓN DE LA IGLESIA GRECO-MELQUITA CATÓLICA
ENCABEZADA POR EL PATRIARCA GREGORIOS III

Jueves 8 de mayo de 2008



Beatitud;
queridos hermanos en el episcopado;
queridos hijos e hijas de la Iglesia greco-melquita católica:

Me alegra acogerlos mientras realizan una peregrinación a las tumbas de los Apóstoles. Saludo en particular a Su Beatitud Gregorios III, a quien agradezco sus amables palabras, que manifiestan la vitalidad de la Iglesia melquita, a pesar de las dificultades de la situación social y política en esa región. Dirijo también mi saludo fraterno a los obispos presentes, y a todos ustedes, queridos amigos, que vienen de diversos países de Oriente Próximo y de la diáspora melquita en todo el mundo, donde manifiestan también, a su modo, la universalidad de la Iglesia católica.

Mientras se aproxima la inauguración del año que he querido dedicar a san Pablo, no puedo olvidar que la sede de su patriarcado está en la ciudad de Damasco, en cuyo camino el Apóstol vivió el acontecimiento que transformó su vida y que abrió las puertas del cristianismo a todas las naciones. Por tanto, los aliento para que, con esta ocasión, un trabajo pastoral intenso suscite en sus diócesis, en cada una de sus parroquias y en todos los fieles, un nuevo impulso para un conocimiento cada vez más íntimo de la persona de Cristo, gracias a una lectura renovada de la obra paulina. Esto permitirá un testimonio fecundo entre los hombres de hoy. Ese impulso podrá garantizar también un futuro floreciente para la Iglesia melquita.

En esta perspectiva, para asegurar el dinamismo evangélico de las comunidades y su unidad, así como un buen funcionamiento de los asuntos eclesiales en las Iglesias patriarcales, el papel del Sínodo de los obispos tiene una importancia fundamental. Por consiguiente, cada vez que el derecho lo exija, sobre todo cuando se trata de cuestiones que se refieren a los obispos mismos, es conveniente dar a esta venerable institución, y no solamente al Sínodo permanente, el lugar que le corresponde.

Conozco la actividad ecuménica de la Iglesia melquita católica y las relaciones fraternas que han entablado con sus hermanos ortodoxos, y me alegro por ello. En efecto, el compromiso en la búsqueda de la unidad de todos los discípulos de Cristo es una obligación urgente, que deriva del deseo ardiente del Señor mismo. Así pues, debemos hacer todo lo posible para derribar los muros de división y desconfianza que nos impiden realizarlo.

Sin embargo, no podemos perder de vista que la búsqueda de la unidad es una tarea que no sólo concierne a una Iglesia particular, sino a toda la Iglesia, respetando su misma naturaleza. Por lo demás, como subraya la encíclica Ut unum sint, la unidad no es fruto de la actividad humana; es, ante todo, un don del Espíritu Santo. Invoquemos, pues, al Espíritu, cuya venida sobre los Apóstoles celebraremos dentro de pocos días, para que nos ayude a trabajar todos juntos en la búsqueda de la unidad.

Beatitud, queridos hermanos y hermanas, aprecio también las buenas relaciones que mantienen con los musulmanes, con sus responsables y con sus instituciones, así como los esfuerzos realizados para resolver los problemas que puedan plantearse, con espíritu de diálogo fraterno, sincero y objetivo. Por tanto, me alegra constatar que, en la línea del concilio Vaticano II, la Iglesia melquita se ha comprometido con los musulmanes a buscar sinceramente la comprensión mutua, así como a promover y a defender juntos, para el bien de todos, la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad.

Por último, cumpliendo su misión en el agitado y, a veces, dramático contexto de Oriente Próximo, la Iglesia afronta situaciones donde la política desempeña un papel que no es indiferente a su vida. Por eso, es importante que mantenga contactos con las autoridades políticas, las instituciones y los diversos partidos. Sin embargo, no corresponde al clero involucrarse en la vida política. Este es un asunto de los laicos. Pero la Iglesia debe proponer a todos la luz del Evangelio, a fin de que todos se comprometan a servir al bien común y la justicia prevalezca siempre, de modo que el camino de la paz pueda abrirse finalmente ante los pueblos de esa querida región.

Beatitud, al concluir nuestro encuentro, encomiendo a la Iglesia greco-melquita católica a la intercesión de la Virgen María y a la protección de todos los santos de Oriente. Pidiendo a Dios que conceda a su Iglesia patriarcal la fuerza y la luz para que prosiga su misión en paz y con serenidad, le imparto a usted, así como a los obispos y a todos los fieles de su patriarcado, una afectuosa bendición apostólica.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:34


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A KAREKIN II, PATRAIRCA SUPREMO
Y CATHOLICÓS DE TODOS LOS ARMENIOS

Palacio Apostólico
Viernes 9 de mayo de 2008

Santidad;
queridos hermanos en Cristo:

Con sincera alegría les doy la bienvenida a usted, Santidad, y a la distinguida delegación que lo acompaña. Saludo cordialmente a los prelados, a los sacerdotes y a los laicos que representan a la familia del Catholicosado de todos los armenios, extendida por todo el mundo.

Nos reunimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que prometió a sus discípulos que "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18, 20). Que el espíritu de amor y servicio fraternos, que Jesús enseñó a sus discípulos, ilumine nuestro corazón y nuestra mente mientras nos intercambiamos saludos, conversamos y nos reunimos en oración.
Recuerdo con gratitud las visitas del Catholicós Vasken I y del Catholicós Karekin I a la Iglesia de Roma, y sus relaciones cordiales con mis venerados predecesores el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II. Su compromiso por la unidad cristiana inauguró una nueva era en las relaciones entre nosotros. Recuerdo con particular alegría su visita, Santidad, en el año 2000 a Roma y su encuentro con el Papa Juan Pablo II. La liturgia ecuménica en la basílica vaticana, que celebró el don de una reliquia de san Gregorio el Iluminador, fue uno de los acontecimientos más memorables del gran jubileo en Roma.

El Papa Juan Pablo II devolvió esa visita dirigiéndose en el año 2001 a Armenia, donde usted lo acogió cortésmente en la santa Echmiadzin. La afectuosa bienvenida que le dispensó en esa ocasión aumentó aún más su estima y su respeto por el pueblo armenio. La Eucaristía que celebró el Papa Juan Pablo II en el gran altar exterior, en la santa Echmiadzin, constituyó un signo ulterior de creciente aceptación recíproca, en espera del día en que podamos celebrar juntos en torno a una única mesa del Señor.

Mañana, por la tarde, cada uno de nosotros, en nuestras respectivas tradiciones, comenzará la celebración litúrgica de Pentecostés. Cincuenta días después de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, oraremos sinceramente al Padre, pidiéndole que envíe su Espíritu Santo, el Espíritu que tiene la tarea de conservarnos en el amor divino y de llevarnos a la verdad.

El día de Pentecostés fue el Espíritu Santo quien creó, de muchas lenguas de la multitud reunida en Jerusalén, una única voz para profesar la fe. Es el Espíritu Santo quien dona la unidad de la Iglesia. El camino hacia el restablecimiento de la comunión plena y visible entre todos los cristianos puede parecer largo y arduo. Es necesario hacer mucho aún para sanar las profundas y dolorosas divisiones que desfiguran el Cuerpo de Cristo. Sin embargo, el Espíritu Santo sigue guiando a la Iglesia de modos sorprendentes y a menudo inesperados. Puede abrir puertas cerradas, inspirar palabras olvidadas, sanar relaciones rotas.

Si nuestro corazón y nuestra mente están abiertas al Espíritu de comunión, Dios puede obrar de nuevo milagros en la Iglesia restaurando los vínculos de unidad. Comprometerse por la unidad de los cristianos es un acto de confianza obediente en la obra del Espíritu Santo, que lleva a la Iglesia a la plena realización del designio del Padre, conforme a la voluntad de Cristo.

La historia reciente de la Iglesia apostólica armenia se ha escrito con las tintas contrastantes de la persecución y del martirio, de la oscuridad y de la esperanza, de la humillación y del renacimiento espiritual. Usted, Santidad, y los miembros de su delegación han vivido personalmente estas experiencias contrastantes en sus familias y en su vida. La restitución de la libertad a la Iglesia en Armenia ha sido fuente de gran alegría para todos nosotros.

Ustedes han llevado sobre sus hombros la pesada carga de reconstruir la Iglesia. No puedo menos de expresar mi gran estima por los éxitos pastorales obtenidos en un tiempo tan breve, sea en Armenia sea en el exterior, en lo que respecta a la educación cristiana de los jóvenes, la formación del nuevo clero, la construcción de nuevas iglesias y centros comunitarios, la asistencia caritativa a los necesitados y la promoción de los valores cristianos en la vida social y cultural.

Gracias a su guía pastoral, la luz gloriosa de Cristo brilla de nuevo en Armenia y es posible escuchar de nuevo las palabras salvadoras del Evangelio. Ciertamente, aún están ustedes afrontando muchos desafíos en los ámbitos social, cultural y espiritual. A este propósito, quiero mencionar las recientes dificultades que se han presentado al pueblo armenio y expresar el apoyo de la oración de la Iglesia católica en su búsqueda de justicia y paz, y en su promoción del bien común.

En nuestro diálogo ecuménico se han logrado importantes avances para resolver las controversias doctrinales que tradicionalmente nos han dividido, en particular sobre cuestiones de cristología. En los últimos cinco años, se ha obtenido mucho gracias a la Comisión mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales, de la que el Catholicosado de todos los armenios es miembro de pleno derecho.

Gracias, Santidad, por el apoyo que ha dado a la obra de la Comisión mixta y por la valiosa aportación de sus representantes. Oremos para que su actividad nos acerque a la comunión plena y visible, y llegue el día en que nuestra unidad en la fe haga posible una celebración común de la Eucaristía. Mientras llega ese día, los vínculos entre nosotros se consolidarán y extenderán mediante acuerdos sobre cuestiones pastorales, en línea con el grado de acuerdo doctrinal ya alcanzado. El diálogo teológico sólo podrá llevar a la unidad que el Señor desea para sus discípulos si está sostenido por la oración y es apoyado por la cooperación efectiva.

Santidad, queridos amigos, en el siglo XII, Nerses de Lambron habló a un grupo de obispos armenios. Concluyó su famoso discurso sinodal sobre el restablecimiento de la unidad cristiana con palabras proféticas que nos impresionan aún hoy: "No estáis equivocados, venerados padres: es meritorio llorar por los días pasados en la discordia. Sin embargo, hoy es el día que hizo el Señor, un día de alegría y júbilo (...). Pidamos para que nuestro Señor nos conceda mayor ternura y dulzura y haga que esta semilla se desarrolle en la tierra, con el rocío del Espíritu Santo; tal vez, gracias a su fuerza, podrá dar frutos, para permitirnos restablecer la paz de la Iglesia de Cristo hoy en las intenciones y mañana en los hechos".

Este es también mi deseo y mi oración con ocasión de su visita. Les doy las gracias de corazón y les aseguro mi profundo afecto en el Señor.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:35


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS OBISPOS DE HUNGRÍA EN VISITA "AD LIMINA"

Sábado 10 de mayo de 2008



Queridos y venerados hermanos en el episcopado:

Con gran alegría os acojo a todos vosotros, pastores de la Iglesia que está en Hungría, con ocasión de vuestra visita ad limina Apostolorum. Os saludo con afecto y doy las gracias al cardenal Péter Erdo por las palabras que me ha dirigido en nombre de toda la Conferencia episcopal. Además de manifestarme vuestros sentimientos fraternos, que os agradezco cordialmente, ha esbozado con claridad las características más destacadas de la comunidad católica y de la sociedad en vuestro país, resumiendo cuanto he podido percibir durante estos días en mis encuentros con cada uno de vosotros. Así, queridos hermanos, el pueblo encomendado a vosotros está ahora espiritualmente ante nosotros, con sus alegrías y sus proyectos, sus dolores, sus problemas y sus esperanzas. Y nosotros oramos ante todo para que, por intercesión de san Pedro y san Pablo, los fieles encuentren, también con la ayuda de esta Sede apostólica que preside en la caridad, la fuerza para perseverar en su camino hacia la plenitud del reino de Dios.

Por desgracia, el largo período del régimen comunista ha marcado fuertemente a la población húngara, de modo que aún hoy se notan sus consecuencias: en particular, se percibe en muchos cierta dificultad para fiarse de los demás, típica de quien ha vivido durante mucho tiempo en un clima de sospecha. Además, el sentido de inseguridad se acentúa a causa de la difícil coyuntura económica, que un consumismo desconsiderado no contribuye a mejorar. En general, las personas, incluidos los católicos, sufren la "debilidad" de pensamiento y de voluntad bastante común en nuestros tiempos.

Como vosotros mismos habéis observado, hoy a menudo resulta difícil programar una seria profundización teológica y espiritual, porque con frecuencia son insuficientes, por una parte, la preparación intelectual y, por otra, la referencia objetiva a la verdad de la fe. En este contexto, la Iglesia debe ser ciertamente maestra, pero mostrándose siempre y ante todo como madre, a fin de favorecer una mayor confianza recíproca y la promoción de la esperanza.

La primera realidad que, por desgracia, sufre las consecuencias de la secularización generalizada es la familia, que también en Hungría atraviesa una grave crisis. Sus síntomas son la notable disminución del número de matrimonios y el impresionante aumento de divorcios, muy a menudo también precoces. Se multiplican las así llamadas "parejas de hecho". Habéis criticado, con razón, el reconocimiento público de las uniones homosexuales, porque no sólo es contrario a la enseñanza de la Iglesia, sino también a la misma Constitución húngara. Esta situación, unida a la carencia de subsidios para las familias numerosas, ha llevado a una drástica disminución de los nacimientos, que resulta aún más dramática a causa de la práctica generalizada del aborto.

Naturalmente, la crisis de la familia constituye un enorme desafío para la Iglesia. Está en juego la fidelidad conyugal y, más en general, los valores en los que se funda la sociedad. Por eso, es evidente que, después de la familia, son los jóvenes quienes experimentan esta dificultad. En las ciudades son atraídos por nuevas formas de diversión, y en los pueblos a menudo quedan abandonados a sí mismos.

Por tanto, expreso mi más profundo aprecio por las múltiples iniciativas que promueve la Iglesia, aun con los medios limitados de que dispone, para animar el mundo de los jóvenes con momentos de formación y de amistad que estimulen su responsabilidad. Pienso, por ejemplo, en la actividad de los coros, que se inserta en el laudable compromiso de las parroquias de incentivar la difusión de la música sacra.

De igual modo, en la perspectiva de la atención a las nuevas generaciones, es meritorio el apoyo que brindáis a la escuela católica, en particular a la Universidad católica de Budapest, que deseo custodie y desarrolle siempre su identidad originaria. Os aliento a proseguir los esfuerzos por la pastoral escolar y universitaria, así como, más en general, por la evangelización de la cultura, que en nuestros días se vale también de los medios de comunicación social, en cuyo campo vuestra Iglesia ha hecho últimamente progresos significativos.

Venerados hermanos, para mantener viva la fe del pueblo, con razón tratáis de valorar y actualizar iniciativas tradicionales como las peregrinaciones y las manifestaciones de devoción a los santos húngaros, en particular a santa Isabel, san Emerico y, naturalmente, san Esteban. A propósito de peregrinaciones, aprecio que se conserve la costumbre de peregrinar a la Sede de Pedro (significativamente, en la basílica del Apóstol existe una sugestiva capilla húngara). Y me ha complacido saber que son cada vez más frecuentes las peregrinaciones a Mariazell, Czestochowa, Lourdes, Fátima y al nuevo santuario de la Misericordia Divina en Cracovia, donde vuestra Conferencia episcopal erigió recientemente una "capilla húngara". En el siglo XX no faltaron en vuestra comunidad testigos heroicos de la fe. Os exhorto a conservar su memoria, para que los sufrimientos que padecieron con espíritu cristiano sigan siendo un estímulo a la valentía y a la fidelidad de los creyentes y de cuantos se comprometen en favor de la verdad y la justicia.

Hay otra preocupación que comparto con vosotros: la falta de sacerdotes y la consecuente sobrecarga de trabajo pastoral para los actuales ministros de la Iglesia. Es un problema que se observa en muchos países de Europa. Sin embargo, es necesario lograr que los sacerdotes alimenten adecuadamente su vida espiritual para que, a pesar de las dificultades y del trabajo agobiante, no pierdan el centro de su existencia y de su ministerio y, en consecuencia, sepan discernir lo esencial de lo secundario, identificando las debidas prioridades en la actividad diaria.

Es necesario reafirmar que la adhesión gozosa a Cristo, testimoniada por el sacerdote en medio de sus fieles, sigue siendo el estímulo más eficaz para despertar en los jóvenes la sensibilidad ante una posible llamada de Dios. En particular, es fundamental que ante todo los mismos sacerdotes se acerquen con la máxima asiduidad y devoción a los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia, y luego los administren con generosidad a los fieles.

Además, es indispensable el ejercicio de la fraternidad presbiteral, para evitar cualquier aislamiento peligroso. De igual modo, es importante fomentar relaciones positivas y respetuosas entre los presbíteros y los fieles laicos, según la enseñanza del decreto conciliar Presbyterorum ordinis. También conviene incrementar aún más las buenas relaciones entre el clero y los religiosos. A este propósito, deseo expresar mi aliento a las congregaciones religiosas femeninas, que con humilde discreción realizan valiosas actividades en medio de los más pobres.

Venerados hermanos, a pesar de la secularización, la Iglesia católica sigue siendo para muchísimos húngaros la comunidad religiosa de pertenencia o, por lo menos, un punto de referencia significativo. Por eso, es de desear que las relaciones con las autoridades estatales se caractericen por una colaboración respetuosa, también gracias a los Acuerdos bilaterales, sobre cuyo correcto cumplimiento vigila una Comisión paritaria específica. Esto producirá beneficios para toda la sociedad húngara, en particular en el campo de la instrucción y de la cultura. Y puesto que la Iglesia, gracias a su compromiso en las escuelas y en el servicio social, da una notable contribución a la comunidad civil, ¿cómo no desear que sus actividades sean sostenidas por las instituciones públicas, sobre todo en beneficio de las clases sociales menos favorecidas? La Iglesia, a pesar de las dificultades económicas generales del momento actual, seguirá comprometiéndose en el servicio a quienes se encuentran en situaciones de necesidad.

Por último, venerados hermanos, quiero deciros que la unidad que os caracteriza al seguir las enseñanzas de la Iglesia es para mí motivo de serenidad y de consuelo. Quiera Dios que se mantenga y se desarrolle siempre. Además, me complace que hayáis incrementado últimamente los contactos con las Conferencias episcopales de los países vecinos, sobre todo con las de Eslovaquia y Rumanía, donde hay minorías húngaras. Os felicito de corazón por esta línea de acción, animada por un sincero espíritu evangélico y al mismo tiempo por una sabia preocupación por la convivencia armoniosa.

Ciertamente, las tensiones no son fáciles de superar, pero el camino emprendido por la Iglesia es adecuado y prometedor. Para ese camino, y para cualquier otra iniciativa pastoral, os aseguro mi apoyo. En este momento pienso, en particular, en el "Año de la Biblia", que muy oportunamente habéis promovido en 2008, en consonancia con la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los obispos. Esta es también para vosotros una óptima ocasión para profundizar las buenas relaciones que existen con los hermanos cristianos de las otras confesiones.

Dando gracias a Dios por su constante asistencia, invoco sobre vosotros y sobre vuestro ministerio la protección materna de María santísima. Por mi parte, os acompaño con la oración, a la vez que con afecto os imparto la bendición apostólica, que extiendo de buen grado a vuestras comunidades diocesanas y a toda la nación húngara.


English

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:37


DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI
A LOS PARTICIPANTES EN UN CONGRESO INTERNACIONAL
SOBRE LA ACTUALIDAD DE LA "HUMANAE VITAE"

Sala Clementina
Sábado 10 de mayo de 2008



Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas:

Con gran placer os acojo al final de los trabajos, en los que habéis reflexionado sobre un problema antiguo y siempre nuevo como es el de la responsabilidad y el respeto al surgir de la vida humana. Saludo en particular a mons. Rino Fisichella, rector magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense, que ha organizado este Congreso internacional, y le agradezco las palabras de saludo que me ha dirigido. Mi saludo se extiende a todos los ilustres relatores, profesores y participantes, que con su contribución han enriquecido estas jornadas de intenso trabajo. Vuestra aportación se inserta eficazmente en la producción más amplia que, a lo largo de los decenios, ha ido aumentando sobre este tema controvertido y, a pesar de ello, tan decisivo para el futuro de la humanidad.

El concilio Vaticano II, en la constitución Gaudium et spes, ya se dirigía a los hombres de ciencia invitándolos a aunar sus esfuerzos para alcanzar la unidad del saber y una certeza consolidada acerca de las condiciones que pueden favorecer "una honesta ordenación de la procreación humana" (n. 52). Mi predecesor, de venerada memoria, el siervo de Dios Pablo VI, el 25 de julio de 1968, publicó la carta encíclica Humanae vitae. Ese documento se convirtió muy pronto en signo de contradicción.

Elaborado a la luz de una decisión sufrida, constituye un significativo gesto de valentía al reafirmar la continuidad de la doctrina y de la tradición de la Iglesia. Ese texto, a menudo mal entendido y tergiversado, suscitó un gran debate, entre otras razones, porque se situó en los inicios de una profunda contestación que marcó la vida de generaciones enteras. Cuarenta años después de su publicación, esa doctrina no sólo sigue manifestando su verdad; también revela la clarividencia con la que se afrontó el problema.

De hecho, el amor conyugal se describe dentro de un proceso global que no se detiene en la división entre alma y cuerpo ni depende sólo del sentimiento, a menudo fugaz y precario, sino que implica la unidad de la persona y la total participación de los esposos que, en la acogida recíproca, se entregan a sí mismos en una promesa de amor fiel y exclusivo que brota de una genuina opción de libertad. ¿Cómo podría ese amor permanecer cerrado al don de la vida? La vida es siempre un don inestimable; cada vez que surge, percibimos la potencia de la acción creadora de Dios, que se fía del hombre y, de este modo, lo llama a construir el futuro con la fuerza de la esperanza.

El Magisterio de la Iglesia no puede menos de reflexionar siempre profundamente sobre los principios fundamentales que conciernen al matrimonio y a la procreación. Lo que era verdad ayer, sigue siéndolo también hoy. La verdad expresada en la Humanae vitae no cambia; más aún, precisamente a la luz de los nuevos descubrimientos científicos, su doctrina se hace más actual e impulsa a reflexionar sobre el valor intrínseco que posee.

La palabra clave para entrar con coherencia en sus contenidos sigue siendo el amor. Como escribí en mi primera encíclica, Deus caritas est: "El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; (...) ni el cuerpo ni el espíritu aman por sí solos: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma" (n. 5). Si se elimina esta unidad, se pierde el valor de la persona y se cae en el grave peligro de considerar el cuerpo como un objeto que se puede comprar o vender (cf. ib.).

En una cultura marcada por el predominio del tener sobre el ser, la vida humana corre el peligro de perder su valor. Si el ejercicio de la sexualidad se transforma en una droga que quiere someter al otro a los propios deseos e intereses, sin respetar los tiempos de la persona amada, entonces lo que se debe defender ya no es sólo el verdadero concepto del amor, sino en primer lugar la dignidad de la persona misma. Como creyentes, no podríamos permitir nunca que el dominio de la técnica infecte la calidad del amor y el carácter sagrado de la vida.

No por casualidad Jesús, hablando del amor humano, se remite a lo que realizó Dios al inicio de la creación (cf. Mt 19, 4-6). Su enseñanza se refiere a un acto gratuito con el cual el Creador no sólo quiso expresar la riqueza de su amor, que se abre entregándose a todos, sino también presentar un modelo según el cual debe actuar la humanidad. Con la fecundidad del amor conyugal el hombre y la mujer participan en el acto creador del Padre y ponen de manifiesto que en el origen de su vida matrimonial hay un "sí" genuino que se pronuncia y se vive realmente en la reciprocidad, permaneciendo siempre abierto a la vida.

Esta palabra del Señor sigue conservando siempre su profunda verdad y no puede ser eliminada por las diversas teorías que a lo largo de los años se han sucedido, a veces incluso contradiciéndose entre sí. La ley natural, que está en la base del reconocimiento de la verdadera igualdad entre personas y pueblos, debe reconocerse como la fuente en la que se ha de inspirar también la relación entre los esposos en su responsabilidad al engendrar nuevos hijos. La transmisión de la vida está inscrita en la naturaleza, y sus leyes siguen siendo norma no escrita a la que todos deben remitirse. Cualquier intento de apartar la mirada de este principio queda estéril y no produce fruto.

Es urgente redescubrir una alianza que siempre ha sido fecunda, cuando se la ha respetado. En esa alianza ocupan el primer plano la razón y el amor. Un maestro tan agudo como Guillermo de Saint Thierry escribió palabras que siguen siendo profundamente válidas también para nuestro tiempo: "Si la razón instruye al amor, y el amor ilumina la razón; si la razón se convierte en amor y el amor se mantiene dentro de los confines de la razón, entonces ambos pueden hacer algo grande" (Naturaleza y grandeza del amor, 21, 8).

¿Qué significa ese "algo grande" que se puede conseguir? Es el surgir de la responsabilidad ante la vida, que hace fecundo el don que cada uno hace de sí al otro. Es fruto de un amor que sabe pensar y escoger con plena libertad, sin dejarse condicionar excesivamente por el posible sacrificio que requiere. De aquí brota el milagro de la vida que los padres experimentan en sí mismos, verificando que lo que se realiza en ellos y a través de ellos es algo extraordinario. Ninguna técnica mecánica puede sustituir el acto de amor que dos esposos se intercambian como signo de un misterio más grande, en el que son protagonistas y partícipes de la creación.

Por desgracia, se asiste cada vez con mayor frecuencia a sucesos tristes que implican a los adolescentes, cuyas reacciones manifiestan un conocimiento incorrecto del misterio de la vida y de las peligrosas implicaciones de sus actos. La urgencia formativa, a la que a menudo me refiero, concierne de manera muy especial al tema de la vida. Deseo verdaderamente que se preste una atención muy particular sobre todo a los jóvenes, para que aprendan el auténtico sentido del amor y se preparen para él con una adecuada educación en lo que atañe a la sexualidad, sin dejarse engañar por mensajes efímeros que impiden llegar a la esencia de la verdad que está en juego.

Proporcionar ilusiones falsas en el ámbito del amor o engañar sobre las genuinas responsabilidades que se deben asumir con el ejercicio de la propia sexualidad no hace honor a una sociedad que declara atenerse a los principios de libertad y democracia. La libertad debe conjugarse con la verdad, y la responsabilidad con la fuerza de la entrega al otro, incluso cuando implica sacrificio; sin estos componentes no crece la comunidad de los hombres y siempre está al acecho el peligro de encerrarse en un círculo de egoísmo asfixiante.

La doctrina contenida en la encíclica Humanae vitae no es fácil. Sin embargo, es conforme a la estructura fundamental mediante la cual la vida siempre ha sido transmitida desde la creación del mundo, respetando la naturaleza y de acuerdo con sus exigencias. El respeto por la vida humana y la salvaguarda de la dignidad de la persona nos exigen hacer lo posible para que llegue a todos la verdad genuina del amor conyugal responsable en la plena adhesión a la ley inscrita en el corazón de cada persona.

Con estos sentimientos, os imparto a todos la bendición apostólica.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:38


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL SEÑOR MORDECHAY LEWY,
NUEVO EMBAJADOR DE ISRAEL ANTE LA SANTA SEDE*

Lunes 12 de mayo de 2008



Excelencia:

Me complace darle la bienvenida al inicio de su misión y aceptar las cartas que le acreditan como embajador extraordinario y plenipotenciario del Estado de Israel ante la Santa Sede. Le agradezco sus amables palabras y le pido que transmita al presidente Shimon Peres mi saludo respetuoso y mis oraciones por los habitantes de su país.

Una vez más, expreso mis mejores deseos con motivo de la celebración de los sesenta años del establecimiento del Estado de Israel. La Santa Sede se une a ustedes en la acción de gracias al Señor por el hecho de que se hayan cumplido las aspiraciones del pueblo judío a tener una casa en la tierra de sus padres, y espera poder ver pronto un tiempo de mayor alegría, cuando una paz justa resuelva finalmente el conflicto con los palestinos. La Santa Sede valora en particular sus relaciones diplomáticas con Israel, establecidas hace 15 años, busca desarrollarlas, fortaleciendo el respeto, la estima y la colaboración que nos une.

El Estado de Israel y la Santa Sede tienen numerosas áreas de interés común que se pueden explorar con provecho. Como usted ha señalado, la herencia judeo-cristiana debería impulsarnos a promover múltiples formas de actividades sociales y humanitarias en todo el mundo, entre otras, luchando contra toda forma de discriminación racial. Comparto el entusiasmo de su excelencia por los intercambios culturales y académicos llevados a cabo entre las instituciones católicas de todo el mundo y las de Tierra Santa, y yo también deseo que estas iniciativas se desarrollen aún más en los próximos años.

El diálogo fraterno entablado a nivel internacional entre cristianos y judíos está dando mucho fruto y tiene que continuar con compromiso y generosidad. Las ciudades santas de Roma y Jerusalén son fuentes de fe y sabiduría de suma importancia para la civilización occidental y, por consiguiente, los lazos entre Israel y la Santa Sede tienen una resonancia más profunda que los derivados formalmente de la dimensión jurídica de nuestras relaciones.

Excelencia, sé que comparte mi preocupación por la alarmante disminución de la población cristiana en Oriente Próximo, incluido Israel, a causa de la emigración. Desde luego, los cristianos no son los únicos que sufren los efectos de la inseguridad y la violencia como resultado de los diferentes conflictos en la región, pero en muchos aspectos son particularmente vulnerables en estos momentos.

Rezo para que, como consecuencia de la creciente amistad entre Israel y la Santa Sede, se encuentren formas para tranquilizar a la comunidad cristiana de manera que recobre esperanza en un futuro seguro y pacífico en los hogares de sus antepasados, sin sentir la presión de tener que emigrar a otros lugares del mundo para iniciar una nueva vida.

Desde hace mucho tiempo, los cristianos en Tierra Santa han disfrutado de buenas relaciones tanto con los musulmanes como con los judíos. Su presencia en su país y el libre ejercicio de la misión y la vida de la Iglesia allí, representan un potencial para contribuir significativamente a curar las divisiones entre ambas comunidades. Rezo para que así sea e invito a su Gobierno a seguir buscando caminos para aprovechar la buena voluntad de los cristianos, tanto en favor de los descendientes naturales del primer pueblo que escuchó la palabra de Dios, como en favor de nuestros hermanos y hermanas musulmanes que desde hace siglos han vivido y practicado su culto en la tierra que las tres tradiciones religiosas llaman "santa".

Soy consciente de que las dificultades de los cristianos en Tierra Santa están también relacionadas con la tensión continua entre las comunidades judía y palestina. La Santa Sede reconoce el derecho legítimo de Israel a la seguridad y a la propia defensa, y condena firmemente cualquier forma de antisemitismo. Además, sostiene que todos los pueblos tienen derecho a que se les concedan las mismas oportunidades para desarrollarse. Por tanto, pido encarecidamente a su Gobierno que haga todos los esfuerzos posibles para aliviar los sufrimientos de la comunidad palestina, dándole la libertad necesaria para llevar a cabo sus actividades legítimas, incluyendo el acceso a sus lugares de culto, para que disfruten de mayor paz y seguridad.

Obviamente, estos temas sólo pueden afrontarse en el contexto más amplio del proceso de paz en Oriente Próximo. La Santa Sede acoge el compromiso expresado por su Gobierno de continuar el impulso que se dio en Annapolis y reza para que las esperanzas y las expectativas suscitadas allí no queden defraudadas. Como afirmé en mi reciente discurso a las Naciones Unidas, en Nueva York, es necesario recorrer toda posible senda diplomática y prestar atención "a las más tenues señales de diálogo o deseo de reconciliación" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 25 de abril de 2008, p. 10) si se quieren resolver conflictos añosos. Cuando todos los habitantes de Tierra Santa vivan en paz y armonía, en dos Estados soberanos independientes, será inestimable el beneficio para la paz en el mundo, e Israel será de verdad "luz de las naciones" (Is 42, 6), un luminoso ejemplo de resolución de conflictos que el resto del mundo podrá seguir.

Se realizó un gran trabajo para formular los acuerdos que desde entonces se firmaron entre Israel y la Santa Sede, y es de desear que las negociaciones relativas a cuestiones económicas y fiscales logren pronto una conclusión satisfactoria. Gracias por sus palabras tranquilizadoras sobre el compromiso del Gobierno de Israel con vistas a una solución positiva y rápida de los problemas que todavía quedan por resolver. Soy consciente de que hablo en nombre de muchos cuando expreso la esperanza de que estos acuerdos se integren pronto en el sistema jurídico interno de Israel y así se ponga un fundamento duradero para una cooperación fecunda.

Dado el interés personal que su excelencia tiene por la situación de los cristianos en Tierra Santa, el cual es sumamente apreciado, sé que comprende las dificultades causadas por las continuas incertidumbres sobre sus derechos y su estatus legal, especialmente a propósito de la cuestión de las visas para el personal eclesiástico. Estoy seguro de que hará todo lo que pueda para facilitar la resolución del resto de los problemas de una manera aceptable para todas las partes. Sólo cuando se superen estas dificultades la Iglesia podrá llevar adelante libremente sus obras religiosas, morales, educativas y caritativas en la tierra en la que nació.

Excelencia, rezo para que la misión diplomática que comienza hoy refuerce ulteriormente los vínculos de amistad entre la Santa Sede y su país. Puede estar seguro de que los diferentes dicasterios de la Curia romana están siempre dispuestos a ofrecerle ayuda y apoyo en el cumplimiento de su misión. Con mis mejores deseos, invoco para usted, para su familia y para todos los habitantes del Estado de Israel las abundantes bendiciones de Dios.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:40


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UN GRUPO DE REPRESENTANTES
DEL MOVIMIENTO POR LA VIDA EN ITALIA

Sala de las Bendiciones
Lunes 12 de mayo de 2008

Queridos hermanos y hermanas:

Con gran placer os acojo hoy y dirijo a cada uno mi cordial saludo. En primer lugar, saludo a monseñor Michele Pennisi, obispo de Piazza Armerina, y a los sacerdotes presentes. Dirijo un saludo especial al honorable Carlo Casini, presidente del Movimiento por la vida, y le agradezco cordialmente las amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Saludo a los miembros de la Dirección nacional y de la junta ejecutiva del Movimiento por la vida, a los presidentes de los Centros de ayuda a la vida y a los responsables de los diversos servicios, del proyecto Gemma, de Teléfono verde, SOS Vida y Teléfono rojo. Saludo, asimismo, a los representantes de la Asociación Papa Juan XXIII y de algunos Movimientos por la vida europeos.

A través de vosotros, aquí presentes, mi saludo afectuoso se extiende a quienes, no pudiendo participar personalmente, están espiritualmente unidos a nosotros. Pienso especialmente en los numerosos voluntarios que, con abnegación y generosidad, comparten con vosotros el noble ideal de la promoción y la defensa de la vida humana desde su concepción.

Vuestra visita tiene lugar treinta años después de la legalización del aborto en Italia, y tenéis la intención de sugerir una reflexión profunda sobre los efectos humanos y sociales que la ley ha producido en la comunidad civil y cristiana durante este período. Contemplando los tres decenios pasados y considerando la situación actual, no se puede por menos de reconocer que defender la vida humana se ha vuelto hoy prácticamente más difícil, porque se ha creado una mentalidad de desprecio progresivo de su valor, confiado al juicio de cada persona. Como consecuencia, se ha derivado un respeto menor a la misma persona humana, un valor que está en la base de toda convivencia civil, por encima de la fe que se profesa.

Ciertamente, son muchas y complejas las causas que llevan a decisiones dolorosas como el aborto. La Iglesia, fiel al mandato de su Señor, por una parte, no se cansa de reafirmar que el valor sagrado de la vida de todo hombre tiene sus raíces en el designio del Creador; y, por otra, estimula a promover toda iniciativa en apoyo de las mujeres y de las familias para crear condiciones favorables a la acogida de la vida, y a la tutela de la institución de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer. Haber permitido recurrir a la interrupción del embarazo no sólo no ha resuelto los problemas que afligen a muchas mujeres y a muchos núcleos familiares, sino que ha abierto una herida ulterior en nuestras sociedades, por desgracia ya agobiadas por profundos sufrimientos.

En verdad, durante estos años se ha puesto mucho empeño, no sólo por parte de la Iglesia, para salir al paso de las necesidades y las dificultades de las familias. Pero no podemos ignorar que diversos problemas siguen atenazando a la sociedad actual, impidiendo a numerosos jóvenes cumplir su deseo de casarse y formar una familia, a causa de las condiciones desfavorables en las que viven. La falta de trabajo seguro, legislaciones a menudo deficientes en materia de tutela de la maternidad, y la imposibilidad de garantizar a los hijos un sustentamiento adecuado, son algunos de los impedimentos que parecen sofocar la exigencia del amor fecundo, mientras abren las puertas a un sentido cada vez mayor de desconfianza en el futuro.

Por eso, es necesario unir los esfuerzos para que las diversas instituciones pongan de nuevo en el centro de su acción la defensa de la vida humana y la atención prioritaria a la familia, en cuyo seno la vida nace y se desarrolla. Es preciso ayudar a la familia con todos los instrumentos legislativos, para facilitar su formación y su obra educativa, en el difícil contexto social actual.

Para los cristianos permanece siempre abierto, en este ámbito fundamental de la sociedad, un urgente e indispensable campo de apostolado y de testimonio evangélico: proteger la vida con valentía y amor en todas sus fases. Por eso, queridos hermanos y hermanas, pido al Señor que bendiga la acción que, como Centro de ayuda a la vida y como Movimiento por la vida, lleváis a cabo para evitar el aborto también en los casos de embarazos difíciles, trabajando al mismo tiempo en los ámbitos de la educación, la cultura y el debate político.

Es necesario testimoniar de manera concreta que el respeto a la vida es la primera justicia que se debe aplicar. Para quien tiene el don de la fe, esto se convierte en un imperativo inderogable, porque el seguidor de Cristo está llamado a ser cada vez más "profeta" de una verdad que jamás podrá eliminarse: únicamente Dios es Señor de la vida. Él conoce, ama, quiere y guía a todo hombre. La unidad más profunda y grande de la humanidad sólo radica en el hecho de que todo ser humano realiza el proyecto único de Dios, cada uno tiene origen en la misma idea creadora de Dios. Por tanto, se comprende por qué la Biblia afirma: quien profana al hombre, profana la propiedad de Dios (cf. Gn 9, 5).

Este año se celebra el 60° aniversario de la Declaración universal de derechos humanos, cuyo mérito ha sido haber permitido a diferentes culturas, expresiones jurídicas y modelos institucionales converger en torno a un núcleo fundamental de valores y, por tanto, de derechos. Como recordé recientemente, durante mi visita a la ONU, a los miembros de las Naciones Unidas, "los derechos humanos han de ser respetados como expresión de justicia, y no simplemente porque pueden hacerse respetar mediante la voluntad de los legisladores. La promoción de los derechos humanos sigue siendo la estrategia más eficaz para extirpar las desigualdades entre países y grupos sociales, así como para aumentar la seguridad" (Discurso, 18 de abril de 2008: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 25 de abril de 2008, p. 10-11).

Por eso, también es digno de alabanza vuestro compromiso en el ámbito político como ayuda y estímulo a las instituciones, para que se otorgue el debido reconocimiento a la expresión "dignidad humana". Vuestra iniciativa ante la Comisión para las peticiones del Parlamento europeo, en la que afirmáis los valores fundamentales del derecho a la vida desde la concepción, de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, del derecho de todo ser humano concebido a nacer y a ser educado en una familia constituida por sus padres confirma ulteriormente la solidez de vuestro compromiso y vuestra plena comunión con el Magisterio de la Iglesia, que desde siempre defiende dichos valores y proclama que "no son negociables".

Queridos hermanos y hermanas, Juan Pablo II, al encontrarse con vosotros el 22 de mayo de 1998, os exhortó a perseverar en vuestro compromiso de amor y defensa de la vida humana, y recordó que, gracias a vosotros, muchos niños podían experimentar la alegría del don inestimable de la vida. Diez años después, soy yo quien os agradece el servicio que habéis prestado a la Iglesia y a la sociedad. ¡Cuántas vidas humanas habéis salvado de la muerte! Proseguid por este camino y no tengáis miedo, para que la sonrisa de la vida triunfe en los labios de todos los niños y de sus madres.

Os encomiendo a cada uno de vosotros, y a las numerosas personas con quienes os encontráis en los Centros de ayuda a la vida, a la protección materna de la Virgen María, Reina de la familia; y, a la vez que os aseguro mi recuerdo en la oración, os bendigo de corazón a vosotros y a cuantos forman parte de los Movimientos por la vida en Italia, en Europa y en el mundo.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:41


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LA 18ª SESIÓN PLENARIA DEL CONSEJO PONTIFICIO
PARA LA PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E ITINERANTES

Sala del Consistorio
Jueves 15 de mayo de 2008



Señores cardenales;
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas:

Me alegra acogeros con ocasión de la sesión plenaria del Consejo pontificio para la pastoral de los emigrantes e itinerantes. Saludo, en particular, al presidente, señor cardenal Renato Raffaele Martino, al que agradezco las palabras con las que ha introducido nuestro encuentro, ilustrando los diversos aspectos del interesante tema que habéis afrontado durante estos días. Saludo también al secretario, arzobispo Agostino Marchetto, al monseñor subsecretario, a los oficiales y a los expertos, a los miembros y a los consultores. Dirijo a todos un cordial saludo lleno de gratitud por el trabajo realizado y por el empeño puesto en concretar cuanto se ha debatido y vislumbrado durante estos días para el bien de todas las familias.

Durante mi reciente visita a Estados Unidos, animé a este gran país a proseguir en su compromiso de acogida de los hermanos y hermanas que llegan allí procedentes, en general, de países pobres. En particular, señalé el grave problema de la reunificación familiar, tema que ya había afrontado en el Mensaje para la 93ª Jornada mundial del emigrante y el refugiado, dedicado precisamente al tema de la familia emigrante. Me complace recordar aquí que en diversas ocasiones he presentado el icono de la Sagrada Familia como modelo de las familias emigrantes, refiriéndome a la imagen propuesta por mi venerado predecesor, el Papa Pío XII, en la constitución apostólica Exsul familia, que constituye la charta magna de la pastoral de los emigrantes (cf. AAS 44, 1952, p. 649). Además, en los Mensajes de los años 1980, 1986 y 1993, mi venerado predecesor Juan Pablo II subrayó el compromiso eclesial en favor no sólo de la persona emigrante, sino también de su familia, comunidad de amor y factor de integración.

Ante todo, quiero reafirmar que la solicitud de la Iglesia por la familia emigrante no quita nada al interés pastoral por la familia itinerante. Más aún, este compromiso de mantener una unidad de visión y de acción entre las dos "alas" (emigración e itinerancia) de la movilidad humana puede ayudar a comprender la amplitud del fenómeno y, al mismo tiempo, servir de estímulo para todos con vistas a una pastoral específica, animada por los Sumos Pontífices, recomendada por el concilio ecuménico Vaticano II (cf. Christus Dominus, 18) y sostenida adecuadamente por los documentos elaborados por vuestro Consejo pontificio, así como por congresos y reuniones.

No hay que olvidar que la familia, incluida la emigrante y la itinerante, constituye la célula originaria de la sociedad, y no sólo no se la debe destruir, sino que se la debe defender con valentía y paciencia. La familia representa a la comunidad en la que desde la infancia nos enseñan a adorar y amar a Dios, asimilando la gramática de los valores humanos y morales, y aprendiendo a hacer buen uso de la libertad en la verdad. Por desgracia, en muchas situaciones esto sucede con dificultad, especialmente en el caso de quienes se ven afectados por el fenómeno de la movilidad humana.

Además, en su acción de acogida y de diálogo con los emigrantes e itinerantes, la comunidad cristiana tiene como punto de referencia constante a la persona de Cristo, nuestro Señor. Él dejó a sus discípulos una regla de oro, según la cual orientar la propia vida: el mandamiento nuevo del amor. Cristo sigue transmitiendo a la Iglesia, mediante el Evangelio y los sacramentos, especialmente la santísima Eucaristía, el amor que vivió hasta la muerte y muerte de cruz.

A este propósito, es muy significativo que la liturgia prevea la celebración del sacramento del matrimonio en el corazón de la celebración eucarística. Así se pone de relieve el profundo vínculo que une esos dos sacramentos. En la vida diaria, el comportamiento de los esposos debe inspirarse en el ejemplo de Cristo, que "amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Ef 5, 25). Este supremo gesto de amor se renueva en toda celebración eucarística.

Por tanto, la pastoral familiar debe remitir oportunamente a este dato sacramental como a su referente de fundamental importancia. Quien va a misa —y es necesario facilitar su celebración también a los emigrantes e itinerantes— encuentra en la Eucaristía una fortísima referencia a su familia, a su matrimonio, y se siente estimulado a vivir su situación en la perspectiva de la fe, buscando en la gracia divina la fuerza necesaria para lograrlo.

Por último, es de todos conocido que la movilidad humana, en el actual mundo globalizado, representa una frontera importante para la nueva evangelización. Por eso, os aliento a proseguir en vuestro compromiso pastoral con renovado celo, mientas, por mi parte, os aseguro mi cercanía espiritual. Os acompaño con la oración, para que el Espíritu Santo haga fecundas todas vuestras iniciativas. Con este fin, invoco la protección materna de María santísima, Nuestra Señora del Camino, para que ayude a todo hombre y a toda mujer a conocer a su Hijo Jesucristo y a recibir de él el don de la salvación. Con este deseo, os imparto de corazón la bendición apostólica a vosotros y a vuestros seres queridos, así como a todos los emigrantes e itinerantes en el vasto mundo y a sus familias.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
19/06/2013 20:43


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UN GRUPO DE VÍRGENES CONSAGRADAS
CON OCASIÓN DEL SEGUNDO CONGRESO DEL "ORDO VIRGINUM"

Jueves 15 de mayo de 2008

Amadísimas hermanas:

1.Os acojo y saludo con alegría a cada una de vosotras, consagradas con "solemne rito nupcial a Cristo" (Ritual de consagración de vírgenes, 30), con ocasión del congreso-peregrinación internacional del Ordo virginum, que estáis celebrando durante estos días en Roma.

Saludo, en particular, al cardenal Franc Rodé y le agradezco sus cordiales palabras y el empeño puesto en sostener esta iniciativa, a la vez que expreso de corazón mi gratitud al comité organizador. Al elegir el tema guía de estos días, os habéis inspirado en una afirmación mía que sintetiza lo que dije en otra ocasión sobre vuestra realidad de mujeres que viven la virginidad consagrada en el mundo: un don en la Iglesia y para la Iglesia. A esta luz, deseo confirmaros en vuestra vocación e invitaros a crecer cada día en la comprensión de un carisma tan luminoso y fecundo a los ojos de la fe, como oscuro e inútil a los del mundo.

2."Sed esclavas del Señor de nombre y de hecho, a imitación de la Madre de Dios" (Ritual de consagración de vírgenes, 29). El Orden de las vírgenes constituye una expresión particular de vida consagrada, que volvió a florecer en la Iglesia después del concilio Vaticano II (cf. Vita consecrata, 7). Pero sus raíces son antiguas: se remontan a los inicios de la vida evangélica, cuando, como novedad inaudita, el corazón de algunas mujeres comenzó a abrirse al deseo de la virginidad consagrada, es decir, al deseo de entregar a Dios todo su ser, que había tenido en la Virgen de Nazaret y en su "sí" su primera realización extraordinaria. El pensamiento de los Padres ve en María el prototipo de las vírgenes cristianas y muestra la novedad del nuevo estado de vida al que se accede mediante una libre elección de amor.

3."Que en ti, Señor, lo posean todo, porque te han elegido a ti solo, por encima de todo" (Ritual de consagración de vírgenes, 38). Vuestro carisma debe reflejar la intensidad, pero también la lozanía de los orígenes. Se funda en la sencilla invitación evangélica de que "quien pueda entender, que entienda" (Mt 19, 12) y en el consejo paulino sobre la virginidad por el Reino (cf. 1 Co 7, 25-35). Y, sin embargo, en él se encierra todo el misterio cristiano. Cuando nació, vuestro carisma no se configuraba con modalidades particulares de vida, pero después fue institucionalizándose paulatinamente, hasta llegar a una verdadera consagración pública y solemne, conferida por el obispo mediante un sugestivo rito litúrgico, que convertía a la mujer consagrada en la sponsa Christi, imagen de la Iglesia esposa.

4.Queridas hermanas, vuestra vocación está profundamente arraigada en la Iglesia particular a la que pertenecéis: a vuestros obispos corresponde reconocer en vosotras el carisma de virginidad, consagraros y posiblemente permanecer cerca de vosotras en vuestro camino, para enseñaros el temor del Señor, como se comprometen a hacer durante la solemne liturgia de consagración. Desde el ámbito de la diócesis, con sus tradiciones, sus santos, sus valores, sus límites y sus dificultades, os extendéis al ámbito de la Iglesia universal, sobre todo compartiendo su oración litúrgica, que se os confía para que "resuene sin interrupción en vuestro corazón y en vuestros labios" (Ritual de consagración de vírgenes, 42). De este modo, vuestro "yo" orante se dilatará progresivamente hasta que en la oración sólo haya un gran "nosotros". Esta es la oración eclesial y la verdadera liturgia. En el diálogo con Dios, abríos al diálogo con todas las criaturas, para las cuales seréis como madres, madres de los hijos de Dios (cf. Ritual de consagración de vírgenes, 29).

5.Sin embargo, vuestro ideal, en sí mismo verdaderamente elevado, no exige ningún cambio exterior particular. Normalmente, cada una de las consagradas permanece en su propio ambiente de vida. Es un camino que parece exento de las características específicas de la vida religiosa, sobre todo de la obediencia. Pero para vosotras el amor se convierte en seguimiento: vuestro carisma implica una entrega total a Cristo, una configuración con el Esposo, que requiere implícitamente la observancia de los consejos evangélicos, para conservar íntegra la fidelidad a él (cf. Ritual de consagración de vírgenes, 47).

Estar con Cristo exige interioridad, pero, al mismo tiempo, impulsa a comunicarse con los hermanos: aquí se inserta vuestra misión. Una "regla de vida" esencial define el compromiso que cada una de vosotras asume con el permiso del obispo, tanto a nivel espiritual como existencial. Se trata de caminos personales. Entre vosotras hay diversos estilos y modalidades de vivir el don de la virginidad consagrada, y esto se hace aún más evidente durante un encuentro internacional, como el que estáis celebrando durante estos días. Os exhorto a ir más allá de las apariencias, captando el misterio de la ternura de Dios que cada una lleva en sí y reconociéndoos como hermanas, dentro de vuestra diversidad.

6."Que vuestra vida sea un testimonio particular de caridad y signo visible del Reino futuro" (Ritual de consagración de vírgenes, 30). Haced que vuestra vida personal irradie siempre la dignidad de ser esposa de Cristo, que exprese la novedad de la existencia cristiana y la espera serena de la vida futura. Así, con vuestra vida recta, podréis ser estrellas que orientan el camino del mundo. En efecto, la elección de la vida virginal recuerda a las personas la transitoriedad de las realidades terrenas y la anticipación de los bienes futuros. Sed testigos de la espera vigilante y operante, de la alegría, de la paz, que es propia de quien se abandona al amor de Dios. Estad presentes en el mundo y, sin embargo, sed peregrinas hacia el Reino, pues la virgen consagrada se identifica con la esposa que, juntamente con el Espíritu, invoca la venida del Señor: "El Espíritu y la esposa dicen: "¡Ven!"" (Ap 22, 17).

7.Al concluir, os encomiendo a María. Y hago mías las palabras de san Ambrosio, el cantor de la virginidad cristiana, dirigiéndolas a vosotras: "Que en cada una de vosotras esté el alma de María para proclamar la grandeza del Señor; que en cada una de vosotras esté el espíritu de María para que os alegréis en Dios. Aunque hay una sola madre de Cristo según la carne, en cambio, según la fe, Cristo es el fruto de todos, puesto que cada alma recibe al Verbo de Dios, con tal que, inmaculada y sin vicios, conserve la castidad con pudor virginal" (Comentario a san Lucas 2, 26: PL 15, 1642).

Con este deseo,os bendigo de corazón.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 19:53


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS OBISPOS DE TAILANDIA
EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM"

Viernes 16 de mayo de 2008



Queridos hermanos en el episcopado:

"Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra" (cf. Sal 104, 30). Con estas palabras de la antífona de Pentecostés os doy cordialmente la bienvenida a vosotros, obispos de Tailandia. Agradezco al obispo Phimphisan los amables sentimientos que me ha expresado en vuestro nombre. Los devuelvo afectuosamente y os aseguro mis oraciones por vosotros y por las personas encomendadas a vuestra solicitud pastoral. Vuestra visita ad limina Apostolorum es una ocasión para fortalecer vuestro compromiso de hacer cada vez más presente a Jesús en la Iglesia y de darlo a conocer en la sociedad mediante el testimonio de amor y verdad de su Evangelio.

La gran fiesta de Pentecostés que celebramos recientemente nos recuerda que el Espíritu del Señor llena todo el mundo y nos impulsa a llevar a Cristo a todos los pueblos. En vuestro país, esta misión de la pequeña comunidad católica se lleva a cabo en el contexto de relaciones, de forma especial con los budistas. De hecho, me habéis expresado de buen grado vuestro gran respeto por los monasterios budistas y la estima que tenéis por la contribución que dan a la vida social y cultural del pueblo tailandés.

La coexistencia de diferentes comunidades religiosas se realiza hoy con el telón de fondo de la globalización. Observé recientemente que las fuerzas de la globalización hacen que la humanidad se articule alrededor de dos polos: por una parte, está la multitud creciente de vínculos económicos y culturales que aumentan normalmente el sentido de solidaridad global y responsabilidad común con vistas al bien de la humanidad; por otra, están los signos inquietantes de fragmentación y de cierto individualismo en el que domina el laicismo, marginando lo trascendente y el sentido de lo sagrado, y eclipsando la fuente misma de armonía y unidad en el universo.

De hecho, los aspectos negativos de este fenómeno cultural, que os causa consternación a vosotros y a los demás líderes religiosos en vuestro país, ponen de relieve la importancia de la cooperación interreligiosa. Exigen un esfuerzo concertado para sostener el alma espiritual y moral de vuestro pueblo. De acuerdo con los budistas, podéis promover la comprensión mutua concerniente a la transmisión de las tradiciones a las próximas generaciones, la articulación de valores éticos perceptibles por la razón, la reverencia a lo trascendente, la oración y la contemplación. Estas prácticas y disposiciones contribuyen al bien común de la sociedad y alimentan la esencia de todo ser humano.

Como pastores de comunidades pequeñas y dispersas, os conforta el envío del Paráclito, que defiende, aconseja y protege (cf. Jn 14, 16). Animad a los fieles a acoger todo lo que engendra la nueva vida de Pentecostés. El Espíritu de verdad nos recuerda que el Padre y el Hijo están presentes en el mundo a través de quienes aman a Cristo y guardan su palabra (cf. Jn 14, 22-23), convirtiéndose en discípulos enviados a dar fruto (cf. Jn 15, 8). Por tanto, la efusión del Espíritu es al mismo tiempo un don y una tarea; una tarea que, a su vez, se convierte en un don epifánico: la presentación de Cristo y su amor al mundo. En Tailandia este don está presente de modo particular en las clínicas médicas, en las obras sociales y en las escuelas de la Iglesia, porque es allí donde el noble pueblo tailandés puede llegar a reconocer y conocer el rostro de Jesucristo.

Queridos hermanos, habéis observado con razón que las escuelas y los colegios católicos dan una notable contribución a la formación intelectual de numerosos jóvenes tailandeses. También deberían dar una contribución destacada a la educación espiritual y moral de la juventud. En realidad, precisamente por estos aspectos cruciales de la formación de la persona, los padres, tanto católicos como budistas, se dirigen a las escuelas católicas.

A este respecto, me dirijo a los numerosos religiosos y religiosas que trabajan diligentemente en las instituciones católicas de enseñanza de vuestras diócesis. Su papel no debería ser principalmente administrativo, sino misionero. Por ser personas consagradas, están llamadas a ser "testigos de Cristo, epifanía del amor de Dios en el mundo", y a tener "la valentía del testimonio y la paciencia del diálogo", sirviendo a "la dignidad de la vida humana, la armonía de la creación y la existencia pacífica de los pueblos" (Las personas consagradas y su misión en la escuela, 1-2).

Por consiguiente, es de suma importancia que los religiosos se muestren cercanos a los estudiantes y a sus familias, muy especialmente a través de la enseñanza del catecismo a los católicos y a quienes estén interesados, y mediante la formación moral y la atención a las necesidades espirituales de todos en la comunidad escolar. Animo a las congregaciones en su compromiso en el apostolado educativo, confiando en que las cuotas escolares sean justas y transparentes y esperando que las escuelas sean cada vez más accesibles a los pobres, que muy a menudo anhelan el abrazo fiel de Cristo.

Un buen ejemplo del anuncio de las maravillas de Dios (cf. Hch 2, 11) es el servicio que prestan en vuestras comunidades los catequistas, los cuales han asumido con gran celo y generosidad la convicción ardiente de san Pablo: "¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!" (1 Co 9, 16). Sin embargo, esta tarea no se puede encomendar sólo a ellos. Corresponde a vuestros sacerdotes el ministerio de "anunciar la palabra divina a todos" y "trabajar en la predicación y la enseñanza" (Rito de Ordenación, n. 102). Este papel sacerdotal fundamental que, para ser eficaz, requiere una sólida formación filosófica y teológica, no puede delegarse en otros. Más bien, cuando los catequistas bien formados colaboran con sus párrocos, los sarmientos de la vid dan mucho fruto (cf. Jn 15, 5). Con este fin, vuestras relaciones aluden a las varias tareas kerigmáticas que requieren atención, incluyendo la formación de los esposos que no son católicos y la solicitud pastoral por las numerosas personas y familias católicas que, al trasladarse de áreas rurales a las ciudades, corren el riesgo de perder el contacto con la vida parroquial.

Por último, queridos hermanos, deseo expresar mi aprecio por los esfuerzos de toda la comunidad católica de Tailandia por defender la dignidad de toda vida humana, especialmente la más vulnerable. Os preocupa, en particular, la plaga de la trata de mujeres y niños, y la prostitución. Indudablemente, la pobreza es un factor que subyace en estos fenómenos; a este respecto, sé que se ha logrado mucho gracias a los programas de desarrollo de la Iglesia. Pero hay otro aspecto que se debe reconocer y afrontar colectivamente, si se quiere eliminar eficazmente esta abominable explotación humana. Me refiero a la trivialización de la sexualidad en los medios de comunicación social y en la industria del espectáculo, que alimenta una decadencia de los valores morales y lleva a la degradación de las mujeres, al debilitamiento de la fidelidad conyugal e incluso al abuso de los niños.

Con afecto fraterno os ofrezco estas reflexiones, deseando confirmaros en vuestra voluntad de recibir el fuego del Espíritu para poder anunciar con una sola voz la buena nueva de Jesús. A todos vosotros, así como a vuestros sacerdotes, religiosos, seminaristas y fieles laicos, imparto de buen grado mi bendición apostólica.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 19:55


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UN CONGRESO SOBRE LA FAMILIA

Sala Clementina
Viernes 16 de mayo de 2008

Queridos hermanos y hermanas:

Gracias por vuestra visita, que me permite conocer la actividad que desarrollan vuestras beneméritas asociaciones, integrantes del Foro de asociaciones familiares y de la Federación europea de asociaciones familiares católicas. Os saludo cordialmente a cada uno y, en primer lugar, al presidente del Foro, abogado Giovanni Giacobbe, a quien agradezco las amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre.

Este encuentro tiene lugar con ocasión de la celebración anual de la Jornada internacional de la familia, que fue ayer, 15 de mayo. Para subrayar la importancia de esta Jornada, habéis organizado un congreso con un tema de gran actualidad: "La alianza por la familia en Europa: el asociacionismo protagonista", para confrontar las experiencias entre las diversas formas de asociaciones familiares y con el objetivo de sensibilizar a los gobernantes y a la opinión pública sobre el papel central e insustituible que desempeña la familia en nuestra sociedad. En efecto, como con razón observáis, una acción política que desee mirar con clarividencia el futuro no puede menos de situar a la familia en el centro de su atención y de su programación.

Este año, como bien sabéis, se celebra el 40° aniversario de la encíclica Humanae vitae y el 25° de la promulgación de la Carta de los derechos de la familia, presentada por la Santa Sede el 22 de octubre de 1983. Estos dos documentos están idealmente unidos entre sí, porque, si el primero subraya con fuerza, yendo con valentía contra corriente con respecto a la cultura dominante, la calidad del amor de los esposos, no manipulado por el egoísmo y abierto a la vida, el segundo pone de relieve los derechos inalienables que permiten a la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, ser la cuna natural de la vida humana.

En particular, la Carta de los derechos de la familia, dirigida principalmente a los gobiernos, ofrece, a quien está investido de responsabilidad en orden al bien común, un modelo y un punto de referencia para la elaboración de una adecuada legislación política de la familia. Al mismo tiempo, se dirige a todas las familias estimulándolas a que se unan en la defensa y promoción de sus derechos. Y vuestro asociacionismo, al respecto, puede constituir un instrumento muy oportuno para realizar mejor el espíritu de la citada Carta de los derechos de la familia.

El amado Pontífice Juan Pablo II, con razón llamado también el "Papa de la familia", repetía que "el futuro de la humanidad se fragua en la familia" (Familiaris consortio, 86). Subrayaba con frecuencia el valor insustituible de la institución familiar, según el plan de Dios, Creador y Padre. También yo, al inicio de mi pontificado, el 6 de junio de 2005, en la apertura de la asamblea de la diócesis de Roma, dedicada precisamente a la familia, reafirmé que la verdad del matrimonio y de la familia hunde sus raíces en la verdad del hombre y ha tenido su realización en la historia de la salvación, en cuyo centro están las palabras: "Dios ama a su pueblo".

En efecto, la revelación bíblica es ante todo expresión de una historia de amor, la historia de la alianza de Dios con los hombres. He aquí por qué la historia del amor y de la unión entre un hombre y una mujer en la alianza del matrimonio fue asumida por Dios como símbolo de la historia de la salvación. Precisamente por esto, la unión de vida y de amor, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, que constituye la familia, representa un bien insustituible para toda la sociedad, que no se debe confundir ni equiparar a otros tipos de unión.

Sabemos bien cuántos desafíos afrontan hoy las familias, cuán difícil es realizar, en las condiciones sociales modernas, el ideal de fidelidad y de solidez del amor conyugal, tener hijos y educarlos, y conservar la armonía del núcleo familiar. Si, gracias a Dios, existen ejemplos luminosos de familias sólidas y abiertas a la cultura de la vida y del amor, no faltan lamentablemente, e incluso están aumentando, las crisis matrimoniales y familiares. Muchas familias, que se encuentran en condiciones de preocupante precariedad, elevan, a veces incluso de forma inconsciente, un grito, una petición de ayuda que interpela a los responsables de las administraciones públicas, de las comunidades eclesiales y de las distintas agencias educativas.

Por eso, es cada vez más urgente el compromiso de unir fuerzas para sostener, con todos los medios posibles, a las familias desde el punto de vista social y económico, jurídico y espiritual. En este contexto me complace subrayar y alentar algunas iniciativas y propuestas presentadas en vuestro congreso. Me refiero, por ejemplo, al plausible empeño de movilizar a los ciudadanos en apoyo de la iniciativa por "una fiscalización a medida de la familia", a fin de que los gobiernos promuevan una política familiar que ofrezca a los padres la posibilidad concreta de tener hijos y educarlos en la familia.

Para los creyentes, la familia, célula de comunión que constituye el fundamento de la sociedad, es como una "pequeña iglesia doméstica", llamada a revelar al mundo el amor de Dios. Queridos hermanos y hermanas, ayudad a las familias a ser signo visible de esta verdad, a defender los valores inscritos en la naturaleza humana y, por tanto, comunes a toda la humanidad, esto es, la vida, la familia y la educación. Esos principios no derivan de una confesión de fe, sino de la aplicación de la justicia que respeta los derechos de cada hombre.

Esta es vuestra misión, queridas familias cristianas. Que jamás desfallezca vuestra confianza en el Señor y la comunión con él en la oración y en la referencia constante a su Palabra. Así seréis testigos de su amor, no contando simplemente con recursos humanos, sino apoyándoos firmemente en la roca que es Dios, vivificados por el poder de su Espíritu.

Que María, Reina de la familia, Estrella luminosa de esperanza, guíe el camino de todas las familias de la humanidad. Con estos sentimientos, de buen grado os bendigo a vosotros, aquí presentes, y a cuantos forman parte de las diversas asociaciones que representáis.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 19:56


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UN SEMINARIO DE ESTUDIO PARA OBISPOS ORGANIZADO
POR EL CONSEJO PONTIFICIO PARA LOS LAICOS

Sala del Consistorio
Sábado 17 de mayo de 2008



Señor cardenal;
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas:

Me alegra encontrarme con vosotros con ocasión del seminario de estudio organizado por el Consejo pontificio para los laicos con el fin de reflexionar sobre la solicitud pastoral respecto de los nuevos movimientos eclesiales y las nuevas comunidades. Doy las gracias a los numerosos prelados que han querido participar, provenientes de todas las partes del mundo: su interés y su viva participación han garantizado el pleno éxito de los trabajos, que ya han llegado a la jornada conclusiva. Dirijo un cordial saludo de comunión y de paz a todos los hermanos en el episcopado y a todos los presentes; en particular, saludo al señor cardenal Stanislaw Rylko y a monseñor Josef Clemens, respectivamente presidente y secretario del dicasterio, y a sus colaboradores.

No es la primera vez que el Consejo para los laicos organiza un seminario para los obispos sobre los movimientos laicales. Recuerdo bien el de 1999, continuación pastoral ideal del encuentro de mi amado predecesor Juan Pablo II con los movimientos y las nuevas comunidades, que se celebró el 30 de mayo del año anterior. Como prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, participé personalmente en el debate. Entablé un diálogo directo con los obispos, un intercambio franco y fraterno sobre numerosas cuestiones importantes.

De modo análogo, este seminario quiere ser una continuación del encuentro que yo mismo tuve, el 3 de junio de 2006, con una amplia representación de fieles pertenecientes a más de cien nuevas asociaciones laicales. En esa ocasión señalé que la experiencia de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades es un «signo luminoso de la belleza de Cristo y de la Iglesia, su Esposa» (Mensaje a los participantes en el II Congreso mundial de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades, 22 de mayo de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 9 de junio de 2006, p. 3). Dirigiéndome "a los queridos amigos de los movimientos", los exhorté a hacer que sean cada vez más "escuelas de comunión, compañías en camino, en las que se aprenda a vivir en la verdad y en el amor que Cristo nos reveló y comunicó por medio del testimonio de los Apóstoles, dentro de la gran familia de sus discípulos" (ib.).

Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son una de las novedades más importantes suscitadas por el Espíritu Santo en la Iglesia para la puesta en práctica del concilio Vaticano II. Se difundieron precisamente después del Concilio, sobre todo durante los años inmediatamente sucesivos, en un período lleno de grandes promesas, pero marcado también por pruebas difíciles. Pablo VI y Juan Pablo II supieron acoger y discernir, alentar y promover la imprevista irrupción de las nuevas realidades laicales que, con formas diversas y sorprendentes, daban de nuevo vitalidad, fe y esperanza a toda la Iglesia.

En efecto, ya entonces daban testimonio de la alegría, de la racionalidad y de la belleza de ser cristianos, mostrándose agradecidos por pertenecer al misterio de comunión que es la Iglesia. Hemos asistido al despertar de un fuerte impulso misionero, animado por el deseo de comunicar a todos la valiosa experiencia del encuentro con Cristo, percibida y vivida como la única respuesta adecuada a la profunda sed de verdad y felicidad del corazón humano.

Al mismo tiempo, ¿cómo no darse cuenta de que aún se ha de comprender adecuadamente dicha novedad a la luz del designio de Dios y de la misión de la Iglesia en los escenarios de nuestro tiempo? Precisamente por eso se han sucedido numerosas llamadas de atención y orientación por parte de los Pontífices, que han comenzado un diálogo y una colaboración cada vez más profundos en el ámbito de numerosas Iglesias particulares. Se han superado muchos prejuicios, resistencias y tensiones. Queda por realizar la importante tarea de promover una comunión más madura de todos los componentes eclesiales, para que todos los carismas, en el respeto de su especificidad, puedan contribuir plena y libremente a la edificación del único Cuerpo de Cristo.

He apreciado mucho que se haya elegido, como base de reflexión para el seminario, la exhortación que dirigí a un grupo de obispos alemanes en visita ad limina, que hoy, desde luego, os propongo de nuevo a todos vosotros, pastores de numerosas Iglesias particulares: «Os pido que salgáis al encuentro de los movimientos con mucho amor» (Discurso al segundo grupo de obispos alemanes, 18 de noviembre de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 24 de noviembre de 2006, p. 4). Casi podría decir que ya no tengo nada que añadir. La caridad es el signo distintivo del buen Pastor: hace autorizado y eficaz el ejercicio del ministerio que se nos ha confiado.

Salir al encuentro de los movimientos y las nuevas comunidades con mucho amor nos impulsa a conocer adecuadamente su realidad, sin impresiones superficiales o juicios restrictivos. También nos ayuda a comprender que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades no son un problema o un peligro más, que se suma a nuestras ya gravosas tareas. ¡No! Son un don del Señor, un valioso recurso para enriquecer con sus carismas a toda la comunidad cristiana. Por eso, es preciso darles una acogida confiada que les abra espacios y valore sus aportaciones a la vida de las Iglesias particulares.

Las dificultades o las incomprensiones sobre cuestiones particulares no autorizan la cerrazón. Que el "mucho amor" inspire prudencia y paciencia. A nosotros, los pastores, se nos pide acompañar de cerca, con solicitud paterna, de modo cordial y sabio, a los movimientos y las nuevas comunidades, para que puedan poner generosamente al servicio de la utilidad común, de manera ordenada y fecunda, los numerosos dones de que son portadores y que hemos aprendido a conocer y apreciar: el impulso misionero, los itinerarios eficaces de formación cristiana, el testimonio de fidelidad y obediencia a la Iglesia, la sensibilidad ante las necesidades de los pobres y la riqueza de vocaciones.

La autenticidad de los nuevos carismas está garantizada por su disponibilidad a someterse al discernimiento de la autoridad eclesiástica. Numerosos movimientos eclesiales y nuevas comunidades ya han sido reconocidos por la Santa Sede y, por tanto, deben considerarse sin duda como un don de Dios a toda la Iglesia. Otros, aún en fase inicial, requieren el ejercicio de un acompañamiento aún más delicado y vigilante por parte de los pastores de las Iglesias particulares. Quien está llamado a un servicio de discernimiento y de guía no ha de pretender enseñorearse de los carismas, sino más bien evitar el peligro de extinguirlos (cf. 1 Ts 5, 19-21), resistiendo a la tentación de uniformar lo que el Espíritu Santo ha querido que sea multiforme para concurrir a la edificación y a la extensión del único Cuerpo de Cristo, que el mismo Espíritu consolida en la unidad.

El obispo, consagrado y asistido por el Espíritu de Dios, en Cristo, Cabeza de la Iglesia, deberá examinar los carismas y probarlos, para reconocer y valorar lo que es bueno, verdadero y bello, lo que contribuye al aumento de la santidad de las personas y de las comunidades. Cuando hagan falta intervenciones para corregir algo, deben ser expresión de "mucho amor". Los movimientos y las nuevas comunidades se sienten orgullosos de su libertad asociativa, de la fidelidad a su carisma, pero también han demostrado siempre que saben bien que la fidelidad y la libertad quedan garantizadas, y no ciertamente limitadas, por la comunión eclesial, cuyos ministros, custodios y guías son los obispos, unidos al Sucesor de Pedro.

Queridos hermanos en el episcopado, al final de este encuentro os exhorto a reavivar en vosotros el don que habéis recibido con vuestra consagración (cf. 2 Tm 1, 6). Que el Espíritu de Dios nos ayude a reconocer y custodiar las maravillas que él mismo suscita en la Iglesia en favor de todos los hombres. A María santísima, Reina de los Apóstoles, le encomiendo cada una de vuestras diócesis y os imparto de todo corazón una afectuosa bendición apostólica, que extiendo a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas, a los seminaristas, a los catequistas y a todos los fieles laicos, hoy, en particular, a los miembros de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades presentes en las Iglesias encomendadas a vuestra solicitud.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:28


DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI
A LA ASAMBLEA PLENARIA DE LOS DIRECTORES
DE LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS

Sábado 17 de mayo de 2008



Señor cardenal;
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas:

Me alegra particularmente encontrarme con todos vosotros, que estáis comprometidos directamente en las Obras misionales pontificias, organismos al servicio del Papa y de los obispos de las Iglesias particulares para realizar el mandato misionero de evangelizar a las gentes hasta los confines de la tierra. En primer lugar, expreso mi cordial agradecimiento al señor cardenal Ivan Dias, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, por las palabras que me ha dirigido en nombre de todos los presentes. Extiendo mi saludo al secretario y a todos los colaboradores del dicasterio misionero, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas. Queridos hermanos, gracias a vuestro intenso trabajo la afirmación del Concilio, según la cual "toda la Iglesia es misionera por su misma naturaleza", se hace realidad efectiva.

Las Obras misionales pontificias tienen el carisma de promover entre los cristianos el celo por el reino de Dios, que se ha de instaurar por doquier a través del anuncio del Evangelio. Surgidas con esta dimensión universal, fueron un instrumento valioso en las manos de mis predecesores, que las elevaron al rango de pontificias, recomendando a los obispos instituirlas en sus diócesis. El concilio Vaticano II les reconoció, con razón, el primer lugar en la cooperación misionera, "pues son medios para infundir en los católicos, ya desde la infancia, el sentido verdaderamente universal y misionero y para estimular la recogida eficaz de ayudas en favor de todas las misiones según las necesidades de cada una" (Ad gentes, 38). El Concilio profundizó particularmente en la naturaleza y la misión de la Iglesia particular, reconociendo su plena dignidad y su responsabilidad misionera.

La misión es tarea y deber de todas las Iglesias, que como vasos comunicantes comparten personas y recursos para realizarla. Cada Iglesia particular es el pueblo elegido entre las gentes, convocado en la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, para "anunciar las maravillas del que los llamó de las tinieblas a su luz admirable" (Lumen gentium, 10). Es el lugar donde el Espíritu se manifiesta con la riqueza de sus carismas, suscitando en cada fiel la llamada y la responsabilidad de la misión. Su misión consiste en promover la comunión. A los gérmenes de disgregación entre los hombres, que la experiencia diaria muestra tan arraigados en la humanidad a causa del pecado, la Iglesia particular contrapone la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo.

El Papa Juan Pablo II afirmó con alegría que "se han multiplicado las Iglesias particulares provistas de obispo, clero y personal apostólico propios; (...) la comunión entre las Iglesias lleva a un intercambio eficaz de bienes y dones espirituales; (...) se está afianzando una conciencia nueva, según la cual la misión atañe a todos los cristianos, a todas las diócesis y parroquias, a las instituciones y asociaciones eclesiales" (Redemptoris missio, 2). Gracias a la reflexión que han desarrollado durante estos decenios, las Obras misionales pontificias se han insertado en el contexto de los nuevos paradigmas de evangelización y del modelo eclesiológico de comunión entre las Iglesias.

Es evidente que son pontificias, pero por derecho son también episcopales, en cuanto instrumentos en las manos de los obispos para realizar el mandato misionero de Cristo. "Las Obras misionales pontificias, aunque son las Obras del Papa, lo son también del entero Episcopado y de todo el pueblo de Dios" (Pablo VI, Mensaje para la Jornada mundial de las misiones de 1968). Son el instrumento específico, privilegiado y principal para la educación en el espíritu misionero universal, para la comunión y la colaboración inter-eclesial al servicio del anuncio del Evangelio (cf. Estatuto, 18).

También en esta fase de la historia de la Iglesia, considerada misionera por su naturaleza, el carisma y el trabajo de las Obras misionales pontificias no se han agotado, y no deben faltar nunca. Sigue siendo urgente y necesaria la misión de evangelizar a la humanidad. La misión es un deber, al que hay que responder: "¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!" (1 Co 9, 16). El apóstol san Pablo, a quien la Iglesia dedica un año especial conmemorando dos mil años de su nacimiento, comprendió en el camino de Damasco, y experimentó después a lo largo de su ministerio, que la redención y la misión son actos de amor. El amor a Cristo lo impulsó a recorrer las calles del Imperio romano, a ser heraldo, apóstol, anunciador del Evangelio (cf. 2 Tm 2, 1. 11) y a hacerse todo a todos, para salvar a toda costa a algunos (cf. 1 Co 9, 22). "El que anuncia el Evangelio participa de la caridad de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros (cf. Ef 5, 2); es su emisario y suplica en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios (cf. 2 Co 5, 20)" (Congregación para la doctrina de la fe, Nota doctrinal acerca de algunos aspectos de la evangelización, n. 11: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 21 de diciembre de 2007, p. 12). El amor es lo que nos debe impulsar a anunciar con franqueza y valentía a todos los hombres la verdad que salva (cf. Gaudium et spes, 28). Un amor que se debe irradiar por doquier y alcanzar el corazón de todo hombre, pues los hombres esperan a Cristo.

Las palabras de Jesús, "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 19-20), constituyen aún un mandato obligatorio para toda la Iglesia y para cada uno de los fieles de Cristo. Este compromiso apostólico es un deber y también un derecho irrenunciable, expresión propia de la libertad religiosa, que tiene sus correspondientes dimensiones ético-sociales y ético-políticas (cf. Dignitatis humanae, 6).

A las Obras misionales pontificias se les pide hacer de la missio ad gentes el paradigma de toda la actividad pastoral. A ellas, y de modo particular a la Unión misional pontificia, les corresponde la tarea de "promover y difundir cada vez más en el pueblo cristiano el misterio de la Iglesia, es decir, este eficaz espíritu misionero" (Pablo VI, Graves et increscentes). Estoy seguro de que seguiréis comprometiéndoos con todo vuestro entusiasmo para que vuestras Iglesias particulares asuman cada vez con más generosidad su parte de responsabilidad en la misión universal.

Imparto a todos mi bendición.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:29


VISITA PASTORAL A SAVONA Y GÉNOVA

DISCURSO DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
A LOS NIÑOS ENFERMOS
DEL HOSPITAL "GIANNINA GASLINI" DE GÉNOVA

Domingo 18 de mayo de 2008

Señora alcaldesa;
señor comisario extraordinario;
queridos niños;
queridos hermanos y hermanas:

Después de orar ante la Virgen de la Guardia, en el hermoso santuario que desde lo alto domina la ciudad, mi primer encuentro es con vosotros, en este lugar de sufrimiento y de esperanza, que fue inaugurado el 15 de mayo de 1938, hace exactamente setenta años.

Os abrazo a vosotros, amadísimos niños, que sois acogidos y asistidos con solicitud y amor en este hospital, "punto de excelencia" de la pediatría al servicio de Génova, de Italia y de toda el área mediterránea. Vuestro portavoz me ha manifestado vuestros sentimientos de afecto, a los que correspondo de corazón y acompaño con un recuerdo especial también para vuestros padres. Un saludo cordial a la señora Marta Vincenzi, alcaldesa de Génova, que se ha hecho intérprete de la acogida de la ciudad. Saludo al profesor Vincenzo Lorenzelli, comisario extraordinario del instituto "Giannina Gaslini", que ha recordado la finalidad de este hospital y su desarrollo futuro tal como se ha programado.

El hospital "Gaslini" nació del corazón de un bienhechor generoso, el industrial y senador Gerolamo Gaslini, que dedicó esta obra a su hija fallecida a los 12 años, y forma parte de la historia de caridad que hace de Génova una "ciudad de la caridad cristiana". También hoy la fe sugiere a numerosas personas de buena voluntad gestos de amor y de apoyo concreto a esta institución, que con sano orgullo los genoveses consideran un patrimonio valioso. A todos doy las gracias y los animo a proseguir.

En particular, me alegro por el nuevo complejo, cuya primera piedra se colocó recientemente y ha encontrado un bienhechor munífico. También la atención efectiva y cordial de las administraciones públicas es signo de reconocimiento del valor social que el hospital "Gaslini" representa para los niños de la ciudad y de otros lugares. En efecto, cuando un bien es para todos, merece el apoyo de todos, respetando en su justa medida las funciones y las competencias.

Me dirijo ahora a vosotros, queridos médicos, investigadores, personal paramédico y administrativo; a vosotros, queridos capellanes, voluntarios, y los que os encargáis de la asistencia espiritual de los pequeños huéspedes y de sus familiares. Sé que vuestro compromiso común es lograr que el hospital "Gaslini" sea un auténtico "santuario de la vida" y un "santuario de la familia", donde, además de la profesionalidad, los agentes de todos los sectores muestren ternura y atención a la persona. La decisión del fundador, según la cual el presidente de la Fundación debe ser el arzobispo pro tempore de Génova, manifiesta la voluntad de que nunca se pierda la inspiración cristiana de la institución y de que todos se apoyen siempre en los valores evangélicos.

En 1931, al poner las bases de la construcción, el senador Gerolamo Gaslini auguraba "una obra perenne de bien que deberá irradiarse de la institución misma". Así pues, irradiar el bien a través de la asistencia amorosa a los pequeños enfermos es el objetivo de vuestro hospital. Por eso, a la vez que agradezco a todo el personal —directivo, administrativo y sanitario— la profesionalidad y la dedicación de su servicio, deseo que este excelente hospital pediátrico siga desarrollándose en las tecnologías, los tratamientos y los servicios; pero que también siga ensanchando cada vez más los horizontes desde la óptica de una globalización positiva, gracias a la cual se reconocen los recursos, los servicios y las necesidades, creando y reforzando una red de solidaridad, hoy muy urgente y necesaria. Todo esto sin descuidar jamás el suplemento de afecto que los niños hospitalizados perciben como la terapia primera e indispensable. Así, el hospital será cada vez más un lugar de esperanza.

La esperanza aquí, en el hospital "Gaslini", tiene el rostro del cuidado de pacientes en edad pediátrica, a los que se trata de proveer mediante la formación permanente de los agentes sanitarios. De hecho, vuestro hospital, como estimada institución de investigación y asistencia de carácter científico, se distingue por ser monotemática y polifuncional, cubriendo casi todas las especialidades en el campo pediátrico. Por tanto, la esperanza que se alimenta aquí tiene buenos fundamentos. Sin embargo, para afrontar eficazmente el futuro, es indispensable que esta esperanza se apoye en una visión más elevada de la vida, que permita al científico, al médico, al profesional, al asistente y a los padres mismos aplicar todas sus capacidades, sin escatimar esfuerzos, para obtener los mejores resultados que la ciencia y la técnica pueden ofrecer hoy en el ámbito de la prevención y la curación.

Así aflora el pensamiento de la presencia silenciosa de Dios, que acompaña casi imperceptiblemente al hombre en su largo camino en la historia. La única verdadera esperanza "fiable" es Dios, que en Jesucristo y en su Evangelio ha abierto de par en par sobre el futuro la puerta oscura del tiempo. "He resucitado y ahora estoy siempre contigo —nos repite Jesús, especialmente en los momentos más difíciles—; mi mano te sostiene. Dondequiera que caigas, caerás entre mis brazos. Estoy presente también a la puerta de la muerte".

Aquí, en el hospital "Gaslini", se atiende a niños. ¿Cómo no pensar en la predilección que Jesús tuvo por los niños? Quiso que estuvieran a su lado, los señaló a los Apóstoles como modelos que hay que seguir por su fe espontánea y generosa, por su inocencia. Con palabras duras, puso en guardia contra quienes los desprecian y escandalizan. Se conmovió ante la viuda de Naím, una madre que había perdido a su hijo, a su hijo único. El evangelista san Lucas refiere que el Señor la tranquilizó y le dijo: "No llores" (Lc 7, 13). Jesús sigue repitiendo a quien sufre estas palabras consoladoras: "No llores". Es solidario con cada uno de nosotros y, si queremos ser sus discípulos, nos pide que testimoniemos su amor a todo el que se encuentre en dificultades.

Por último, me dirijo a vosotros, amadísimos niños, para repetiros que el Papa os quiere mucho. Veo que junto a vosotros están vuestros familiares, que comparten con vosotros momentos de preocupación y esperanza. Tened todos la certeza de que Dios no nos abandona jamás. Permaneced unidos a él y no perderéis jamás la serenidad, ni siquiera en los momentos más oscuros y complejos. Os aseguro mi recuerdo en la oración y os encomiendo a María santísima, que como madre sufrió por los dolores de su Hijo divino, pero ahora vive con él en la gloria. Os agradezco una vez más a cada uno este encuentro, que permanecerá grabado en mi corazón. Con afecto os bendigo a todos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:31


VISITA PASTORAL A SAVONA Y GÉNOVA

ENCUENTRO CON LOS JÓVENES EN LA PLAZA MATTEOTTI DE GÉNOVA

DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI

Domingo 18 de mayo de 2008



Queridos jóvenes:

Lamentablemente, la lluvia me persigue en estos días, pero aceptémosla como signo de bendición, de fecundidad para la tierra, y también como símbolo del Espíritu Santo, que viene a renovar la tierra, incluida la tierra árida de nuestras almas.

Vosotros sois la juventud de Génova. Me alegra veros aquí. Os abrazo con el corazón de Cristo. Doy las gracias a los dos representantes que han actuado como portavoces vuestros. Y agradezco a todos el trabajo de preparación, no sólo exterior, sino sobre todo espiritual: con la adoración eucarística y la vigilia de oración habéis salido al encuentro del Espíritu Santo y, en el Espíritu, habéis entrado en la fiesta de la Santísima Trinidad, que celebramos hoy. Gracias por este camino que habéis recorrido.

También os agradezco vuestro entusiasmo, que siempre debe caracterizar vuestra alma, no sólo en los años de la juventud, llenos de expectativas y sueños, sino siempre, incluso cuando hayan pasado los años de la juventud y comencéis a vivir otras etapas de vuestra vida. Pero en el corazón todos debemos seguir siendo jóvenes. Es hermoso ser jóvenes. Hoy todos quieren ser jóvenes, permanecer jóvenes, y se disfrazan de jóvenes, aunque el tiempo de la juventud haya pasado de manera visible.

Me pregunto —he reflexionado—: ¿por qué es hermoso ser joven? ¿Por qué el sueño de la juventud perenne? Me parece que son dos los elementos determinantes. La juventud tiene todavía el futuro por delante; todo es futuro, tiempo de esperanza. El futuro está lleno de promesas.

Para ser sinceros, debemos decir que para muchos el futuro también se presenta oscuro, sembrado de amenazas. Hay incertidumbre: ¿encontraré un puesto de trabajo?, ¿encontraré una vivienda?, ¿encontraré el amor?, ¿cuál será mi verdadero futuro?

Y ante estas amenazas, el futuro también puede presentarse como un gran vacío. Por eso, hoy muchos quieren detener el tiempo, por miedo a un futuro en el vacío. Quieren aprovechar al máximo inmediatamente todas las bellezas de la vida. Y así el aceite en la lámpara se consuma cuando la vida debería comenzar. Por eso es importante elegir las verdaderas promesas, que abren al futuro, incluso con renuncias. Quien ha elegido a Dios, incluso en la vejez tiene ante sí un futuro sin fin y sin amenazas.

Por tanto, es importante escoger bien, no arruinar el futuro. Y la primera opción fundamental debe ser Dios, Dios revelado en su Hijo Jesucristo. A la luz de esta opción, que nos ofrece al mismo tiempo una compañía para el camino, una compañía fiable, que no nos abandona nunca, se encuentran los criterios para las demás opciones necesarias. Ser joven implica ser bueno y generoso. Y la bondad en persona es Jesucristo, el Jesús que conocéis o que busca vuestro corazón. Él es el Amigo que no traiciona nunca, fiel hasta la entrega de su vida en la cruz. Rendíos a su amor.

Como lleváis escrito en vuestras camisetas preparadas para este encuentro: "Liberaos" gracias a Jesús, porque sólo él puede libraros de vuestras preocupaciones y de vuestros temores, y colmar vuestras expectativas. Él dio su vida por nosotros, por cada uno de nosotros. ¿Podría defraudar vuestra confianza? ¿Podría llevaros por senderos equivocados? Sus caminos son caminos de vida, llevan a los pastos del alma, aunque sean escarpados y difíciles.

Queridos amigos, os invito a cultivar la vida espiritual. Jesús dijo: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 5). Jesús no hace juegos de palabras; es claro y directo. Todos le entienden y toman posición. La vida del alma es encuentro con él, Rostro concreto de Dios. Es oración silenciosa y perseverante, es vida sacramental, es Evangelio meditado, es acompañamiento espiritual, es pertenencia cordial a la Iglesia, a vuestras comunidades eclesiales.

Pero ¿cómo se puede amar, entrar en amistad con alguien a quien no se conoce? El conocimiento impulsa al amor y el amor estimula el conocimiento. Así sucede también con Cristo. Para encontrar el amor con Cristo, para encontrarlo realmente como compañero de nuestra vida, ante todo debemos conocerlo. Como los dos discípulos que lo siguen después de escuchar las palabras del Bautista y le dicen tímidamente: "Rabbí, ¿dónde vives?" (Jn 1, 38), quieren conocerlo de cerca.

Es el mismo Jesús quien, hablando con los discípulos, distingue: "¿Quién dice la gente que soy yo?" (cf. Mt 16, 13), refiriéndose a los que lo conocen de lejos, por decirlo así "de segunda mano". "Y vosotros ¿quién decís que soy yo?", refiriéndose a los que lo conocen "de primera mano", habiendo vivido con él, habiendo entrado realmente en su vida personalísima hasta convertirse en testigos de su oración, de su diálogo con el Padre.

Así, es importante que tampoco nosotros nos limitemos a la superficialidad de tantos que escucharon algo acerca de él: que era una gran personalidad, etc..., sino que entremos en una relación personal para conocerlo realmente. Y esto exige el conocimiento de la Escritura, sobre todo de los Evangelios, donde el Señor habla con nosotros. Estas palabras no siempre son fáciles, pero entrando en ellas, entrando en diálogo, llamando a la puerta de las palabras, diciendo al Señor: "Ábreme", encontramos realmente palabras de vida eterna, palabras vivas para hoy, tan actuales como lo fueron en aquel momento y como lo serán en el futuro.

Este coloquio con el Señor en la Escritura no debe ser nunca un coloquio individual; ha de hacerse en comunión, en la gran comunión de la Iglesia, donde Cristo está siempre presente, en la comunión de la liturgia, del encuentro personalísimo de la sagrada Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación, donde el Señor me dice: "Te perdono".

Un camino muy importante es también ayudar a los pobres, a los necesitados, tener tiempo para los demás. Hay muchas dimensiones para entrar en el conocimiento de Jesús. Naturalmente están también las vidas de los santos. Tenéis numerosos santos aquí, en Liguria, en Génova, que nos ayudan a encontrar el verdadero rostro de Jesús. Sólo así, conociendo personalmente a Jesús, podemos también comunicar esta amistad nuestra a los demás; podemos superar la indiferencia. Porque, aunque parezca invencible —en efecto, a veces, la indiferencia da la impresión de no necesitar a Dios—, en realidad, todos saben qué les falta en su vida.

Sólo cuando descubren a Jesús caen en la cuenta: "Esto era lo que yo esperaba". Y nosotros, cuanto más amigos seamos de Jesús, tanto más podremos abrir el corazón a los demás, para que también ellos sean realmente jóvenes, es decir para que tengan ante sí un gran futuro.

Al final de este encuentro tendré la alegría de entregar el Evangelio a algunos de vosotros como signo de un mandato misionero. Id, queridos jóvenes, a los ambientes de vida, a vuestras parroquias, a los barrios más difíciles, a los caminos. Anunciad a Cristo, el Señor, esperanza del mundo. El hombre, cuanto más se aleja de Dios, su Fuente, tanto más se extravía; la convivencia humana se hace difícil, y la sociedad se disgrega.

Estad unidos entre vosotros, ayudaos a vivir y a crecer en la fe y en la vida cristiana, para que podáis ser testigos intrépidos del Señor. Estad unidos, pero no cerrados. Sed humildes, pero no tímidos. Sed sencillos, pero no ingenuos. Sed sensatos, pero no complicados. Entrad en diálogo con todos, pero sed vosotros mismos. Permaneced en comunión con vuestros pastores: son ministros del Evangelio, de la divina Eucaristía, del perdón de Dios. Para vosotros son padres y amigos, compañeros de camino. Los necesitáis y ellos os necesitan, todos os necesitamos.

Cada uno de vosotros, queridos jóvenes, si permanece unido a Cristo y a la Iglesia, puede realizar grandes cosas. Este es el deseo que formulo para vosotros y que os dejo como consigna. A los que estáis inscritos para participar en el Encuentro mundial de julio en Sydney os digo: "¡Hasta la vista!". Extiendo este saludo a todos, porque todos podéis seguir ese acontecimiento incluso desde aquí. Sé que en esos días las diócesis organizarán con ese motivo momentos comunitarios, para que los jóvenes del mundo entero vivan de verdad un nuevo Pentecostés.

Os encomiendo a la Virgen María, modelo de disponibilidad y de humilde valentía para aceptar la misión del Señor. Aprended de ella a hacer de vuestra vida un "sí" a Dios. Así Jesús vendrá a habitar en vosotros, y lo llevaréis con alegría a todos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:31


VISITA PASTORAL A SAVONA Y GÉNOVA

ENCUENTRO CON EL CABILDO DE LA CATEDRAL
Y A LOS CONSAGRADOS EN GÉNOVA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Domingo 18 de mayo de 2008

Señores cardenales;
queridos miembros del cabildo de la catedral;
queridos religiosos y religiosas:

En esta breve pero intensa visita pastoral a Génova no podía faltar una etapa en vuestra insigne catedral, dedicada a San Lorenzo, que custodia las reliquias del Precursor de Jesús, san Juan Bautista. Y me alegra encontrarme con los canónigos del venerado cabildo metropolitano y con los religiosos y las religiosas presentes y activos en la archidiócesis.

Este templo, rodeado por numerosas callejuelas, parece ser el punto de confluencia y de llegada de todos los caminos: como si de la sombra de las calles estrechas los hombres quisieran salir a la luz de su catedral, como si quisieran salir a la luz de Dios, que a todos acoge, abraza, ilumina y conforta. Os saludo cordialmente a cada uno; en particular, a monseñor Mario Grone, deán del cabildo de la catedral, y al padre Domenico Rossi, delegado diocesano para la vida consagrada, que se han hecho intérpretes de vuestros sentimientos de devoción.

En los siglos pasados, la Iglesia de Génova conoció una rica tradición de santidad y de servicio generoso a los hermanos, gracias a la obra de celosos sacerdotes, religiosos y religiosas de vida activa y contemplativa. En este lugar vienen a la mente los nombres de varios santos y beatos: Antonio María Gianelli, Agustín Roscelli, Tomás Reggio, Francisco María de Camporosso, Catalina Fieschi Adorno, Virginia Centurione Bracelli, Paula Frassinetti, Eugenia Ravasco, María Repetto y Benedicta Cambiagio Frassinello.

Pero también ahora, a pesar de las dificultades que la sociedad está atravesando, es fuerte el celo evangelizador en vuestras comunidades. En particular, ha aumentado el deseo común de entablar relaciones de entendimiento cada vez más fraterno para colaborar en la acción misionera, promovida en toda la archidiócesis. En efecto, siguiendo las orientaciones de la Conferencia episcopal italiana, queréis vivir en estado de misión permanente, como testimonio de la alegría del Evangelio y como invitación explícita, dirigida a todos, a encontrar a Jesucristo. Heme aquí entre vosotros, queridos amigos, para alentaros a caminar en esta dirección.

En particular, quisiera señalaros como ejemplo al apóstol san Pablo, cuyo jubileo especial nos disponemos a celebrar con ocasión del bimilenario de su nacimiento. Convertido a Cristo en el camino de Damasco, se dedicó totalmente a la causa del Evangelio. Por Cristo afrontó pruebas de todo tipo, y permaneció fiel a él hasta sacrificar su vida. Al llegar al final de su peregrinación terrena, escribió así a su fiel discípulo Timoteo: "Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe" (2 Tm 4, 6-7). Cada uno de nosotros, queridos hermanos y hermanas, debería poder decir lo mismo en el último día de su vida. Para que esto suceda —y es lo que el Señor espera de sus amigos—, es preciso que cultivemos el mismo espíritu misionero que animó a san Pablo, con una constante formación espiritual, ascética y pastoral. Sobre todo, es necesario que nos convirtamos en "especialistas" en la escucha de Dios y en ejemplos creíbles de una santidad que se traduzca en fidelidad al Evangelio, sin ceder al espíritu del mundo.

Como escribió el cardenal Giuseppe Siri, pastor celoso de esta archidiócesis durante varios decenios, y ahora enterrado en vuestra catedral, "la vida religiosa gira en torno a Dios y lo dispone todo en torno a Dios; por tanto, es un testimonio de Dios y una llamada de Dios" (Carta a todas las religiosas que oran y trabajan en la diócesis de Génova sobre el congreso del "Culto del Señor", 15 de agosto de 1953).

Vosotros, queridos miembros del cabildo de los canónigos de la catedral, al cuidar las acciones litúrgicas que se realizan aquí, recordáis que nosotros sacamos fuerzas de la oración personal y litúrgica. El cardenal Siri también subrayó que "la acción más venerada y más santa, digna de toda consideración y respeto, de todo honor y distinción que se realiza en una diócesis, es la celebración solemne de la liturgia divina, o sea, lo que hacéis vosotros. (...) Toda la diócesis, y en cierto sentido toda la Iglesia, reza a través de vuestros labios. La deuda de la familia diocesana de los fieles se paga a Dios ante todo con esta oración vuestra" (Hacia el congreso del "Culto del Señor". Carta pastoral a los canónigos, 24 de enero de 1953).

Amadísimos hermanos y hermanas, os agradezco en particular a vosotros, personas consagradas, vuestra presencia. Es una presencia antigua y siempre nueva, a pesar de que ha disminuido en número y fuerzas. Pero tened confianza: nuestros tiempos son diferentes a los de Dios y su Providencia. Es necesario orar y crecer en la santidad personal y comunitaria. El Señor provee. Os ruego que nunca os consideréis como si estuvierais en el "ocaso" de la vida: Cristo es el alba perenne, nuestra luz.

Continuad vuestras obras, pero, sobre todo, vuestra presencia: la disminución de vuestras comunidades os empobrece a vosotros, pero también a Génova. Los pobres, los enfermos, las familias, los niños, nuestras parroquias, todo es un campo valioso de servicio y de don para construir la Iglesia y servir a los hombres.

Os recomiendo sobre todo la educación de los muchachos y los jóvenes. Como sabéis, el desafío educativo es el más urgente, porque sin una auténtica educación del hombre no se va lejos. Y todos vosotros, aunque de diversos modos, tenéis una experiencia educativa histórica. Debemos ayudar a los padres en su extraordinaria y difícil misión educativa; debemos ayudar a las parroquias y a los grupos; debemos continuar, incluso con grandes sacrificios, las escuelas católicas, gran tesoro de la comunidad cristiana y verdadero recurso para el país.

Queridos canónigos y queridos religiosos y religiosas, la larga tradición espiritual de Génova cuenta con seis Papas, de los cuales recuerdo sobre todo a Benedicto XV de venerada memoria, el Papa de la paz. En la encíclica Humani generis redemptionem escribió que "lo que hace a la palabra humana capaz de beneficiar a las almas es la gracia de Dios". No olvidemos nunca que lo que nos une a todos es el hecho de estar llamados a anunciar juntos la alegría de Cristo y la belleza de la Iglesia. Esta alegría y esta belleza, que provienen del Espíritu, son don y signo de la presencia de Dios en nuestra alma.

Para ser testigos y heraldos del mensaje salvífico no podemos contar sólo con nuestras energías humanas. La fidelidad de Dios es la que estimula y conforma nuestra fidelidad a él; por eso, dejémonos guiar por el Espíritu de verdad y de amor. Esta es la invitación que dirijo a cada uno de vosotros, confirmándola con un recuerdo especial en la oración. Os encomiendo a todos a la Virgen de la Guardia, a san Lorenzo, a san Juan Bautista y a vuestros santos protectores. Con estos sentimientos, os bendigo de corazón.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:32


DISCURSO DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
A LOS OBISPOS DE ALBANIA EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM"

Viernes 23 de mayo de 2008

Venerados y queridos hermanos:

Con gran alegría os acojo a todos juntos, mientras estáis realizando vuestra peregrinación ad limina Apostolorum. Se trata de una ocasión oportuna para que el Sucesor de Pedro comparta las fatigas apostólicas que afrontáis en la amada tierra de Albania. Os saludo con afecto y os agradezco la espontánea apertura de corazón, con la que habéis dado a conocer al Papa la compleja realidad de la Iglesia en Albania, con sus dificultades y sus esperanzas. En particular, agradezco las palabras con las que, manifestando el pensamiento de todos, el presidente de vuestra Conferencia episcopal me ha expresado vuestros sentimientos. Gracias, queridos hermanos en el episcopado. ¡Y bienvenidos!

De todos es conocida la triste herencia que dejó en Albania un régimen dictatorial pasado, que había proclamado el ateísmo como ideología de Estado. Es evidente que esa orientación antidemocrática de las relaciones entre los ciudadanos ya os ha dejado una tarea difícil en el plano humano: redescubrir una gramática común que pueda sostener nuevamente el edificio social. Pero vosotros, sucesores de los Apóstoles, estáis llamados sobre todo a ser testigos de otra herencia, particularmente benéfica y constructiva: la del mensaje de salvación traído por Cristo al mundo.

En este sentido, después de la noche oscura de la dictadura comunista, incapaz de comprender las tradiciones atávicas del pueblo albanés, la Iglesia ha podido renacer providencialmente, entre otras razones gracias a la fuerza apostólica de mi venerado predecesor, el siervo de Dios Juan Pablo II, que os visitó en 1993, reconstruyendo de modo estable la jerarquía católica para el bien de los creyentes y en beneficio del pueblo albanés.

Uno de los primeros actos del gran Pontífice fue el reconocimiento de los héroes de la fe: recuerdo aquí, en particular, el espléndido testimonio del cardenal Koliqi, corifeo de una inmensa multitud de mártires. La reconstrucción de la jerarquía católica constituyó el debido reconocimiento a la íntima unión entre vuestro pueblo y Cristo, y contribuyó a dar espacio a las fuerzas nuevas del catolicismo en tierra de Albania. Sois custodios de este vínculo, y sobre todo a vosotros corresponde la tarea de promover en vuestros actos y en vuestras iniciativas la unidad que debe manifestar el misterio fundamental y vivificante del único Cuerpo de Cristo, en comunión con el ministerio del Sucesor de Pedro.

Desde esta perspectiva, no se puede por menos de ver cuán esencial es el sentir común y la corresponsabilidad compartida de los obispos, precisamente para afrontar de modo eficaz los problemas y las dificultades de la Iglesia en Albania. ¿Cómo podría imaginarse un itinerario diocesano que no tuviera en cuenta el parecer de los demás obispos, cuyo consenso es necesario para responder de modo adecuado a las expectativas del único pueblo al que se dirige la Iglesia?

El entendimiento cordial y fraterno entre los pastores no puede menos de producir grandes beneficios para el amado pueblo albanés, tanto en el plano social como en el ecuménico e interreligioso. Por tanto, amados hermanos, sed uno en Cristo al anunciar el Evangelio y al celebrar los misterios divinos; manifestad la comunión con la Iglesia universal, en la más amplia y genuina fraternidad episcopal. Sería inconcebible la iniciativa de un pastor que, al afrontar situaciones concretas, no se preocupara por coordinar su compromiso con el de sus hermanos obispos. Existen cuestiones específicas, atribuibles a problemas contingentes, que es necesario resolver con la contribución de todos, en el ámbito de la caridad y de la paciencia pastoral.

Exhorto a todos a la prudencia evangélica, con una actitud de auténtica caridad, recordando que los cánones eclesiales son medios para promover ordenadamente la comunión en Cristo y el bien superior de la única grey del Redentor. Esto concierne también a la actividad evangelizadora y catequística, y se expresa asimismo en el compromiso en el ámbito social. De modo particular, pienso en la sanidad, en la educación, en el esfuerzo de pacificación de los ánimos y en todo lo que favorece la colaboración positiva entre los diversos componentes de la sociedad y las respectivas tradiciones religiosas.

El fenómeno de la emigración, tanto dentro como fuera del país, os plantea graves problemas pastorales, que interpelan vuestro corazón de obispos no sólo por lo que concierne a los fieles que viven en vuestro territorio, sino también a los de la diáspora. Esto compromete vuestra capacidad de dialogar con vuestros hermanos de otros países, para ofrecer una ayuda pastoral necesaria y urgente. Conozco la dificultad de la falta de clero. También conozco la generosidad de muchos de vuestros sacerdotes, que actúan en situaciones precarias, dedicados a prestar el debido servicio sacerdotal a los fieles católicos de origen albanés en tierra extranjera. Esto os honra, queridos hermanos, pues os mostráis solícitos, según el corazón de Cristo, con las condiciones espirituales de vuestra gente también fuera de los confines de vuestra patria. Y esto honra también a los sacerdotes que generosamente comparten vuestras preocupaciones pastorales.

Hay, además, muchos problemas de orden práctico, para los cuales es necesaria también la contribución eficaz de las instituciones civiles, mediante propuestas que no sólo respondan a preocupaciones de orden político, sino que tengan en cuenta también las situaciones sociales concretas. Desde el punto de vista católico, tanto en vuestra patria como en el contexto de la emigración, se debería prestar una atención que, aun preservando la identidad específica de vuestra gente, no descuide su inserción en los contextos sociales de llegada. En esta perspectiva, es necesario cultivar, sobre todo en los sacerdotes destinados al cuidado pastoral de los emigrantes, una viva sensibilidad por la pertenencia de todos al único Cuerpo de Cristo, que es idéntico en todas las partes de la tierra.

Decir esto, venerados hermanos, significa reafirmar la necesidad continua de un cuidado constante en favor de aquellos a quienes el Señor llama a su seguimiento. Por tanto, la promoción de las vocaciones ha de ser siempre una de vuestras preocupaciones principales: de esto depende el futuro de la Iglesia en Albania.

Por último, deseo expresar mi felicitación por los acuerdos firmados recientemente con las autoridades de la República: confío en que dichas disposiciones favorezcan la reconstrucción espiritual del país, dado el papel positivo que la Iglesia desempeña en la sociedad. Por mi parte, os animo a proseguir vuestro ministerio para llevar a cabo los programas que juntos habéis concordado. A la vez que os encomiendo a la intercesión celestial de María, Madre del Buen Consejo, os imparto una especial bendición apostólica a vosotros, a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas y a todos los fieles encomendados a vuestra solicitud pastoral.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:33


DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI
A UN CONGRESO ORGANIZADO POR EL CONSEJO PONTIFICIO
PARA LAS COMUNICACIONES SOCIALES

Viernes 23 de mayo de 2008

Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
ilustres señores y amables señoras:

Me alegra mucho daros mi bienvenida a todos vosotros —académicos y educadores de las instituciones católicas de enseñanza superior—, reunidos en Roma para reflexionar, juntamente con los componentes del Consejo pontificio para las comunicaciones sociales, sobre la identidad y la misión de las facultades de comunicación en las Universidades católicas. A través de vosotros, deseo saludar a vuestros colegas, a vuestros estudiantes y a cuantos forman parte de las facultades que representáis. Doy las gracias, en particular, a vuestro presidente, monseñor Claudio Maria Celli, por las amables palabras que me ha dirigido. Saludo asimismo a los secretarios y al subsecretario del Consejo pontificio para las comunicaciones sociales.

Las distintas formas de comunicación —diálogo, oración, enseñanza, testimonio, proclamación— y sus diversos instrumentos —prensa, electrónica, artes visuales, música, voz, gestos y contacto— son manifestaciones de la naturaleza fundamental de la persona humana. La comunicación revela a la persona, crea relaciones auténticas y comunidad, y permite a los seres humanos madurar en conocimiento, sabiduría y amor. Sin embargo, la comunicación no es sólo producto de una mera y fortuita casualidad, o de nuestras capacidades humanas. A la luz del mensaje bíblico, refleja más bien nuestra participación en el Amor trinitario creativo, comunicativo y unificador, que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios nos ha creado para estar unidos a él, y nos ha dado el don y la tarea de la comunicación, porque quiere que obtengamos esta unión, no solos, sino a través de nuestro conocimiento, nuestro amor y nuestro servicio a él y a nuestros hermanos y hermanas, en una relación comunicativa y amorosa.

Es evidente que en el centro de cualquier reflexión seria sobre la naturaleza y la finalidad de las comunicaciones humanas debe estar un compromiso con las cuestiones relativas a la verdad. Un comunicador puede intentar informar, educar, entretener, convencer, consolar, pero el valor final de cualquier comunicación reside en su veracidad. En una de las primeras reflexiones sobre la naturaleza de la comunicación, Platón subrayó los peligros de cualquier tipo de comunicación que busque promover los objetivos y los propósitos del comunicador o de aquellos para quienes trabaja sin considerar la verdad de cuanto se comunica. También vale la pena recordar la sabia definición de orador que dio Catón el Viejo: vir bonus dicendi peritus, un hombre bueno y honesto, hábil para comunicar.

El arte de la comunicación, por su naturaleza, está vinculado a un valor ético, a las virtudes que son el fundamento de la moral. A la luz de esa definición, os aliento, como educadores, a que alimentéis y recompenséis la pasión por la verdad y la bondad que siempre es fuerte en los jóvenes. Ayudadles a dedicarse plenamente a la búsqueda de la verdad. Pero enseñadles también que su pasión por la verdad, que también puede servirse de cierto escepticismo metodológico, especialmente en cuestiones de interés público, no debe distorsionarse ni convertirse en un cinismo relativista según el cual se rechace o ignore habitualmente cualquier apelación a la verdad y a la belleza.

Os aliento a poner mayor atención en los programas académicos del ámbito de los medios de comunicación social, en especial en las dimensiones éticas de la comunicación entre las personas, en un período en el que el fenómeno de la comunicación está ocupando un lugar cada vez mayor en todos los contextos sociales. Es importante que esta formación jamás se considere como un simple ejercicio técnico o como mero deseo de dar informaciones; conviene que sea principalmente una invitación a promover la verdad en la información y a hacer reflexionar a nuestros contemporáneos sobre los acontecimientos, a fin de ser educadores de los hombres de hoy y construir un mundo mejor. También es necesario promover la justicia y la solidaridad, y respetar en toda circunstancia el valor y la dignidad de cada persona, que tiene derecho a no ser ofendida en lo que concierne a su vida privada.

Sería una tragedia para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir el conocimiento y la información de manera más rápida y eficaz, no fueran accesibles a los que ya están marginados económica y socialmente, o sólo contribuyeran a agrandar la distancia que separa a estas personas de las nuevas redes que se están desarrollando al servicio de la socialización humana, la información y el aprendizaje. Por otro lado, sería igualmente grave que la tendencia globalizante en el mundo de las comunicaciones debilitara o eliminara las costumbres tradicionales y las culturas locales, de manera especial las que han logrado fortalecer los valores familiares y sociales, el amor, la solidaridad y el respeto a la vida.

En ese contexto, deseo expresar mi aprecio a aquellas comunidades religiosas que, no obstante los altos costos financieros o los innumerables recursos humanos, han abierto Universidades católicas en los países en vías de desarrollo, y me complace que muchas de estas instituciones estén hoy aquí representadas. Sus esfuerzos asegurarán a los países donde se encuentran el beneficio de la colaboración de hombres y mujeres jóvenes que reciben una formación profesional profunda, inspirada en la ética cristiana, que promueve la educación y la enseñanza como un servicio a toda la comunidad. Valoro de manera particular su compromiso por ofrecer una esmerada educación para todos, independientemente de la raza, condición social o credo, lo cual constituye la misión de la Universidad católica.

En estos días estáis examinando la cuestión de la identidad de una Universidad o de una escuela católica. Al respecto os recuerdo que esta identidad no es sólo una cuestión de número de alumnos católicos; es sobre todo una cuestión de convicción: se trata de creer verdaderamente que el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. La consecuencia es que la identidad católica está en primer lugar en la decisión de encomendarse uno mismo —inteligencia y voluntad, mente y corazón— a Dios. Como expertos en la teoría y en la práctica de la comunicación, y como educadores que están formando una nueva generación de comunicadores, desempeñáis un papel privilegiado no sólo en la vida de vuestros alumnos, sino también en la misión de vuestras Iglesias locales y de sus pastores para dar a conocer la buena nueva del amor de Dios a todas las personas.

Queridos hermanos, a la vez que confirmo mi aprecio por vuestro sugestivo encuentro, que abre el corazón a la esperanza, deseo aseguraros que sigo vuestra importante actividad con la oración y la acompaño con una especial bendición apostólica, que extiendo de corazón a todos vuestros seres queridos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:36


PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UNA DELEGACIÓN
DE LA EX REPÚBLICA YUGOSLAVA DE MACEDONIA*

Sala del Consistorio
Sábado 24 de mayo de 2008



Señor presidente del Gobierno;
honorables miembros del Gobierno y distinguidas autoridades;
venerados hermanos representantes de la Iglesia ortodoxa y de la Iglesia católica:

La fiesta anual de san Cirilo y san Metodio os ha traído a Roma, donde se conservan las reliquias de san Cirilo, y me alegra acogeros y dirigiros a cada uno un cordial saludo. Deseo sinceramente que vuestro país avance por los senderos de la concordia y de la fraternidad, esforzándose por seguir con un compromiso cada vez más generoso el ejemplo de los santos hermanos de Salónica. Animados por una fe ardiente, sembraron a manos llenas en Europa las semillas de la fe cristiana, generadora de valores y obras al servicio del bien del hombre y de su dignidad. Su enseñanza eficaz sigue siendo actual y es fuente de inspiración para quienes quieren ponerse al servicio del Evangelio, así como para los responsables del bien común de las naciones.

Los santos hermanos patronos de Europa, con su incesante actividad apostólica y con su infatigable celo misionero, se convirtieron en "puentes" de unión entre Oriente y Occidente. Su luminoso testimonio espiritual indica una verdad perenne que se debe redescubrir cada vez más: sólo a partir de Dios la esperanza puede llegar a ser fiable y segura.

Como escribí en la encíclica Spe salvi: «Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (cf. Ef 2, 12)» (n. 27). Y añadí: «La verdadera, la gran esperanza del hombre, que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando "hasta el extremo", "hasta el total cumplimiento" (cf. Jn 13, 1; 19, 30)» (ib.).

Esta esperanza se hace realidad tangible cuando las personas de buena voluntad en todas las partes del mundo, como los hermanos san Cirilo y san Metodio, imitando el ejemplo de Jesús y fieles a su enseñanza, se dedican sin cesar a poner las bases de la convivencia amistosa entre los pueblos, respetando los derechos de cada uno y buscando el bien de todos.

Gracias por vuestra visita, que se sitúa en el contexto de vuestra peregrinación anual a Roma: se trata de un acto de veneración a san Cirilo y san Metodio y, al mismo tiempo, de un signo elocuente de los vínculos de amistad que caracterizan las relaciones entre vuestra nación y la Iglesia católica. Deseo de corazón que estos vínculos se fortalezcan cada vez más, favoreciendo actitudes de fructuosa cooperación en beneficio de todo vuestro país.

Que Dios omnipotente colme vuestra mente y vuestro corazón de su paz, y bendiga abundantemente al pueblo de la ex República yugoslava de Macedonia.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:37


PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UNA DELEGACIÓN DE LA REPÚBLICA DE BULGARIA*

Sala de los Papas
Sábado 24 de mayo de 2008



Honorables miembros del Gobierno y distinguidas autoridades;
venerados hermanos representantes de la Iglesia ortodoxa y de la Iglesia católica:

Como todos los años, me complace daros una cordial bienvenida a todos vosotros, miembros de la delegación oficial búlgara, que habéis venido a Roma con ocasión de la fiesta de san Cirilo y san Metodio, venerados tanto en Oriente como en Occidente. La memoria litúrgica de estos dos santos hermanos reviste para Bulgaria un elevado valor simbólico y constituye, al mismo tiempo, un importante acontecimiento cultural.

En efecto, su recuerdo estimula en los creyentes, tanto ortodoxos como católicos, el vivo deseo de dar al país un significativo impulso para profundizar su rico patrimonio cristiano, cuyos orígenes se remontan precisamente a la incansable iniciativa de los dos grandes evangelizadores provenientes de Tesalónica. Signo de este compromiso común es la composición de vuestra delegación, encabezada por el viceprimer ministro y constituida por representantes de las diversas Iglesias e instituciones culturales presentes en tierra búlgara.

Hoy es preciso seguir valorando la obra de evangelización, realizada con celo apostólico por san Cirilo y san Metodio en el territorio habitado por pueblos eslavos, porque constituye un modelo de inculturación de la fe, en sus elementos esenciales, incluso en la época posmoderna. En efecto, el Evangelio no debilita lo que hay de auténtico en las diversas tradiciones culturales, sino que ayuda al hombre de todos los tiempos a reconocer y realizar el bien auténtico, iluminado por el resplandor de la verdad.

Por tanto, los cristianos tienen la tarea de mantener y consolidar el vínculo intrínseco que existe entre el Evangelio, la misión de los discípulos de Cristo y su respectiva identidad cultural. Es importante redescubrir las raíces cristianas para contribuir a la construcción de una sociedad en la que estén presentes los valores espirituales y culturales que brotan del Evangelio. Valores e ideales que se alimentan de una unión incesante con Dios, como lo muestra la vida de san Cirilo y san Metodio, promotores constantes de relaciones de mutuo conocimiento y cordialidad entre pueblos diversos y entre culturas y tradiciones eclesiales diferentes. Lo recordé en mi encíclica Spe salvi: si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida y podemos entablar relaciones de auténtica solidaridad con el próximo (cf. n. 27).

Deseo de corazón que nuestro encuentro sea para todos vosotros, aquí presentes, y para las realidades eclesiales y civiles que representáis, motivo de relaciones fraternas y solidarias cada vez más intensas.

Que el Señor bendiga a vuestro querido país y a todos sus ciudadanos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 20:41


All'Ambasciatore di Tanzania presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore di Uganda presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore di Liberia presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore del Ciad presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore del Bangladesh presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore di Bielorussia presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore di Guinea presso la Santa Sede (29 maggio 2008)


English

Français


----------


All'Ambasciatore dello Sri Lanka presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore di Nigeria presso la Santa Sede (29 maggio 2008)

English

Français

[Modificato da Paparatzifan 21/06/2013 20:46]
Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 21:20


DISCURSO DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
A LOS NUEVOS EMBAJADORES
EN LA PRESENTACIÓN DE CARTAS CREDENCIALES*

Jueves 29 de mayo de 2008



Excelencias:

Me alegra daros la bienvenida con ocasión de la presentación de las cartas que os acreditan como embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de vuestros respectivos países: Tanzania, Uganda, Liberia, Chad, Bangladesh, Bielorrusia, República de Guinea, Sri Lanka y Nigeria.

Os doy las gracias por las amables palabras que me habéis dirigido en nombre de vuestros jefes de Estado. Os pido que les transmitáis mi deferente saludo y mis mejores deseos para sus personas y para la elevada misión que realizan al servicio de su nación. Mi saludo se dirige también a todas las autoridades civiles y religiosas de vuestros países, así como a todos vuestros compatriotas.

Vuestra presencia hoy me brinda también la ocasión para manifestar mi afecto a las comunidades católicas presentes en vuestros países y asegurarles mis oraciones, a fin de que sigan testimoniando con fidelidad y entrega a Cristo, mediante el anuncio del Evangelio y los múltiples compromisos al servicio de todos sus hermanos en humanidad.

En el mundo actual los líderes de las naciones desempeñan un papel importante, no sólo en su propio país, sino también en las relaciones internacionales, para que toda persona, en el lugar donde vive, pueda gozar de condiciones de vida dignas. Por este motivo, la medida principal en el ámbito político es la búsqueda de la justicia, para que siempre se respeten la dignidad y los derechos de todo ser humano, y para que todos los habitantes de un país puedan participar en la riqueza nacional. Lo mismo sucede a nivel internacional.

Sin embargo, en todos los casos, la comunidad humana también está llamada a ir más allá de la mera justicia, manifestando su solidaridad a los pueblos más pobres, con la preocupación de una mejor distribución de las riquezas, permitiendo beneficiarse en primer lugar, de manera especial, a los países que cuentan con bienes en su suelo o en su subsuelo. Los países ricos no pueden apropiarse, por ellos mismos, de lo que procede de otras tierras. Es un deber de justicia y de solidaridad el que la comunidad internacional vele por la distribución de los recursos, prestando atención a las condiciones propicias para el desarrollo de los países que más lo necesitan.

Asimismo, más allá de la justicia, es necesario desarrollar también la fraternidad, para edificar sociedades armoniosas, en las que reinen la concordia y la paz, y para resolver los eventuales problemas que surjan, mediante el diálogo y la negociación, y no a través de la violencia en todas sus formas, que no puede menos de afectar a los seres humanos más débiles y pobres.

La solidaridad y la fraternidad derivan, en definitiva, del amor fundamental que debemos alimentar por nuestro prójimo, pues toda persona que tiene una responsabilidad en la vida pública está llamada, ante todo, a hacer que su misión sea un servicio a todos sus compatriotas y, más en general, a todos los pueblos del planeta.

Por su parte, las Iglesias particulares hacen todos los esfuerzos posibles para aportar su contribución al bienestar de sus compatriotas, a veces en situaciones difíciles. Su mayor deseo es continuar incansablemente ese servicio al hombre, a todo hombre, sin discriminación alguna.

Vuestros jefes de Estado os acaban de encomendar una misión ante la Santa Sede, la cual, por su parte, presta particular atención al bien de las personas y de los pueblos. Al final de nuestro encuentro, señores embajadores, os expreso mis mejores deseos para el servicio que estáis llamados a desempeñar en el marco de la vida diplomática. Que el Altísimo os sostenga a vosotros, a vuestros seres queridos, a vuestros colaboradores, y a todos vuestros compatriotas, en la edificación de una sociedad pacífica; y que sobre cada uno de vosotros descienda la abundancia de las bendiciones divinas.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 21:21


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LA 58ª ASAMBLEA GENERAL
DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA

Jueves 29 de mayo de 2008



Queridos hermanos obispos italianos:

Esta es la cuarta vez que tengo la alegría de encontrarme con vosotros, reunidos en vuestra asamblea general, para reflexionar con vosotros sobre la misión de la Iglesia en Italia y sobre la vida de esta amada nación. Saludo a vuestro presidente, cardenal Angelo Bagnasco, y le agradezco sinceramente las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Saludo a los tres vicepresidentes y al secretario general. Os saludo a cada uno con el afecto que brota de saber que somos miembros del único Cuerpo místico de Cristo y partícipes de la misma misión.

Ante todo, deseo felicitaros por haber centrado vuestros trabajos en la reflexión sobre cómo favorecer el encuentro de los jóvenes con el Evangelio y, por tanto, en concreto, sobre las cuestiones fundamentales de la evangelización y la educación de las nuevas generaciones. En Italia, como en muchos otros países, se constata claramente lo que podemos definir una verdadera "emergencia educativa". En efecto, cuando en una sociedad y en una cultura marcadas por un relativismo invasor y a menudo agresivo parecen faltar las certezas fundamentales, los valores y las esperanzas que dan sentido a la vida, se difunde fácilmente, tanto entre los padres como entre los maestros, la tentación de renunciar a su tarea y, antes incluso, el riesgo de no comprender ya cuál es su papel y su misión.

Así, los niños, los adolescentes y los jóvenes, aun rodeados de muchas atenciones y protegidos quizá excesivamente contra las pruebas y las dificultades de la vida, al final se sienten abandonados ante los grandes interrogantes que surgen inevitablemente en su interior, al igual que ante las expectativas y los desafíos que se perfilan en su futuro. Para nosotros, los obispos, para nuestros sacerdotes, para los catequistas y para toda la comunidad cristiana, la emergencia educativa asume un aspecto muy preciso: el de la transmisión de la fe a las nuevas generaciones.

También aquí, en cierto sentido especialmente aquí, debemos tener en cuenta los obstáculos que plantea el relativismo: una cultura que pone a Dios entre paréntesis y desalienta cualquier opción verdaderamente comprometedora y, en particular, las opciones definitivas, para privilegiar en cambio, en los diversos ámbitos de la vida, la afirmación de sí mismos y las satisfacciones inmediatas.

Para afrontar estas dificultades, el Espíritu Santo ya ha suscitado en la Iglesia muchos carismas y energías evangelizadoras, particularmente presentes y activas en el catolicismo italiano. Los obispos tenemos el deber de acoger con alegría estas nuevas fuerzas, sostenerlas, favorecer su maduración, guiarlas y dirigirlas de modo que se mantengan siempre dentro del gran cauce de la fe y de la comunión eclesial.

Además, debemos dar un perfil más marcado de evangelización a las numerosas formas y ocasiones de encuentro y de presencia que todavía tenemos con el mundo juvenil, en las parroquias, en los oratorios, en las escuelas —de modo especial, en las escuelas católicas—, y en muchos otros lugares de agrupación. Tienen mayor importancia, obviamente, las relaciones personales, y en especial la confesión sacramental y la dirección espiritual. Cada una de estas ocasiones es una posibilidad que se nos concede para mostrar a nuestros muchachos y jóvenes el rostro del Dios que es el verdadero amigo del hombre.

Asimismo, las grandes citas, como la que vivimos en septiembre del año pasado en Loreto y la que viviremos en julio en Sydney, donde estarán presentes también muchos jóvenes italianos, son la expresión comunitaria, pública y festiva de la esperanza, del amor y de la confianza en Cristo y en la Iglesia, que siguen arraigados en el alma de los jóvenes. Por tanto, estas citas recogen el fruto de nuestro trabajo pastoral diario y, al mismo tiempo, ayudan a respirar a pleno pulmón la universalidad de la Iglesia y la fraternidad que debe unir a todas las naciones.

También en un contexto social más amplio, precisamente la actual emergencia educativa incrementa la demanda de una educación que sea verdaderamente tal; por tanto, en concreto, la demanda de educadores que sepan ser testigos creíbles de las realidades y de los valores sobre los cuales es posible construir tanto la existencia personal como proyectos de vida comunes y compartidos.

Esta demanda, que viene del cuerpo social e implica a los muchachos y a los jóvenes, al igual que a los padres y a los demás educadores, constituye de por sí la premisa y el inicio de un itinerario de redescubrimiento y reactivación que, con formas adecuadas a los tiempos actuales, ponga de nuevo en el centro la formación plena e integral de la persona humana.

En este contexto, quiero decir una palabra en favor de esos lugares específicos de formación que son las escuelas. En un Estado democrático, que se enorgullece de promover la libre iniciativa en todos los campos, no se justifica la exclusión de un apoyo adecuado al compromiso de las instituciones eclesiásticas en el campo escolar. En efecto, es legítimo preguntarse si no contribuiría a la calidad de la enseñanza la confrontación estimulante, respetando los programas ministeriales válidos para todos, entre diversos centros formativos creados por fuerzas populares múltiples con el fin de interpretar las opciones educativas de las familias. Todo hace pensar que semejante confrontación produciría efectos benéficos.

Queridos hermanos obispos italianos, no sólo en el importantísimo ámbito de la educación, sino también, en cierto sentido, en su propia situación global, Italia necesita salir de un período difícil, en el que se ha debilitado el dinamismo económico y social, ha disminuido la confianza en el futuro y, en cambio, ha aumentado el sentido de inseguridad por las condiciones de pobreza de numerosas familias, con la consiguiente tendencia de cada uno a aislarse. Precisamente teniendo en cuenta este contexto, percibimos con particular alegría las señales de un clima nuevo, más confiado y constructivo, vinculado al establecimiento de relaciones más serenas entre las fuerzas políticas y las instituciones, en virtud de una percepción más viva de las responsabilidades comunes con respecto al futuro de la nación. Y consuela que dicha percepción parece extenderse al sentir popular, al territorio y a las clases sociales. En efecto, se ha generalizado el deseo de reanudar el camino, de afrontar y resolver juntos al menos los problemas más urgentes y graves, de comenzar una nueva etapa de crecimiento económico, pero también civil y moral.

Evidentemente, este clima debe consolidarse, y si no logra pronto un resultado concreto, podría disiparse. Pero de por sí ya representa un valioso recurso, que cada uno debe salvaguardar y reforzar, según su papel y sus responsabilidades. Como obispos, no podemos por menos de dar nuestra contribución específica para que en Italia se produzca un período de progreso y concordia, haciendo fructificar las energías y los impulsos que surgen de su gran historia cristiana.

Con este fin, ante todo debemos decir y testimoniar con franqueza a nuestras comunidades eclesiales y a todo el pueblo italiano que, aunque son muchos los problemas por afrontar, el problema fundamental del hombre de hoy sigue siendo el problema de Dios. Ningún otro problema humano y social podrá resolverse verdaderamente si Dios no vuelve a ocupar el centro de nuestra vida. Solamente así, a través del encuentro con el Dios vivo, manantial de la esperanza que nos cambia desde dentro y no defrauda (cf. Rm 5, 5), es posible recuperar una confianza fuerte y segura en la vida, y dar consistencia y vigor a nuestros proyectos de bien.

Deseo repetiros a vosotros, queridos obispos italianos, lo que dije el pasado 16 de abril a nuestros hermanos obispos de Estados Unidos: «Como anunciadores del Evangelio y guías de la comunidad católica, vosotros estáis llamados también a participar en el intercambio de ideas en la esfera pública, para ayudar a modelar actitudes culturales adecuadas» (Homilía durante la celebración de las Vísperas, 16 de abril de 2008: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 18 de abril de 2008, p. 8).

Por tanto, en el marco de una laicidad sana y bien entendida, es preciso resistir contra cualquier tendencia a considerar la religión, y en particular el cristianismo, como un hecho solamente privado; al contrario, las perspectivas que surgen de nuestra fe pueden dar una contribución fundamental a la aclaración y solución de los mayores problemas sociales y morales de Italia y de la Europa de hoy.

Así pues, hacéis bien en dedicar gran atención a la familia fundada en el matrimonio, para promover una pastoral adecuada a los desafíos que debe afrontar hoy, para incentivar la consolidación de una cultura favorable, y no hostil, a la familia y a la vida, así como para solicitar a las instituciones públicas una política coherente y orgánica, que reconozca el papel central que desempeña la familia en la sociedad, en particular con respecto a la generación y educación de los hijos: Italia tiene una necesidad grande y urgente de esta política.

De igual modo, debe ser fuerte y constante nuestro compromiso en favor de la dignidad y la defensa de la vida humana en todo momento y condición, desde la concepción y la fase embrionaria, pasando por las situaciones de enfermedad y sufrimiento, hasta la muerte natural. Tampoco podemos cerrar los ojos y callar ante las pobrezas, las dificultades y las injusticias sociales que afligen a gran parte de la humanidad y que requieren el compromiso generoso de todos, un compromiso que se extienda también a las personas que, aunque sean desconocidas, atraviesan situaciones de necesidad.

Naturalmente, la disponibilidad a ayudarles debe manifestarse respetando las leyes, que garantizan el desarrollo ordenado de la vida social tanto dentro de un Estado como con respecto a quienes llegan a él desde el exterior. No es necesario que concrete más mi reflexión: vosotros, juntamente con vuestros queridos sacerdotes, conocéis las situaciones concretas y reales, porque vivís con la gente.

Así pues, para la Iglesia que está en Italia es una extraordinaria oportunidad poder valerse de medios de información que interpreten diariamente en el debate público sus exigencias y preocupaciones, ciertamente de manera libre y autónoma, pero con espíritu de sincera comunión. Por tanto, me alegro con vosotros por el cuadragésimo aniversario de la fundación del diario Avvenire, y deseo vivamente que llegue a un número cada vez mayor de lectores. Me alegra la publicación de la nueva traducción de la Biblia, y os agradezco el ejemplar que me habéis regalado amablemente, y espero que haya también una edición de bolsillo. Se enmarca bien en la preparación del próximo Sínodo de los obispos, que reflexionará sobre: "La palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia".

Amadísimos hermanos obispos italianos, os aseguro mi cercanía, con un constante recuerdo en la oración, y os imparto con gran afecto la bendición apostólica a cada uno de vosotros, a vuestras Iglesias y a toda la amada nación italiana.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 21:22


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS OBISPOS DE MYANMAR
EN VISITA "AD LIMINA APOSTOLORUM"

Viernes 30 de mayo de 2008



Queridos hermanos en el episcopado:

Me complace daros la bienvenida a vosotros, obispos de Myanmar, que habéis venido a la ciudad de Roma para venerar las tumbas de los santos Apóstoles y fortalecer vuestra comunión con el Sucesor de Pedro. Nuestro encuentro de hoy da testimonio de la unidad, la caridad y la paz que nos unen y animan nuestra misión de enseñar, guiar y santificar al pueblo de Dios (cf. Lumen gentium, 22). Agradezco las amables palabras de saludo y la seguridad de las oraciones que el arzobispo Paul Grawng me ha expresado en vuestro nombre y de parte del clero, los religiosos y los laicos de vuestras respectivas diócesis. Correspondo con mi saludo cordial y mi sincera oración para que "el Señor os dé la paz siempre y en todo lugar" (cf. 2 Ts 3, 16).

La Iglesia en Myanmar es conocida y admirada por su solidaridad con los pobres y los necesitados. Esto se ha puesto de manifiesto especialmente mediante la solicitud con que habéis actuado tras el ciclón Nargis. Las numerosas organizaciones y asociaciones católicas en vuestro país muestran que el pueblo encomendado a vuestro cuidado ha escuchado el clamor del Bautista: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo" (Lc 3, 11). Confío en que bajo vuestra guía los fieles sigan demostrando la posibilidad de establecer "un acertado nexo entre evangelización y obras de caridad" (Deus caritas est, 30), para que otros "experimenten la riqueza de su humanidad" y "Dios sea glorificado por Jesucristo" (ib., 31; cf. 1 P 4, 8-11).

Sé cuán agradecido se ha sentido el pueblo birmano durante estos días difíciles por los esfuerzos de la Iglesia para proveer refugio, comida, agua y medicinas a quienes todavía atraviesan dificultades. Espero que, tras el acuerdo alcanzado recientemente para la provisión de ayuda por parte de la comunidad internacional, todos los que estén dispuestos a ayudar puedan proporcionar el tipo de asistencia requerido y tener acceso efectivo a los lugares donde más se necesita.

En este momento crítico doy gracias a Dios todopoderoso, que nos ha reunido "cara a cara" (cf. 1 Ts 2, 17), porque me brinda la ocasión de aseguraros que la Iglesia universal está unida espiritualmente a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos (cf. Rm 12, 15), mientras les recuerda la promesa de fortaleza y consolación del Señor (cf. Mt 5, 5). Que Dios abra el corazón de todos, para que se realice un esfuerzo concertado con el fin de facilitar y coordinar las operaciones para llevar ayuda a los que sufren y reconstruir las infraestructuras del país.

La misión de caridad de la Iglesia resplandece de modo especial a través de la vida religiosa, en la cual hombres y mujeres se entregan a sí mismos con corazón "indiviso" al servicio de Dios y del prójimo (cf. 1 Co 7, 34; cf. Vita consecrata, 3). Me complace observar que un número cada vez mayor de mujeres responden a la llamada a la vida consagrada en vuestra región. Oro para que su aceptación libre y radical de los consejos evangélicos impulse a otros a abrazar la vida de castidad, pobreza y obediencia por el Reino.

Formar a los candidatos para este servicio de oración y trabajo apostólico requiere una inversión de tiempo y recursos. Los cursos de formación ofrecidos por la Conferencia de religiosos católicos de Myanmar atestiguan que es posible la cooperación entre las diferentes comunidades religiosas con el debido respeto al carisma particular de cada una de ellas, y responden a la necesidad de una sólida formación académica, espiritual y humana.

Otro signo de esperanza es el número creciente de vocaciones al sacerdocio. Estos hombres no sólo "han sido llamados", sino también "enviados a anunciar" (cf. Lc 9, 1-2), para ser ejemplos de fidelidad y santidad para el pueblo de Dios. Los sacerdotes, llenos del Espíritu Santo y guiados por vuestra solicitud paternal, deben cumplir sus deberes sagrados con humildad, sencillez y obediencia (cf. Presbyterorum ordinis, 15). Como sabéis, esto requiere una formación completa que corresponda a la dignidad de su ministerio sacerdotal. Por tanto, os animo a seguir haciendo los sacrificios necesarios para garantizar que los seminaristas reciban la formación integral que los capacite para ser auténticos heraldos de la nueva evangelización (cf. Pastores dabo vobis, 2).

Queridos hermanos en el episcopado, la misión de la Iglesia de difundir la buena nueva depende de la respuesta generosa y pronta de los laicos a convertirse en obreros de la viña (cf. Mt 20, 1-16; 9, 37-38). También ellos necesitan una formación cristiana sólida y dinámica, que los impulse a llevar el mensaje del Evangelio a sus lugares de trabajo, a sus familias y a la sociedad en general (cf. Ecclesia in Asia, 22). Vuestras relaciones aluden al entusiasmo con el que los laicos están promoviendo muchas y nuevas iniciativas catequísticas y espirituales, implicando a menudo a un gran número de jóvenes.

Al fomentar y supervisar estas iniciativas, os aliento a recordar a quienes están encomendados a vuestra solicitud pastoral que acudan constantemente al pan de la Eucaristía mediante la participación en la liturgia y la contemplación silenciosa (cf. Ecclesia de Eucharistia, 6). Los programas eficaces de evangelización y catequesis también se deben planificar y organizar bien, para que pueda lograrse el fin deseado de enseñar la verdad cristiana y atraer a las personas hacia el amor de Cristo. Es de desear que se sirvan de instrumentos adecuados, incluso folletos y material audiovisual, para completar la enseñanza oral y proporcionar puntos de referencia comunes para una auténtica doctrina católica. Estoy seguro de que otras Iglesias locales del mundo harán lo posible por suministrar material.

Vuestra participación activa en el primer Congreso misionero asiático ha llevado a nuevas iniciativas para fomentar las buenas relaciones con los budistas en vuestro país. A este respecto, os animo a mejorar cada vez más las relaciones con ellos para el bien de cada una de vuestras comunidades y de toda la nación.

Por último, queridos hermanos en el episcopado, os expreso mi sincera gratitud por vuestro ministerio fiel en medio de circunstancias y momentos difíciles, que a menudo quedan fuera de vuestro control. El próximo mes, la Iglesia inaugurará un año jubilar especial en honor de san Pablo. El "Apóstol de los gentiles" ha sido admirado a lo largo de los siglos por su perseverancia inquebrantable en las pruebas y tribulaciones, relatadas con viveza en sus cartas y en los Hechos de los Apóstoles (cf. 2 Tm 1, 8-13; Hch 27, 13-44). San Pablo nos exhorta a mantener la mirada fija en la gloria que nos espera, para no desesperar jamás en el dolor y los sufrimientos actuales.

El don de la esperanza que hemos recibido —y en el que somos salvados (cf. Rm 8, 24)— confiere gracia y transforma nuestra vida (cf. Spe salvi, 3). Iluminados por el Espíritu Santo, os invito a uniros a san Pablo con la confianza segura de que nada —ni la angustia ni la persecución ni el hambre ni lo presente ni lo futuro— podrá separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro (cf. Rm 8, 35-39).

Encomendándoos a la intercesión de María, Reina de los Apóstoles, os imparto de buen grado mi bendición apostólica a vosotros, a vuestros sacerdotes, a los religiosos y a los fieles laicos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 21:23


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL SEÑOR ACISCLO VALLADARES MOLINA,
EMBAJADOR DE GUATEMALA ANTE LA SANTA SEDE*

Sábado 31 de mayo de 2008



Señor Embajador:

1. Recibo con alegría las cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Guatemala ante la Santa Sede. Me complace darle la cordial bienvenida en este solemne acto con el que comienza la misión que le ha sido confiada, a la vez que le expreso mi gratitud por las palabras que me ha dirigido, así como por el deferente saludo que me ha hecho llegar de Su Excelencia, Ingeniero Álvaro Colom Caballeros, Presidente de ese noble país. Le ruego que transmita mis mejores deseos para él y su Gobierno, asegurando mis oraciones por la seguridad, el progreso y la armónica convivencia del querido pueblo guatemalteco.

2. Se cumple en este año el XXV aniversario de la primera Visita Pastoral que mi venerado Predecesor realizó a esa hermosa tierra «de la eterna primavera». En aquella memorable ocasión, el Siervo de Dios Juan Pablo II pudo manifestar la solicitud con que la Santa Sede ha acompañado a esa Nación en sus diversas vicisitudes, estando especialmente próxima a ella en los momentos más delicados, para compartir los desvelos de sus gentes y, sobre todo, para alentarlas a trabajar con abnegación por el bien común.

Señor Embajador, me consta que los guatemaltecos corresponden a esta solicitud con una entrañable adhesión al Obispo de Roma, lo cual contribuye a estrechar los lazos de amistad que unen desde hace tiempo a su País con la Santa Sede, que tiene en alta estima estas relaciones fluidas y formula los mejores votos para que las circunstancias en que vive Guatemala permitan un presente colmado de logros en los diversos ámbitos de la sociedad y consoliden una base firme para encarar un futuro prometedor.

3. La reciente visita ad Limina de los obispos guatemaltecos nos ha brindado una oportunidad magnífica para conocer más de cerca la vitalidad con que la Iglesia en su Nación anuncia el Evangelio, abre vías de esperanza y tiende una mano fraterna a todos los ciudadanos, preferentemente a los más desamparados.

Desde esta óptica, la Iglesia comparte la preocupación de las autoridades de Guatemala, como Vuestra Excelencia ha hecho notar, ante fenómenos que afligen a una gran parte de la población, como la pobreza y la emigración. La rica experiencia eclesial, acumulada a lo largo de la historia, puede ayudar a encontrar las medidas para afrontar estos problemas desde una perspectiva humanitaria y para robustecer la solidaridad, indispensable para lograr soluciones efectivas y duraderas. En este sentido, a los imprescindibles programas técnicos y económicos, han de añadirse aquellos otros aspectos que fomenten la dignidad de la persona, la estabilidad de la familia y una educación que tenga en cuenta los más importantes valores humanos y cristianos. Tampoco se ha de olvidar a quienes tuvieron que abandonar su tierra, sin dejar de llevarla en el corazón. Éste es un deber de gratitud y justicia hacia ellos que, de hecho, son también una fuente de recursos significativos para la Patria que los vio nacer.

4. Otro desafío para Guatemala es remediar la desnutrición de numerosos niños. El derecho a la alimentación responde principalmente a una motivación ética: «dar de comer a los hambrientos» (cf. Mt 25,35), que apremia a compartir los bienes materiales como muestra del amor que todos necesitamos. Como ya señalé en otra ocasión, «el objetivo de erradicar el hambre y, al mismo tiempo, contar con una alimentación sana y suficiente, requiere también métodos y acciones específicas que permitan una explotación de los recursos que respete el patrimonio de la creación. Trabajar en esta dirección es una prioridad que conlleva no sólo beneficiarse de los resultados de la ciencia, de la investigación y de las tecnologías, sino tener también en cuenta los ciclos y el ritmo de la naturaleza conocidos por la gente de zonas rurales, así como proteger los usos tradicionales de las comunidades indígenas, dejando a un lado razones egoístas y exclusivamente económicas» (Mensaje al Director General de la FAO con motivo de la Jornada mundial de la alimentación, 4 de octubre de 2007, n. 3).

5. Este derecho primario a la alimentación está intrínsecamente vinculado con la tutela y defensa de la vida humana, roca firme e inviolable donde se apoya todo el edificio de los derechos humanos. Nunca será bastante, pues, el esmero que hay que poner para atender a las madres, especialmente a las que se hallan en grave dificultad, de modo que puedan traer a su prole al mundo con dignidad, evitando así el injustificable recurso al aborto. En este sentido, salvaguardar la vida humana, en particular la no nacida y ya concebida, cuya inocencia y desprotección es mayor, es una tarea siempre vigente, con la que está relacionado, por su propia naturaleza, el facilitar que la adopción de los niños esté garantizada en todo momento por la legalidad de los procedimientos utilizados para ello.

6. El flagelo de la violencia social se agudiza a menudo por la falta de diálogo y de cohesión en los hogares, por lacerantes desigualdades económicas, por graves negligencias y deficiencias sanitarias, por el consumo y el tráfico de droga o por la lacra de la corrupción. Constato con satisfacción los pasos que se han dado en su Nación en la lucha contra estas tragedias, y que han de continuar, promoviendo la cooperación de todos para acabar con ellas a través del cultivo de los rectos valores y el combate a la ilegalidad, la impunidad y el soborno.

7. Señor Embajador, antes de finalizar este encuentro, quisiera felicitar a usted y a su familia, así como a los demás miembros de esta Misión diplomática, y expresarles mis mejores deseos en el momento en que Vuestra Excelencia vuelve a asumir la honorable responsabilidad de representar a su País ante la Santa Sede. No dude que hallará siempre la ayuda que precise de mis colaboradores en tan alto cometido.

A la vez que encomiendo a la maternal intercesión de Nuestra Señora del Rosario al pueblo y a las autoridades guatemaltecas, suplico fervientemente a Dios que bendiga y acompañe el camino que está recorriendo su Patria, para que en ella brillen sin cesar las estrellas de la paz, la justicia, la prosperidad y la concordia fraterna.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 21:24


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL CONGRESO ANUAL DE LA FUNDACIÓN
"CENTESIMUS ANNUS, PRO PONTIFICE"

Sábado31 de mayo de 2008

Señor cardenal;
venerados hermanos en el episcopado y en el presbiterado;
amables señoras y señores:

Me alegra encontrarme hoy con vosotros y os doy mi cordial bienvenida. Doy las gracias al conde Lorenzo Rossi di Montelera, que en calidad de presidente de la Fundación ha interpretado vuestros sentimientos, exponiendo también las líneas de acción seguidas durante este año. Saludo al señor cardenal Attilio Nicora y a los arzobispos Claudio Maria Celli y Domenico Calcagno, así como a cada uno de vosotros, a quienes renuevo la expresión de mi gratitud por el servicio que prestáis a la Iglesia, dando una generosa aportación a las múltiples iniciativas de la Santa Sede al servicio de los pobres en numerosas partes del mundo. En este sentido, os agradezco, en particular, el donativo que habéis querido traerme con ocasión de este encuentro.

Este año, para vuestra reunión tradicional, habéis elegido como tema: "El capital social y el desarrollo humano". Así, habéis reflexionado sobre la necesidad, sentida por muchos, de promover un desarrollo global atento a la promoción integral del hombre, mostrando también la contribución que pueden dar asociaciones de voluntariado, fundaciones sin ánimo de lucro y otros grupos surgidos con el objetivo de hacer cada vez más solidario el entramado social.

Un desarrollo armonioso es posible si las opciones económicas y políticas realizadas tienen en cuenta los principios fundamentales que lo hacen accesible a todos: me refiero, en particular, a los principios de subsidiariedad y solidaridad. En el centro de toda programación económica, considerando especialmente la vasta y compleja red de relaciones que caracteriza la época posmoderna, debe estar siempre la persona, creada a imagen de Dios y querida por él para custodiar y administrar los inmensos recursos de la creación. Sólo una cultura común de la participación responsable y activa puede permitir a todo ser humano sentirse no usuario o testigo pasivo, sino colaborador activo en el proceso de desarrollo mundial.

El hombre, al que Dios en el Génesis confía la tierra, tiene la tarea de hacer fructificar todos los bienes terrenos, comprometiéndose a usarlos para satisfacer las múltiples necesidades de cada uno de los miembros de la familia humana. En efecto, una de las metáforas recurrentes en el Evangelio es precisamente la del administrador. Por tanto, con la actitud de un administrador fiel el hombre debe gestionar los recursos que Dios le ha confiado, poniéndolos a disposición de todos. En otras palabras, es preciso evitar que el beneficio sea solamente individual, o que formas de colectivismo opriman la libertad personal.

El interés económico y comercial no debe convertirse nunca en algo exclusivo, porque de hecho mortificaría la dignidad humana. Puesto que el actual proceso de globalización que está atravesando el mundo afecta cada vez más a los campos de la cultura, la economía, las finanzas y la política, hoy el gran desafío es "globalizar" no sólo los intereses económicos y comerciales, sino también las expectativas de solidaridad, respetando y valorando la aportación de todos los componentes de la sociedad.

Como habéis reafirmado oportunamente, el crecimiento económico no debe separarse jamás de la búsqueda de un desarrollo humano y social integral. A este respecto, la Iglesia, en su doctrina social, subraya la importancia de la aportación de los cuerpos intermedios según el principio de subsidiariedad, para contribuir libremente a orientar los cambios culturales y sociales y dirigirlos a un auténtico progreso del hombre y de la colectividad. A este propósito, en la encíclica Spe salvi reafirmé que «las mejores estructuras funcionan únicamente cuando en una comunidad existen unas convicciones vivas capaces de motivar a los hombres para una adhesión libre al ordenamiento comunitario» (n. 24).

Queridos amigos, a la vez que os renuevo mi gratitud por el generoso apoyo que dais incansablemente a las actividades de caridad y de promoción humana de la Iglesia, os invito a ofrecer la contribución de vuestra reflexión también para la realización de un orden económico mundial justo. A este respecto, me complace retomar una elocuente afirmación del concilio Vaticano II: «Los cristianos —se lee en la constitución Gaudium et spes— nada pueden desear más ardientemente que servir cada vez más generosa y eficazmente a los hombres del mundo actual. Y así, prestando fielmente su adhesión al Evangelio y disponiendo de su fuerza, unidos a todos los que aman y practican la justicia, han tomado sobre sí la realización de una tarea inmensa en esta tierra...» (n. 93). Proseguid con este espíritu vuestra acción en favor de tantos hermanos nuestros. En el último día, el día del Juicio universal, nos preguntarán si hemos utilizado cuanto Dios ha puesto a nuestra disposición para satisfacer las legítimas expectativas y las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de los más pequeños y necesitados.

Que la Virgen María, a quien hoy contemplamos en su visita a su anciana prima Isabel, os obtenga a cada uno la gracia de ser siempre solícito con el prójimo. Os aseguro un recuerdo en la oración y con afecto os imparto mi bendición apostólica a vosotros, aquí presentes, a vuestras familias y a cuantos colaboran con vosotros en vuestras diversas actividades profesionales.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
21/06/2013 21:25


PALABRAS DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
AL FINAL DEL REZO DEL ROSARIO

Plaza de San pedro
Sábado 31 de mayo de 2008



Queridos hermanos y hermanas:

Concluimos el mes de mayo con este sugestivo encuentro de oración mariana. Os saludo con afecto y os agradezco vuestra participación. Saludo, en primer lugar, al señor cardenal Angelo Comastri, así como a los demás cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes que han participado en esta celebración nocturna. Extiendo mi saludo a las personas consagradas y a todos vosotros, queridos fieles laicos, que con vuestra presencia habéis querido rendir homenaje a la santísima Virgen.

Celebramos hoy la fiesta de la Visitación de la santísima Virgen y la memoria del Inmaculado Corazón de María. Por tanto, todo nos invita a dirigir con confianza la mirada a María. A ella, también esta noche, nos hemos dirigido con la antigua y siempre actual práctica piadosa del rosario. El rosario, cuando no es una repetición mecánica de fórmulas tradicionales, es una meditación bíblica que nos permite recorrer nuevamente los acontecimientos de la vida del Señor en compañía de la santísima Virgen, guardándolos, como ella, en el corazón.

En numerosas comunidades cristianas, durante el mes de mayo existe la hermosa costumbre de rezar de modo más solemne el santo rosario en familia y en las parroquias. Quiera Dios que ahora, al terminar el mes, no cese esta buena costumbre, sino que prosiga con mayor empeño aún para que, en la escuela de María, la lámpara de la fe brille cada vez más en el corazón de los cristianos y en sus hogares.

En esta fiesta de la Visitación la liturgia nos hace escuchar de nuevo el pasaje del evangelio de san Lucas que relata el viaje de María desde Nazaret hasta la casa de su anciana prima Isabel. Imaginemos el estado de ánimo de la Virgen después de la Anunciación, cuando el ángel se retiró. María se encontró con un gran misterio encerrado en su seno; sabía que había acontecido algo extraordinariamente único; se daba cuenta de que había comenzado el último capítulo de la historia de la salvación del mundo. Pero todo en torno a ella había permanecido como antes, y la aldea de Nazaret ignoraba totalmente lo que le había sucedido.

Pero en vez de preocuparse por sí misma, María piensa en la anciana Isabel, porque sabe que su embarazo estaba ya en una fase avanzada. Impulsada por el misterio de amor que acaba de acoger en sí misma, se pone en camino y va "aprisa" a prestarle su ayuda. He aquí la grandeza sencilla y sublime de María.

Cuando llega a la casa de Isabel, tiene lugar un hecho cuya belleza y profundidad ningún pintor podrá representar jamás perfectamente. La luz interior del Espíritu Santo envuelve sus personas. E Isabel, iluminada por el Espíritu, exclama: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá" (Lc 1, 42-45).

Estas palabras podrían parecernos desproporcionadas con respecto al contexto real. Isabel es una de las muchas ancianas de Israel, y María una muchacha desconocida de una aldea perdida de Galilea. ¿Qué pueden ser y qué pueden hacer en un mundo en el que cuentan otras personas y otros poderes? Sin embargo, María nos sorprende una vez más; su corazón es límpido, totalmente abierto a la luz de Dios; su alma está libre de pecado, no está agobiada por el orgullo y el egoísmo. Las palabras de Isabel encienden en su espíritu un cántico de alabanza, que es una auténtica y profunda lectura "teológica" de la historia: una lectura que debemos aprender siempre de Aquella cuya fe no tiene sombras ni resquebrajaduras. "Proclama mi alma la grandeza del Señor". María reconoce la grandeza de Dios. Este es el sentimiento de fe primero e indispensable; el sentimiento que da seguridad a la criatura humana y la libra del miedo, aun en medio de las tormentas de la historia.

Al ir más allá de las apariencias, María "ve" con los ojos de la fe la obra de Dios en la historia. Por eso es bienaventurada, porque creyó; en efecto, por la fe acogió la palabra del Señor y concibió al Verbo encarnado. Su fe le permitió ver que los tronos de los poderosos de este mundo son todos provisionales, mientras que el trono de Dios es la única roca que no cambia y no cae. Y su Magníficat, a distancia de siglos y milenios, sigue siendo la más auténtica y profunda interpretación de la historia, mientras que las lecturas hechas por tantos sabios de este mundo han sido desmentidas por los hechos a lo largo de los siglos.

Queridos hermanos y hermanas, volvamos a casa con el Magníficat en el corazón. Tengamos los mismos sentimientos de alabanza y de acción de gracias de María hacia el Señor, su fe y su esperanza, su dócil abandono en manos de la divina Providencia. Imitemos su ejemplo de disponibilidad y generosidad para servir a los hermanos. En efecto, sólo acogiendo el amor de Dios y haciendo de nuestra existencia un servicio desinteresado y generoso al prójimo podremos elevar con alegría un cántico de alabanza al Señor.

Que nos obtenga esta gracia la Virgen, que esta noche nos invita a encontrar refugio en su Inmaculado Corazón. A todos imparto mi bendición.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
22/06/2013 19:44


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UNA PEREGRINACIÓN DE LA ARCHIDIÓCESIS DE TURÍN, ITALIA

Sala Pablo VI
Lunes 2 de junio de 2008



Señores cardenales;
queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas de la archidiócesis de Turín:

Os saludo cordialmente a cada uno. ¡Bienvenidos a la casa del Sucesor de san Pedro! De buen grado me encuentro con vosotros al final de vuestra peregrinación a Roma, con la que culmina el camino espiritual y pastoral realizado por vuestra comunidad diocesana durante estos años. A la vez que os acojo con alegría, dirijo mi saludo, en primer lugar, a vuestro arzobispo, cardenal Severino Poletto, agradeciéndole también las amables palabras con las que ha ilustrado el itinerario eclesial que habéis realizado hasta ahora y las futuras perspectivas misioneras que os esperan.

Saludo al obispo auxiliar, al cardenal Francesco Marchisano, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los catequistas y a los representantes de las parroquias y de los diversos organismos de vuestra archidiócesis. Saludo a las autoridades y a cuantos han querido unirse a vosotros en este encuentro. A través de vosotros, aquí presentes, saludo a toda la población de Turín, ciudad rica en historia civil y religiosa. Y siento la necesidad de decir unas palabras de particular cercanía espiritual y de solidaridad también a las poblaciones de Pinerolo y Cúneo, damnificadas durante estos días a consecuencia del mal tiempo. Aseguro una oración especial ante el Señor para que acoja en su paz a las víctimas y sostenga a cuantos luchan por afrontar la grave calamidad natural.

Queridos hermanos y hermanas, después de haber celebrado ayer la Eucaristía en la basílica de San Pablo extramuros, esta mañana habéis renovado juntos la solemne profesión de fe ante la tumba del Príncipe de los Apóstoles. ¿Y qué lugar podía ser más adecuado para un gesto tan significativo como la Redditio fidei? En la basílica de San Pedro, donde todo habla del heroísmo de los inicios del cristianismo, la sangre de los mártires sigue siendo una elocuente invitación a seguir a Cristo sin componendas. A la basílica y a la cripta vaticana acuden católicos de todas las partes del mundo que, aun perteneciendo a culturas y lenguas diferentes, profesan la misma fe y forman parte de la única Iglesia de Cristo. También vosotros habéis podido impregnaros de este clima de santidad y catolicidad; y ahora, antes de volver a vuestras comunidades, esperáis del Papa una palabra que os anime a ser testigos coherentes del Evangelio en nuestra época.

Vuestro arzobispo ha tenido la amabilidad de informarme sobre el camino recorrido por vuestra comunidad diocesana desde que, en 1999, fue llamado por el Señor a ser su pastor y, sobre todo, desde que, en septiembre de 2003, comenzó su visita pastoral, que se concluirá, si Dios quiere, el próximo domingo. En este itinerario eclesial habéis sido protagonistas de una amplia acción apostólica y misionera, partiendo de un intenso movimiento espiritual centrado sobre todo en la Eucaristía dominical, en la adoración eucarística semanal y en el redescubrimiento de la importancia del sacramento de la Reconciliación. Animados por el sincero anhelo de una "primera evangelización renovada", os habéis esforzado por acercar a los "alejados", ensanchando los confines de la caridad pastoral de todas las comunidades parroquiales. Este compromiso misionero ha sido más compartido aún durante este año pastoral, año de la Redditio fidei, y tiene su momento culminante precisamente en la solemne profesión de fe que habéis hecho esta mañana ante la tumba del Príncipe de los Apóstoles.

Pero no termina todo aquí. Tras esta reparadora pausa romana, es preciso reanudar el camino, y os esperan nuevos compromisos. En efecto, el próximo año pastoral lo dedicaréis a la palabra de Dios, y en el sucesivo os orientaréis a una contemplación más atenta del misterio de la pasión de Cristo. En este contexto, me alegra responder a vuestra gran expectativa y acoger el deseo de vuestro arzobispo, permitiendo que en la primavera del año 2010 tenga lugar otra solemne "ostensión de la Sábana Santa". Si el Señor me da vida y salud, espero ir yo también a esa ostensión. Estoy seguro de que será una ocasión muy propicia para contemplar ese misterioso Rostro, que habla silenciosamente al corazón de los hombres, invitándolos a reconocer en él el rostro de Dios, el cual "tanto amó al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16).

Queridos hermanos y hermanas, no tengáis miedo de confiar en Cristo: sólo él puede satisfacer las expectativas más profundas del alma humana. Que ninguna dificultad, ningún obstáculo disminuya vuestro amor a su Evangelio. Si Jesús es el centro de vuestras familias, de vuestras parroquias y de todas las comunidades, percibiréis viva su presencia y aumentarán la unidad y la comunión entre todas las diversas articulaciones de la diócesis. Por tanto, alimentad constantemente la unión con el Señor en la oración y con la recepción frecuente de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Confesión.

Una de vuestras preocupaciones pastorales ha de ser garantizar una formación cristiana permanente a los jóvenes y a los adultos. Quiera Dios que, siguiendo las huellas de vuestros santos, atentos a las exigencias de los jóvenes y de los pobres, como san Juan Bosco, san Leonardo Murialdo, san José Benito Cottolengo, san José Cafasso y otros más —realmente, una tierra de santos—, vuestra diócesis brille por las obras de caridad y por un esfuerzo unánime al afrontar el gran "desafío educativo" de las nuevas generaciones.

Que la Madre celestial de Cristo, a la que invocáis como Consoladora y Auxiliadora, proteja a los sacerdotes y a los agentes pastorales; obtenga para vuestras comunidades numerosas y santas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada; suscite en los muchachos y las muchachas el deseo de seguir el elevado ideal de la santidad; sea para todos consuelo y apoyo, especialmente para los ancianos, los enfermos, los que sufren, las personas solas y abandonadas.

Y yo, a la vez que os aseguro un recuerdo especial en la oración, os bendigo con afecto a vosotros, aquí presentes, y extiendo mi saludo a todos vuestros seres queridos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
22/06/2013 19:45


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS OBISPOS DE MALASIA, SINGAPUR Y BRUNEI
EN VISITA "AD LIMINA"

Viernes 6 de junio de 2008



Queridos hermanos en el episcopado:

Me complace daros la bienvenida con ocasión de vuestra visita ad limina, mientras renováis los vínculos de comunión en la fe y en el amor entre vosotros como pastores del pueblo de Dios en Malasia, Brunei y Singapur, y con el Sucesor de Pedro en la Sede de Roma. Os agradezco las amables palabras que el arzobispo Pakiam me ha dirigido en vuestro nombre, os aseguro mis oraciones y os expreso mis mejores deseos para todos vosotros y para las personas confiadas a vuestra solicitud pastoral.

Por una feliz coincidencia, vuestra visita a la ciudad de los apóstoles san Pedro y san Pablo tiene lugar mientras la Iglesia en todo el mundo se prepara para celebrar un año dedicado a san Pablo, el gran Apóstol de los gentiles, en el bimilenario de su nacimiento. Ruego a Dios que os inspiréis en el ejemplo de este celoso apóstol, maestro excepcional y testigo valiente de la verdad del Evangelio. Que por su intercesión podáis experimentar un renovado fervor en la gran tarea misionera para la cual, como san Pablo, habéis sido llamados y elegidos (cf. Ga 1, 15-16), la de anunciar el Evangelio de Jesucristo en Malasia, Brunei y Singapur. Con las palabras que san Pablo dirigió a los ancianos de Éfeso, os exhorto a "tener cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo" (Hch 20, 28).

"La fe de la Iglesia en Jesucristo es un don recibido y un don que ha de compartirse; es el don mayor que la Iglesia puede ofrecer a Asia" (Ecclesia in Asia, 10). Afortunadamente, los pueblos de Asia muestran un intenso anhelo de Dios (cf. ib., 9). Al transmitirles el mensaje que habéis recibido (cf. 1 Co 15, 3), sembráis las semillas de la evangelización en un terreno fértil. Sin embargo, para que la fe florezca, es necesario que arraigue profundamente en la tierra asiática, de modo que no se la perciba como una importación extranjera, extraña a la cultura y a las tradiciones de vuestro pueblo.

Teniendo presente la manera como san Pablo anunció la buena nueva a los atenienses (cf. Hch 17, 22-34), estáis llamados a presentar la fe cristiana de modo que resuene con la "intuición espiritual innata y la sabiduría moral típica del alma asiática" (Ecclesia in Asia, 6), para que los pueblos la acojan y la hagan suya.

En particular, debéis garantizar que el Evangelio cristiano de ninguna manera se confunda en su mente con los principios laicistas asociados a la Ilustración. Por el contrario, "diciendo la verdad con amor" (Ef 4, 15), podéis ayudar a vuestros compatriotas a separar el trigo del Evangelio de la paja del materialismo y el relativismo. Podéis ayudarles a responder a los urgentes desafíos planteados por la Ilustración, familiar al cristianismo occidental desde hace dos siglos, pero que sólo ahora comienza a tener un impacto significativo en otras partes del mundo.

Resistiendo a la "dictadura de la razón positivista", que intenta excluir a Dios del ámbito público, debemos acoger las "verdaderas conquistas de la Ilustración", especialmente el énfasis que pone en los derechos humanos y en la libertad de religión y su práctica (cf. Discurso a los miembros de la Curia romana durante el tradicional intercambio de felicitaciones navideñas, 22 de diciembre de 2006). Destacando el carácter universal de los derechos humanos, fundados en la dignidad de la persona humana creada a imagen de Dios, lleváis a cabo una importante tarea de evangelización, puesto que esta doctrina constituye un aspecto esencial del Evangelio. Al hacerlo, seguís los pasos de san Pablo, que supo expresar los elementos esenciales de la fe y de la práctica cristiana de una manera que pudiera ser asimilada por las comunidades de gentiles a las que fue enviado.

Este apostolado paulino requiere un compromiso de diálogo interreligioso, y os aliento a realizar esta importante tarea, explorando todos los caminos abiertos ante vosotros. Soy consciente de que no todos los territorios que representáis tienen el mismo grado de libertad religiosa, y muchos de vosotros, por ejemplo, encontráis serias dificultades para promover la enseñanza religiosa cristiana en las escuelas. No os desaniméis; al contrario, seguid proclamando con convicción "la inescrutable riqueza de Cristo" (Ef 3, 8), para que todos puedan llegar a conocer el amor de Dios manifestado en Jesús.

En el contexto de un diálogo abierto y honrado con musulmanes, budistas, hinduistas y seguidores de las demás religiones presentes en vuestros respectivos países, ayudáis a vuestros compatriotas a reconocer y observar la ley "escrita en su corazón" (Rm 2, 15), expresando claramente la verdad del Evangelio. De esta manera, vuestra enseñanza podrá llegar a un público muy amplio, contribuyendo a promover una visión unificada del bien común. Esto, a su vez, ayudará a fomentar la libertad religiosa y una mayor cohesión social entre los miembros de los diferentes grupos étnicos, lo cual no puede menos de propiciar la paz y el bienestar de toda la comunidad.

Con respecto a vuestra solicitud pastoral por vuestro pueblo, os invito a mostrar interés de modo especial por vuestros sacerdotes. Usando la imagen evocada por san Pablo cuando escribió al joven Timoteo, exhortadlos a reavivar el carisma de Dios que está en ellos mediante la imposición de las manos (cf. 2 Tm 1, 6). Sed para ellos padres, hermanos y amigos, como san Pablo lo fue para Timoteo y Tito. Guiadlos con el ejemplo, mostrándoles el camino para imitar a Cristo, el buen Pastor. Es famosa la expresión de San Pablo: "Ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí" (Ga 2, 20). Modelando toda vuestra vida y vuestra conducta según Cristo, haced que vuestros sacerdotes vean lo que significa vivir como alter Christus en medio de vuestro pueblo. De esta manera, no sólo los estimularéis a ofrecer toda su vida "como una víctima viva, santa, agradable a Dios" (Rm 12, 1), sino que serán cada vez más numerosos los jóvenes que aspirarán a esta vida sublime de servicio sacerdotal.

Soy consciente de que en los territorios que representáis hay algunas regiones donde la gente ve raramente a un sacerdote, y hay otras donde la gente no conoce todavía el Evangelio. También ellos requieren vuestra solicitud pastoral y vuestras oraciones, porque "¿cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?" (Rm 10, 14). Aquí la formación de los laicos cobra mayor importancia, para que, mediante una sólida catequesis, los hijos dispersos de Dios puedan conocer la esperanza a la que han sido llamados, "la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia" (Ef 1, 18). De este modo, podrán prepararse para recibir al sacerdote cuando vaya a ellos.

Decid a vuestros catequistas, tanto laicos como religiosos, que los recuerdo en mis oraciones y aprecio la enorme contribución que dan a la vida de las comunidades cristianas en Malasia, Brunei y Singapur. Gracias a su tarea vital, innumerables hombres, mujeres y niños pueden "conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento", y así "llenarse hasta la total plenitud de Dios" (Ef 3, 19).

Queridos hermanos en el episcopado, ruego para que, cuando volváis a vuestros respectivos países, "estéis siempre alegres, oréis constantemente, y en todo deis gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros" (1 Ts 5, 16-18). Encomendándoos a todos vosotros, a vuestros sacerdotes, religiosos y fieles laicos, a la intercesión de María, Madre de la Iglesia, os imparto de buen grado mi bendición apostólica como prenda de alegría y paz en el Señor.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
22/06/2013 19:46


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS PARTICIPANTES EN LA X ASAMBLEA PLENARIA
DEL CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

Sala del Consistorio
sábado 7 de junio de 2007



Eminencia;
queridos hermanos en el episcopado;
señoras y señores:

Me complace tener esta oportunidad de encontrarme con vosotros al final de la X asamblea plenaria del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso. Extiendo mi cordial saludo a todos los participantes en esta importante reunión. En particular, agradezco al cardenal Jean-Louis Tauran sus amables palabras.

El tema de vuestra asamblea plenaria es: "Diálogo in veritate et caritate: orientaciones pastorales". Me alegra saber que durante estos días habéis tratado de llegar a una comprensión más profunda de la actitud de la Iglesia católica ante los miembros de otras tradiciones religiosas. Habéis considerado el objetivo más amplio del diálogo, que es descubrir la verdad, y su motivación, que es la caridad, en obediencia a la misión divina confiada a la Iglesia por nuestro Señor Jesucristo.

En la inauguración de mi pontificado, afirmé que "la Iglesia quiere seguir construyendo puentes de amistad con los seguidores de todas las religiones, para buscar el verdadero bien de cada persona y de la sociedad entera" (Discurso a las delegaciones de diversas Iglesias, 25 de abril de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 29 de abril de 2005, p. 2). A través del ministerio de los Sucesores de Pedro, incluyendo la labor del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso y los esfuerzos de los Ordinarios locales y del pueblo de Dios en todo el mundo, la Iglesia sigue acercándose a los seguidores de las diferentes religiones.

De este modo expresa un deseo de encuentro y colaboración en la verdad y en la libertad. Como dijo mi venerado predecesor el Papa Pablo VI, la responsabilidad principal de la Iglesia es el servicio a la verdad, "la verdad acerca de Dios, la verdad acerca del hombre y de su misterioso destino, la verdad acerca del mundo. Verdad que buscamos en la palabra de Dios"(Evangelii nuntiandi,78).

Los seres humanos buscan respuestas a algunos de los interrogantes existenciales fundamentales: ¿Cuál es el origen y el destino de los seres humanos? ¿Qué es el bien y el mal? ¿Qué aguarda a los seres humanos al final de su existencia terrena? Todos tienen el deber natural y la obligación moral de buscar la verdad. Una vez conocida, están obligados a adherirse a ella y ordenar toda su vida de acuerdo con sus exigencias (cf. Nostra aetate, 1; Dignitatis humanae, 2).

Queridos hermanos, "caritas Christi urget nos" (2 Co 5, 14). El amor de Cristo es lo que impulsa a la Iglesia a acercarse a todos los hombres, sin distinción, más allá de los límites de la Iglesia visible. La fuente de la misión de la Iglesia es el amor divino. Este amor se revela en Cristo y se hace presente a través de la acción del Espíritu Santo. Todas las actividades de la Iglesia han de estar animadas por este amor (cf. Ad gentes, 2-5; Evangelii nuntiandi, 26; Diálogo y misión, 9).

Así pues, el amor urge a cada creyente a escuchar al otro y a buscar ámbitos de colaboración. Animo a los interlocutores cristianos en el diálogo con los seguidores de otras religiones a proponer, no a imponer, la fe en Cristo, que es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 16). Como afirmé en mi última encíclica, la fe cristiana nos ha enseñado que "la verdad, la justicia y el amor no son simplemente ideales, sino realidades de enorme densidad" (Spes salvi, 39). Para la Iglesia, "la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia" (Deus caritas est, 25).

La gran proliferación de encuentros interreligiosos en el mundo actual requiere discernimiento. A este respecto, me complace constatar que durante estos días habéis reflexionado sobre las orientaciones pastorales para el diálogo interreligioso. Desde el concilio Vaticano II, se ha prestado atención a los elementos espirituales que tienen en común las diferentes tradiciones religiosas. De muchos modos, esto ha ayudado a construir puentes de comprensión más allá de los confines religiosos. Sé que durante vuestros debates habéis considerado algunas cuestiones de interés práctico en las relaciones interreligiosas: la identidad de los interlocutores del diálogo, la educación religiosa en las escuelas, la conversión, el proselitismo, la reciprocidad, la libertad religiosa, y el papel de los líderes religiosos en la sociedad. Se trata de cuestiones importantes, a las que deben prestar particular atención los líderes religiosos que viven y actúan en sociedades pluralistas.

Es importante destacar la necesidad de que estén bien formados quienes llevan a cabo el diálogo interreligioso, que para ser auténtico debe ser un itinerario de fe. Por tanto, ¡cuán necesario es que sus promotores estén bien formados en sus propias creencias y bien informados sobre las de los demás! Por esta razón, apoyo los esfuerzos del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso encaminados a organizar cursos y programas de formación en el diálogo interreligioso para diferentes grupos cristianos, especialmente seminaristas y jóvenes que estudian en centros educativos terciarios.

La colaboración interreligiosa brinda oportunidades de expresar los ideales más elevados de cada tradición religiosa. Asistir a los enfermos, auxiliar a las víctimas de los desastres naturales o de la violencia, cuidar a los ancianos y a los pobres, son algunas de las áreas en las que colaboran las personas de las diferentes religiones. Animo a todos los que se sienten impulsados por la doctrina de su religión a ayudar a los miembros de la sociedad que sufren.

Queridos amigos, al concluir vuestra asamblea plenaria, os agradezco el trabajo que habéis realizado. Os pido que llevéis el mensaje de buena voluntad del Sucesor de Pedro a vuestras comunidades cristianas y a todos nuestros amigos de las otras religiones. De buen grado os imparto mi bendición apostólica como prenda de gracia y de paz en nuestro Señor y Salvador Jesucristo.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
22/06/2013 19:47


DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI
AL SEXTO SIMPOSIO EUROPEO DE PROFESORES UNIVERSITARIOS

Sala Clementina
Sábado 7 de junio de 2008



Señor cardenal;
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
ilustres profesores:

Es para mí motivo de profunda alegría encontrarme con vosotros, con ocasión del VI Simposio europeo de profesores universitarios sobre el tema: "Ensanchar los horizontes de la racionalidad. Perspectivas para la filosofía", promovido por los profesores de las universidades de Roma y organizado por la Oficina para la pastoral universitaria del Vicariato de Roma, en colaboración con las instituciones regionales, provinciales y del municipio de Roma. Doy las gracias al señor cardenal Camillo Ruini y al profesor Cesare Mirabelli, que se han hecho intérpretes de vuestros sentimientos, y doy a todos los presentes mi cordial bienvenida.

En continuidad con el encuentro europeo de profesores universitarios del año pasado, vuestro simposio afronta un tema de gran relevancia académica y cultural. Deseo expresar mi gratitud al comité organizador por esta elección que, entre otras cosas, nos permite celebrar el décimo aniversario de la publicación de la carta encíclica Fides et ratio de mi amado predecesor el Papa Juan Pablo II.

En aquella ocasión cincuenta profesores de filosofía de las universidades de Roma, públicas y pontificias, manifestaron su gratitud al Papa con una declaración en la que se reafirmaba la urgencia de la reactivación del estudio de la filosofía en las universidades y en las escuelas. Compartiendo dicha preocupación y animando la colaboración fructuosa entre profesores de diversos ateneos, romanos y europeos, deseo dirigir a los profesores de filosofía una invitación particular a proseguir con confianza la investigación filosófica, invirtiendo energías intelectuales e implicando a las nuevas generaciones en dicho compromiso.

Los acontecimientos que se han sucedido durante los diez años que han pasado desde la publicación de la encíclica, han delineado con mayor evidencia el escenario histórico y cultural en el que la investigación filosófica está llamada a adentrarse. En efecto, la crisis de la modernidad no es sinónimo de decadencia de la filosofía; al contrario, la filosofía debe comprometerse en un nuevo itinerario de investigación para comprender la verdadera naturaleza de semejante crisis (cf. Discurso durante el encuentro europeo con los profesores universitarios, 23 de junio de 2007) e identificar nuevas perspectivas hacia las cuales orientarse.

La modernidad, si se la comprende bien, revela una "cuestión antropológica" que se presenta de modo mucho más complejo y articulado de lo que sucedía en las reflexiones filosóficas de los últimos siglos, sobre todo en Europa. Sin restar importancia a los intentos realizados, queda todavía mucho por investigar y comprender. La modernidad no es un simple fenómeno cultural, con una fecha histórica determinada; en realidad, implica un nuevo proyecto, una comprensión más exacta de la naturaleza del hombre. No es difícil captar en los escritos de autorizados pensadores contemporáneos una reflexión honrada sobre las dificultades que impiden la solución de esta crisis prolongada. El crédito que algunos autores atribuyen a las religiones, y en particular al cristianismo, es un signo evidente del sincero deseo de que la reflexión filosófica abandone su autosuficiencia.

Desde el inicio de mi pontificado he escuchado con atención las peticiones que me hacen los hombres y las mujeres de nuestro tiempo y, a la luz de esas expectativas, he presentado una propuesta de investigación que, en mi opinión, puede suscitar interés con vistas a la reactivación de la filosofía y de su papel insustituible dentro del mundo académico y cultural. Esa propuesta, que ha sido objeto de vuestra reflexión durante el simposio, consiste en "ensanchar los horizontes de la racionalidad".

Esto me permite reflexionar sobre ella con vosotros, como entre amigos que desean realizar un itinerario común de investigación. Parto de una profunda convicción, que he expresado muchas veces: "La fe cristiana ha hecho su opción neta: contra los dioses de la religión a favor del Dios de los filósofos, es decir, contra el mito de la sola costumbre a favor de la verdad del ser" (J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, cap. III). Esta afirmación, que refleja el camino del cristianismo desde sus albores, resulta plenamente actual en el contexto histórico cultural que estamos viviendo. En efecto, sólo a partir de dicha premisa, que es histórica y a la vez teológica, es posible salir al encuentro de las nuevas expectativas de la reflexión filosófica. También hoy es muy concreto el peligro de que la religión, incluso la cristiana, sea instrumentalizada como fenómeno subrepticio.

Pero, como recordé en la encíclica Spe salvi, el cristianismo no es sólo un mensaje informativo, sino performativo (cf. n. 2). Esto significa que desde siempre la fe cristiana no puede quedar encerrada en el mundo abstracto de las teorías, sino que debe bajar a una experiencia histórica concreta, que llegue al hombre en la verdad más profunda de su existencia. Esta experiencia, condicionada por las nuevas situaciones culturales e ideológicas, es el lugar que la investigación teológica debe valorar y sobre el cual es urgente entablar un diálogo fecundo con la filosofía.

La comprensión del cristianismo como transformación real de la existencia del hombre, por una parte, impulsa la reflexión filosófica a un nuevo enfoque de la religión; y, por otra, la estimula a no perder la confianza de poder conocer la realidad. Por tanto, la propuesta de "ensanchar los horizontes de la racionalidad" no debe incluirse simplemente entre las nuevas líneas de pensamiento teológico y filosófico, sino que debe entenderse como la petición de una nueva apertura a la realidad a la que está llamada la persona humana en su uni-totalidad, superando antiguos prejuicios y reduccionismos, para abrirse también así el camino a una verdadera comprensión de la modernidad.

El deseo de una plenitud de humanidad no puede desatenderse: hacen falta propuestas adecuadas. La fe cristiana está llamada a afrontar esta urgencia histórica, implicando a todos los hombres de buena voluntad en esa empresa. El nuevo diálogo entre fe y razón, que se hace necesario hoy, no puede llevarse a cabo en los términos y modos como se realizó en el pasado. Si no quiere reducirse a un estéril ejercicio intelectual, debe partir de la actual situación concreta del hombre, y desarrollar sobre ella una reflexión que recoja su verdad ontológico-metafísica.

Queridos amigos, tenéis ante vosotros un camino muy arduo. Ante todo, es necesario promover centros académicos de perfil elevado, en los que la filosofía pueda dialogar con las otras disciplinas, en particular con la teología, favoreciendo nuevas síntesis culturales idóneas para orientar el camino de la sociedad. La dimensión europea de vuestra reunión en Roma —provenís de veintiséis países— puede favorecer una confrontación y un intercambio seguramente fructuosos. Confío en que las instituciones académicas católicas estén disponibles a la realización de verdaderos laboratorios culturales. También quiero invitaros a impulsar a los jóvenes a comprometerse en los estudios filosóficos, favoreciendo oportunas iniciativas de orientación universitaria. Estoy seguro de que las nuevas generaciones, con su entusiasmo, responderán generosamente a las expectativas de la Iglesia y de la sociedad.

Dentro de pocos días tendré la alegría de inaugurar el Año paulino, durante el cual celebraremos al Apóstol de los gentiles: deseo que esta singular iniciativa constituya para todos vosotros una ocasión propicia para redescubrir, tras las huellas del gran Apóstol, la fecundidad histórica del Evangelio y sus extraordinarias potencialidades también para la cultura contemporánea. Con este deseo, imparto a todos mi bendición.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
Nuova Discussione
 | 
Rispondi
Cerca nel forum

Feed | Forum | Bacheca | Album | Utenti | Cerca | Login | Registrati | Amministra
Crea forum gratis, gestisci la tua comunità! Iscriviti a FreeForumZone
FreeForumZone [v.6.1] - Leggendo la pagina si accettano regolamento e privacy
Tutti gli orari sono GMT+01:00. Adesso sono le 22:20. Versione: Stampabile | Mobile
Copyright © 2000-2024 FFZ srl - www.freeforumzone.com