Pagina precedente | « 5 6 7 | Pagina successiva

2008

Ultimo Aggiornamento: 29/06/2013 20:43
Autore
Stampa | Notifica email    
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 19:54


AUDIENCIA DEL PAPA BENEDICTO XVI
A LOS PEREGRINOS DE LA BAJA AUSTRIA QUE REGALARON
EL ÁRBOL DE NAVIDAD PARA LA PLAZA DE SAN PEDRO

Sala de las Bendiciones
Viernes 12 de diciembre de 2008



Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo cordialmente —Grüß Gott— a todos vosotros, que habéis venido a traer como regalo al Santo Padre y a la Iglesia el árbol de Navidad que, juntamente con el belén, adornará durante el próximo período navideño la plaza de San Pedro. Doy la bienvenida en particular al gobernador regional de la Baja Austria, doctor Erwin Pröll, al que agradezco las amables palabras que me ha dirigido también en nombre de todos los presentes.

Saludo, asimismo, al obispo de Sankt Pölten, monseñor Klaus Küng —también a usted le doy cordialmente las gracias por sus conmovedoras palabras—, y en representación de la delegación y de todos los huéspedes de la Baja Austria, al señor Johann Seper, alcalde del ayuntamiento de Gutenstein, en cuyo territorio ha crecido este magnífico árbol, el más alto en la historia de los árboles navideños de la plaza de San Pedro. Mi saludo particular va, igualmente, a los jóvenes cantores de Altenburg y a los músicos de Ziersdorf, que con su interpretación musical han dado a nuestro encuentro un tono festivo y, por decirlo así, son mensajeros de la rica cultura de vuestro país y de sus múltiples tradiciones. ¡Gracias de corazón! Donde está Austria, hay música; lo podemos experimentar también hoy de una forma admirable.

El regalo que viene de los bosques de vuestro hermoso país —del que forman parte también otros abetos que habéis traído para dar al palacio apostólico y a varios ambientes del Vaticano, entre ellos mi despacho, un clima navideño— me trae a la mente el recuerdo de la visita que realicé el año pasado a vuestra patria. En esa ocasión visité uno de los grandes conventos que caracterizan a vuestro país y que atestiguan su historia profundamente cristiana. Todos los fieles deben comprometerse para que también en el futuro este testimonio de Cristo siga vivo a fin de dar a los hombres apoyo y orientación en su vida o —como dijo usted, señor gobernador regional, de una forma muy concreta— un apoyo que los sostenga para seguir adelante.

En las próximas semanas el árbol de Navidad será motivo de alegría para los romanos y para los numerosos peregrinos que vendrán de todo el mundo a la ciudad eterna con ocasión de la festividad del Nacimiento de Cristo. Desde la ventana de mi oficina, también yo podré contemplar con gozo siempre renovado el árbol colocado cerca del belén. También tendré la ocasión de ir hasta el lugar, rezar ante el Niño Jesús y alegrarme con la luz del árbol y su belleza. Su forma en punta, su color verde y las luces de sus ramas son símbolos de vida. Además, nos remiten al misterio de la Nochebuena. Cristo, el Hijo de Dios, trae al mundo oscuro, frío y no redimido, al que viene a nacer, una nueva esperanza y un nuevo esplendor. Si el hombre se deja tocar e iluminar por el esplendor de la verdad viva que es Cristo, experimentará una paz interior en su corazón y será constructor de paz en una sociedad que tiene mucha nostalgia de reconciliación y redención.

Queridos amigos, una vez más, un sincero "Que Dios os recompense" por este hermoso regalo. También manifiesto mi agradecimiento a todos los colaboradores que no pueden estar presentes hoy, a los patrocinadores y a todos los que se han encargado de trasportar el árbol. El Señor os recompense por la disponibilidad con que habéis contribuido generosamente a la entrega del árbol.
Ya desde hoy os expreso mi felicitación por una fiesta de Navidad llena de gracia y os pido que la transmitáis a vuestras familias y a vuestros compatriotas. Os aseguro mi oración por vuestras familias y por vuestro hermoso país, y os encomiendo a todos a la intercesión de María, patrona de Austria, y de san Leopoldo, patrono de la región, que ahora, como hermosa escultura, podrá sentirse "en casa" también en mi apartamento. El Señor proteja a vuestra región y bendiga a toda Austria.

English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 19:54


PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS EMPLEADOS DE LA EMBAJADA DE ITALIA
ANTE LA SANTA SEDE

Sábado 13 de diciembre de 2008

Señor subsecretario de la Presidencia del Gobierno;
queridos amigos:

En esta breve visita a la embajada de Italia, la primera cita tiene lugar en esta hermosa capilla recién restaurada y renovada. Y me alegra encontrarme precisamente aquí con vosotros, que formáis la comunidad de vida y de trabajo de esta embajada. Os saludo a todos con afecto, juntamente con vuestros familiares.

Dirijo un saludo especial al señor subsecretario de la Presidencia del Gobierno, que me ha transmitido el saludo del presidente del Gobierno y me ha dado una cordial bienvenida, haciéndose intérprete de vuestros sentimientos. Ha recordado que esta capilla, bendecida hace pocos días por el señor cardenal secretario de Estado, ha sido dedicada a un santo cuyo nombre está indisolublemente vinculado a este palacio: san Carlos Borromeo.

Este santo, juntamente con su hermano Federico, recibió como regalo este palacio de su tío, el Pontífice Pío IV, con el cual, nombrado cardenal muy joven, colaboró en el gobierno de la Iglesia universal. Fue precisamente después de la muerte de su hermano mayor cuando el joven sobrino del Pontífice inició un proceso de maduración espiritual que lo llevó a una profunda conversión marcada por una firme elección de vida evangélica.

Como obispo, dedicó todas sus energías a la archidiócesis de Milán. Su biografía muestra con claridad el celo con que desempeñó su ministerio episcopal, promoviendo la reforma de la Iglesia según el espíritu del concilio de Trento, cuyas directrices aplicó de modo ejemplar, mostrando una cercanía constante a las poblaciones, de modo especial durante los años de la peste, de forma que, precisamente por esta entrega generosa, fue llamado "ángel de los apestados". La historia humana y espiritual de san Carlos Borromeo pone de manifiesto que la gracia divina puede transformar el corazón del hombre y hacerlo capaz de un amor a los hermanos llevado hasta el sacrificio de sí mismo.

Queridos hermanos y hermanas, os encomiendo a cada uno de vosotros y a vuestros familiares a la protección de san Carlos, para que también vosotros podáis cumplir la misión que Dios os confía al servicio del prójimo según vuestras diferentes tareas. Por último, aprovecho la ocasión para desearos una feliz y santa Navidad, mientras de corazón os bendigo a todos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 19:55


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
DURANTE SU VISITA A LA EMBAJADA DE ITALIA
ANTE LA SANTA SEDE

Sábado 13 de diciembre de 2008



Señor ministro de Asuntos exteriores;
señor subsecretario de la Presidencia del Gobierno;
señor embajador ante la Santa Sede;
representantes del Cuerpo diplomático ante la Santa Sede;
ilustres autoridades;
señores y señoras:

Me alegra verdaderamente poder aceptar hoy la amable invitación que me hicieron a visitar este histórico edificio, sede de la embajada de Italia ante la Santa Sede. Saludo cordialmente a todos, comenzando por el señor ministro de Asuntos exteriores, al que agradezco las amables palabras que me acaba de dirigir. Saludo a los demás ministros, a las autoridades presentes y, de modo especial, al embajador Antonio Zanardi Landi. Gracias de corazón por la cortés acogida, acompañada por un grato intermedio musical.

Como ya se ha recordado, este histórico palacio recibió la visita de tres predecesores míos: los siervos de Dios Pío XII, el 2 de junio de 1951; Pablo VI el 2 de octubre de 1964; y Juan Pablo II, el 2 de marzo de 1986. En esta circunstancia solemne y a la vez familiar, también vuelven a mi mente los recientes encuentros con el presidente de la República: el del pasado día 24 de abril con ocasión del concierto que me ofreció por el aniversario del inicio solemne de mi servicio en la Cátedra de Pedro; luego, el del 4 de octubre, en el Quirinal; y, por último, el del miércoles pasado en la sala Pablo VI del Vaticano, con ocasión del concierto por el 60° aniversario de la Declaración universal de derechos humanos, a la que usted, señor ministro de Asuntos exteriores, ha hecho referencia.

A la vez que dirijo un cordial y agradecido saludo al presidente de la República, me complace recordar lo que afirmé precisamente durante la visita al Quirinal, es decir, que "en la ciudad de Roma conviven pacíficamente y colaboran fructuosamente el Estado italiano y la Sede apostólica" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 10 de octubre de 2008, p. 3).

La singular atención prestada por los Pontífices a esta sede diplomática bastaría por sí sola para señalar el reconocimiento del importante papel que ha desempeñado y desempeña la embajada de Italia en las intensas y particulares relaciones que existen entre la Santa Sede y la República italiana, así como en las relaciones de colaboración mutua entre la Iglesia y el Estado en Italia.

Seguramente, tendremos ocasión de poner de relieve este importante doble orden de vínculos diplomáticos, sociales y religiosos, en el mes de febrero del año próximo, cuando se celebre el 80° aniversario de la firma de los Pactos lateranenses y el 25° aniversario del Acuerdo de modificación del Concordato. Ya se hizo referencia a este aniversario para subrayar con razón la fructuosa relación que existe entre Italia y la Santa Sede. Se trata de un entendimiento muy importante y significativo en la actual situación mundial, en la que la persistencia de conflictos y tensiones entre pueblos hace cada vez más necesaria una colaboración entre todos los que comparten los mismos ideales de justicia, solidaridad y paz.

Además, retomando lo que ha dicho usted, señor ministro de Asuntos exteriores, no puedo menos de aludir con viva gratitud a la colaboración que día a día se da entre la embajada de Italia y mi Secretaría de Estado. A este propósito, saludo cordialmente a los jefes de misión que en estos años se han sucedido en el palacio Borromeo y que amablemente han querido estar hoy con nosotros.

Aprovecho esta breve visita para reafirmar que la Iglesia es muy consciente de que "es propia de la estructura fundamental del cristianismo la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios (cf. Mt 22, 21), es decir, entre Estado e Iglesia" (Deus caritas est, 28). La Iglesia no sólo reconoce y respeta esa distinción y esa autonomía, sino que además se alegra de ellas, considerándolas un gran progreso de la humanidad y una condición fundamental para su misma libertad y para el cumplimiento de su misión universal de salvación entre todos los pueblos.

Al mismo tiempo, la Iglesia, siguiendo los dictámenes de su propia doctrina social, argumentada "a partir de lo que es conforme a la naturaleza de todo ser humano" (ib.), siente que tiene el deber de despertar en la sociedad las fuerzas morales y espirituales, contribuyendo a abrir las voluntades a las exigencias auténticas del bien. Por eso, recordando el valor que tienen algunos principios éticos fundamentales no sólo para la vida privada sino también y sobre todo para la pública, la Iglesia contribuye de hecho a garantizar y promover la dignidad de la persona y el bien común de la sociedad, y en este sentido se realiza la deseada cooperación auténtica entre Estado e Iglesia.

Permítaseme ahora mencionar con gratitud también la valiosa contribución que tanto esta representación diplomática como, en general, las autoridades italianas dan generosamente para que la Santa Sede pueda cumplir libremente su misión universal y, por tanto, también mantener relaciones diplomáticas con numerosos países del mundo. A este propósito, saludo y expreso mi agradecimiento al decano y a algunos representantes del Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, que participan en este encuentro, y estoy seguro de que comparten este aprecio por los valiosos servicios que Italia presta a su delicada y cualificada misión.

Señores y señoras, es realmente significativo que la representación diplomática italiana ante la Santa Sede desde 1929 tenga su sede donde vivió en su juventud san Carlos Borromeo, que entonces ejercía el oficio de colaborador del Romano Pontífice en la Curia romana, guiando la que se define normalmente como diplomacia de la Santa Sede. Así pues, los que aquí trabajan pueden encontrar en este santo un constante protector y, al mismo tiempo, un modelo en el cual inspirarse en el desempeño de sus tareas diarias. Encomiendo a su intercesión a todos los que hoy se hallan aquí reunidos, y formulo a cada uno un sincero deseo de todo bien. Mientras se acerca la fiesta del Nacimiento del Señor Jesús, este deseo se extiende a las autoridades italianas, comenzando por el presidente de la República, y a todo el querido pueblo de esta amada península.

Mi deseo de paz abraza luego a todos los países de la tierra, estén o no estén oficialmente representados ante la Santa Sede. Es un deseo de luz y de auténtico progreso humano, de prosperidad y de concordia, todas ellas realidades a las que podemos aspirar con confiada esperanza, porque son dones que Jesús trajo al mundo al nacer en Belén.

La Virgen María, a la que hace algunos días hemos venerado como Inmaculada Concepción, obtenga para Italia y para el mundo entero estos dones, y todos los demás bienes anhelados, de su Hijo, el Príncipe de la paz, cuya bendición invoco de corazón sobre todos vosotros y sobre vuestros seres queridos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:37


All'Ambasciatore di Malawi presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English


----------


All'Ambasciatore di Svezia presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English


----------


All'Ambasciatore di Sierra Leone presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English


----------


All'Ambasciatore d'Islanda presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English


----------


All'Ambasciatore di Lussemburgo presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English

Français


----------


www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2008/december/documents/hf_ben-xvi_spe_20081218_madagascar...

English

Français


----------


All'Ambasciatore del Belize presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English


----------


All'Ambasciatore della Tunisia presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore di Kazakhstan presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore del Bahrein presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English

Français


----------


All'Ambasciatore delle Isole Fiji presso la Santa Sede (18 dicembre 2008)

English

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:38


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A UN GRUPO DE NUEVOS EMBAJADORES ANTE LA SANTA SEDE

Sala Clementina
Jueves 18 de diciembre de 2008



Excelencias:

Os recibo con alegría esta mañana con motivo de la presentación de las cartas que os acreditan como embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de vuestros respectivos países ante la Santa Sede: Malawi, Suecia, Sierra Leona, Islandia, el Gran Ducado de Luxemburgo, la República de Madagascar, Belice, Túnez, la República de Kazajstán, el Reino de Bahrein y la República de Fiji.
Os doy las gracias por las amables palabras que me habéis dirigido de parte de vuestros jefes de Estado. Os ruego que les transmitáis mi más cordial saludo y mis mejores deseos para ellos y para su elevada misión al servicio de sus países y pueblos. Deseo saludar también, a través de vosotros, a todas las autoridades civiles y religiosas de vuestras naciones, así como a vuestros compatriotas. Mis oraciones y pensamientos se dirigen en particular a las comunidades católicas presentes en vuestros países, en los que tratan de vivir el Evangelio y testimoniarlo con espíritu de colaboración fraterna.

La diversidad de vuestros lugares de procedencia me lleva a dar gracias a Dios por su amor creador y por la multiplicidad de sus dones, que no dejan de asombrar a los hombres. Es una enseñanza. A veces la diversidad produce temor; por eso no debe sorprender que el ser humano a menudo prefiera la monotonía de la uniformidad. Algunos sistemas político-económicos, que tenían o reivindicaban orígenes paganos o religiosos, han afligido a la humanidad durante demasiado tiempo y han intentado uniformarla con demagogia y violencia. Han reducido y, por desgracia, siguen reduciendo al ser humano a una esclavitud indigna al servicio de una única ideología o de una economía inhumana y pseudo-científica.

Todos sabemos que no existe un modelo político único, como un ideal a realizar de modo absoluto, y que la filosofía política evoluciona en el tiempo y en su expresión en la medida en que se afina la inteligencia humana y aprovecha las lecciones que saca de su experiencia política y económica. Cada pueblo tiene su genio y también "sus demonios". Cada pueblo avanza a través de un alumbramiento, a veces doloroso, hacia un porvenir que desea luminoso. Por eso, espero que cada pueblo cultive su genio, enriqueciéndolo lo mejor posible para el bien de todos, y que se purifique de sus "demonios", controlándolos lo mejor que pueda hasta eliminarlos transformándolos en valores positivos y creadores de armonía, prosperidad y paz para defender la grandeza de la dignidad humana.

Reflexionando en la hermosa misión del embajador, me ha venido espontáneamente a la mente uno de los aspectos esenciales de su actividad: la búsqueda y la promoción de la paz, que acabo de recordar. Conviene citar aquí la bienaventuranza pronunciada por Cristo en el Sermón de la Montaña: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9). El embajador puede y debe ser constructor de paz. El artífice de paz, del que se habla aquí, no es sólo una persona de temperamento tranquilo y conciliador que desea vivir en buenas relaciones con todos y evitar, en la medida de lo posible, los conflictos, sino que además se pone totalmente al servicio de la paz y se compromete activamente en su construcción, a veces incluso entregando su vida.

No faltan ejemplos históricos. La paz no sólo implica una situación política o militar sin conflicto; remite también globalmente a un conjunto de condiciones que permiten la concordia entre todos y el desarrollo personal de cada uno. Dios quiere la paz, la propone al hombre y se la ofrece como don. Esta intervención divina en la humanidad lleva el nombre de "alianza de paz" (Is 54, 10). Cuando Cristo llama hijo de Dios al artífice de paz quiere decir que este participa y trabaja, de manera consciente o inconsciente, en la obra de Dios y prepara, a través de su misión, las condiciones necesarias para que se acoja la paz que procede de lo alto. Vuestra misión, excelencias, es elevada y noble. Requiere todas vuestras energías, que tendréis que desplegar para alcanzar este ideal elevado que honrará a vuestras personas, a vuestros gobernantes y a vuestros países respectivos.

Sabéis, como yo, que la paz auténtica sólo es posible cuando reina la justicia. Nuestro mundo tiene sed de paz y de justicia. En vísperas de la Conferencia de Doha, que concluyó hace pocos días, la Santa Sede publicó una Nota sobre la actual crisis financiera y sus repercusiones en la sociedad y en las personas. Ofrece puntos de reflexión destinados a promover el diálogo sobre varios aspectos éticos que deberían regir las relaciones entre las finanzas y el desarrollo, y alentar a los gobiernos y a los agentes económicos a buscar soluciones duraderas y solidarias para el bien de todos y, más en particular, para quienes están más expuestos a las dramáticas consecuencias de la crisis.

La justicia —volviendo a este tema— no sólo tiene una dimensión social o incluso ética. No se refiere solamente a lo que es equitativo o conforme al derecho. La etimología hebrea de la palabra justicia hace referencia a lo que está ajustado. Por eso, la justicia de Dios se manifiesta por su justeza. Pone todas las cosas en su sitio, todo en orden, para que el mundo se ajuste al plan de Dios y a su orden (cf. Is 11, 3-5).

La noble misión del embajador consiste, por tanto, en desplegar su arte a fin de que todo sea "ajustado" para que la nación a la que sirve no sólo viva en paz con los demás países, sino también según la justicia, que se manifiesta en la equidad y la solidaridad en las relaciones internacionales, y para que sus compatriotas, gozando de paz social, puedan vivir libre y serenamente sus creencias y alcanzar así la "justeza" de Dios.

Señoras y señores embajadores, acabáis de comenzar vuestra misión ante la Santa Sede. Os expreso de nuevo mis más cordiales deseos de éxito en la función tan delicada que estáis llamados a desempeñar. Imploro al Todopoderoso que os sostenga y os acompañe a vosotros, a vuestros seres queridos, a vuestros colaboradores y a todos vuestros compatriotas, para contribuir a la construcción de un mundo más pacífico y justo. Que Dios os llene de la abundancia de sus bendiciones.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:38


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
EN EL 25° ANIVERSARIO DEL CENTRO TELEVISIVO VATICANO

Sala del Consistorio
Jueves 18 de diciembre de 2008



Queridos hermanos y hermanas:

Me alegra encontrarme con vosotros, empleados, colaboradores y consejeros del Centro Televisivo Vaticano, acompañados de vuestros familiares, para conmemorar el 25° aniversario de la fundación de vuestro Centro. Saludo en particular al señor cardenal John P. Foley y al director general, padre Federico Lombardi, al que agradezco las palabras de saludo que me ha dirigido, ilustrando la realidad del Centro. También deseo recordar al doctor Emilio Rossi, recientemente fallecido, que durante muchos años fue presidente del Centro y después presidente de su consejo de administración, dando testimonio de un servicio generoso y competente a la Iglesia y a la sociedad.

El Centro fue promovido, en 1983, por mi predecesor Juan Pablo II, consciente de que la Santa Sede, además de los medios de comunicación de los que ya disponía, debía dotarse de un Centro televisivo propio, para que el servicio del Papa a la Iglesia universal y a la humanidad pudiera valerse también de este medio, cuya eficacia se estaba manifestando cada vez con mayor evidencia.
Videre Petrum, ver al Papa, es un deseo que ha traído a Roma a innumerables peregrinos. Este deseo puede hacerse realidad hoy, al menos en parte, también gracias a la radio y la televisión, que han permitido a muchísimas personas participar, primero mediante la voz y ahora también mediante las imágenes, en las celebraciones y en los acontecimientos que se realizan en el Vaticano o en los demás lugares a los que el Papa va para cumplir su ministerio.

Así pues, ante todo prestáis un servicio muy valioso con vistas a la comunión en la Iglesia. La colaboración con las televisiones católicas ha caracterizado a vuestro Centro ya desde sus orígenes. En Italia, Telepace y SAT2000 transmiten casi todas vuestras filmaciones, pero es muy estimulante saber que no pocas televisiones católicas en diversas regiones del mundo están en conexión con vosotros. De este modo, un número cada vez mayor de fieles puede seguir, en directo o en diferido, lo que acontece en el centro de la Iglesia.

Pero la televisión no sólo llega a los fieles católicos. Al poner las imágenes a disposición de las mayores agencias televisivas mundiales y de las grandes televisiones nacionales o comerciales, favorecéis una información adecuada e inmediata sobre la vida y la enseñanza de la Iglesia en el mundo de hoy, al servicio de la dignidad de la persona humana, la justicia, el diálogo y la paz. Las relaciones de buena colaboración que os esforzáis por mantener en el vasto mundo de la comunicación televisiva, de modo especial con ocasión de los viajes internacionales del Papa, han ensanchado el campo de vuestro servicio, podríamos decir, hasta los confines del mundo, respondiendo a las expectativas humanas y espirituales de innumerables contemporáneos nuestros.

En vuestro servicio, con mucha frecuencia estáis llamados a tomar y difundir las imágenes de importantes y espléndidas celebraciones litúrgicas que se realizan en el centro de la cristiandad. La liturgia es verdaderamente la cumbre de la vida de la Iglesia, tiempo y lugar de relación profunda con Dios. Seguir el acontecimiento litúrgico a través del ojo atento de la cámara de televisión, para permitir una auténtica participación espiritual también a quienes no pueden estar físicamente presentes, es tarea elevada y comprometedora, que os exige tener una preparación seria y una verdadera sintonía espiritual con lo que, en cierto sentido, transmitís. La buena colaboración con la Oficina de las celebraciones litúrgicas, que mantenéis desde hace mucho tiempo, os ayudará a crecer cada vez más en este valioso servicio espiritual a los telespectadores de todo el mundo.

Las imágenes que habéis tomado a lo largo de los años y que ahora conserváis celosamente, convierten vuestro archivo en un valioso recurso, no sólo para la producción de programas televisivos actuales o futuros, sino también -podríamos decir- para la historia de la Santa Sede y de la Iglesia. Conservar adecuadamente la grabación de las voces y las imágenes es una empresa técnicamente difícil y económicamente costosa, pero es una de vuestras tareas institucionales, que os animo a afrontar con confianza. Para que la Iglesia siga estando presente con su mensaje "en el gran areópago" de la comunicación social, como lo definía Juan Pablo II, y no se encuentre ajena a los espacios en los que innumerables jóvenes navegan en busca de respuestas y de sentido para su vida, debéis tratar de encontrar caminos para difundir, de un modo nuevo, voces e imágenes de esperanza a través de la red telemática que envuelve nuestro planeta con mallas cada vez más tupidas.

Por lo demás, no sois los únicos en afrontar vuestra misión. Hoy precisamente se habla de la "convergencia" entre los diversos medios de comunicación social. Los confines entre esos medios se difuminan y las sinergias aumentan. Naturalmente, también los medios de comunicación social al servicio de la Santa Sede experimentan esta evolución y se deben insertar en ella consciente y activamente. Desde siempre la colaboración entre vuestro Centro y Radio Vaticano ha sido muy estrecha y ha ido creciendo, porque en las transmisiones la imagen y el sonido no pueden separarse.

Pero hoy internet invita a una integración cada vez mayor de la comunicación escrita, sonora y visual, y por tanto desafía a ensanchar e intensificar las formas de colaboración entre los medios de comunicación social que están al servicio de la Santa Sede. A eso también contribuirá, de modo particular, la relación positiva con el Consejo pontificio para las comunicaciones sociales, con el que os aliento a desarrollar iniciativas y profundizaciones fructuosas.

Así pues, ¡ánimo! La modesta entidad de vuestra estructura en comparación con la grandeza de las tareas no os debe asustar. Muchas personas gracias a vuestro trabajo pueden sentirse más cercanas al corazón de la Iglesia. Sed conscientes también de la gratitud del Papa, el cual sabe que os dedicáis generosamente a un trabajo que contribuye a la amplitud y la eficacia de su servicio diario. El Señor que viene, y cuya salvación queréis anunciar a través de vuestras imágenes, os acompañe. Con este deseo y con un augurio especial de ¡Feliz Navidad!, que extiendo a todos vuestros seres queridos, os bendigo de corazón.


English

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:39


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LA OFICINA PARA LOS ASUNTOS LABORALES
DE LA SEDE APOSTÓLICA

Sala de los Papas
Viernes 19 de diciembre de 2008



Señor cardenal;
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
queridos hermanos y hermanas:

Me alegra daros la bienvenida a todos los que participáis en este encuentro, a pocos días del 20° aniversario de la institución de la Oficina para los asuntos laborales de la Sede apostólica (Ulsa), por obra de mi venerado predecesor Juan Pablo II, con el motu proprio "Nel primo anniversario" del 1 de enero de 1989.

Saludo al cardenal Francesco Marchisano, presidente de la Ulsa, al que agradezco las cordiales palabras que me ha dirigido y aprovecho la ocasión para expresarle viva gratitud por el largo servicio que ha prestado a la Santa Sede. Saludo al vicepresidente, obispo Franco Croci; al director, doctor Massimo Bufacchi; a los miembros de la presidencia, del consejo, del colegio de conciliación y arbitraje, así como a vuestros demás colaboradores.

En el motu proprio de institución de la Ulsa, el siervo de Dios Juan Pablo II, como ha recordado vuestro presidente, expresó el deseo de que "se respete de modo efectivo la dignidad de cada colaborador; se reconozcan, tutelen, armonicen y promuevan los derechos económicos y sociales de cada miembro; se cumplan cada vez con mayor fidelidad los respectivos deberes; se estimule un vivo sentido de responsabilidad; y se dé un servicio cada vez mejor" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de febrero de 1989, p. 21).

En el sucesivo motu proprio de 1994, titulado "La sollecitudine", con el que aprobó el Estatuto definitivo de la Oficina, escribió: "Deseo ahora reafirmar la función, atribuida a la Oficina para los asuntos laborales de la Sede apostólica, de órgano de la misma que tiene una identidad institucional específica y se encarga de la tutela de los intereses legítimos de los que pertenecen a la comunidad de trabajo de la Santa Sede, para asegurar armonía e igualdad, en la pluralidad, diversidad y especificidad de las funciones, favoreciendo una aplicación correcta de los principios de la justicia social, como garantía de la unidad de esa comunidad y del crecimiento de las relaciones interpersonales en el seno de la misma".

Se trata de orientaciones muy claras, que me complace reafirmar, poniendo de relieve la tarea peculiar que la Oficina para los asuntos laborales de la Sede apostólica está llamada a realizar en la formación del personal, a fin de hacer que la actividad de la comunidad laboral de la Santa Sede sea cada vez más eficiente y solidaria.

Otro importante servicio que presta vuestra Oficina es el de prevenir cualquier eventual conflicto concerniente a los trabajadores que dependen de la Sede apostólica, y a buscar, si fuera necesario, su oportuna solución mediante un diálogo sincero y objetivo, actuando los procedimientos de conciliación y arbitraje previstos.

Todo ello con el fin de consolidar dicha comunidad de trabajo, llevando a cabo las intervenciones oportunas para el pleno cumplimiento de las normas establecidas con vistas a su salvaguardia, y resolviendo eventuales cuestiones de carácter administrativo o socioeconómico que se produjeran en los diversos organismos de la Santa Sede. Precisamente así, cooperando para una mejor organización de la comunidad de trabajo de la Sede apostólica, vuestra Oficina consigue las finalidades para las que fue constituida.

En esta circunstancia quiero subrayar que la comunidad de trabajo constituida por quienes colaboran en las diversas oficinas y organismos de la Santa Sede, forma una singular "familia", cuyos miembros no sólo están unidos por vínculos funcionales, sino también por una misma misión: ayudar al Sucesor de Pedro en su ministerio al servicio de la Iglesia universal. La actividad profesional que realizan constituye, por tanto, una "vocación" que es preciso cultivar con esmero y espíritu evangélico, viendo en ella un camino concreto hacia la santidad.

Esto exige que el amor a Cristo y a los hermanos, juntamente con un sentido eclesial compartido, anime y vivifique la competencia y la dedicación, la profesionalidad, el compromiso honrado y correcto, la responsabilidad atenta y madura, convirtiendo de este modo en oración el trabajo mismo, cualquiera que sea.

Podríamos decir que todo ello es una tarea formativa y espiritual permanente, a la que pueden contribuir todos: cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. En efecto, si es importante el respeto de los principios de la justicia y de la solidaridad, bien desarrollados por la doctrina social de la Iglesia, es indispensable sobre todo el esfuerzo común sostenido por la adhesión convencida a Cristo y por el amor sincero a su Iglesia.

Así pues, a la vez que aprovecho esta oportunidad para expresar mi agradecimiento a todos los que trabajan en los diversos dicasterios y oficinas, de buen grado formulo el deseo de que en todos y cada uno no cesen la búsqueda de la justicia y la constante aspiración a la santidad.

Al mismo tiempo, deseo que la Oficina para los asuntos laborales de la Sede apostólica, en el ámbito de su competencia, contribuya a la consecución de ese objetivo. Además, la cercanía de la santa Navidad me lleva casi naturalmente a pensar en la crisis del trabajo que preocupa a toda la humanidad. Quienes tienen la posibilidad de trabajar deben dar gracias al Señor y abrir con generosidad su corazón a quienes se encuentran en dificultades laborales y económicas.

El Niño Jesús, que en la noche santa de Belén se hizo hombre para salir al encuentro de nuestras dificultades, mire con bondad a todos los que se encuentran duramente probados por esta crisis mundial y suscite en todos sentimientos de auténtica solidaridad.

En el Mensaje para la próxima Jornada mundial de la paz recuerdo que "la lucha contra la pobreza necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano" (n. 13: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 12 de diciembre de 2008, p. 9).

De buen grado formulo este deseo, que pongo en las manos de la Virgen y de san José, para vuestra Oficina, para los empleados de la Sede apostólica, y lo extiendo a todo el mundo del trabajo. A la vez que deseo a todos una santa y serena Navidad, de corazón os bendigo a vosotros, a vuestras familias y a vuestros seres queridos. ¡Feliz Navidad!


English

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:41


DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI
AL SEÑOR GRAZIANO LUIGI TRIBOLDI,
NUEVO EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DE LAS SEYCHELLES
ANTE LA SANTA SEDE

Viernes 19 de diciembre de 2008



Señor embajador:

Me alegra recibirlo, excelencia, y acreditarlo en calidad de embajador extraordinario y plenipotenciario de la República de las Seychelles ante la Santa Sede. Le agradezco que me haya transmitido el saludo de su excelencia el señor James Alix Michel, presidente de la República. Le ruego que le exprese los mejores deseos que formulo para su persona, así como para todo el pueblo de las Seychelles.

Al recordar su país, es siempre un placer hablar de su belleza y poder enumerar las numerosas ventajas de las que goza. Para aumentar sus potencialidades, su país lleva a cabo hoy esfuerzos importantes con el fin de reducir su deuda. En un contexto mundial difícil, me congratulo por esos esfuerzos, que deberían encontrar el apoyo de las instituciones internacionales en la medida de la seriedad y del compromiso adoptado. Se trata de un desafío importante de cara a las generaciones futuras. En efecto, sería injusto que los hombres de hoy evitaran sus responsabilidades e hicieran gravar las consecuencias de sus opciones o de su inercia sobre las generaciones que vendrán después de ellos. Así pues, no sólo se trata de sanear la economía, sino también y sobre todo de afrontar un desafío de justicia social. Además, arreglar las cuentas de la nación supone también ofrecer un marco más seguro para la actividad económica y, por tanto, proteger más a las poblaciones más pobres y más vulnerables.

Este laudable objetivo requiere la cooperación de todos, para la cual es fundamental el sentido de solidaridad. Aquí se manifiesta de qué manera la armonía social no sólo está vinculada a un marco legislativo justo y adecuado, sino también a la calidad moral de cada ciudadano, porque "la solidaridad se presenta bajo dos aspectos complementarios: el de principio social y el de virtud moral" (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, n. 193). La solidaridad se eleva al rango de virtud social cuando puede apoyarse al mismo tiempo en estructuras de solidaridad, pero también en la decisión firme y perseverante de cada persona de trabajar por el bien común, porque todos somos responsables de todos.

Para suscitar este sentido duradero de solidaridad, la educación de los jóvenes es ciertamente el mejor camino. Desde este punto de vista, me complace poder subrayar una vez más los esfuerzos que realiza desde hace mucho tiempo su país para construir un sistema educativo de calidad. Animo a cada uno, cualquiera que sea su nivel de responsabilidad, a proseguir por este camino y a sembrar generosamente de cara al futuro. Sin embargo, esta preocupación por la educación sería inútil si la institución familiar se debilitara excesivamente. Las familias necesitan ser animadas y sostenidas constantemente por las autoridades públicas. Hay una armonía profunda entre las tareas de la familia y los deberes del Estado. Favorecer entre ellos una buena sinergia es trabajar eficazmente con vistas a un futuro de prosperidad y de paz social.

Por su parte, la Iglesia local no escatima esfuerzos para acompañar a las familias, ofreciéndoles la luz del Evangelio, que pone de relieve toda la grandeza y la belleza del "misterio" de la familia, y ayudándoles a asumir sus responsabilidades educativas. Con respecto a las que atraviesan dificultades, se preocupa de contribuir a la pacificación de las relaciones y de educar los corazones para la reconciliación.

Aprovecho la ocasión de este encuentro, señor embajador, para saludar cordialmente, por medio de usted, al obispo de las Seychelles y a sus colaboradores, así como a todos los fieles católicos que viven en su país. Que se preocupen por edificar, juntamente con todos los demás ciudadanos, una vida social donde cada uno pueda encontrar el camino de un crecimiento personal y colectivo. Así testimoniarán la fecundidad social de la Palabra de Dios.

En este momento en que inicia su noble misión de representación ante la Santa Sede, deseo expresar de nuevo mi satisfacción por las excelentes relaciones que mantienen la República de las Seychelles y la Santa Sede, y le formulo, señor embajador, mis mejores votos por el buen cumplimiento de su misión. Esté usted seguro de que encontrará siempre en mis colaboradores la acogida y la comprensión que pueda necesitar.

Sobre usted, excelencia, sobre su familia y sobre sus colaboradores, así como sobre todo el pueblo de las Islas Seychelles y sus dirigentes, invoco de corazón la abundancia de las bendiciones divinas.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:42


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS MUCHACHOS DE LA ACCIÓN CATÓLICA ITALIANA

Sala del Consistorio
Sábado 20 de diciembre de 2008



Queridos muchachos de la Acción católica:

Me complace que también este año, al acercarse la santa Navidad, hayáis venido a alegrar con vuestra presencia estos palacios solemnes, en los que, por lo demás, siempre reina la alegría de servir al Señor. Os saludo a vosotros y a vuestros educadores, así como al presidente de la Acción católica italiana, al consiliario general y a vuestro nuevo consiliario nacional, don Dino.

Muchos dicen que los muchachos son caprichosos, que no se contentan con nada, que consuman juegos, uno tras otro, sin quedar nunca satisfechos. Vosotros, en cambio, decís a Jesús: tú me bastas. Esto significa: tú eres nuestro amigo más querido, que nos hace compañía cuando jugamos y cuando vamos a la escuela, cuando estamos en casa con nuestros padres, abuelos, hermanos y hermanas más pequeños, y cuando salimos con los amigos. Tú nos abres los ojos para que nos demos cuenta de nuestros compañeros tristes y de los numerosos niños del mundo que sufren hambre, enfermedad y guerra. Tú, Señor Jesús, nos bastas. Tú nos das la alegría verdadera, la alegría que no acaba como nuestros juegos, sino que penetra en nuestra alma y nos hace buenos.

Tú nos bastas sobre todo cuando te rezamos, porque tú siempre escuchas nuestras oraciones, que hacemos para que el mundo sea más hermoso y mejor para todos. Tú nos bastas porque nos perdonas cuando hacemos alguna travesura. Tú nos bastas porque, si nos perdemos, nos vienes a buscar y nos cargas sobre tus hombros como hiciste con la oveja perdida. Tú nos bastas porque tienes una Madre hermosísima que, antes de morir en la cruz, quisiste que fuera también nuestra madre.

Queridos pequeños amigos, ¿queréis también ayudar a vuestros compañeros a estar así con Jesús? Un muchacho de la Acción católica, cuando va a Jesús, procura llevar consigo algún amigo, porque quiere que también él lo conozca; no sólo piensa en sí mismo, sino que tiene un corazón grande y atento a los demás. Vosotros tenéis muchos educadores que os ayudan a vivir juntos, a orar y a crecer en el conocimiento del Evangelio. La verdadera finalidad de la Acción católica es ayudaros a ser santos. Por eso, os ayuda a encontraros con Jesús, a amar a su Iglesia y a interesaros por los problemas del mundo. ¿No es verdad que os estáis interesando por los niños y los muchachos más desafortunados que vosotros? ¿No es verdad que con el "mes de la paz" podéis hacer que también muchos adultos aprecien la paz, porque sabéis vivir en paz entre vosotros?

Sí, queridos muchachos, vosotros podéis pedir al Señor que cambie el corazón de los fabricantes de armas, que haga recapacitar a los terroristas, que convierta el corazón de quienes piensan siempre en la guerra y que ayude a la humanidad a construir un futuro mejor para todos los niños del mundo. Estoy seguro de que también vais a orar por mí, ayudándome así en la misión, nada fácil, que el Señor me ha encomendado.

Por mi parte, os aseguro mi afecto y mi oración. Y ahora con mucho gusto os bendigo a vosotros y a todos vuestros seres queridos. ¡Feliz Navidad a vosotros, a vuestras familias y a todos los muchachos de la Acción católica!


English

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:42


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL INSTITUTO PONTIFICIO DE ARQUEOLOGÍA CRISTIANA

Sala Clementina
Sábado 20 de diciembre de 2008



Señor cardenal;
queridos hermanos y hermanas:

Con verdadero placer os doy la bienvenida y os saludo a cada uno de vosotros, que formáis parte del Instituto pontificio de arqueología cristiana. Saludo en primer lugar al gran canciller, cardenal Zenon Grocholewski, y le agradezco las palabras con las que se ha hecho amable intérprete de los sentimientos de todos. Saludo al rector, al cuerpo de profesores, a los colaboradores y a los estudiantes. Este grato encuentro me brinda la oportunidad de manifestar mi vivo aprecio por la valiosa y fecunda actividad cultural, literaria y académica que lleva a cabo vuestro instituto, al servicio de la Iglesia y, más en general, de la cultura.

En efecto, sé que, en los ámbitos tradicionales de la arqueología, son de notable relevancia científica los cursos ordinarios y de especialización mediante los cuales vuestro Instituto pontificio de arqueología cristiana se propone dar a conocer los monumentos paleocristianos sobre todo de Roma, con amplias referencias a las demás regiones del Orbis christianus antiquus. También la "Revista" y la actividad científica de profesores y ex alumnos, así como la promoción de congresos internacionales busca, según vuestras intenciones, salir al encuentro de las expectativas de cuantos se interesan por el conocimiento y estudio de las ricas memorias históricas de la comunidad cristiana. La finalidad principal de vuestro instituto es precisamente el estudio de los vestigios de la vida eclesial a través de los siglos. Ofrecéis la oportunidad, a quien elige esta disciplina, de internarse en una realidad compleja, la de la Iglesia de los primeros siglos, para "comprender" el pasado haciéndolo presente a los hombres de hoy. Para vosotros "comprender" es como identificarse con el pasado que emerge a través de los ámbitos típicos de la arqueología cristiana: la iconografía, la arquitectura, la epigrafía y la topografía. Cuando se trata de describir la historia de la Iglesia, que es "signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (Lumen gentium, 1), la investigación paciente del arqueólogo no puede prescindir de penetrar también en las realidades sobrenaturales, aunque sin renunciar al análisis riguroso de los restos arqueológicos.

En efecto, como bien sabéis, no es posible una visión completa de la realidad de una comunidad cristiana, antigua o reciente, si no se tiene en cuenta que la Iglesia está compuesta de un elemento humano y de un elemento divino. Cristo, su Señor, habita en ella y la ha querido como "comunidad de fe, de esperanza, de caridad, como organismo visible a través del cual difunde a todos la verdad y la gracia" (ib., 8). Desde esta perspectiva teológica, el criterio de fondo no puede menos de ser el de dejarse conquistar por la verdad investigada en sus fuentes auténticas, con la mente libre de pasiones y prejuicios, dado que la arqueología cristiana es una ciencia histórica y, por tanto, se basa en el estudio metódico de las fuentes.

La difusión de la cultura artística e histórica en todos los sectores de la sociedad proporciona a los hombres de nuestro tiempo los medios para volver a encontrar sus propias raíces y para tomar de ellas los elementos culturales y espirituales que les ayuden a edificar una sociedad de dimensión verdaderamente humana. Todo hombre, toda sociedad necesita una cultura abierta a la dimensión antropológica, moral y espiritual de la existencia. Por tanto, deseo fervientemente que, también gracias a la labor de vuestro benemérito instituto, prosiga e incluso se intensifique la búsqueda de las raíces cristianas de nuestra sociedad. La experiencia de vuestro instituto demuestra que el estudio de la arqueología, especialmente de los monumentos paleocristianos, permite profundizar en el conocimiento de la verdad evangélica que se nos ha transmitido, y ofrece la oportunidad de seguir a los maestros y testigos de la fe que nos han precedido.

Conocer la herencia de las generaciones cristianas pasadas permite a las sucesivas mantenerse fieles al depositum fidei de la primera comunidad cristiana y, siguiendo su mismo camino, continuar haciendo que en todo tiempo y lugar resuene el Evangelio inmutable de Cristo. Precisamente por eso, además de los importantes resultados obtenidos en el campo científico, vuestro instituto se preocupa con razón de dar una provechosa contribución al conocimiento y a la profundización de la fe cristiana. Acercarse a los "vestigios del pueblo de Dios" es una forma concreta de constatar que los contenidos de la fe idéntica e inmutable han sido acogidos y traducidos en vida cristiana, a lo largo de muchos siglos, según las cambiantes condiciones históricas, sociales y culturales.

Queridos hermanos y hermanas, continuad promoviendo la conservación y profundización de la vastísima herencia arqueológica de Roma y de las diversas regiones del mundo antiguo, conscientes de la misión propia de vuestro instituto, es decir: servir a la historia y al arte valorando los numerosos testimonios que la "ciudad eterna" posee de la civilización occidental, de la cultura y de la espiritualidad católica. Se trata de un patrimonio valioso que se ha formado en el decurso de estos dos milenios, un tesoro inestimable del que sois administradores y del que es necesario, como hace el escriba del Evangelio, sacar continuamente lo nuevo y lo viejo (cf. Mt 13, 52).

Con estos deseos, en la inminencia de la santa Navidad, os felicito cordialmente a vosotros y a vuestros seres queridos, mientras que os bendigo de corazón a todos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
29/06/2013 20:43


DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LA CURIA ROMANA CON OCASIÓN DEL INTERCAMBIO
DE FELICITACIONES POR LA NAVIDAD

Sala Clementina
Lunes 22 de diciembre de 2008



Señores cardenales;
venerados hermanos en el episcopado y en el presbiterado;
queridos hermanos y hermanas:

El Nacimiento del Señor está a las puertas. Cada familia siente el deseo de reunirse para disfrutar del clima único e irrepetible que esta fiesta es capaz de crear. También la familia de la Curia romana se vuelve a reunir, esta mañana, siguiendo una hermosa tradición gracias a la cual tenemos la alegría de encontrarnos e intercambiarnos las felicitaciones en este clima espiritual particular.

A cada uno dirijo mi saludo cordial, lleno de gratitud por la apreciada colaboración prestada al ministerio del Sucesor de Pedro. Doy vivamente las gracias al cardenal decano Angelo Sodano, que, con la voz de un ángel, se ha hecho intérprete de los sentimientos de todos los presentes y también de quienes están trabajando en las diversas oficinas, incluidas las representaciones pontificias.

Al inicio me referí al clima especial de la Navidad. Me complace pensar que es casi una prolongación de la misteriosa alegría, del íntimo júbilo que sintieron la Sagrada Familia, los ángeles y los pastores de Belén la noche en que nació Jesús. Yo lo definiría "el clima de la gracia", pensando en la expresión de san Pablo en la carta a Tito: "Apparuit gratia Dei Salvatoris nostri omnibus hominibus" (cf. Tt 2, 11). El Apóstol afirma que la gracia de Dios se manifestó "a todos los hombres": podríamos decir que en eso consiste también la misión de la Iglesia y, en particular, la del Sucesor de Pedro y de sus colaboradores, es decir: contribuir a que la gracia de Dios, del Redentor, se haga cada vez más visible a todos, y que a todos lleve la salvación.

El año que está a punto de concluir ha estado lleno de miradas retrospectivas sobre fechas importantes de la historia reciente de la Iglesia, pero también ha estado lleno de acontecimientos que implican signos de orientación para nuestro camino hacia el futuro. Hace cincuenta años moría el Papa Pío XII y hace cincuenta años Juan XXIII era elegido Pontífice. Han pasado cuarenta años desde la publicación de la encíclica Humanae vitae y treinta desde la muerte de su autor, el Papa Pablo VI. El mensaje de estos acontecimientos ha sido recordado y meditado de muchas maneras a lo largo del año; por eso, en este momento no quiero detenerme de nuevo en él.

Nuestra memoria, sin embargo, se ha remontado aún más lejos, más allá de los acontecimientos del siglo pasado, y precisamente de este modo nos ha remitido al futuro: la tarde del 28 de junio, en presencia del Patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla y de representantes de muchas otras Iglesias y comunidades eclesiales, inauguré en la basílica de San Pablo extramuros el Año paulino, para recordar el nacimiento del Apóstol de los gentiles, acontecido hace dos mil años.

Para nosotros san Pablo no es una figura del pasado. Mediante sus cartas nos sigue hablando. Y quien entra en diálogo con él, es impulsado por él hacia Cristo crucificado y resucitado. El Año paulino es un año de peregrinación, no sólo en el sentido de un camino exterior hacia los lugares paulinos, sino también, y sobre todo, en el de una peregrinación del corazón, junto con san Pablo, hacia Jesucristo. En definitiva, san Pablo nos enseña también que la Iglesia es Cuerpo de Cristo, que la Cabeza y el Cuerpo son inseparables y que no puede existir amor a Cristo sin amor a su Iglesia y su comunidad viva.

Tres acontecimientos específicos del año que está a punto de concluir destacan de modo especial. Ante todo, la Jornada mundial de la juventud en Australia, una gran fiesta de fe que reunió a más de doscientos mil jóvenes de todas las partes del mundo y no sólo los acercó exteriormente, en sentido geográfico, sino también interiormente, gracias a que compartieron la alegría de ser cristianos.

Además de esa Jornada, cabe destacar los dos viajes, uno a Estados Unidos y otro a Francia, en los que la Iglesia se hizo visible ante el mundo y para el mundo como una fuerza espiritual que señala caminos de vida y, mediante el testimonio de la fe, lleva luz al mundo. Efectivamente, esas jornadas irradiaron mucha luz; irradiaron confianza en el valor de la vida y en el compromiso en favor del bien.

Por último, hay que recordar el Sínodo de los obispos: pastores procedentes de todo el mundo se reunieron en torno a la Palabra de Dios, situada en medio de ellos en un lugar destacado; en torno a la Palabra de Dios, cuya gran manifestación se encuentra en la Sagrada Escritura. Lo que en nuestra vida diaria damos ya demasiado por descontado, lo volvimos a captar en su sublimidad: el hecho de que Dios hable, de que Dios responda a nuestras preguntas; el hecho de que hable él en persona, aunque sea con palabras humanas, y que nosotros podamos escucharlo y, al escucharlo, podamos aprender a conocerlo y a comprenderlo; el hecho de que él entre en nuestra vida modelándola y nosotros podamos salir de nuestra vida y entrar en la amplitud de su misericordia.

Así, nuevamente nos dimos cuenta de que Dios en su Palabra se dirige a cada uno de nosotros, de que habla al corazón de cada uno. Si nuestro corazón se despierta y nuestro oído interior se abre, entonces cada uno puede aprender a escuchar la Palabra dirigida expresamente a él. Pero precisamente si escuchamos a Dios que nos habla de este modo tan personal a cada uno, comprendemos que su Palabra está presente para que también nosotros nos acerquemos los unos a los otros, para que encontremos la manera de salir de lo que es solamente personal. Esta Palabra ha forjado una historia común y quiere seguir forjándola.

Así pues, nuevamente nos dimos cuenta de que, precisamente porque la Palabra es tan personal, sólo podemos comprenderla de modo correcto y total en el "nosotros" de la comunidad instituida por Dios: siendo siempre conscientes de que nunca podemos agotarla por completo, que siempre tiene algo nuevo que decir a cada generación. Comprendimos que, ciertamente, los escritos bíblicos fueron redactados en épocas determinadas y, por tanto, en este sentido constituyen ante todo un libro procedente de un tiempo pasado. Pero vimos que su mensaje no se limita al pasado ni puede quedar encerrado en él: en el fondo, Dios habla siempre en presente, y sólo escucharemos de modo pleno la Biblia cuando descubramos este "presente" de Dios, que nos llama ahora.

Por último, era importante experimentar que también hoy en la Iglesia hay un Pentecostés, es decir, que la Iglesia habla en muchas lenguas; y esto no sólo en el sentido exterior de que en ella están representadas todas las grandes lenguas del mundo, sino sobre todo en un sentido más profundo: en ella están presentes los múltiples modos de la experiencia de Dios y del mundo, la riqueza de las culturas; sólo así se manifiesta la amplitud de la existencia humana y, a partir de ella, la amplitud de la Palabra de Dios.

Sin embargo, también nos dimos cuenta de que Pentecostés sigue "en marcha", de que aún no se ha completado: existen numerosas lenguas que aún esperan la Palabra de Dios contenida en la Biblia. Fueron conmovedores también los múltiples testimonios de fieles laicos de todas partes del mundo, que no sólo viven la Palabra de Dios, sino que también sufren por ella. Una valiosa contribución fue el discurso de un rabino sobre las Sagradas Escrituras de Israel, que precisamente son también nuestras Sagradas Escrituras.

Un momento importante para el Sínodo, más aún, para el camino de la Iglesia en su conjunto, fue cuando el Patriarca Bartolomé, a la luz de la tradición ortodoxa, con un penetrante análisis nos abrió un acceso a la Palabra de Dios. Esperamos ahora que las experiencias y las aportaciones del Sínodo influyan de un modo eficaz en la vida de la Iglesia: en la relación personal con las Sagradas Escrituras, en su interpretación en la liturgia y en la catequesis, así como en la investigación científica, a fin de que la Biblia no sea sólo una Palabra del pasado, sino que su vitalidad y actualidad se lean y abran en la amplitud de las dimensiones de sus significados.

También en los viajes pastorales de este año se trató de la presencia de la Palabra de Dios, de Dios mismo en el momento actual de la historia: el verdadero sentido de los viajes sólo puede ser el de servir a esa presencia. En esas ocasiones la Iglesia se hace perceptible públicamente, y con ella también la fe y por eso al menos la cuestión sobre Dios. Esta manifestación pública de la fe constituye un reclamo para todos los que tratan de comprender el tiempo presente y las fuerzas que actúan en él. Especialmente el fenómeno de las Jornadas mundiales de la juventud se hace cada vez más objeto de análisis, con el fin de comprender esta especie de cultura juvenil, por decirlo así.

Nunca antes, ni siquiera con ocasión de las Olimpiadas, Australia había visto tanta gente de todos los continentes como durante la Jornada mundial de la juventud. Y si antes se temía que la presencia de tantos miles de jóvenes pudiera implicar alguna alteración del orden público, paralizar el tráfico, obstaculizar la vida diaria, provocar violencia y dar espacio a la droga, todo eso se demostró infundado. Fue una fiesta de alegría, una alegría que al final invadió también a los reacios: al final nadie se sintió molestado. Las jornadas se transformaron en una fiesta para todos; más aún, sólo entonces se cayó verdaderamente en la cuenta de lo que es en realidad una fiesta: un acontecimiento en el que todos, por decirlo así, salen de sí mismos, van más allá de sí mismos y precisamente así están consigo y con los demás.

Así pues, ¿cuál es la naturaleza de lo que sucede en una Jornada mundial de la juventud? ¿Cuáles son las fuerzas que actúan en ella? Algunos análisis que están de moda tienden a considerar estas jornadas como una variante de la cultura juvenil moderna, como una especie de festival rock modificado en sentido eclesial con el Papa como estrella. Con fe o sin fe, en el fondo estos festivales serían siempre lo mismo; y así se piensa dejar de lado la cuestión sobre Dios. También hay voces católicas que van en esta dirección, considerando todo ello como un gran espectáculo que, aunque sea hermoso, sería de poco significado para la cuestión sobre la fe y sobre la presencia del Evangelio en nuestro tiempo. Serían momentos de un éxtasis festivo, pero que en fin de cuentas luego dejarían todo como estaba antes, sin influir profundamente en la vida.

De ese modo, sin embargo, la peculiaridad de estas Jornadas y el carácter particular de su alegría, de su fuerza creadora de comunión, no encuentran ninguna explicación. Ante todo, es importante tener en cuenta el hecho de que las Jornadas mundiales de la juventud no consisten sólo en la única semana en que se hacen visibles públicamente al mundo. Hay un largo camino exterior e interior que lleva a ellas. La cruz, acompañada por la imagen de la Madre del Señor, realiza una peregrinación a través de los países. La fe, a su modo, necesita ver y tocar. El encuentro con la cruz, que es tocada y llevada, se transforma en un encuentro interior con Aquel que en la cruz murió por nosotros. El encuentro con la cruz suscita en lo más íntimo de los jóvenes el recuerdo del Dios que quiso hacerse hombre y sufrir con nosotros. Y vemos a la mujer que él nos dio como Madre. Las Jornadas solemnes son sólo la culminación de un largo camino, en el que se encuentran unos con otros, y juntos se encuentran con Cristo.

En Australia, no por casualidad, el largo vía crucis a través de la ciudad se convirtió en el acontecimiento culminante de esas jornadas. Ese vía crucis resumía una vez más todo lo que había acontecido en los años anteriores e indicaba a Aquel que nos reúne a todos: el Dios que nos ama hasta la cruz. Asimismo, el Papa no es la estrella en torno a la cual gira todo. Es totalmente y sólo vicario. Remite a Otro que está en medio de nosotros.

Por último, la liturgia solemne es el centro de todo el conjunto, porque en ella acontece lo que nosotros no podemos realizar y que, sin embargo, siempre esperamos. Él está presente. Él entra en medio de nosotros. Se ha rasgado el cielo y esto hace luminosa la tierra. Esto es lo que hace alegre y abierta la vida, y une a unos y otros en una alegría que no se puede comparar con el éxtasis de un festival rock. Friedrich Nietzsche dijo en cierta ocasión: "El arte no consiste en organizar una fiesta, sino en encontrar personas capaces de alegrarse en ella". Según la Escritura, la alegría es fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5, 22). Este fruto se pudo constatar abundantemente en los días de Sydney.

Del mismo modo que un largo camino precede a las Jornadas mundiales de la juventud, así también de ellas deriva el camino sucesivo. Se hacen amistades que estimulan a un estilo de vida diverso y lo sostienen desde dentro. Las grandes Jornadas tienen también como finalidad suscitar esas amistades y hacer que de este modo surjan en el mundo lugares de vida en la fe, que son a la vez lugares de esperanza y de caridad vivida.

La alegría como fruto del Espíritu Santo: así llegamos al tema central de Sydney, que era precisamente el Espíritu Santo. A este respecto, quiero aludir, aunque sea brevemente, a la orientación implícita en ese tema. Teniendo presente el testimonio de la Escritura y de la Tradición, en el tema del "Espíritu Santo" se reconocen fácilmente cuatro dimensiones.

1. Ante todo, está la afirmación que encontramos ya desde el inicio del relato de la creación. Allí se habla del Espíritu creador que aletea sobre las aguas, crea el mundo y lo renueva sin cesar. La fe en el Espíritu creador es un contenido esencial del Credo cristiano. El dato de que la materia lleva consigo una estructura matemática, de que está llena de espíritu, es el fundamento en el que se apoyan las ciencias modernas de la naturaleza. Nuestro espíritu sólo es capaz de interpretarla y de modificarla activamente porque la materia está estructurada de modo inteligente.

El hecho de que esta estructura inteligente procede del mismo Espíritu creador que nos dio el espíritu también a nosotros, implica a la vez una tarea y una responsabilidad. En la fe sobre la creación está el fundamento último de nuestra responsabilidad con respecto a la tierra, la cual no es simplemente propiedad nuestra, que podemos explotar según nuestros intereses y deseos. Más bien, es don del Creador que trazó sus ordenamientos intrínsecos y de ese modo nos dio las señales de orientación a las que debemos atenernos como administradores de su creación. El hecho de que la tierra, el cosmos, reflejan el Espíritu creador significa también que sus estructuras racionales —que, más allá del orden matemático, se hacen casi palpables en el experimento— llevan en sí también una orientación ética. El Espíritu que los ha plasmado es más que matemática, es el Bien en persona, el cual, mediante el lenguaje de la creación, nos señala el camino de la vida recta.

Dado que la fe en el Creador es parte esencial del Credo cristiano, la Iglesia no puede y no debe limitarse a transmitir a sus fieles sólo el mensaje de la salvación. Tiene una responsabilidad con respecto a la creación y debe cumplir esta responsabilidad también en público. Al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos. También debe proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo. Es necesario que haya algo como una ecología del hombre, entendida correctamente. Cuando la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer, y pide que se respete este orden de la creación, no es una metafísica superada. Aquí, de hecho, se trata de la fe en el Creador y de escuchar el lenguaje de la creación, cuyo desprecio sería una autodestrucción del hombre y, por tanto, una destrucción de la obra misma de Dios.

Lo que con frecuencia se expresa y entiende con el término "gender", se reduce en definitiva a la auto-emancipación del hombre de la creación y del Creador. El hombre quiere hacerse por sí solo y disponer siempre y exclusivamente por sí solo de lo que le atañe. Pero de este modo vive contra la verdad, vive contra el Espíritu creador. Ciertamente, los bosques tropicales merecen nuestra protección, pero también la merece el hombre como criatura, en la que está inscrito un mensaje que no significa contradicción de nuestra libertad, sino su condición. Grandes teólogos de la Escolástica calificaron el matrimonio, es decir, la unión de un hombre y una mujer para toda la vida, como sacramento de la creación, que el Creador mismo instituyó y que Cristo, sin modificar el mensaje de la creación, acogió después en la historia de la salvación como sacramento de la nueva alianza. El testimonio en favor del Espíritu creador presente en la naturaleza en su conjunto y de modo especial en la naturaleza del hombre, creado a imagen de Dios, forma parte del anuncio que la Iglesia debe transmitir. Partiendo de esta perspectiva, sería conveniente releer la encíclica Humanae vitae: el Papa Pablo VI tenía la intención de defender el amor contra la sexualidad como consumo, el futuro contra la pretensión exclusiva del presente y la naturaleza del hombre contra su manipulación.

2. Sólo voy a hacer una breve alusión a las demás dimensiones de la pneumatología. Si el Espíritu creador se manifiesta ante todo en la grandeza silenciosa del universo, en su estructura inteligente, la fe, además de eso, nos dice algo inesperado, o sea, que este Espíritu también habla, por decirlo así, con palabras humanas; ha entrado en la historia y, como fuerza que forja la historia, es también un Espíritu que habla, más aún, es la Palabra que sale a nuestro encuentro en los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

San Ambrosio, en una de sus cartas, explica de modo admirable lo que significa esto para nosotros: "También ahora, mientras leo las divinas Escrituras, Dios pasea por el paraíso" (Ep. 49, 3). En cierto modo, al leer la Escritura, podemos también hoy andar en el jardín del paraíso y encontrarnos con Dios que pasea por allí: entre el tema de la Jornada mundial de la juventud en Australia y el del Sínodo de los obispos existe una profunda conexión interior. Los dos temas: "Espíritu Santo" y "Palabra de Dios" están unidos. Sin embargo, al leer la Escritura aprendemos también que Cristo y el Espíritu Santo son inseparables entre sí. Si san Pablo, con desconcertante síntesis, afirma: "El Señor es el Espíritu" (2 Co 3, 17), en el fondo no sólo aparece la unidad trinitaria entre el Hijo y el Espíritu Santo, sino sobre todo su unidad respecto de la historia de la salvación: en la pasión y resurrección de Cristo se rasgan los velos del sentido meramente literal y se hace visible la presencia del Dios que está hablando. Al leer la Escritura juntamente con Cristo, aprendemos a escuchar en las palabras humanas la voz del Espíritu Santo y descubrimos la unidad de la Biblia.

3. Así hemos llegado ya a la tercera dimensión de la pneumatología, que consiste precisamente en la inseparabilidad de Cristo y del Espíritu Santo. Tal vez se manifiesta del modo más hermoso en el relato de san Juan sobre la primera aparición del Resucitado ante los discípulos: el Señor sopla sobre los discípulos y así les infunde el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el soplo de Cristo. Y del mismo modo que el soplo de Dios en la mañana de la creación había transformado el polvo de la tierra en el hombre viviente, así el soplo de Cristo nos acoge en la comunión ontológica con el Hijo, nos hace nueva creación. Por eso, es el Espíritu Santo quien nos hace decir, juntamente con el Hijo: "Abbá, Padre" (cf. Jn 20, 22; Rm 8, 15).

4. Así, como cuarta dimensión, emerge espontáneamente la conexión entre Espíritu e Iglesia. San Pablo, en el capítulo 12 de la primera carta a los Corintios y en el capítulo 12 de la carta a los Romanos, ilustró la Iglesia como Cuerpo de Cristo y precisamente así como organismo del Espíritu Santo, en el que los dones del Espíritu Santo funden a los individuos en una unidad viva. El Espíritu Santo es el Espíritu del Cuerpo de Cristo. En el conjunto de este Cuerpo encontramos nuestra tarea, vivimos los unos para los otros y los unos en dependencia de los otros, viviendo en profundidad de Aquel que vivió y sufrió por todos nosotros y que mediante su Espíritu nos atrae a sí en la unidad de todos los hijos de Dios. "¿Quieres vivir también tú del Espíritu de Cristo? Entonces, permanece en el Cuerpo de Cristo", dice san Agustín a este respecto (Tr. in Jo. 26, 13).

Así, con el tema "Espíritu Santo", que orientaba las jornadas en Australia y, de modo más oculto, también las semanas del Sínodo, se hace visible toda la amplitud de la fe cristiana, una amplitud que desde la responsabilidad respecto de la creación y de la existencia del hombre en sintonía con la creación lleva, a través de los temas de la Escritura y de la historia de la salvación, hasta Cristo y de allí a la comunidad viva de la Iglesia, en sus órdenes y responsabilidades así como en su amplitud y libertad, que se manifiesta tanto en la multiplicidad de los carismas como en la imagen pentecostal de la multitud de las lenguas y de las culturas.

La alegría es parte integrante de la fiesta. La fiesta se puede organizar; la alegría no. Sólo se puede ofrecer como don; y, de hecho, nos ha sido donada en abundancia. Por esto damos gracias. Al igual que san Pablo califica la alegría como fruto del Espíritu Santo, así también san Juan en su evangelio unió estrechamente el Espíritu y la alegría. El Espíritu Santo nos da la alegría. Y él es la alegría. La alegría es el don en el que se resumen todos los demás dones. Es la manifestación de la felicidad, de estar en armonía consigo mismo, lo cual sólo puede derivar de estar en armonía con Dios y con su creación. La alegría, por su propia naturaleza, debe irradiarse, debe comunicarse. El espíritu misionero de la Iglesia no es más que el impulso de comunicar la alegría que nos ha sido dada. Mi deseo al concluir este año es que esté siempre viva en nosotros y que, por tanto, se irradie al mundo en sus tribulaciones. Juntamente con la expresión de mi agradecimiento por todos vuestros esfuerzos y trabajos, os deseo a todos que esta alegría que brota de Dios nos sea dada en abundancia también en el año nuevo.

Encomiendo estos deseos a la intercesión de la Virgen María, Mater divinae gratiae, pidiéndole que vivamos las festividades navideñas en la alegría y en la paz del Señor. Con estos sentimientos, a todos vosotros y a la gran familia de la Curia romana imparto de corazón la bendición apostólica.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
Amministra Discussione: | Chiudi | Sposta | Cancella | Modifica | Notifica email Pagina precedente | « 5 6 7 | Pagina successiva
Nuova Discussione
 | 
Rispondi
Cerca nel forum

Feed | Forum | Bacheca | Album | Utenti | Cerca | Login | Registrati | Amministra
Crea forum gratis, gestisci la tua comunità! Iscriviti a FreeForumZone
FreeForumZone [v.6.1] - Leggendo la pagina si accettano regolamento e privacy
Tutti gli orari sono GMT+01:00. Adesso sono le 17:56. Versione: Stampabile | Mobile
Copyright © 2000-2024 FFZ srl - www.freeforumzone.com