Pagina precedente | 1 2 | Pagina successiva

PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA (8-15 DE MAYO DE 2009)

Ultimo Aggiornamento: 09/07/2013 21:40
Autore
Stampa | Notifica email    
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 19:50

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 19:51


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

RESPUESTAS DEL PAPA BENEDICTO XVI
A LAS PREGUNTAS DE LOS PERIODISTAS DURANTE
EL VUELO HACIA TIERRA SANTA

Viernes 8 de mayo de 2009



El padre Federico Lombardi, s.j., director de la Sala de prensa de la Santa Sede, dirigió al Santo Padre algunas preguntas formuladas por los periodistas.

P. Santidad, este viaje se realiza en un período muy delicado para Oriente Medio: hay fuertes tensiones; con ocasión de la crisis de Gaza, incluso se había pensado que usted renunciaría a realizarlo. Al mismo tiempo, pocos días después de su viaje, los principales responsables políticos de Israel y de la Autoridad palestina se encontrarán con el presidente Obama. ¿Piensa usted que podrá dar una contribución al proceso de paz que ahora parece encallado?

R. ¡Buenos días! Ante todo quiero agradeceros el trabajo que lleváis a cabo y desear a todos un buen viaje, una buena peregrinación, un buen regreso. Con respecto a la pregunta, ciertamente trato de contribuir a la paz no como individuo, sino en nombre de la Iglesia católica, de la Santa Sede. Nosotros no somos un poder político, sino una fuerza espiritual; y esta fuerza espiritual es una realidad que puede contribuir al progreso del proceso de paz. Veo tres niveles. El primero: como creyentes, estamos convencidos de que la oración es una verdadera fuerza, pues abre el mundo a Dios. Estamos convencidos de que Dios escucha y de que puede actuar en la historia. Creo que si millones de personas, de creyentes, rezan, es realmente una fuerza que influye y puede contribuir a que se restablezca la paz. El segundo nivel: tratamos de ayudar en la formación de las conciencias. La conciencia es la capacidad del hombre de percibir la verdad, pero esta capacidad a menudo está obstaculizada por intereses particulares. Y liberar de estos intereses, abrir más a la verdad, a los verdaderos valores, es una gran tarea; la Iglesia tiene el deber de ayudar a conocer los verdaderos criterios, los verdaderos valores, y liberarnos de intereses particulares. Y de este modo —tercer nivel— hablamos también —es así— a la razón: precisamente porque no somos parte política, quizá podemos ver más fácilmente, también a la luz de la fe, los verdaderos criterios, ayudar a entender lo que contribuye a la paz y hablar a la razón, apoyar las posturas realmente razonables. Y esto lo hemos hecho ya y queremos hacerlo ahora y en el futuro.

P. Usted, como teólogo, ha reflexionado en particular sobre la raíz única que une a cristianos y judíos. ¿Cómo es posible que, a pesar de los esfuerzos de diálogo, se presenten a menudo ocasiones de malentendidos? ¿Cómo ve el futuro del diálogo entre las dos comunidades?

R. Lo importante es que en realidad tenemos la misma raíz, los mismos Libros del Antiguo Testamento, que tanto para los judíos como para nosotros son Libro de la Revelación. Pero naturalmente, tras dos mil años de historias distintas, más aún, separadas, no debe sorprender que existan malentendidos, porque se han formado tradiciones de interpretación, de lenguaje, de pensamiento muy diferentes; por decirlo así, un "cosmos semántico" muy diverso, de modo que las mismas palabras en ambas partes significan cosas distintas; y con este uso de palabras que, en el curso de la historia han asumido significados diversos, nacen obviamente malentendidos. Debemos hacer todo lo posible para aprender uno el lenguaje del otro, y me parece que estamos haciendo grandes progresos. Hoy tenemos la posibilidad de que los jóvenes, los futuros profesores de teología, estudien en Jerusalén, en la Universidad judía, y los judíos tienen contactos académicos con nosotros: así se da un encuentro de estos "cosmos semánticos" diversos. Aprendemos mutuamente y avanzamos por el camino del verdadero diálogo; aprendemos unos de otros, y estoy seguro y convencido de que estamos haciendo progresos. Y esto ayudará también a la paz, más aún, al amor recíproco.

P. Este viaje tiene dos dimensiones esenciales de diálogo interreligioso, con el islam y con el judaísmo. ¿Son dos direcciones completamente separadas entre sí, o habrá también un mensaje común que tenga que ver con las tres religiones que hacen referencia a Abraham?

R. Ciertamente existe también un mensaje común y habrá ocasión de destacarlo; a pesar de la diferencia de orígenes, tenemos raíces comunes porque, como ya he dicho, el cristianismo nace del Antiguo Testamento, y la Escritura del Nuevo Testamento no existiría sin el Antiguo, pues se refiere permanentemente a la "Escritura", es decir, al Antiguo Testamento; pero también el islam nació en un ambiente donde estaban presentes tanto el judaísmo como las diversas ramas del cristianismo: cristianismo judío, cristianismo antioqueno, cristianismo bizantino, y todas estas circunstancias se reflejan en la tradición coránica. De modo que, desde los orígenes, tenemos mucho en común, también en la fe en el único Dios. Por eso es importante, por una parte, mantener un diálogo bilateral —con los judíos y con el islam— y luego también un diálogo trilateral. Yo mismo fui cofundador de una fundación para el diálogo entre las tres religiones, donde personalidades como el metropolita Damaskinos y el gran rabino de Francia René Samuel Sirat, entre otros, estaban juntos; y esta fundación publicó también una edición de los libros de las tres religiones: el Corán, el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento. Por tanto, el diálogo trilateral debe proseguir; es importantísimo para la paz y también —digamos— para que cada uno viva bien su propia religión.

P. Santidad, a menudo ha aludido usted al problema de la disminución de los cristianos en Oriente Medio y también en particular en Tierra Santa. Este fenómeno se debe a diferentes razones de carácter político, económico y social. ¿Qué se puede hacer en concreto para ayudar a la presencia cristiana en la región? ¿Qué contribución espera dar con su viaje? ¿Hay esperanzas para estos cristianos en el futuro? ¿Tendrá un mensaje particular también para los cristianos de Gaza que vayan a encontrarse con usted en Belén?

R. Ciertamente hay esperanzas, porque ahora, como usted ha dicho, es un momento difícil, pero también un momento de esperanza de un nuevo comienzo, de un nuevo impulso en el camino hacia la paz. Queremos sobre todo alentar a los cristianos en Tierra Santa y en todo el Oriente Medio a quedarse, a dar su contribución en sus países de origen: son un componente importante de la cultura y de la vida de estas regiones. En concreto, la Iglesia, además de palabras de aliento, de la oración común, tiene sobre todo escuelas y hospitales. En este sentido tenemos la presencia de realidades muy concretas. Nuestras escuelas forman a una generación que tendrá la posibilidad de estar presente en la vida de hoy, en la vida pública. Estamos creando la Universidad católica en Jordania. Me parece que esto abre grandes perspectivas, pues en esas escuelas los jóvenes —tanto musulmanes como cristianos— se encuentran, aprenden juntos, en ellas se forma una élite cristiana que está preparada precisamente para trabajar por la paz. Pero generalmente nuestras escuelas son una oportunidad muy importante para abrir un futuro a los cristianos, y los hospitales muestran nuestra presencia. Además, hay muchas asociaciones cristianas que ayudan de diversos modos a los cristianos y, con ayudas concretas, los animan a quedarse. Así espero que realmente los cristianos encuentren el valor, la humildad, la paciencia para quedarse en estos países, para dar su contribución al futuro de estos países.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 19:54


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

CEREMONIA DE BIENVENIDA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI*

Aeropuerto internacional Reina Alia de Ammán
Viernes 8 de mayo de 2009



Majestades;
excelencias;
queridos hermanos en el episcopado;
queridos amigos:

Os saludo con alegría a todos vosotros, aquí presentes, mientras inicio mi primera visita a Oriente Medio desde mi elección a la Sede apostólica, y me alegra pisar el suelo del reino hachemita de Jordania, una tierra tan rica en historia, patria de tantas civilizaciones antiguas, y profundamente impregnada de significado religioso para judíos, cristianos y musulmanes. Agradezco a su majestad el rey Abdalá II sus corteses palabras de bienvenida y lo felicito de modo especial en este año que marca el décimo aniversario de su elevación al trono.

Al saludar a su majestad, expreso de corazón mis mejores deseos a todos los miembros de la familia real, al Gobierno y a todo el pueblo del reino. Saludo a los obispos aquí presentes, especialmente a los que tienen responsabilidades pastorales en Jordania. Espero con ilusión celebrar mañana por la tarde la liturgia en la catedral de San Jorge y el domingo en el Estadio internacional junto con vosotros, queridos obispos, y con muchos de los fieles encomendados a vuestra solicitud pastoral.

Vengo a Jordania como peregrino, para venerar los santos lugares que desempeñaron un papel tan importante en algunos de los acontecimientos clave de la historia bíblica. En el monte Nebo Moisés llevó a su pueblo a contemplar la tierra que se convertiría en su hogar, y aquí murió y fue sepultado. En Betania más allá del Jordán, Juan Bautista predicó y dio testimonio de Jesús, a quien bautizó en las aguas del río que da el nombre a esta tierra.

En los próximos días visitaré ambos lugares santos y tendré la alegría de bendecir las primeras piedras de iglesias que se construirán en el lugar tradicional del bautismo del Señor. La oportunidad que tiene la comunidad católica de Jordania de edificar lugares públicos de culto es un signo del respeto de este país por la religión y, en nombre de los católicos, deseo expresar cuánto aprecio esta apertura. La libertad religiosa es, ciertamente, un derecho humano fundamental; y tengo la ferviente esperanza y elevo mi oración para que el respeto de todos los derechos inalienables y de la dignidad de todo hombre y mujer se consolide y defienda cada vez más, no sólo en Oriente Medio sino en todas las partes del mundo.

Mi visita a Jordania me brinda la grata oportunidad de expresar mi profundo respeto por la comunidad musulmana y de rendir homenaje al liderazgo que desempeña su majestad el rey al promover un mejor entendimiento de las virtudes proclamadas por el islam. Ahora que han pasado algunos años desde la publicación del Mensaje de Ammán y del Mensaje interreligioso de Ammán, podemos decir que estas nobles iniciativas han logrado buenos resultados al favorecer una alianza de civilizaciones entre el mundo occidental y el musulmán, desmintiendo las predicciones de quienes creen inevitables la violencia y el conflicto.

De hecho, desde hace tiempo el reino de Jordania está en primera línea en las iniciativas encaminadas a promover la paz en Oriente Medio y en todo el mundo, alentando el diálogo interreligioso, apoyando los esfuerzos para encontrar una solución justa al conflicto palestino-israelí, acogiendo a los refugiados del vecino Irak, e intentando frenar el extremismo. No puedo dejar pasar esta oportunidad sin recordar los esfuerzos pioneros en favor de la paz en la región realizados por el anterior rey Hussein. Parece muy oportuno que mi encuentro de mañana con los líderes religiosos musulmanes, el Cuerpo diplomático y los rectores de universidades tenga lugar en la mezquita que lleva su nombre. Que su compromiso en favor de la solución de los conflictos de la región siga dando fruto en los esfuerzos por promover una paz duradera y una verdadera justicia para todos los habitantes de Oriente Medio.

Queridos amigos, en el seminario organizado en Roma en el otoño del año pasado por el Foro católico-musulmán, los participantes examinaron el papel central que desempeña, en nuestras respectivas tradiciones religiosas, el mandamiento del amor. Espero vivamente que esta visita y todas las iniciativas programadas para promover buenas relaciones entre cristianos y musulmanes, ayuden a crecer en el amor al Dios todopoderoso y misericordioso, así como en el amor fraterno mutuo. Gracias por vuestra bienvenida. Gracias por vuestra atención. Que Dios conceda a sus majestades felicidad y larga vida. Que él bendiga a Jordania con prosperidad y paz.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 19:55


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA AL CENTRO "REGINA PACIS"

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Ammán
Viernes 8 de mayo de 2009



Beatitudes;
excelencias;
queridos amigos:

Me siento feliz de estar aquí, con vosotros, esta tarde y de saludaros a cada uno de vosotros, así como a los miembros de vuestras familias, dondequiera que estén. Doy las gracias a Su Beatitud el patriarca Fouad Twal por sus amables palabras de saludo y de manera especial deseo destacar la presencia entre nosotros del obispo Selim Sayegh, cuyos proyectos y trabajos para este centro, junto a los de Su Beatitud el patriarca emérito Michel Sabbah, hoy son honrados con la bendición de las ampliaciones que acaban de concluir. También quiero saludar con gran afecto a los miembros del Comité central, a las religiosas Combonianas y al personal laico comprometido, incluidos aquellos que trabajan en las diferentes áreas y unidades comunitarias del Centro. La estima por vuestra notable competencia profesional, la atención compasiva y la promoción decidida del debido puesto en la sociedad de quienes tienen necesidades especiales son bien conocidas aquí y en todo el reino. A los jóvenes presentes les doy las gracias por su entusiasta bienvenida. Para mí es una gran alegría estar aquí con vosotros.

Como sabéis, mi visita al centro Nuestra Señora de la Paz, aquí, en Ammán, es la primera etapa de mi peregrinación. Como innumerables peregrinos antes que yo, ahora me toca realizar el profundo deseo de tocar, de encontrar consuelo en los lugares en los que vivió Jesús y que fueron santificados por su presencia, y de venerarlos. Desde los tiempos apostólicos, Jerusalén ha sido el principal lugar de peregrinación para los cristianos, pero antes aún, en el antiguo Oriente Próximo, los pueblos semitas edificaron lugares sagrados para indicar y conmemorar una presencia o una acción divina. Y las personas solían acudir a estos centros llevando una parte de los frutos de su tierra y de su ganado para ofrecerlos como acto de homenaje y gratitud.

Queridos amigos, cada uno de nosotros es peregrino. Todos avanzamos decididamente por el camino de Dios. Naturalmente, después tendemos a mirar al pasado, hacia el recorrido de la vida —a veces con arrepentimientos y recriminaciones, pero a menudo con gratitud y aprecio—, y también miramos adelante, a veces con preocupación y ansiedad, pero siempre con expectación y esperanza, sabiendo que hay otros que nos alientan en el camino. Sé que los itinerarios que habéis recorrido muchos de vosotros hacia el centro Reina de la Paz han estado marcados por sufrimientos y pruebas. Algunos de vosotros lucháis valientemente con formas de discapacidad, otros habéis soportado el rechazo, y otros habéis venido a este lugar de paz simplemente buscando aliento y apoyo. Sé bien que tiene gran importancia el notable éxito de este centro para promover el lugar que corresponde a los discapacitados en la sociedad y para asegurar que se les ofrezca un entrenamiento adecuado y oportunidades para facilitar su integración. Por esta clarividencia y determinación, todos vosotros merecéis elogio y aliento.

A veces es difícil encontrar una razón para aquello que se nos presenta sólo como un obstáculo por superar o como una prueba —física o emotiva— por soportar. Pero la fe y la razón nos ayudan a ver un horizonte más allá de nosotros para imaginar la vida como Dios la quiere. El amor incondicional de Dios, que da la vida a cada persona, tiene un significado y una finalidad para cada vida humana. Su amor salva (cf. Jn 12, 32). Como profesamos los cristianos, por la cruz Jesús nos introduce en la vida eterna y así nos indica el camino hacia el futuro, el camino de la esperanza que guía cada paso que damos a lo largo del camino, de manera que también nosotros nos convertimos en portadores de esta esperanza y caridad para los demás.

Amigos, a diferencia de los peregrinos de otras épocas, yo no traigo regalos u ofertas. Vengo sencillamente con una intención y una esperanza: orar por el precioso don de la unidad y la paz, de modo especial para Oriente Medio. Paz para las personas, para los padres y los hijos, para las comunidades; paz para Jerusalén, para Tierra Santa, para la región, para toda la familia humana; la paz duradera que nace de la justicia, la integridad y la compasión; la paz que brota de la humildad, del perdón y del deseo profundo de vivir en armonía como una realidad única.

La oración es esperanza en acción. Y, de hecho, la verdadera razón queda contenida en la oración: entramos en contacto amoroso con el único Dios, el Creador universal, y así nos damos cuenta de la futilidad de las divisiones y los prejuicios humanos, y percibimos las maravillosas posibilidades que se abren ante nosotros cuando nuestro corazón se convierte a la verdad de Dios, a su plan para cada uno de nosotros y para nuestro mundo.

Queridos jóvenes amigos, deseo deciros a vosotros, en particular, que al estar entre vosotros siento la fuerza que viene de Dios. Vuestra experiencia del dolor, vuestro testimonio de compasión, vuestra determinación para superar los obstáculos que encontráis me impulsan a creer que el sufrimiento puede determinar un cambio para el bien. En nuestras pruebas y estando al lado de otros que sufren, captamos la esencia de nuestra humanidad; por decirlo así, nos hacemos más humanos. Y empezamos a aprender que, en otro nivel, también los corazones endurecidos por el cinismo, la injusticia o la renuencia a perdonar nunca están fuera del alcance del radio de acción de Dios y pueden abrirse siempre a un nuevo modo de ser, a una visión de paz.

Os exhorto a todos a rezar cada día por nuestro mundo. Y hoy quiero pediros que asumáis una tarea específica: por favor, rezad por mí cada día de mi peregrinación; por mi renovación espiritual en el Señor, y por la conversión de los corazones al perdón y a la solidaridad propios de Dios, de manera que mi esperanza, nuestra esperanza, de unidad y de paz en el mundo dé abundantes frutos.

Que Dios os bendiga a cada uno de vosotros y a vuestras familias, a los profesores, a los enfermeros, a los administradores y a los bienhechores de este Centro. Que Nuestra Señora Reina de la Paz os proteja y guíe a lo largo de la peregrinación de su Hijo, el buen Pastor.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 19:58


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA A LA ANTIGUA BASÍLICA DEL MEMORIAL DE MOISÉS

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Monte Nebo
Sábado 9 de mayo de 2009



Padre ministro general;
padre custodio; queridos amigos:

En este santo lugar, consagrado por la memoria de Moisés, os saludo a todos con afecto en nuestro Señor Jesucristo. Agradezco al padre José Rodríguez Carballo sus cordiales palabras de bienvenida. Asimismo, aprovecho la ocasión para renovar mi gratitud, y la de toda la Iglesia, a los Frailes Menores de la Custodia por su presencia secular en estas tierras, por su gozosa fidelidad al carisma de san Francisco, así como por su generosa solicitud por el bienestar espiritual y material de las comunidades cristianas locales y de los innumerables peregrinos que visitan cada año Tierra Santa.

Aquí deseo recordar también, con particular gratitud, al padre Michele Piccirillo, que en paz descanse, el cual dedicó su vida al estudio de las antigüedades cristianas y se encuentra sepultado en este santuario, que amó tan intensamente.

Es apropiado que mi peregrinación comience en este monte, donde Moisés contempló desde lejos la Tierra prometida. El magnífico escenario que se abre desde la explanada de este santuario nos invita a considerar cómo la visión profética abarcaba misteriosamente el gran plan de la salvación que Dios había preparado para su pueblo. Por eso, en el valle del Jordán, que se extiende bajo nosotros, en la plenitud de los tiempos Juan Bautista vino a preparar el camino del Señor. En las aguas del río Jordán Jesús, después de ser bautizado por Juan, fue revelado como Hijo predilecto del Padre y, ungido por el Espíritu Santo, inauguró su ministerio público. También desde el Jordán se difundió el Evangelio, primero mediante la predicación y los milagros de Cristo, y luego, después de su resurrección y de la venida del Espíritu en Pentecostés, fue llevado por sus discípulos hasta los confines de la tierra.

Aquí, en las alturas del monte Nebo, la memoria de Moisés nos invita a "elevar los ojos" para abrazar con gratitud no sólo las grandes hazañas realizadas por Dios en el pasado, sino también para mirar con fe y esperanza al futuro que él nos tiene reservado a nosotros y al mundo entero. Como Moisés, también nosotros hemos sido llamados por nuestro nombre, invitados a emprender un éxodo diario desde el pecado y la esclavitud hacia la vida y la libertad, y se nos da una promesa inquebrantable para orientar nuestro camino.

En las aguas del Bautismo hemos pasado de la esclavitud del pecado a una nueva vida y a una nueva esperanza. En la comunión de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, gozamos anticipadamente de la visión de la ciudad celestial, la nueva Jerusalén, en la que Dios será todo en todos. Desde este santo monte Moisés orienta nuestra mirada hacia lo alto, hacia el cumplimiento de todas las promesas de Dios en Cristo.

Moisés contempló desde lejos la Tierra prometida, al final de su peregrinación terrena. Su ejemplo nos recuerda que también nosotros formamos parte de la peregrinación sin tiempo del pueblo de Dios a lo largo de la historia. Siguiendo las huellas de los profetas, de los Apóstoles y de los santos, estamos llamados a caminar con el Señor, a proseguir su misión, a dar testimonio del Evangelio del amor y de la misericordia universales de Dios.

Estamos llamados a acoger la venida del reino de Cristo mediante nuestra caridad, nuestro servicio a los pobres y nuestros esfuerzos por ser levadura de reconciliación, de perdón y de paz en el mundo que nos rodea. Sabemos que, como Moisés, en el arco de nuestra vida no veremos el pleno cumplimiento del plan de Dios; y, sin embargo, confiamos en que, haciendo lo poco que está de nuestra parte, con la fidelidad a la vocación que cada uno ha recibido, contribuiremos a preparar los caminos del Señor y acoger el alba de su Reino. Sabemos que el Dios que reveló su nombre a Moisés como prenda de que estaría siempre con nosotros (cf.Ex 3, 14) nos dará la fuerza para perseverar en gozosa esperanza incluso entre sufrimientos, pruebas y tribulaciones.

Ya desde los primeros tiempos, los cristianos han venido en peregrinación a los lugares vinculados a la historia del pueblo elegido, a los acontecimientos de la vida de Cristo y de la Iglesia naciente. Esta gran tradición, que mi peregrinación quiere continuar y confirmar, se basa en el deseo de ver, tocar y gustar en oración y en contemplación los lugares bendecidos por la presencia física de nuestro Salvador, de su Madre bendita, de los Apóstoles y de los primeros discípulos, que lo vieron resucitado de entre los muertos.

Aquí, siguiendo las huellas de los innumerables peregrinos que nos han precedido a lo largo de los siglos, nos sentimos impulsados a apreciar más plenamente el don de nuestra fe y a crecer en la comunión que trasciende todo límite de lengua, raza y cultura.

La antigua tradición de la peregrinación a los santos lugares nos recuerda, además, el vínculo inseparable que une a la Iglesia con el pueblo judío. Ya desde los inicios, la Iglesia en estas tierras ha conmemorado en su liturgia las grandes figuras de los patriarcas y los profetas, como signo de su profundo aprecio por la unidad de los dos Testamentos. Ojalá que nuestro encuentro de hoy inspire en nosotros un renovado amor al canon de la Sagrada Escritura y el deseo de superar cualquier obstáculo que se interponga a la reconciliación entre cristianos y judíos, en el respeto recíproco y en la cooperación al servicio de la paz a la que nos llama la Palabra de Dios.

Queridos amigos, reunidos en este santo lugar, elevemos los ojos y el corazón al Padre. Mientras nos disponemos a rezar la oración que Jesús nos enseñó, invoquémoslo para que apresure la llegada de su reino, de forma que podamos ver el cumplimiento de su plan de salvación y experimentar, con san Francisco y todos los peregrinos que nos han precedido en el signo de la fe, el don de la paz inefable —pax et bonum— que nos espera en la Jerusalén celestial.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 19:59


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

BENDICIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA
DE LA UNIVERSIDAD DE MADABA
DEL PATRIARCADO LATINO

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Madaba
Sábado 9 de mayo de 2009



Queridos hermanos en el episcopado;
queridos amigos:

Para mí es una gran alegría bendecir la primera piedra de la Universidad de Madaba. Agradezco a Su Beatitud el arzobispo Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén, sus amables palabras de bienvenida. Deseo extender un saludo especial de aprecio a Su Beatitud Michel Sabbah, patriarca emérito, a cuya iniciativa y esfuerzos, juntamente con los del obispo Salim Sayegh, debe tanto esta nueva institución. Saludo también a las autoridades civiles, a los obispos, a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles, así como a todos los que nos acompañan en esta importante ceremonia.

El reino de Jordania con razón ha dado prioridad a la tarea de extender y mejorar la educación. Sé que en esta noble misión su majestad la reina Rania es particularmente activa y su dedicación es motivo de inspiración para muchos. A la vez que aplaudo los esfuerzos de tantas personas de buena voluntad comprometidas en la educación, constato con satisfacción la participación competente y cualificada de las instituciones cristianas, especialmente católicas y ortodoxas, en este esfuerzo global.

Desde esta perspectiva, la Iglesia católica, con el apoyo de las autoridades jordanas, ha buscado promover la educación universitaria en este país y en otras partes. Además, esta iniciativa responde a la demanda de muchas familias que, contentas con la formación recibida en las escuelas gestionadas por autoridades religiosas, desean contar con una opción análoga a nivel universitario.

Felicito a los promotores de esta nueva institución por confiar con valentía en la buena educación como primer paso para el desarrollo personal y para la paz y el progreso en la región. En este contexto la Universidad de Madaba seguramente tendrá presentes tres objetivos importantes. Al desarrollar los talentos y las nobles aptitudes de las sucesivas generaciones de alumnos, los preparará para servir a la comunidad más amplia y elevar su nivel de vida. Transmitiendo el conocimiento e infundiendo en los alumnos el amor a la verdad, promoverá en gran medida su adhesión a los valores sólidos y su libertad personal. Por último, esta misma formación intelectual afinará su espíritu crítico, disipará su ignorancia y sus prejuicios, y les ayudará a romper los hechizos creados por ideologías antiguas y nuevas.

Este proceso tendrá como resultado una universidad que no sólo sea tribuna para consolidar la adhesión a la verdad y a los valores de una cultura determinada, sino también un lugar de entendimiento y de diálogo. Mientras asimilan su herencia cultural, los jóvenes de Jordania y los demás estudiantes de la región podrán adquirir un conocimiento más profundo de las conquistas culturales de la humanidad, se enriquecerán con otros puntos de vista y se formarán en la comprensión, la tolerancia y la paz.

Este tipo de educación "más amplia" es lo que se espera de las instituciones de educación superior y de su contexto cultural, tanto secular como religioso. En realidad, la fe en Dios no suprime la búsqueda de la verdad; al contrario, la estimula. San Pablo exhortaba a los primeros cristianos a abrir su mente a "todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio" (Flp 4, 8).

Desde luego, la religión, como la ciencia y la tecnología, la filosofía y cualquier otra expresión de nuestra búsqueda de la verdad, puede corromperse. La religión se desfigura cuando se la obliga a ponerse al servicio de la ignorancia o del prejuicio, del desprecio, la violencia y el abuso. En este caso no sólo se da una perversión de la religión, sino también una corrupción de la libertad humana, un estrechamiento y oscurecimiento de la mente.

Evidentemente, ese desenlace no es inevitable. No cabe duda de que, cuando promovemos la educación, proclamamos nuestra confianza en el don de la libertad. El corazón humano se puede endurecer por los límites de su ambiente, por intereses y pasiones. Pero toda persona también está llamada a la sabiduría y a la integridad, a la elección más importante y fundamental de todas: la del bien sobre el mal, de la verdad sobre la injusticia, y se la puede ayudar en esa tarea.

La persona genuinamente religiosa percibe la llamada a la integridad moral, dado que al Dios de la verdad, del amor y de la belleza no se le puede servir de ninguna otra manera. La fe madura en Dios sirve en gran medida para guiar la adquisición y la correcta aplicación del conocimiento. La ciencia y la tecnología brindan beneficios extraordinarios a la sociedad y han mejorado mucho la calidad de vida de muchos seres humanos. No cabe duda de que esta es una de las esperanzas de cuantos promueven esta Universidad, cuyo lema es Sapientia et Scientia.

Al mismo tiempo, la ciencia tiene sus límites. No puede dar respuesta a todos los interrogantes que atañen al hombre y su existencia. En realidad, la persona humana, su lugar y su finalidad en el universo, no puede contenerse dentro de los confines de la ciencia. «La naturaleza intelectual de la persona humana se perfecciona y debe perfeccionarse por medio de la sabiduría, que atrae con suavidad la mente del hombre a la búsqueda y al amor de la verdad y el bien» (Gaudium et spes, 15).

El uso del conocimiento científico necesita la luz orientadora de la sabiduría ética. Esa es la sabiduría que ha inspirado el juramento de Hipócrates, la Declaración universal de derechos humanos de 1948, la Convención de Ginebra y otros laudables códigos internacionales de conducta. Por tanto, la sabiduría religiosa y ética, al responder a los interrogantes sobre el sentido y el valor, desempeñan un papel central en la formación profesional. En consecuencia, las universidades donde la búsqueda de la verdad va unida a la búsqueda de lo que hay de bueno y noble prestan un servicio indispensable a la sociedad.

Con estos pensamientos en la mente, animo de modo especial a los estudiantes cristianos de Jordania y de las regiones vecinas a dedicarse con responsabilidad a una adecuada formación profesional y moral. Estáis llamados a ser constructores de una sociedad justa y pacífica, compuesta de personas de diversas tradiciones religiosas y étnicas. Esas realidades —deseo subrayarlo una vez más— no deben llevar a la división, sino a un enriquecimiento mutuo. La misión y la vocación de la Universidad de Madaba es precisamente ayudaros a participar más plenamente en esta noble tarea.

Queridos amigos, quiero renovar mi congratulación al Patriarcado latino de Jerusalén y mi aliento a todos los que han apoyado este proyecto, así como a cuantos ya están comprometidos en el apostolado de la educación en esta nación. Que el Señor os bendiga y sostenga. Oro para que vuestros sueños se hagan pronto realidad, a fin de que podáis ver a generaciones de hombres y mujeres cualificados, tanto cristianos como musulmanes o de otras religiones, ocupar su puesto en la sociedad, dotados de pericia profesional, bien preparados en su campo y educados en los valores de la sabiduría, la integridad, la tolerancia y la paz.

Sobre vosotros, sobre todos vuestros futuros estudiantes, sobre el personal de esta universidad y sobre sus familias invoco las abundantes bendiciones de Dios todopoderoso.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:00


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

ENCUENTRO CON LOS LÍDERES RELIGIOSOS MUSULMANES,
CON EL CUERPO DIPLOMÁTICO Y CON LOS RECTORES
DE LAS UNIVERSIDADES JORDANAS

DISCURSO DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI*

Mezquita Al-Hussein bin-Talal - Ammán
Sábado 9 de mayo de 2009



Alteza real;
excelencias;
ilustres señoras y señores:

Para mí es motivo de gran alegría encontrarme con vosotros esta mañana, en este espléndido marco. Deseo dar las gracias al príncipe Ghazi Bin Muhammed bin Talal por sus amables palabras de bienvenida. Las numerosas iniciativas de su alteza real para promover el diálogo y el intercambio interreligioso e interculturral son apreciadas por los ciudadanos del reino hachemita y ampliamente respetadas por la comunidad internacional. Sé que estos esfuerzos reciben el apoyo activo de otros miembros de la familia real, así como del Gobierno de la nación, y encuentran amplia resonancia en las muchas iniciativas de colaboración entre los jordanos. Por todo esto deseo manifestar mi sincera admiración.

Lugares de culto, como esta estupenda mezquita de Al-Hussein bin Talal, dedicada al venerado rey difunto, destacan como joyas sobre la superficie de la tierra. Todas, tanto las antiguas como las modernas, tanto las espléndidas como las humildes, hacen referencia a lo divino, al Único Trascendente, al Omnipotente. Y, a través de los siglos, estos santuarios han atraído a hombres y mujeres dentro de su espacio sagrado para hacer una pausa, para rezar, para ponerse en la presencia del Omnipotente, así como para reconocer que todos somos criaturas suyas.

Por este motivo no podemos menos de preocuparnos por el hecho de que hoy, cada vez con mayor insistencia, algunos creen que la religión ha fracasado en su aspiración a ser, por su misma naturaleza, constructora de unidad y de armonía, expresión de comunión entre personas y con Dios. De hecho, algunos afirman que la religión es necesariamente una causa de división en el mundo; y por eso afirman que cuanta menor atención se preste a la religión en la esfera pública, tanto mejor. Por desgracia, no se puede negar la contradicción de las tensiones y divisiones entre seguidores de diferentes tradiciones religiosas. Sin embargo, ¿no sucede con frecuencia que la manipulación ideológica de la religión, en ocasiones con fines políticos, es el auténtico catalizador de las tensiones y divisiones y con frecuencia también de la violencia en la sociedad?

Ante esta situación, en la que los opositores de la religión no sólo tratan de acallar su voz sino de sustituirla con la suya, se experimenta de una manera más aguda la necesidad de que los creyentes sean fieles a sus principios y creencias. Musulmanes y cristianos, precisamente a causa del peso de nuestra historia común a menudo marcada por incomprensiones, tienen que esforzarse hoy por ser conocidos y reconocidos como adoradores de Dios, fieles a la oración, deseosos de comportarse y vivir según las disposiciones del Omnipotente, misericordiosos y compasivos, coherentes para dar testimonio de todo lo que es verdadero y bueno, recordando siempre el origen común y la dignidad de toda persona humana, que constituye la cumbre del designio creador de Dios para el mundo y para la historia.

La decisión de los educadores jordanos, así como de los líderes religiosos y civiles, de hacer que el rostro público de la religión refleje su auténtica naturaleza es digna de aplauso. El ejemplo de personas y comunidades, junto con la provisión de cursos y programas, manifiesta la contribución constructiva de la religión en los sectores educativo, cultural y social, así como en otros sectores caritativos de vuestra sociedad civil. También yo he tenido la posibilidad de constatar personalmente algo de este espíritu. Ayer tomé contacto con la reconocida obra educativa y de rehabilitación realizada en el Centro Nuestra Señora de la Paz, en el que cristianos y musulmanes están transformando la vida de familias enteras, asistiéndolas para que sus hijos discapacitados puedan ocupar en la sociedad el puesto que les corresponde.

Esta mañana bendije la primera piedra de la Universidad de Madaba, donde jóvenes musulmanes y cristianos, juntos, recibirán los beneficios de una educación superior, que les preparará para contribuir al desarrollo económico y social de su nación. También tienen gran mérito las numerosas iniciativas de diálogo interreligioso sostenidas por la familia real y por la comunidad diplomática, en ocasiones emprendidas en colaboración con el Consejo pontificio para el diálogo interreligioso. Estas iniciativas implican un trabajo continuo de los Institutos reales para estudios interreligiosos y el pensamiento islámico, el Mensaje de Ammán, de 2004, el Mensaje interreligioso de Ammán de 2005, y la reciente carta "Una palabra común", que se hacía eco de un tema similar al que afronté en mi primera encíclica: el vínculo inquebrantable entre el amor a Dios y el amor al prójimo, así como la contradicción fundamental de recurrir a la violencia o a la exclusión en nombre de Dios (cf. Deus caritas est, 16).

Estas iniciativas llevan claramente a un mayor conocimiento recíproco y promueven un respeto cada vez mayor tanto por lo que tenemos en común como por lo que comprendemos de manera diferente. Por tanto, deberían llevar a cristianos y musulmanes a sondear aún más profundamente la relación esencial entre Dios y su mundo, de manera que juntos podamos movilizarnos para que la sociedad esté en armonía con el orden divino. En este sentido, la colaboración que tiene lugar aquí, en Jordania, constituye un ejemplo alentador y convincente para la región, más aún, para el mundo, de la contribución positiva y creativa que la religión puede y debe dar a la sociedad civil.

Distinguidos amigos, hoy deseo mencionar una tarea que he presentado en varias ocasiones y que creo firmemente que los cristianos y los musulmanes pueden asumir, en particular a través de su contribución a la enseñanza y la investigación científica, así como al servicio de la sociedad. Esta tarea es el desafío de cultivar para el bien, en el contexto de la fe y de la verdad, el gran potencial de la razón humana. De hecho, los cristianos describen a Dios, entre otras maneras, como Razón creativa, que ordena y guía al mundo. Y Dios nos da la capacidad de participar en esta Razón y así actuar según el bien. Los musulmanes adoran a Dios, Creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a la humanidad. Y como creyentes en el único Dios, sabemos que la razón humana es en sí misma don de Dios, y se eleva al nivel más elevado cuando es iluminada por la luz de la verdad de Dios.

En realidad, cuando la razón humana permite humildemente ser purificada por la fe, no se debilita; al contrario, se refuerza al resistir a la presunción de ir más allá de sus propios límites. De esta manera, la razón humana se refuerza en el empeño de perseguir su noble objetivo de servir a la humanidad, manifestando nuestras aspiraciones comunes más íntimas, ampliando el debate público, en vez de manipularlo o restringirlo. Por tanto, la adhesión genuina a la religión, en vez de restringir nuestra mente, amplía el horizonte de la comprensión humana. Protege a la sociedad civil de los excesos de un ego incontrolable, que tiende a hacer absoluto lo finito y a eclipsar lo infinito; asegura que la libertad se ejerza en consonancia con la verdad; y enriquece la cultura con el conocimiento de lo que concierne a todo lo que es verdadero, bueno y bello.

Esta comprensión de la razón, que lleva continuamente a la mente humana más allá de sí misma en la búsqueda de lo Absoluto, plantea un desafío: implica un sentido tanto de esperanza como de prudencia. Cristianos y musulmanes, juntos, están llamados a buscar todo lo que es justo y recto. Estamos comprometidos a superar nuestros intereses particulares y alentar a los demás, en particular a los administradores y líderes sociales, a hacer lo mismo para experimentar la profunda satisfacción de servir al bien común, incluso en detrimento del bien personal. Se nos recuerda que precisamente porque nuestra dignidad humana constituye el origen de los derechos humanos universales, estos valen para todo hombre y mujer, sin distinción de grupos religiosos, sociales o étnicos. A este respecto, debemos subrayar que el derecho a la libertad religiosa va más allá de la cuestión del culto e incluye el derecho, especialmente de las minorías, a un justo acceso al mercado del empleo y a las demás esferas de la vida civil.

Esta mañana, antes de despedirme de vosotros, quiero señalar en especial la presencia entre nosotros de Su Beatitud Emmanuel III Delly, patriarca de Bagdad, a quien saludo de corazón. Su presencia recuerda a los ciudadanos del vecino Irak, muchos de los cuales han encontrado una cordial acogida aquí, en Jordania. Los esfuerzos de la comunidad internacional para promover la paz y la reconciliación, junto con los de los líderes locales, tienen que seguir para que den fruto en la vida de los iraquíes. Expreso mi aprecio por todos aquellos que apoyan los esfuerzos orientados a profundizar la confianza y a reconstruir las instituciones y las infraestructuras esenciales para el bienestar de esa sociedad. Una vez más pido con insistencia a los diplomáticos y a la comunidad internacional que representan, así como a los líderes políticos y religiosos locales, que hagan todo lo posible para asegurar a la antigua comunidad cristiana de esa noble tierra el derecho fundamental a la pacífica convivencia con sus propios compatriotas.

Distinguidos amigos, confío en que los sentimientos que he expresado hoy nos dejen con una renovada esperanza en el futuro. El amor y el deber ante el Omnipotente no se manifiestan sólo en el culto, sino también en el amor y en la preocupación por los niños y los jóvenes -vuestras familias- y por todos los ciudadanos de Jordania. Por ellos trabajáis y por ellos ponéis en el centro de las instituciones, de las leyes y de las funciones de la sociedad el bien de toda persona humana. Que la razón, ennoblecida y hecha humilde por la grandeza de la verdad de Dios, siga plasmando la vida y las instituciones de esta nación, a fin de que las familias florezcan y que todos vivan en paz, contribuyendo y al mismo tiempo recurriendo a la cultura que unifica a este gran reino. ¡Muchas gracias!


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:01


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

CELEBRACIÓN DE LAS VÍSPERAS
CON LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS, RELIGIOSAS,
SEMINARISTAS Y MOVIMIENTOS ECLESIALES

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Catedral greco-melquita de San Jorge - Ammán
Sábado 9 de mayo de 2009



Queridos hermanos y hermanas:

Para mí es una gran alegría celebrar las Vísperas con vosotros esta tarde en la catedral greco-melquita de San Jorge. Saludo cordialmente a Su Beatitud Gregorios III Laham, patriarca greco-melquita, que se ha unido a nosotros desde Damasco; al arzobispo emérito Georges El-Murr; y a su excelencia Yaser Ayyach, arzobispo de Petra y Filadelfia, a quien agradezco sus amables palabras de bienvenida, a las que con gusto correspondo con sentimientos de respeto.

Saludo también a los jefes de las demás Iglesias católicas presentes en Oriente: maronita, siria, armenia, caldea y latina. A todos vosotros, así como a los sacerdotes, a las religiosas y a los religiosos, a los seminaristas y a los fieles laicos aquí reunidos esta tarde les expreso mi sincero agradecimiento por haberme brindado esta oportunidad de rezar con vosotros y de experimentar algo de la riqueza de nuestras tradiciones litúrgicas.

La Iglesia misma es un pueblo peregrino y como tal, a través de los siglos, ha estado marcado por acontecimientos históricos determinantes y por vicisitudes culturales decisivas. Por desgracia, algunas de ellas han incluido períodos de disputas teológicas o de represión. Sin embargo, ha habido momentos de reconciliación, que han fortificado admirablemente la comunión de la Iglesia, y tiempos de fecundo renacimiento cultural, al que han contribuido en gran medida los cristianos orientales. Las Iglesias particulares dentro de la Iglesia universal testimonian el dinamismo de su camino terreno y manifiestan a todos los fieles el tesoro de tradiciones espirituales, litúrgicas y eclesiásticas que indican la bondad universal de Dios y su voluntad, manifestada a lo largo de la historia, de atraer a todos hacia su vida divina.

El tesoro vivo de las antiguas tradiciones de las Iglesias orientales enriquece a la Iglesia universal y nunca se han de entender simplemente como objetos que hay que conservar pasivamente. Todos los cristianos están llamados a responder activamente al mandato del Señor —como lo hizo dramáticamente san Jorge, según la narración popular— de llevar a los demás a conocerlo y amarlo. En realidad, las vicisitudes de la historia han fortalecido a los miembros de las Iglesias particulares para afrontar esta tarea con energía y comprometerse decididamente en las realidades pastorales actuales.

La mayor parte de vosotros tiene vínculos antiguos con el Patriarcado de Antioquía, y de este modo vuestras comunidades están arraigadas aquí, en Oriente Próximo. Y, así como hace dos mil años en Antioquía los discípulos fueron llamados por primera vez cristianos, del mismo modo también hoy, como pequeñas minorías en comunidades esparcidas por estas tierras, también vosotros sois reconocidos como seguidores del Señor. Ciertamente, la manifestación pública de vuestra fe cristiana no se reduce a la solicitud espiritual que tenéis los unos por los otros y por vuestra gente, por más esencial que sea. Por el contrario, vuestras numerosas obras de caridad universal se extienden a todos los jordanos —musulmanes y de otras religiones— y también al gran número de refugiados que este reino acoge tan generosamente.

Queridos hermanos y hermanas, el primer Salmo (Sal 103) que hemos rezado esta tarde nos presenta imágenes gloriosas de Dios, Creador generoso, activamente presente en su creación, que sostiene la vida con gran bondad y orden sabio, siempre dispuesto a renovar la faz de la tierra. Sin embargo, el pasaje de la epístola que acabamos de escuchar presenta un panorama diferente. Nos recuerda, no de manera amenazadora sino realista, la necesidad de vigilar, conscientes de las fuerzas del mal que actúan para crear oscuridad en nuestro mundo (cf. Ef 6, 10-20). Algunos quizá sentirán la tentación de pensar que se da una contradicción; pero, reflexionando sobre nuestra experiencia humana ordinaria, reconocemos la lucha espiritual, advertimos la necesidad diaria de entrar en la luz de Cristo, de escoger la vida, de buscar la verdad.

De hecho, este ritmo —alejarnos del mal y ceñirnos con la fuerza del Señor— es lo que celebramos en cada bautismo: la entrada en la vida cristiana, el primer paso en la senda de los discípulos del Señor. Al recordar el bautismo que Cristo recibió de Juan en las aguas del Jordán, la comunidad reza para que quien va a ser bautizado sea rescatado del reino de la oscuridad y llevado al esplendor del reino de luz de Dios, y de este modo reciba el don de una vida nueva.

Este movimiento dinámico de la muerte a una vida nueva, de las tinieblas a la luz, de la desesperación a la esperanza, que experimentamos de manera tan dramática durante el Triduo sacro, y que se celebra con gran alegría en el tiempo de Pascua, nos asegura que la Iglesia misma sigue siendo joven. Está viva porque Cristo está vivo, porque de verdad ha resucitado. Vivificada por la presencia del Espíritu, avanza cada día llevando a los hombres y las mujeres al Señor de la vida.

Queridos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, queridos fieles laicos, nuestros respectivos papeles de servicio y misión dentro de la Iglesia son la respuesta incansable de un pueblo peregrino. Vuestras liturgias, vuestra disciplina eclesiástica y vuestro patrimonio espiritual son un testimonio vivo de vuestra tradición que se desarrolla. Amplificáis el eco de la primera proclamación del Evangelio, reaviváis los antiguos recuerdos de las obras de Dios, hacéis presentes sus gracias de salvación y difundís de nuevo los primeros resplandores de la luz pascual y las llamas crepitantes de Pentecostés.

De este modo, imitando a Cristo y a los patriarcas y profetas del Antiguo Testamento, partimos para conducir al pueblo desde el desierto hacia el lugar de la vida, hacia el Señor que nos da la vida en abundancia. Esto caracteriza a todas vuestras obras apostólicas, cuya variedad y calidad son muy apreciadas. Desde los jardines de infancia hasta los centros de educación superior, desde los orfanatos hasta las casas de ancianos, desde el trabajo con los refugiados hasta la academia de música, las clínicas y los hospitales, el diálogo interreligioso y las iniciativas culturales, vuestra presencia en esta sociedad es un signo maravilloso de la esperanza que nos califica como cristianos.

Esta esperanza rebasa ampliamente los confines de nuestras comunidades cristianas. Con frecuencia descubrís que las familias de otras religiones, con las que trabajáis y a las que prestáis vuestro servicio de caridad universal, tienen preocupaciones y dificultades que superan los confines culturales y religiosos. Esto se nota especialmente en lo que se refiere a las esperanzas y aspiraciones de los padres para sus niños. ¿Qué padre o persona de buena voluntad no se sentiría turbado ante los influjos negativos tan penetrantes de nuestro mundo globalizado, incluidos los elementos destructivos de la industria de la diversión que con tanta insensibilidad explotan la inocencia y la fragilidad de las personas vulnerables y de los jóvenes? Sin embargo, con vuestros ojos fijos firmemente en Cristo, la luz que disipa todo mal, devuelve la inocencia perdida, y humilla el orgullo terreno, ofreceréis una magnífica visión de esperanza a todos los que encontréis y sirváis.

Deseo concluir con una palabra especial de aliento a los presentes que se están formando para el sacerdocio y la vida religiosa. Guiados por la luz del Señor resucitado, inflamados con su esperanza y revestidos de su verdad y amor, vuestro testimonio traerá abundantes bendiciones a quienes encontréis en vuestro camino. Esto mismo se aplica a todos los jóvenes cristianos jordanos: no tengáis miedo de dar vuestra contribución sabia, mesurada y respetuosa a la vida pública del reino. La auténtica voz de la fe siempre traerá integridad, justicia, compasión y paz.

Queridos amigos, con sentimientos de gran respeto por todos vosotros aquí reunidos conmigo en esta tarde en oración, os doy de nuevo las gracias por vuestras oraciones por mi ministerio de Sucesor de Pedro y os aseguro a vosotros y a cuantos están encomendados a vuestra solicitud pastoral un recuerdo en mi oración diaria.

Muchas gracias.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:02


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

SANTA MISA

HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Estadio internacional de Ammán
Domingo 10 de mayo de 2009

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Me alegra poder celebrar esta Eucaristía junto con vosotros al inicio de mi peregrinación a Tierra Santa. Ayer, desde las alturas del monte Nebo, me detuve a contemplar esta gran tierra, la tierra de Moisés, Elías y Juan Bautista, la tierra en la que las antiguas promesas de Dios se cumplieron con la llegada del Mesías, Jesús nuestro Señor. Esta tierra es testigo de su predicación y sus milagros, de su muerte y resurrección, y de la efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia, el sacramento de una humanidad reconciliada y renovada. Meditando en el misterio de la fidelidad de Dios, oré para que la Iglesia en estas tierras sea confirmada en la esperanza y fortalecida en su testimonio de Cristo Resucitado, el Salvador de la humanidad. Verdaderamente, como san Pedro nos dice hoy en la primera lectura, "no hay, bajo el cielo, otro nombre dado a los hombres, por el que nosotros debamos salvarnos" (Hch 4, 12).

La alegre celebración del sacrificio eucarístico de hoy expresa la rica diversidad de la Iglesia católica en Tierra Santa. Os saludo a todos con afecto en el Señor. Agradezco a Su Beatitud Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén, sus amables palabras de bienvenida. Mi saludo se dirige también a los numerosos jóvenes de las escuelas católicas que hoy traen su entusiasmo a esta celebración eucarística.

En el pasaje evangélico que acabamos de escuchar Jesús proclama: "Yo soy el buen pastor..., que da su vida por las ovejas" (Jn 10, 11). Como Sucesor de san Pedro, al que el Señor confió el cuidado de su rebaño (cf. Jn 21, 15-17), esperaba desde hace mucho tiempo esta oportunidad de estar ante vosotros como testigo del Salvador resucitado y animaros a perseverar en la fe, la esperanza y la caridad, en fidelidad a las antiguas tradiciones y a la singular historia de testimonio cristiano que os une con la época de los Apóstoles. La comunidad católica aquí está profundamente afectada por las dificultades e incertidumbres que viven todos los habitantes de Oriente Medio. No olvidéis nunca la gran dignidad que deriva de vuestra herencia cristiana; y no dejéis de sentir la amorosa solidaridad de todos vuestros hermanos y hermanas en la Iglesia en todo el mundo.

"Yo soy el buen Pastor", nos dice el Señor, "conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí" (Jn 10, 14). Hoy en Jordania celebramos la Jornada mundial de oración por las vocaciones. Al meditar en el Evangelio del buen Pastor, pidamos al Señor que abra cada vez más nuestro corazón y nuestra mente para escuchar su llamada. En verdad, Jesús "nos conoce" más profundamente de lo que nos conocemos a nosotros mismos, y tiene un plan para cada uno de nosotros. También sabemos que donde él nos llama encontraremos felicidad y realización personal, pues nos encontraremos a nosotros mismos (cf. Mt 10, 39). Hoy invito a los numerosos jóvenes aquí presentes a considerar cómo el Señor los está llamando a seguirlo para construir su Iglesia. Sea en el ministerio sacerdotal, en la vida consagrada o en el sacramento del matrimonio, Jesús tiene necesidad de vosotros para hacer que se escuche su voz y para trabajar por el crecimiento de su reino.

En la segunda lectura de hoy, san Juan nos invita a "pensar en el gran amor con el cual el Padre nos ha amado" (cf. 1 Jn 3, 1), haciéndonos sus hijos adoptivos en Cristo. Al escuchar estas palabras debemos agradecer la experiencia del amor del Padre que hemos tenido en nuestras familias, desde el amor de nuestros padres y madres, abuelos, hermanos y hermanas. Durante la celebración de este Año de la familia, la Iglesia en toda Tierra Santa ha reflexionado sobre la familia como misterio de amor que da la vida, misterio incluido en el plan de Dios con una vocación y misión propia: irradiar el Amor divino que es el manantial y el cumplimiento último de todos los demás amores de nuestra vida.

Que cada familia cristiana crezca en la fidelidad a esta noble vocación de ser una verdadera escuela de oración, en la que los niños aprendan el amor sincero de Dios, maduren en la autodisciplina y en la atención a las necesidades de los demás, y en la que, modelados por la sabiduría que proviene de la fe, contribuyan a construir una sociedad cada vez más justa y fraterna. Las sólidas familias cristianas de estas tierras son una gran herencia recibida de las generaciones precedentes. Que las familias de hoy sean fieles a esta gran herencia y que nunca falte el apoyo material y moral que necesitan para desempeñar su papel insustituible al servicio de la sociedad.

Un aspecto importante de vuestra reflexión en este Año de la familia ha sido la particular dignidad, vocación y misión de las mujeres en el plan de Dios. ¡Cuánto debe la Iglesia en estas tierras al paciente testimonio de fe y amor de innumerables madres cristianas, religiosas, maestras, doctoras y enfermeras! ¡Cuánto debe vuestra sociedad a todas las mujeres que de diferentes maneras, a veces valientes, han dedicado su vida a construir la paz y a promover el amor! Desde las primeras páginas de la Biblia, vemos cómo el hombre y la mujer, creados a imagen de Dios, están llamados a complementarse mutuamente como administradores de los dones de Dios y colaboradores suyos en comunicar su don de la vida, tanto física como espiritual, a nuestro mundo. Por desgracia, esta dignidad y misión dadas por Dios a las mujeres no siempre han sido suficientemente comprendidas y estimadas.

La Iglesia y la sociedad entera han caído en la cuenta de la urgencia con la que necesitamos lo que mi predecesor el Papa Juan Pablo II llamaba "el carisma profético" de las mujeres (cf. Mulieris dignitatem, 29) como portadoras de amor, maestras de misericordia y constructoras de paz, que comunican calor y humanidad a un mundo que con frecuencia juzga el valor de la persona con criterios fríos de explotación y provecho. Con su testimonio público de respeto por las mujeres, y su defensa de la dignidad innata de toda persona humana, la Iglesia en Tierra Santa puede dar una importante contribución al desarrollo de una cultura de verdadera humanidad y a la construcción de la civilización del amor.

Queridos amigos, volvamos a las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy. Creo que contienen un mensaje especial para vosotros, su rebaño fiel, en estas tierras donde vivió. "El buen Pastor", nos dice, "da la vida por sus ovejas". Al inicio de la misa hemos pedido al Padre que nos "dé la fuerza para tener el valor de Cristo nuestro Pastor", el cual permaneció siempre fiel a la voluntad del Padre (cf. Colecta de la misa del cuarto domingo de Pascua). Que el valor de Cristo, nuestro pastor, os impulse y sostenga diariamente en vuestros esfuerzos por dar testimonio de la fe cristiana y por mantener la presencia de la Iglesia al cambiar el entramado social de estas antiguas tierras.

La fidelidad a vuestras raíces cristianas, la fidelidad a la misión de la Iglesia en Tierra Santa, exigen a cada uno de vosotros una valentía particular: la valentía de la convicción que nace de una fe personal, y no simplemente de una convención social o de una tradición familiar; la valentía de comprometerse en el diálogo y trabajar juntamente con los demás cristianos al servicio del Evangelio y en solidaridad con los pobres, los desplazados y las víctimas de profundas tragedias humanas; la valentía de construir nuevos puentes para hacer posible un fructuoso encuentro de personas de diferentes religiones y culturas y así enriquecer el entramado de la sociedad. Esto significa también dar testimonio del amor que nos impulsa a "dar" nuestra vida al servicio de los demás y así contrastar maneras de pensar que justifican la "supresión" de vidas inocentes.

"Yo soy el buen pastor; conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí" (Jn 10, 14). Alegraos porque el Señor os ha hecho miembros de su rebaño y os conoce a cada uno por vuestro nombre. Seguidlo con alegría y dejaos guiar por él en todos vuestros caminos. Jesús sabe cuántos desafíos debéis afrontar, cuáles pruebas debéis soportar, y conoce el bien que hacéis en su nombre. Confiad en él, en su amor constante a todos los miembros de su rebaño, y perseverad en vuestro testimonio del triunfo de su amor. Que san Juan Bautista, patrono de Jordania, y María, Virgen y Madre, os sostengan con su ejemplo y su oración, y os conduzcan a la plenitud de la alegría en los eternos pastos, donde gozaremos para siempre de la presencia del buen Pastor y conoceremos para siempre la profundidad de su amor. Amén.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:03


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

BENEDICTO XVI

REGINA CÆLI

Estadio Internacional - Ammán
V Domingo de Pascua, 10 de mayo de 2009

Queridos amigos:

Durante la misa hablé del carisma profético de las mujeres, como portadoras de amor, maestras de misericordia y constructoras de paz. El modelo supremo de las virtudes femeninas es la santísima Virgen María, Madre de misericordia y Reina de la paz. Al dirigirnos a ella ahora, invoquemos su intercesión materna sobre todas las familias de estas tierras, para que sean escuelas de oración y escuelas de amor.

Pidamos a la Madre de la Iglesia que dirija su mirada misericordiosa sobre todos los cristianos de estas tierras; que con la ayuda de su oración sean verdaderamente una sola cosa en la fe que profesan y en el testimonio que ofrecen. A ella, que respondió generosamente al anuncio del ángel y aceptó la llamada a convertirse en la Madre de Dios, pidámosle que dé valentía y fortaleza a todos los jóvenes que están discerniendo su vocación, a fin de que también ellos se entreguen generosamente a cumplir la voluntad del Señor.

En este tiempo pascual nos dirigimos a la santísima Virgen con el título de Regina caeli. Como fruto de la Redención conquistada por la muerte y resurrección de su Hijo, también ella fue elevada a la gloria eterna y coronada como Reina de los cielos. Con gran confianza en el poder de su intercesión, con alegría en nuestro corazón y con amor a nuestra gloriosa Madre, siempre Virgen, volvemos nuestra mirada a ella e invocamos sus oraciones.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:38


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

BENDICIÓN DE LAS PRIMERAS PIEDRAS
DE LAS IGLESIAS DE LOS LATINOS
Y DE LOS GRECO-MELQUITAS

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Betania al otro lado del Jordán
Domingo 10 de mayo de 2009



Alteza real;
queridos hermanos en el episcopado;
queridos amigos:

Con gran alegría espiritual vengo a bendecir las primeras piedras de las dos iglesias católicas que se construirán al lado del río Jordán, un lugar marcado por muchos acontecimientos memorables en la historia bíblica. El profeta Elías, tesbita, procedía de esta región, que no está lejos del norte de Galaad. Aquí cerca, frente a Jericó, las aguas del Jordán se abrieron ante Elías, a quien el Señor se llevó en un carro de fuego (cf. 2 R 2, 9-12). Aquí el Espíritu del Señor llamó a Juan, hijo de Zacarías, a predicar la conversión de los corazones. Juan Evangelista enmarcó también en esta zona el encuentro entre el Bautista y Jesús, que en su bautismo fue "ungido" por el Espíritu de Dios, el cual bajó en forma de paloma, y fue proclamado Hijo predilecto del Padre (cf. Jn 1, 28; Mc 1, 9-11).

He tenido el honor de ser recibido en este importante lugar por sus majestades el rey Abdalá II y la reina Rania. Quiero expresar una vez más mi sincera gratitud por la cordial hospitalidad que me han brindado durante mi visita al reino hachemita de Jordania.

Saludo con alegría a Su Beatitud Gregorio IIILaham, patriarca de Antioquía para la Iglesia greco-melquita. También saludo con afecto a Su Beatitud Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén. Extiendo de corazón mis mejores deseos a Su Beatitud Michel Sabbah, a los obispos auxiliares presentes, en particular al arzobispo Yasser Ayyach y al reverendo Salim Sayegh, a quien doy las gracias por sus amables palabras de bienvenida. Me alegra saludar a todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos que nos acompañan hoy. Alegrémonos al reconocer que estas dos iglesias, una latina y otra greco-melquita, servirán para edificar, cada una según las tradiciones de su propia comunidad, la única familia de Dios.

La primera piedra de una iglesia es símbolo de Cristo. La Iglesia se apoya en Cristo, está sostenida por él y no se puede separar de él. Él es el único cimiento de toda comunidad cristiana, la piedra viva, rechazada por los constructores pero preciosa a los ojos de Dios y elegida por él como piedra angular (cf. 1 P 2, 4-5.7). Con él también nosotros somos piedras vivas para la construcción del edificio espiritual, morada de Dios (cf Ef 2, 20-22; 1 P 2, 5). San Agustín solía hacer referencia al misterio de la Iglesia como Christus totus, el Cristo total, el Cuerpo de Cristo pleno y completo, Cabeza y miembros. Esta es la realidad de la Iglesia: es Cristo y nosotros, Cristo con nosotros. Él es con nosotros como la vid con sus sarmientos (cf. Jn 15, 1-8). La Iglesia es en Cristo una comunidad de vida nueva, una realidad dinámica de gracia que brota de él. A través de la Iglesia, Cristo purifica nuestro corazón, ilumina nuestra mente, nos une con el Padre y, en el único Espíritu, nos impulsa a la práctica diaria del amor cristiano. Confesamos esta gozosa realidad como Iglesia una, santa, católica, y apostólica.

Entramos en la Iglesia por el bautismo. La memoria del bautismo de Cristo está muy presente ante nosotros en este lugar. Jesús se puso en la fila con los pecadores y aceptó el bautismo de penitencia de Juan como un signo profético de su pasión, muerte y resurrección para el perdón de los pecados. A lo largo de los siglos, numerosos peregrinos han venido al Jordán buscando la purificación, renovar su fe y estar más cerca del Señor. Así lo hizo la peregrina Egeria, que dejó un escrito sobre su visita al final del siglo IV. El sacramento del Bautismo, que saca su poder de la muerte y resurrección de Cristo, será apreciado particularmente por las comunidades cristianas que se reunirán en las iglesias que se van a construir. Que el Jordán os recuerde siempre que habéis sido lavados en las aguas del Bautismo y que os habéis convertido en miembros de la familia de Jesús. Vuestra vida, por obediencia a su Palabra, se transforma en su imagen y semejanza. Al esforzaros por ser fieles a vuestro compromiso bautismal de conversión, testimonio y misión, sabed que contáis con la fuerza del don del Espíritu Santo.

Queridos hermanos y hermanas, que la contemplación orante de estos misterios os llene de alegría espiritual y de valentía moral. Con el apóstol san Pablo, os exhorto a crecer en toda la gama de nobles actitudes que se conocen con el nombre bendito de agape, amor cristiano (cf. 1 Co 13, 1-13). Promoved el diálogo y la comprensión en la sociedad civil, especialmente al reivindicar vuestros derechos legítimos. En Oriente Medio, marcado por el trágico sufrimiento, por años de violencia y tensiones sin resolver, los cristianos están llamados a dar, inspirándose en el ejemplo de Jesús, su contribución de reconciliación y paz con el perdón y la generosidad. Seguid dando gracias a quienes os guían y sirven fielmente como ministros de Cristo. Hacéis bien en aceptar su guía en la fe, conscientes de que al recibir la enseñanza apostólica que transmiten, acogéis a Cristo y acogéis a Aquel —el Único— que lo envió (cf. Mt 10, 40).

Queridos hermanos y hermanas, ahora vamos a bendecir estas dos piedras, el inicio de los dos nuevos edificios sagrados. Que el Señor sostenga, fortalezca e incremente las comunidades que en ellos le rendirán culto. Y que él os bendiga a todos con su don de paz. Amén.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:39


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

CEREMONIA DE DESPEDIDA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Aeropuerto internacional Reina Alia de Ammán
Lunes 11 de mayo de 2009



Majestades;
excelencias;
queridos amigos:

Al disponerme a emprender la próxima etapa de mi peregrinación por las tierras de la Biblia, deseo agradeceros a todos la cordial acogida que he recibido en Jordania en estos días. Doy las gracias a su majestad el rey Abdalá II por haberme invitado a visitar el reino hachemita, por su hospitalidad y por sus amables palabras. Expreso también mi aprecio por el gran esfuerzo realizado para hacer posible mi visita y asegurar el desarrollo ordenado de los diferentes encuentros y celebraciones.

Las autoridades públicas, con la colaboración de gran número de voluntarios, han trabajado sin descanso durante mucho tiempo para dirigir a las multitudes y organizar los distintos acontecimientos. La cobertura de los medios de comunicación ha permitido a innumerables personas seguir las celebraciones, aunque no hayan podido estar presentes físicamente. Al dar las gracias a quienes lo han hecho posible, deseo extender mi agradecimiento en particular a todos los que están escuchando la radio o viendo la televisión, especialmente a los enfermos y a quienes han tenido que quedarse en casa.

Me alegra en particular haber estado presente en la puesta en marcha de numerosas iniciativas importantes promovidas por la comunidad católica aquí, en Jordania. La nueva sección del Centro Regina pacis abrirá posibilidades concretas para dar esperanza tanto a quienes luchan con dificultades de diversos tipos como a sus familias. Las dos iglesias que se construirán en Betania permitirán a las respectivas comunidades acoger a los peregrinos y promover el crecimiento espiritual de quienes rezarán en ese lugar santo. La Universidad de Madaba dará una contribución particularmente importante a la comunidad más amplia, formando a jóvenes de diversas tradiciones a fin de que se capaciten para forjar el futuro de la sociedad civil. A todos los que están implicados en estos proyectos les expreso mis mejores deseos y les prometo mis oraciones.

Uno de los momentos más destacados de estos días ha sido mi visita a la mezquita al-Hussein bin Talal, donde he tenido el placer de encontrarme con los líderes religiosos musulmanes junto con los miembros del Cuerpo diplomático y los rectores de universidades. Deseo alentar a todos los jordanos, tanto cristianos como musulmanes, a edificar sobre los sólidos cimientos de la tolerancia religiosa, que permite a los miembros de las diferentes comunidades convivir en paz y respeto mutuo. Su majestad el rey ha promovido muy activamente el diálogo interreligioso y deseo destacar lo mucho que es apreciado su compromiso en este sentido. Constato con gratitud la particular consideración que muestra hacia la comunidad cristiana de Jordania. Este espíritu de apertura no sólo ayuda a los miembros de las diferentes comunidades étnicas de este país a convivir en paz y concordia, sino que además ha contribuido a las iniciativas políticas de amplias miras promovidas por Jordania para construir la paz en todo Oriente Medio.

Queridos amigos, como sabéis, he venido a Jordania sobre todo como peregrino y pastor. Por tanto, las experiencias de estos días que quedarán más firmemente grabadas en mi memoria son mis visitas a los santos lugares y los momentos de oración que hemos celebrado juntos. Una vez más deseo expresar el aprecio de toda la Iglesia por quienes custodian los lugares de peregrinación en esta tierra; y también quiero dar las gracias a las numerosas personas que han contribuido a la preparación de las Vísperas del sábado en la catedral de San Jorge y de la misa de ayer en el Estadio internacional. Para mí ha sido verdaderamente una alegría vivir estas celebraciones pascuales con los fieles católicos de diferentes tradiciones, unidos en la comunión de la Iglesia y en su testimonio de Cristo. Los aliento a todos a permanecer fieles a su compromiso bautismal, recordando que Cristo mismo recibió el bautismo de Juan en las aguas del río Jordán.

Al despedirme de vosotros, deseo que sepáis que llevo en mi corazón al reino hachemita y a todos los habitantes de esta región. Rezo para que gocéis de paz y prosperidad, ahora y para las generaciones futuras. Una vez más, muchas gracias. Y que Dios os bendiga a todos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:44


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

CEREMONIA DE BIENVENIDA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI*

Aeropuerto internacional Ben Gurión - Tel Aviv
Lunes 11 de mayo de 2009



Señor presidente;
señor primer ministro;
excelencias;
señoras y señores:

Gracias por vuestra cordial bienvenida al Estado de Israel, tierra considerada santa por millones de creyentes de todo el mundo. Agradezco al presidente, señor Shimon Peres, sus amables palabras y aprecio la oportunidad que se me ofrece de realizar esta peregrinación a una tierra santificada por las huellas de patriarcas y profetas, una tierra que los cristianos veneran de modo especial como lugar de los acontecimientos de la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Me inserto en una larga fila de peregrinos cristianos a estos lugares, una fila que se remonta hasta los primeros siglos de la historia cristiana y que, estoy seguro, proseguirá en el futuro. Como muchos otros antes que yo, vengo para orar en los santos lugares, a orar en especial por la paz, paz aquí en Tierra Santa y paz en todo el mundo.

Señor presidente, la Santa Sede y el Estado de Israel comparten muchos valores, ante todo el compromiso de dar a la religión su legítimo lugar en la vida de la sociedad. El justo orden de las relaciones sociales presupone y exige el respeto de la libertad y la dignidad de todo ser humano, que tanto cristianos como musulmanes y judíos creen creado por un Dios amoroso, y destinado a la vida eterna. Cuando se niega o margina la dimensión religiosa de la persona humana, se pone en peligro el fundamento mismo de una correcta comprensión de los derechos humanos inalienables.

Trágicamente, el pueblo judío ha experimentado las terribles consecuencias de ideologías que niegan la dignidad de toda persona humana. Es justo y conveniente que, durante mi permanencia en Israel, yo tenga la oportunidad de honrar la memoria de los seis millones de judíos víctimas del Holocausto, y de orar para que nunca más la humanidad sea testigo de un crimen de tal magnitud. Por desgracia, el antisemitismo sigue levantando su repugnante cabeza en muchas partes del mundo. Esto es totalmente inaceptable. Es preciso hacer todo lo posible para combatir el antisemitismo donde se encuentre, y para promover el respeto y la estima hacia los miembros de todo pueblo, raza, lengua y nación en todo el mundo.

Durante mi permanencia en Jerusalén, tendré también el placer de encontrarme con muchos líderes religiosos distinguidos de este país. Algo que las tres grandes religiones monoteístas tienen en común es una veneración especial por esta ciudad santa. Albergo la ferviente esperanza de que todos los peregrinos que vienen a los santos lugares puedan acceder a ellos libremente y sin restricciones, participar en ceremonias religiosas y promover el mantenimiento digno de los lugares de culto situados en los espacios sagrados. Que se cumplan las palabras de la profecía de Isaías, según el cual muchas naciones afluirán al monte de la casa del Señor, para que él les enseñe sus caminos y estas puedan caminar por sus senderos, senderos de paz y de justicia, senderos que llevan a la reconciliación y a la armonía (cf. Is 2, 2-5).

Aunque el nombre de Jerusalén significa "ciudad de la paz", es del todo evidente que durante décadas la paz ha eludido trágicamente a los habitantes de esta tierra santa. Los ojos del mundo se vuelven hacia los pueblos de esta región, mientras estos luchan por llegar a una solución justa y duradera de los conflictos que han causado tanto sufrimiento. Las esperanzas de innumerables hombres, mujeres y niños de un futuro más seguro y estable dependen del éxito de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos. En unión con todos los hombres de buena voluntad, suplico a todos los responsables que exploren todos los caminos posibles para buscar una solución justa a las enormes dificultades, a fin de que ambos pueblos puedan vivir en paz en una patria que sea suya, dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. Al respecto, espero y rezo para que pronto se cree un clima de mayor confianza, que permita a las partes realizar progresos reales en el camino hacia la paz y la estabilidad.

A los obispos y a los fieles católicos aquí presentes les dirijo unas palabras especiales de saludo. Llego a esta tierra, donde Pedro recibió la tarea de apacentar a las ovejas del Señor, como Sucesor de Pedro para realizar mi ministerio entre vosotros. Sentiré una alegría especial al unirme a vosotros para concluir las celebraciones del Año de la familia, que tendrán lugar en Nazaret, hogar de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Como dije en mi mensaje para la Jornada mundial de la paz de este año, la familia es "la primera e indispensable maestra de paz" (n. 3), y por tanto está llamada a desempeñar un papel vital para sanar las divisiones presentes en la sociedad humana en todos los niveles. A las comunidades cristianas de Tierra Santa digo: con vuestro testimonio fiel de Aquel que predicó el perdón y la reconciliación, con vuestro compromiso de defender el carácter sagrado de toda vida humana, podéis dar una contribución particular para que acaben las hostilidades que durante tanto tiempo han afligido a esta tierra. Rezo para que vuestra presencia continua en Israel y en los Territorios Palestinos produzca mucho fruto al promover la paz y el respeto recíproco entre todos los pueblos que viven en las tierras de la Biblia.

Señor presidente; señoras y señores, una vez más os agradezco vuestra acogida y os aseguro mis sentimientos de buena voluntad. Que Dios dé fuerza a su pueblo. Que Dios bendiga a su pueblo con la paz.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:45


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA DE CORTESÍA
AL PRESIDENTE DEL ESTADO DE ISRAEL

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI*

Palacio Presidencial - Jerusalén
Lunes 11 de mayo de 2009



Señor presidente;
excelencias;
señoras y señores:

Como cordial gesto de hospitalidad, el presidente Peres nos ha acogido aquí, en su residencia, ofreciéndome la posibilidad de saludaros a todos y de compartir, al mismo tiempo, con vosotros algunas reflexiones. Señor presidente, le agradezco esta amable acogida y sus cordiales palabras de saludo, a las que de corazón correspondo. También expreso mi agradecimiento a los cantantes y músicos que nos han entretenido con su fina ejecución.

Señor presidente, en el mensaje de felicitación que le envié con motivo de su toma de posesión, recordé con placer su ilustre testimonio de servicio público marcado por un fuerte compromiso en favor de la promoción de la justicia y la paz. Hoy deseo asegurarle a usted y al nuevo Gobierno, así como a todos los habitantes del Estado de Israel, que mi peregrinación a los santos lugares tiene como finalidad implorar el precioso don de la unidad y de la paz para Oriente Medio y para toda la humanidad. En efecto, cada día rezo para que la paz que nace de la justicia vuelva a Tierra Santa y a toda la región, trayendo seguridad y nueva esperanza para todos.

La paz es ante todo un don divino, pues es la promesa del Omnipotente a todo el género humano y defiende la unidad. En el libro del profeta Jeremías leemos: "Bien me sé los pensamientos que pienso sobre vosotros —oráculo del Señor—, pensamientos de paz y no de desgracia, de daros un porvenir de esperanza" (Jr 29, 11). El profeta nos recuerda la promesa del Omnipotente de que "se dejará encontrar", "escuchará" y "nos reunirá". Pero hay también una condición: debemos "buscarlo" y "buscarlo con todo el corazón" (cf. Jr 29, 12-14).

A los líderes religiosos hoy presentes quiero decirles que la contribución particular de las religiones a la búsqueda de la paz se apoya fundamentalmente en la búsqueda apasionada y concorde de Dios. Nuestra tarea consiste en proclamar y testimoniar que el Omnipotente está presente y se puede conocer aun cuando parezca oculto a nuestra vista; que actúa en nuestro mundo para nuestro bien; y que el futuro de la sociedad está marcado por la esperanza cuando vibra en armonía con el orden divino. La presencia dinámica de Dios es lo que une los corazones y asegura la unidad. De hecho, el fundamento último de la unidad entre las personas es la perfecta unicidad y universalidad de Dios, que creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza para introducirnos en su vida divina, de modo que todos seamos uno.

Por tanto, los líderes religiosos deben ser conscientes de que toda división o tensión, toda tendencia a la introversión o a la sospecha entre los creyentes o entre nuestras comunidades puede conducir fácilmente a una contradicción que oscurece la unicidad del Omnipotente, traiciona nuestra unidad y contradice al Único, que se revela a sí mismo como "rico en amor y fidelidad" (Ex 34,6; Sal 138,2; Sal 85, 11).

Queridos amigos, Jerusalén, que desde hace largo tiempo ha sido una encrucijada de pueblos de orígenes diversos, es una ciudad que permite a judíos, cristianos y musulmanes asumir su deber, gozar del privilegio de dar juntos testimonio de la convivencia pacífica deseada durante largo tiempo por los adoradores del único Dios, revelar el plan del Omnipotente de la unidad de la familia humana, anunciado a Abraham, y proclamar la verdadera naturaleza del hombre como buscador de Dios. Así pues, esforcémonos por asegurar que, mediante la enseñanza y la guía de nuestras respectivas comunidades, las ayudemos a ser fieles a lo que en verdad son como creyentes, siempre conscientes de la bondad infinita de Dios, de la dignidad inviolable de todo ser humano y de la unidad de toda la familia humana.

La Sagrada Escritura nos ofrece también su comprensión de la seguridad. En hebreo, seguridad —batah— deriva de confianza, y no sólo se refiere a la falta de amenazas, sino también al sentimiento de calma y confianza. En el libro del profeta Isaías leemos sobre un tiempo de bendición divina: "Al fin desde lo alto se derramará sobre nosotros un espíritu. (...) Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel; el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una seguridad perpetua" (Is 32, 15-17). En el plan de Dios para el mundo, seguridad, equidad, justicia y paz son inseparables. Lejos de ser simplemente producto del esfuerzo humano, son valores que proceden de la relación fundamental de Dios con el hombre, y residen como patrimonio común en el corazón de toda persona.

Sólo hay un modo de proteger y promover estos valores: practicarlos, vivirlos. Ninguna persona, ninguna familia, ninguna comunidad o nación está exenta del deber de vivir en la justicia y de trabajar por la paz. Naturalmente, se espera que los líderes civiles y políticos aseguren una justa y adecuada seguridad al pueblo para cuyo servicio han sido elegidos. Este objetivo forma una parte de la justa promoción de los valores comunes a la humanidad y, por tanto, no puede estar en conflicto con la unidad de la familia humana. Los valores y los fines auténticos de una sociedad, que siempre tutelan la dignidad humana, son indivisibles, universales e interdependientes (cf. Discurso a las Naciones Unidas, 18 de abril de 2008). Por consiguiente, no se pueden realizar cuando son presa de intereses particulares o de políticas fragmentarias. El verdadero interés de una nación siempre se persigue promoviendo la justicia para todos.

Distinguidos señoras y señores, una seguridad duradera es cuestión de confianza, alimentada en la justicia y en la equidad, fraguada por la conversión de los corazones que nos obliga a mirar al otro a los ojos y a reconocer al "tú" como alguien igual a mí, mi hermano, mi hermana. De esta forma, ¿no se convertiría la sociedad misma en "un vergel" (Is 32, 15), no caracterizado por bloqueos u obstrucciones sino por la cohesión y la armonía? ¿No se convertiría en una comunidad de nobles aspiraciones, donde con agrado se concede a todos acceso a la educación, a la vivienda familiar, a la oportunidad de empleo, una sociedad dispuesta a edificar sobre los fundamentos duraderos de la esperanza?

Para concluir, deseo dirigirme a las familias de esta ciudad, de este país. ¿Qué padres querrían la violencia, la inseguridad o la división para sus hijos? ¿Qué objetivo político humano puede conseguirse a través de conflictos y violencias? Oigo el grito de cuantos viven en este país y piden justicia, paz, respeto de su dignidad, seguridad estable, una vida cotidiana libre del miedo de amenazas externas y de violencia insensata. Sé que un número considerable de hombres, mujeres y jóvenes están trabajando por la paz y la solidaridad a través de programas culturales e iniciativas de apoyo práctico y compasivo; suficientemente humildes para perdonar, tienen la valentía de aferrarse al sueño que es su derecho.

Señor presidente, le agradezco la cortesía que me ha demostrado y le aseguro una vez más mis oraciones por el Gobierno y por todos los ciudadanos de este Estado. Que la auténtica conversión del corazón de todos lleve a un compromiso más decidido por la paz y la seguridad a través de la justicia para todos.

¡Shalom!


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 20:47


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA AL MEMORIAL DE YAD VASHEM

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Jerusalén
Lunes 11 de mayo de 2009



«Yo he de darles en mi casa y en mis muros un memorial y un nombre... Les daré un nombre indeleble» (Is 56, 5).

Este pasaje del libro del profeta Isaías presenta dos frases sencillas que expresan de manera solemne el significado profundo de este lugar venerado: yad, "memorial"; shem, "nombre". He venido aquí para detenerme en silencio ante este monumento, erigido para honrar la memoria de los millones de judíos asesinados en la horrenda tragedia del Holocausto. Perdieron la vida, pero no perderán nunca sus nombres: están indeleblemente grabados en el corazón de sus seres queridos, de sus compañeros de prisión que sobrevivieron, y de quienes están decididos a no permitir nunca que un horror semejante vuelva a deshonrar a la humanidad. Sus nombres están grabados para siempre, sobre todo, en la memoria de Dios omnipotente.

Se puede despojar al vecino de sus posesiones, sus oportunidades o su libertad; se puede tejer una insidiosa red de mentiras para convencer a otros de que ciertos grupos no merecen respeto; y, sin embargo, por más que se esfuerce, nunca se puede borrar el nombre de otro ser humano.

La Sagrada Escritura nos enseña la importancia del nombre cuando se le confía a una persona una misión única o un don especial. A Abram Dios lo llamó "Abraham", porque debía convertirse en "el padre de muchos pueblos" (Gn 17, 5). Jacob fue llamado "Israel", porque había "luchado contra Dios y contra los hombres y había vencido" (cf. Gn 32, 29). Los nombres conservados en este venerado monumento tendrán para siempre un lugar sagrado entre los innumerables descendientes de Abraham. Como le sucedió a él, también la fe de ellos fue probada. Como sucedió a Jacob, también ellos quedaron involucrados en la lucha por discernir los designios del Omnipotente. Que los nombres de estas víctimas no se borren nunca. Que nunca se niegue, disminuya u olvide sus sufrimientos. Y que toda persona de buena voluntad vigile para desarraigar del corazón del hombre todo lo que pueda llevar a tragedias semejantes.

La Iglesia católica, comprometida en las enseñanzas de Jesús y decidida a imitar su amor a toda persona, siente profunda compasión por las víctimas aquí recordadas. Del mismo modo, está cerca de quienes hoy sufren persecución a causa de la raza, el color, la condición de vida o la religión. Siente como propios sus sufrimientos y hace suyo su anhelo de justicia. Como Obispo de Roma y Sucesor del apóstol Pedro reafirmo, como mis predecesores, el compromiso de la Iglesia de orar y actuar sin descanso para asegurar que nunca vuelva a reinar el odio en el corazón de los hombres. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob es el Dios de la paz (cf. Sal 85, 9).

Las Escrituras enseñan que tenemos el deber de recordar al mundo que este Dios vive, aunque en ocasiones nos resulte difícil comprender sus caminos misteriosos e inescrutables. Él se reveló a sí mismo y sigue actuando en la historia humana. Sólo él gobierna el mundo con justicia y juzga las naciones con rectitud (cf. Sal 9, 9).

Al contemplar los rostros reflejados en el estanque silencioso de este memorial, no podemos menos de recordar que cada uno de ellos tiene un nombre. Sólo puedo imaginar la alegre expectativa de sus padres, mientras esperaban con ansia el nacimiento de sus hijos. ¿Qué nombre le pondremos a este hijo? ¿Qué será de él o de ella? ¿Quién hubiera podido imaginar que serían condenados a un destino tan deplorable?

Mientras estamos aquí, en silencio, su grito sigue resonando en nuestro corazón. Es un grito que se eleva contra todo acto de injusticia y de violencia. Es una condena perenne de todo derramamiento de sangre inocente. Es el grito de Abel, que se eleva desde la tierra hacia el Omnipotente. Al profesar nuestra inquebrantable confianza en Dios, damos voz a ese grito con las palabras del libro de las Lamentaciones, lleno de significado tanto para judíos como para cristianos.

«El amor del Señor no se ha acabado, ni se ha agotado su ternura; cada mañana se renuevan: grande es tu lealtad. Mi porción es el Señor, dice mi alma, por eso en él espero. Bueno es el Señor con el que en él espera, con el alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm 3, 22-26).

Queridos amigos, estoy profundamente agradecido tanto a Dios como a vosotros por la oportunidad de estar aquí, en silencio: un silencio para recordar, un silencio para orar, un silencio para esperar.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:20


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA AL MAUSOLEO DE YAD VASHEM

FIRMA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Jerusalén
Lunes 11 de mayo de 2009



« “His mercies are not spent.”
(The Book of Lamentations 3:22)

Benedictus PP. XVI ».


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:22


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

ENCUENTRO CON LAS ORGANIZACIONES
PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Auditorio del Notre Dame of Jerusalem Center - Jerusalén
Lunes 11 de mayo de 2009



Queridos hermanos en el episcopado;
distinguidos líderes religiosos;
queridos amigos:

Para mí es motivo de gran alegría encontrarme con vosotros esta tarde. Deseo agradecer a Su Beatitud el patriarca Fouad Twal las amables palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos los presentes. Correspondo a los afectuosos sentimientos expresados y os saludo cordialmente a todos vosotros y a los miembros de los grupos y organización que representáis.

"El Señor dijo a Abram: "Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, y ve a la tierra que yo te mostraré". Marchó, pues, Abram (...), tomando a Sara, su mujer" (cf. Gn 12, 1-5). La irrupción de la llamada de Dios, que marca el inicio de la historia de nuestras tradiciones religiosas, se escuchó en medio de la vida ordinaria de un hombre. Y la historia que de ahí derivó no se plasmó en el aislamiento, sino a través del encuentro con las culturas egipcia, hitita, sumeria, babilónica, persa y griega.

La fe siempre se vive dentro de una cultura. La historia de la religión nos muestra que una comunidad de creyentes avanza por grados de fidelidad a Dios, tomando de la cultura que encuentra y plasmándola. Esta misma dinámica se realiza en cada uno de los creyentes de las tres grandes tradiciones monoteístas: en sintonía con la voz de Dios, como Abraham, respondemos a su llamada y partimos buscando el cumplimiento de sus promesas, esforzándonos por obedecer su voluntad, trazando un sendero en nuestra cultura particular.

Hoy, alrededor de cuatro mil años después de Abraham, el encuentro de religiones con la cultura no se realiza meramente en un plano geográfico. Algunos aspectos de la globalización, y en particular el mundo de internet, han creado una amplia cultura virtual, cuyo valor es tan variado como sus innumerables manifestaciones. No cabe duda de que es mucho lo que se ha logrado para crear un sentido de cercanía y de unidad dentro de la familia humana universal. Sin embargo, al mismo tiempo, la cantidad ilimitada de portales a través de los cuales las personas tienen fácil acceso a fuentes indiscriminadas de información puede convertirse fácilmente en instrumento de creciente fragmentación: la unidad del conocimiento se fragmenta y a veces no se aplican o se descuidan las complejas habilidades de crítica, discernimiento y discriminación aprendidas de las tradiciones académicas y éticas.

La pregunta que surge entonces espontáneamente es: ¿qué contribución da la religión a las culturas del mundo para contrarrestar los efectos negativos de una globalización tan rápida? Mientras muchos se dedican a señalar las diferencias notorias que existen entre las religiones, nosotros, como creyentes o personas religiosas, tenemos el desafío de proclamar con claridad lo que tenemos en común.

El primer paso de Abraham en la fe, y nuestros pasos hacia —o desde— la sinagoga, la iglesia, la mezquita o el templo, recorren el sendero de nuestra historia humana avanzando —podríamos decir— hacia la Jerusalén eterna (cf. Ap 21, 23). Asimismo, cada cultura, con su capacidad propia de dar y recibir, da expresión a la única naturaleza humana. Sin embargo, lo que es propio del individuo nunca se expresa plenamente a través de su cultura, sino que lo trasciende en la búsqueda constante de algo que está más allá.

Desde esta perspectiva, queridos amigos, vemos la posibilidad de una unidad que no depende de la uniformidad. Aunque las diferencias que analizamos en el diálogo interreligioso a veces pueden parecer barreras, no deben oscurecer el sentido común de temor reverencial y de respeto por lo universal, por lo absoluto y por la verdad, que impulsa a las personas religiosas ante todo a entablar relaciones unas con otras. En efecto, es común la convicción de que estas realidades trascendentes tienen su fuente —y llevan sus huellas— en el Omnipotente, que los creyentes ponen ante los demás, ante nuestras organizaciones, nuestra sociedad y nuestro mundo. De este modo, no sólo enriquecemos la cultura, sino también la modelamos: las vidas de fidelidad religiosa reflejan la irruptora presencia de Dios y así forman una cultura no definida por límites del tiempo o de lugar, sino fundamentalmente plasmada por los principios y las acciones que provienen de la fe.

La fe religiosa presupone la verdad. El que cree busca la verdad y vive según ella. Aunque el medio por el cual comprendemos el descubrimiento y la comunicación de la verdad en parte es diferente de religión a religión, no debemos desalentarnos en nuestros esfuerzos por dar testimonio de la fuerza de la verdad. Juntos podemos proclamar que Dios existe y puede ser conocido, que la tierra es creación suya, que nosotros somos sus criaturas, y que él llama a cada hombre y a cada mujer a un estilo de vida que respete su plan para el mundo.

Amigos, si creemos tener un criterio de juicio y de discernimiento divino en su origen y destinado a toda la humanidad, entonces no podemos cansarnos de procurar que ese conocimiento influya en la vida civil. La verdad debe ser ofrecida a todos; está destinada a todos los miembros de la sociedad. Arroja luz sobre los fundamentos de la moralidad y de la ética, e infunde en la razón la fuerza para superar sus propios límites a fin de dar expresión a nuestras aspiraciones comunes más profundas. Lejos de amenazar la tolerancia de las diferencias o la pluralidad cultural, la verdad posibilita el consenso, hace que el debate público se mantenga razonable, honrado y justificable, y abre el camino a la paz. Promoviendo el deseo de obedecer a la verdad, de hecho ensancha nuestro concepto de razón y su ámbito de aplicación, y hace posible el diálogo genuino de las culturas y las religiones, tan urgentemente necesario hoy.

Cada uno de los que estamos aquí presentes sabe también que hoy la voz de Dios se escucha menos claramente, y que la razón misma se ha hecho sorda a lo divino en numerosas situaciones. Con todo, ese "vacío" no es un vacío de silencio; es el ruido de pretensiones egoístas, de promesas vacías y de falsas esperanzas, que con tanta frecuencia invaden el espacio mismo en el que Dios nos busca. Entonces ¿podemos crear espacios, oasis de paz y de reflexión profunda, en los que se pueda volver a escuchar la voz de Dios, en los que su verdad se pueda descubrir dentro de la universalidad de la razón, en los que cada individuo, independientemente del lugar donde habita, de su grupo étnico, de su afiliación política o de su fe religiosa, pueda ser respetado como persona, como ser humano, como un semejante?

En una época de acceso inmediato a la información y de tendencias sociales que generan una especie de cultura uniforme, una reflexión profunda que contraste el alejamiento de la presencia de Dios fortalecerá la razón, estimulará el genio creativo, facilitará la valoración crítica de las costumbres culturales y sostendrá el valor universal de la fe religiosa.

Estimados amigos, las instituciones y grupos que representáis están comprometidos en el diálogo interreligioso y en la promoción de iniciativas culturales en una vasta gama de niveles. Desde instituciones académicas —y aquí quiero mencionar en particular las excepcionales conquistas de la Universidad de Belén— hasta grupos de padres con dificultades, desde iniciativas de música y artes hasta el ejemplo valiente de madres y padres ordinarios, desde grupos de diálogo formal hasta organizaciones caritativas, demostráis diariamente vuestra convicción de que nuestro deber ante Dios no sólo se expresa en el culto, sino también en el amor y en la solicitud por la sociedad, por la cultura, por nuestro mundo y por todos los que viven en esta tierra.

Algunos quisieran hacernos creer que nuestras diferencias son necesariamente causa de división y que, por tanto, al máximo habría que tolerarlas. Otros, incluso, sostienen que nuestras voces simplemente deben silenciarse. Pero nosotros sabemos que nuestras diferencias nunca deben presentarse indebidamente como una fuente inevitable de fricción o de tensión sea entre nosotros sea, en un ámbito más amplio, en la sociedad.

Por el contrario, ofrecen a personas de diversas religiones una espléndida oportunidad para convivir en profundo respeto, estima y aprecio, animándose unos a otros por los caminos de Dios. Ojalá que, impulsados por el Omnipotente e iluminados por su verdad, sigáis caminando con valentía, respetando todo lo que nos diferencia y promoviendo todo lo que nos une como criaturas bendecidas con el deseo de llevar esperanza a nuestras comunidades y al mundo.

Que Dios nos guíe por este camino.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:23


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA DE CORTESÍA AL GRAN MUFTÍ

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Explanada de las mezquitas - Jerusalén
Martes 12 de mayo de 2009



Queridos amigos musulmanes:

As-salámu 'aláikum! ¡Paz a vosotros!

Agradezco cordialmente al gran muftí, Mohammed Ahmad Hussein, así como al director del Waqf islámico de Jerusalén, el jeque Mohammed Azzam al-Khatib al-Tamimi, y al jefe del Awquaf Council, el jeque Abdel Azim Salhab, las palabras de bienvenida que me han dirigido en vuestro nombre. Me siento profundamente agradecido por la invitación a visitar este lugar sagrado y de buen grado presento mis respetos a vosotros y a los líderes de la comunidad islámica de Jerusalén.

La Cúpula de la Roca lleva nuestro corazón y nuestra mente a reflexionar sobre el misterio de la creación y la fe de Abraham. Aquí se cruzan los caminos de las tres grandes religiones monoteístas del mundo, recordándonos lo que tienen en común. Cada una de ellas cree en un solo Dios, creador y señor de todo; cada una reconoce a Abraham como su primer padre, un hombre de fe, a quien Dios bendijo de modo especial; cada una ha tenido numerosos seguidores a lo largo de los siglos y ha inspirado un rico patrimonio espiritual, intelectual y cultural. En un mundo tristemente desgarrado por divisiones, este lugar sagrado sirve como estímulo y también desafía a hombres y mujeres de buena voluntad a trabajar para superar los malentendidos y los conflictos del pasado y emprender la senda de un diálogo sincero encaminado a construir un mundo de justicia y paz para las futuras generaciones.

Dado que las enseñanzas de las tradiciones religiosas afectan, en última instancia, a la realidad de Dios, al sentido de la vida y al destino común de la humanidad, es decir, a todo lo más sagrado y querido para nosotros, puede asaltarnos la tentación de participar en este diálogo con reticencia o escepticismo sobre sus posibilidades de éxito. Sin embargo, podemos comenzar con la convicción de que el único Dios es la fuente infinita de la justicia y de la misericordia, ya que en él las dos existen en perfecta unidad. Los que confiesan su nombre tienen la tarea de luchar sin descanso por la justicia mientras imitan su perdón, pues ambos están intrínsecamente orientados a la convivencia pacífica y armoniosa de la familia humana.

Por esta razón, es fundamental que los que adoran al único Dios muestren que están arraigados y buscan la unidad de toda la familia humana. En otras palabras, la fidelidad al único Dios, el Creador, el Altísimo, lleva a reconocer que los seres humanos están fundamentalmente interrelacionados, ya que todos deben su existencia a una única fuente y están ordenados hacia un objetivo común. Impresos con la indeleble imagen de lo divino, están llamados a desempeñar un papel activo en la reparación de las divisiones y en la promoción de la solidaridad humana.

Esto supone una gran responsabilidad para nosotros. Los que veneramos al único Dios creemos que él pedirá cuentas a los seres humanos por sus acciones. Los cristianos afirmamos que los dones divinos de la razón y la libertad se encuentran en la base de esa responsabilidad. La razón abre la mente para entender la naturaleza y el destino común de la familia humana, mientras que la libertad lleva al corazón a aceptar al otro y a servirle con caridad. Así, el amor indiviso al único Dios y la caridad hacia el prójimo se convierten en el eje alrededor del cual gira todo lo demás. Por esta razón trabajamos incansablemente para proteger los corazones humanos del odio, la ira o la venganza.

Queridos amigos, he venido a Jerusalén en una peregrinación de fe. Agradezco a Dios esta ocasión de encontrarme con vosotros como Obispo de Roma y Sucesor del apóstol san Pedro, pero también como hijo de Abraham, en quien "son bendecidas todas las familias de la tierra" (Gn 12, 3; cf. Rm 4, 16-17). Os aseguro que la Iglesia tiene el ardiente deseo de cooperar para el bienestar de la familia humana. Cree firmemente que el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham es universal, pues abarca a todos los hombres y mujeres, independientemente de su procedencia o condición social.

Mientras musulmanes y cristianos promueven el diálogo respetuoso que ya han comenzado, rezo para que examinen cómo la unicidad de Dios está indisolublemente vinculada a la unidad de la familia humana. Realizando su plan de amor para la creación, estudiando la ley inscrita en el cosmos y en el corazón humano y reflexionando en el misterioso don de la auto-revelación de Dios, todos sus seguidores podrán seguir manteniendo su mirada fija en su bondad absoluta, sin perder nunca de vista la forma en que se refleja en los rostros de los demás.

Con estos pensamientos, pido humildemente al Todopoderoso que os conceda la paz y bendiga a toda la amada población de esta región. Esforcémonos por vivir en espíritu de armonía y cooperación, dando testimonio del único Dios mediante el servicio generoso de unos a otros. ¡Gracias!


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:24


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

ORACIÓN DEL PAPA BENEDETTO XVI
EN EL MURO OCCIDENTAL DE JERUSALÉN

Martes 12 de mayo de 2009



Dios de todos los tiempos,
en mi visita a Jerusalén,
la "ciudad de la paz",
casa espiritual para judíos,
cristianos y musulmanes,
te presento las alegrías,
las esperanzas y las aspiraciones,
las pruebas, los sufrimientos
y las penas de tu pueblo
esparcido por el mundo.

Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob,
escucha el grito de los afligidos,
los atemorizados
y los despojados;
derrama tu paz
sobre esta Tierra Santa,
sobre Oriente Medio,
sobre toda la familia humana;
despierta el corazón
de todos los que invocan
tu nombre,
para caminar humildemente
por la senda de la justicia
y la compasión.

"Bueno es el Señor
con el que en él espera,
con el alma que lo busca"
(Lam 3, 25).


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:25


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA DE CORTESÍA
A LOS DOS GRANDES RABINOS DE JERUSALÉN

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Centro Hechal Shlomo - Jerusalén
Martes 12 de mayo de 2009

Distinguidos rabinos;
queridos amigos:

Agradezco la invitación a visitar Hechal Shlomo y encontrarme con vosotros durante mi viaje a Tierra Santa como Obispo de Roma. Doy las gracias al rabino sefardí Shlomo Amar y al rabino askenazí Yona Metzger por sus cordiales palabras de bienvenida y por el deseo que han expresado de seguir fortaleciendo los vínculos de amistad que la Iglesia católica y el Gran Rabinado se han esforzado diligentemente por forjar en las últimas décadas. Vuestras visitas al Vaticano en 2003 y 2005 son un signo de la buena voluntad que caracteriza el desarrollo de nuestras relaciones.

Distinguidos rabinos, correspondo expresando mi respeto y estima por vosotros y por vuestras comunidades. Os garantizo mi deseo de profundizar el entendimiento mutuo y la cooperación entre la Santa Sede, el Gran Rabinado de Israel y el pueblo judío en todo el mundo.

Desde el inicio de mi pontificado ha sido para mí un gran motivo de satisfacción el fruto producido por el diálogo que tiene lugar entre la delegación de la comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con los judíos y la delegación del Gran Rabinado de Israel para las relaciones con la Iglesia católica. Deseo agradecer a los miembros de ambas delegaciones su dedicación y su duro trabajo para realizar esta iniciativa, tan ardientemente deseada por mi venerado predecesor el Papa Juan Pablo II, como él mismo afirmó durante el gran jubileo del año 2000.

Nuestro encuentro de hoy es una ocasión muy apropiada para agradecer al Omnipotente las numerosas bendiciones que han acompañado el diálogo mantenido por la comisión bilateral, y para mirar con esperanza a sus futuras sesiones. La buena voluntad de los delegados para discutir abierta y pacientemente no sólo los puntos de acuerdo, sino también los puntos de divergencia, ha allanado el camino para lograr una colaboración más efectiva en la vida pública. Tanto los judíos como los cristianos están interesados en garantizar el respeto del carácter sagrado de la vida humana, el lugar central de la familia, la buena educación de los jóvenes y la libertad de religión y de conciencia para una sociedad sana. Estos temas de diálogo no representan más que la fase inicial de lo que esperamos sea un firme y progresivo camino hacia un mejor entendimiento recíproco.

Nuestra preocupación común frente al relativismo moral y a las ofensas que produce contra la dignidad de la persona humana ya constituye una indicación clara de las posibilidades de esta serie de encuentros. Al afrontar las cuestiones éticas más urgentes de nuestro tiempo, nuestras dos comunidades se encuentran ante el desafío de comprometer a las personas de buena voluntad en el nivel de la razón, presentando al mismo tiempo los fundamentos religiosos que sostienen de la mejor manera los valores morales perennes. Es de desear que el diálogo iniciado siga generando ideas sobre cómo cristianos y judíos pueden colaborar para elevar el aprecio de la sociedad por la contribución característica de nuestras tradiciones religiosas y éticas. Aquí, en Israel, los cristianos, al constituir solamente una pequeña parte de la población total, valoran de modo particular las oportunidades de diálogo con sus vecinos judíos.

La confianza es, sin duda, un elemento esencial de un diálogo efectivo. Hoy tengo la oportunidad de repetir que la Iglesia católica está irrevocablemente comprometida en el camino escogido durante el concilio Vaticano II con vistas a una auténtica y duradera reconciliación entre cristianos y judíos. Como aclaró la declaración Nostra aetate, la Iglesia sigue valorando el patrimonio espiritual común de cristianos y judíos, y desea un entendimiento mutuo cada vez más profundo y un respeto a través de los estudios bíblicos y teológicos, así como a través de diálogos fraternos. Que los siete encuentros de la comisión bilateral que ya han tenido lugar entre la Santa Sede y el Gran Rabinado sean una prueba de ello. Expreso mi agradecimiento por vuestra afirmación recíproca de que la relación entre la Iglesia católica y el Gran Rabinado seguirá creciendo en el respeto y el entendimiento en el futuro.

Amigos míos, expreso una vez más mi profundo aprecio por la bienvenida que me habéis brindado hoy. Confío en que nuestra amistad siga sirviendo de ejemplo de confianza en el diálogo para los judíos y cristianos de todo el mundo. Viendo los resultados alcanzados hasta ahora e inspirándonos en las Sagradas Escrituras, podemos esperar con confianza en una cooperación cada vez más intensa entre nuestras comunidades, junto con todas las personas de buena voluntad, para condenar el odio y la opresión en todo el mundo. Pido a Dios, que escruta nuestros corazones y conoce nuestros pensamientos (cf. Sal 139, 23), que siga iluminándonos con su sabiduría, a fin de que cumplamos sus mandamientos de amarlo a él con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas (cf. Dt 6, 5) y de amar al prójimo como a nosotros mismos (cf.Lv 19, 18). Muchas gracias.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:25


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

ORACIÓN DEL REGINA CÆLI
CON LOS ORDINARIOS DI TIERRA SANTA

PALABRAS DEL PAPA EN EL CENÁCULO

Jerusalén
Martes 12 de mayo de 2009



Queridos hermanos en el episcopado;
querido padre custodio:

Con gran alegría os saludo, Ordinarios de Tierra Santa, en este Cenáculo donde, según la tradición, el Señor abrió su corazón a los discípulos que había elegido y celebró el Misterio pascual, y donde el Espíritu Santo el día de Pentecostés impulsó a los primeros discípulos a ir y predicar la buena nueva. Doy las gracias al padre Pizzaballa por las cordiales palabras de bienvenida que me ha dirigido en vuestro nombre. Vosotros representáis a las comunidades católicas de Tierra Santa que, en su fe y devoción, son como las lámparas encendidas que iluminan los santos lugares que recibieron la gracia de la presencia de Jesús, nuestro Señor vivo. Este privilegio único os da a vosotros y a vuestro pueblo un lugar especial de afecto en mi corazón como Sucesor de Pedro.

"Sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn 13, 1). El Cenáculo recuerda la última Cena de nuestro Señor con Pedro y los demás Apóstoles e invita a la Iglesia a una contemplación orante. Con estos sentimientos nos encontramos juntos, el Sucesor de Pedro con los sucesores de los Apóstoles, en el mismo lugar donde Jesús con la ofrenda de su cuerpo y de su sangre reveló las nuevas profundidades de la alianza de amor establecida entre Dios y su pueblo.

En el Cenáculo el misterio de gracia y salvación, del que somos destinatarios y también heraldos y ministros, sólo se puede expresar en términos de amor. Dado que él nos ha amado primero y sigue amándonos, podemos responder con amor (cf. Deus caritas est, 2). Nuestra vida cristiana no es simplemente un esfuerzo humano por vivir las exigencias del Evangelio que se nos imponen como deberes. La Eucaristía nos introduce en el misterio del amor divino. Nuestra vida se convierte en una aceptación agradecida, dócil y activa de la fuerza de un amor que se nos ha dado. Este amor transformador, que es gracia y verdad (cf. Jn 1, 17), nos invita a superar, individualmente y como comunidad, la tentación de replegarnos sobre nosotros mismos en el egoísmo, la indolencia, el aislamiento, el prejuicio o el miedo, y a entregarnos generosamente al Señor y a los demás. Nos lleva como comunidad cristiana a ser fieles a nuestra misión con franqueza y valentía (cf. Hch 4, 13). En el buen Pastor, que da su vida por su rebaño, en el Maestro que lava los pies a sus discípulos, mis queridos hermanos, encontráis el modelo de vuestro ministerio al servicio de nuestro Dios que promueve el amor y la comunión.

La llamada a la comunión de mente y corazón, tan íntimamente unida al mandamiento del amor y al papel central unificador de la Eucaristía en nuestra vida, tiene especial importancia en Tierra Santa. Las diferentes Iglesias cristianas presentes aquí representan un rico y variado patrimonio espiritual y son signo de las múltiples formas de interacción entre el Evangelio y las diversas culturas. También nos recuerdan que la misión de la Iglesia consiste en predicar el amor universal de Dios y en reunir a todos los que él llama, de lejos y de cerca, de manera que, con sus tradiciones y sus talentos, formen una única familia de Dios.

Nuestro tiempo, especialmente desde el concilio Vaticano ii, se ha caracterizado por un nuevo impulso espiritual hacia la comunión en la diversidad dentro de la Iglesia católica y por una nueva conciencia ecuménica. El Espíritu mueve suavemente nuestro corazón hacia la humildad y la paz, hacia la aceptación recíproca, la comprensión y la cooperación. Esta disposición interior a la unidad bajo el impulso del Espíritu Santo es decisiva para que los cristianos realicen su misión en el mundo (cf. Jn 17, 21).

La presencia cristiana en Tierra Santa y en las regiones vecinas será viva en la medida en que el don del amor se acepta y crece en la Iglesia. Esta presencia es de suma importancia para el bien de toda la sociedad. Las palabras claras de Jesús sobre la íntima unión entre el amor a Dios y el amor al prójimo, sobre la misericordia y la compasión, sobre la mansedumbre, la paz y el perdón son una levadura capaz de transformar los corazones y plasmar las acciones. Los cristianos en Oriente Medio, juntamente con las demás personas de buena voluntad, están contribuyendo, como ciudadanos leales y responsables, a pesar de las dificultades y las restricciones, a la promoción y la consolidación de un clima de paz en la diversidad. Quiero repetir lo que dije en mi Mensaje de Navidad del año 2006 a los católicos en Oriente Medio: "Os manifiesto con afecto mi cercanía personal en la situación de inseguridad humana, de sufrimiento diario, de temor y de esperanza que estáis viviendo. A vuestras comunidades repito, ante todo, las palabras del Redentor: "No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino" (Lc 12, 32)" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de enero de 2007, p. 7).

Queridos hermanos en el episcopado, contad con mi apoyo y mi aliento mientras hacéis todo lo posible para ayudar a nuestros hermanos y hermanas cristianos a permanecer y prosperar aquí, en la tierra de sus antepasados, y a ser mensajeros y promotores de paz. Aprecio vuestros esfuerzos por ofrecerles, como a ciudadanos maduros y responsables, asistencia espiritual, valores y principios que les ayuden a desempeñar su papel en la sociedad. Mediante la enseñanza, la preparación profesional y otras iniciativas sociales y económicas, se podrá sostener y mejorar su situación. Por mi parte, renuevo mi llamamiento a los hermanos y hermanas de todo el mundo a apoyar y recordar en sus oraciones a las comunidades cristianas de Tierra Santa y Oriente Medio.

En este contexto, deseo expresar mi aprecio por el servicio prestado a los numerosos peregrinos y visitantes que vienen a Tierra Santa buscando inspiración y renovación tras las huellas de Jesús. La historia del Evangelio, cuando se contempla en su ambiente histórico y geográfico, cobra vida y color, y permite comprender más claramente el significado de las palabras y los hechos del Señor. Muchas experiencias memorables de peregrinos de Tierra Santa han sido posibles también gracias a la hospitalidad y guía fraterna brindada por vosotros, especialmente por los frailes franciscanos de la Custodia. Por este servicio quiero aseguraros el aprecio y la gratitud de la Iglesia universal y expreso el deseo de que, en el futuro, venga aquí de visita un número de peregrinos aún mayor.

Queridos hermanos, al dirigir juntos nuestra gozosa oración a María, Reina del cielo, pongamos con confianza en sus manos el bienestar y la renovación espiritual de todos los cristianos que viven en Tierra Santa, de manera que, bajo la guía de sus pastores, crezcan en la fe, en la esperanza y en la caridad, y perseveren en su misión de promotores de comunión y de paz.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:26


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

BREVE VISITA A LA CONCATEDRAL LATINA

PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Jerusalén
Martes 12 de mayo de 2009



Beatitud, le agradezco sus palabras de bienvenida. También doy las gracias al patriarca emérito y les expreso a ambos mis mejores deseos fraternos y les aseguro mis oraciones.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, con alegría me encuentro con vosotros en esta concatedral, donde la comunidad cristiana de Jerusalén sigue reuniéndose como lo ha hecho durante siglos, desde los primeros días de la Iglesia. Aquí, en esta ciudad, Pedro fue el primero en predicar la buena nueva de Jesucristo el día de Pentecostés, cuando cerca de tres mil personas se unieron al número de los discípulos. También aquí los primeros cristianos "acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2, 42). Desde Jerusalén el Evangelio se difundió "por toda la tierra... hasta los confines del mundo" (cf. Sal 19, 4), y en todo tiempo el compromiso misionero de la Iglesia ha sido sostenido por las oraciones de los fieles, reunidos en torno al altar del Señor, para invocar la poderosa fuerza del Espíritu Santo sobre la obra de la predicación.

Lo que sostiene la obra de evangelización son sobre todo las oraciones de quienes, como decía santa Teresa de Lisieux, tienen la vocación de ser "el amor profundo en el corazón de la Iglesia" (Carta a la hermana María del Sagrado Corazón). Deseo expresar mi particular aprecio por el apostolado oculto de las personas de vida contemplativa que están aquí presentes y agradecerles su generosa entrega a una vida de oración y abnegación. Agradezco en particular las oraciones que ofrecéis por mi ministerio universal y os pido que sigáis encomendando al Señor mi servicio al pueblo de Dios en todo el mundo. Con palabras del salmista, también os pido: "Orad por la paz de Jerusalén" (Sal 122, 6), orad continuamente por el fin del conflicto que ha causado tanto sufrimiento a los pueblos de esta tierra. Y ahora os imparto mi bendición.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:27


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

SANTA MISA

HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Valle de Josafat - Jerusalén
Martes 12 de mayo de 2009



Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

"¡Cristo ha resucitado, aleluya!". Con estas palabras os saludo con gran afecto. Agradezco al patriarca Fouad Twal las palabras de bienvenida que me ha dirigido en vuestro nombre, y ante todo expreso mi alegría por poder celebrar esta Eucaristía con vosotros, Iglesia en Jerusalén. Nos hemos reunido aquí, bajo el monte de los Olivos, donde nuestro Señor oró y sufrió, donde lloró por amor a esta ciudad y por el deseo de que conociera "el camino de la paz" (cf. Lc 19, 42), y donde regresó al Padre, dando su última bendición en la tierra a sus discípulos y a nosotros. Acojamos hoy esta bendición. Os la imparte de manera especial a vosotros, queridos hermanos y hermanas, que estáis vinculados, en una línea ininterrumpida, con los primeros discípulos que se encontraron con el Señor resucitado al partir el pan, con los que experimentaron la efusión del Espíritu Santo en el Cenáculo y con los que se convirtieron por la predicación de san Pedro y de los demás Apóstoles. Saludo también a todos los presentes y, en particular, a los fieles de Tierra Santa que por varias razones no han podido estar hoy aquí con nosotros.

Como Sucesor de san Pedro, he seguido sus huellas para proclamar al Señor resucitado entre vosotros, confirmaros en la fe de vuestros padres e invocar sobre vosotros el consuelo que es don del Paráclito. Al estar ante vosotros hoy, deseo reconocer las dificultades, la frustración, el dolor y el sufrimiento que tantos de vosotros han soportado como consecuencia de los conflictos que han afligido a estas tierras, así como las amargas experiencias de desplazamiento que muchas de vuestras familias han conocido y —Dios no lo permita— pueden conocer aún.

Espero que mi presencia aquí sea un signo de que no os olvidamos, de que vuestra perseverante presencia y testimonio son preciosos a los ojos de Dios y constituyen un elemento para el futuro de estas tierras. Precisamente a causa de vuestras profundas raíces en estos lugares, de vuestra antigua y fuerte cultura cristiana y de vuestra inquebrantable confianza en las promesas de Dios, vosotros, los cristianos de Tierra Santa, no sólo estáis llamados a ser un faro de fe para la Iglesia universal, sino también levadura de armonía, sabiduría y equilibrio en la vida de una sociedad que tradicionalmente ha sido, y sigue siendo, pluralista, multiétnica y multirreligiosa.

En la segunda lectura de hoy, el apóstol san Pablo dice a los Colosenses: "Buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios" (Col 3, 1). Estas palabras resuenan con particular fuerza aquí, bajo el huerto de Getsemaní, donde Jesús aceptó el cáliz del sufrimiento en total obediencia a la voluntad del Padre, y donde, según la tradición, ascendió a la derecha del Padre para interceder continuamente por nosotros, miembros de su Cuerpo. San Pablo, el gran heraldo de la esperanza cristiana, experimentó el precio de esta esperanza, su costo en sufrimiento y persecución por el Evangelio, y nunca vaciló en su convicción de que la resurrección de Cristo era el inicio de una nueva creación. Como él nos dice: "Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él" (Col 3, 4).

La exhortación de san Pablo de "buscar las cosas de arriba" debe resonar constantemente en nuestro corazón. Sus palabras nos indican el cumplimiento de la visión de fe en esa Jerusalén celeste donde, de acuerdo con las antiguas profecías, Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y preparará un banquete de salvación para todos los pueblos (cf. Is 25, 6-8; Ap 21, 2-4).

Esta es la esperanza, esta es la visión que nos lleva a todos los que amamos esta Jerusalén terrestre a verla como una profecía y una promesa de la reconciliación y la paz universal que Dios desea para toda la familia humana. Tristemente, el hecho de estar bajo los muros de esta ciudad nos lleva a considerar cuán lejos está nuestro mundo del pleno cumplimiento de aquella profecía y promesa. En esta ciudad santa, donde la vida venció a la muerte, donde el Espíritu se derramó como primer fruto de la nueva creación, la esperanza sigue luchando contra la desesperación, la frustración y el cinismo, mientras la paz, que es don y llamamiento de Dios, sigue amenazada por el egoísmo, el conflicto, la división y el peso de las ofensas del pasado.

Por esta razón, la comunidad cristiana en esta ciudad que fue testigo de la resurrección de Cristo y de la efusión del Espíritu debe hacer todo lo posible por conservar la esperanza donada por el Evangelio, teniendo en gran aprecio la prenda de la victoria definitiva de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, testimoniando la fuerza del perdón y manifestando la naturaleza más profunda de la Iglesia como signo y sacramento de una humanidad reconciliada, renovada y unificada en Cristo, el nuevo Adán.

Reunidos bajo los muros de esta ciudad sagrada para los seguidores de tres grandes religiones, ¿cómo no dirigir nuestro pensamiento a la vocación universal de Jerusalén? Esta vocación, anunciada por los profetas, también aparece como un hecho indiscutible, una realidad irrevocable, fundada en la historia compleja de esta ciudad y de su pueblo. Judíos, musulmanes y cristianos consideran esta ciudad como su casa espiritual. ¡Cuánto hay que hacer todavía para convertirla verdaderamente en una "ciudad de paz" para todos los pueblos, donde todos puedan venir en peregrinación buscando a Dios y escuchar su voz, "una voz que habla de paz"! (cf. Sal 85, 8).

De hecho, Jerusalén ha sido siempre una ciudad en cuyas calles se hablan diversos idiomas, cuyas piedras son pisadas por gente de toda raza y lengua, cuyos muros son símbolo del cuidado providente de Dios para toda la familia humana. Como un microcosmos de nuestro mundo globalizado, esta ciudad, para vivir su vocación universal, debe ser un lugar que enseñe universalidad, respeto a los demás, diálogo y compresión mutua; un lugar donde el prejuicio, la ignorancia y el miedo que los alimenta, sean superados por la honradez, la integridad y la búsqueda de la paz. Entre estos muros no debería haber lugar para la mezquindad, la discriminación, la violencia y la injusticia. Los creyentes en un Dios de misericordia —sea que se declaren judíos, cristianos o musulmanes— deben ser los primeros en promover esta cultura de reconciliación y paz, por más lento que sea el proceso y por más agobiante que sea el peso de los recuerdos del pasado.

Aquí quiero referirme directamente a la trágica realidad —que nunca puede dejar de ser fuente de preocupación para todos aquellos que aman esta ciudad y esta tierra— de la partida de numerosos miembros de la comunidad cristiana en los últimos años. Aunque hay razones comprensibles que llevan a muchos, especialmente jóvenes, a emigrar, esta decisión trae consigo como consecuencia un gran empobrecimiento cultural y espiritual de la ciudad. Deseo repetir hoy lo que he dicho en otras ocasiones: en Tierra Santa hay lugar para todos. Mientras exhorto a las autoridades a respetar, sostener y valorar la presencia cristiana aquí, al mismo tiempo quiero aseguraros la solidaridad, el amor y el apoyo de toda la Iglesia y de la Santa Sede.

Queridos amigos, el Evangelio que acabamos de escuchar nos dice que san Pedro y san Juan corrieron a la tumba vacía, y que san Juan "vio y creyó" (Jn 20, 8). Aquí, en Tierra Santa, con los ojos de la fe, vosotros, junto con los peregrinos de todo el mundo que llenan sus iglesias y santuarios, gozáis de la bendición de "ver" los lugares santificados por la presencia de Cristo, por su ministerio terreno, por su pasión, muerte y resurrección, y por el don de su Espíritu Santo. Aquí, como el apóstol santo Tomás, tenéis la oportunidad de "tocar" las realidades históricas que se encuentran en el fundamento de nuestra confesión de fe en el Hijo de Dios. La intención de mi oración por vosotros hoy es que sigáis, día a día, "viendo y creyendo" en los signos de la providencia de Dios y en su infinita misericordia, "escuchando" con renovada fe y esperanza las consoladoras palabras de la predicación apostólica, "tocando" los manantiales de la gracia en los sacramentos, y encarnando para los demás la prenda de nuevos inicios, la libertad nacida del perdón, la luz interior y la paz que pueden traer salvación y esperanza incluso en las realidades humanas más oscuras.

En la iglesia del Santo Sepulcro, los peregrinos de todos los siglos han venerado la piedra que, según la tradición, estaba ante la entrada de la tumba en la mañana de la resurrección de Cristo. Volvamos frecuentemente a esa tumba vacía. Reafirmemos allí nuestra fe en la victoria de la vida, y oremos para que toda "piedra pesada", colocada en la puerta de nuestro corazón, bloqueando así nuestra completa sumisión al Señor en la fe, la esperanza y el amor, quede desplazada por la fuerza de la luz y de la vida que en aquella mañana de Pascua resplandeció desde Jerusalén para todo el mundo. ¡Cristo ha resucitado, aleluya! ¡Ha resucitado verdaderamente, aleluya!


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:28


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

CEREMONIA DE BIENVENIDA EN LOS TERRITORIOS PALESTINOS

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI*

Plaza del Palacio Presidencial - Belén
Miércoles 13 de mayo de 2009



Señor presidente;
queridos amigos:

Os saludo a todos de corazón y agradezco vivamente al señor presidente, Mahmoud Abbas, sus palabras de bienvenida. Mi peregrinación a la tierra de la Biblia no sería completa sin una visita a Belén, la ciudad de David y lugar del nacimiento de Jesucristo. No podría haber venido a Tierra Santa sin aceptar la cordial invitación del presidente Abbas a visitar estos Territorios y saludar al pueblo palestino. Conozco lo mucho que habéis sufrido y seguís sufriendo a causa de las agitaciones que han afligido a esta tierra durante décadas.

Mi corazón está con las familias que se han quedado sin hogar. Esta tarde, visitaré el campo de refugiados de Aida, para expresar mi solidaridad con la gente que ha perdido tanto. A aquellos de vosotros que lloráis la pérdida de familiares y seres queridos en las hostilidades, particularmente en el reciente conflicto de Gaza, os aseguro mi más profunda compasión y mi recuerdo frecuente en la oración. De hecho, os tengo presentes a todos en mis oraciones diarias y pido ardientemente al Todopoderoso por la paz, una paz justa y duradera, en los Territorios palestinos y en toda la región.

Señor presidente, la Santa Sede apoya el derecho de su pueblo a una patria palestina soberana en la tierra de vuestros antepasados, segura y en paz con sus vecinos, dentro de unas fronteras reconocidas internacionalmente. Aunque en la actualidad ese objetivo parece lejos de realizarse, le insto a usted y a todo su pueblo a mantener viva la llama de la esperanza, esperanza en que pueda descubrirse un camino de encuentro entre las legítimas aspiraciones, tanto de los israelíes como de los palestinos, a la paz y la estabilidad. Como dijo el Papa Juan Pablo II, no puede haber "paz sin justicia ni justicia sin perdón" (Mensaje para la Jornada mundial de la paz de 2002). Imploro a todas las partes implicadas en este largo conflicto que aparten todo rencor y división que puedan quedar todavía en el camino de la reconciliación, para llegar a todos por igual con generosidad y compasión, y sin discriminación.

Una convivencia justa y pacífica entre las poblaciones de Oriente Medio sólo puede lograrse con espíritu de cooperación y respeto mutuo, en el que se reconozcan y respeten los derechos y la dignidad de todos. Os pido a todos vosotros y pido a vuestros líderes que asuman un compromiso renovado de trabajar por estos objetivos. En particular, pido a la comunidad internacional que utilice su influencia a favor de una solución. Creo y confío en que, a través de un diálogo honrado y perseverante, respetando plenamente las exigencias de la justicia, se podrá conseguir de verdad una paz duradera en estas tierras.

Espero ardientemente que los graves problemas que afectan a la seguridad en Israel y en los Territorios palestinos se suavicen pronto lo suficiente como para permitir una mayor libertad de movimiento, especialmente por lo que se refiere a los contactos entre familiares y al acceso a los santos lugares. Los palestinos, como cualquier otro pueblo, tienen un derecho natural a casarse, a formar una familia y a acceder al trabajo, a la educación y a la asistencia médica. Rezo también para que, con la ayuda de la comunidad internacional, el trabajo de reconstrucción pueda realizarse rápidamente donde casas, escuelas u hospitales han quedado dañados o destruidos, especialmente durante el reciente conflicto de Gaza. Esto es esencial para que la población de esta tierra pueda vivir en condiciones que favorezcan la paz duradera y la prosperidad. Una infraestructura estable ofrecerá a vuestros jóvenes mejores oportunidades para adquirir valiosas especializaciones y obtener empleos remunerados, capacitándolos para dar su aportación en la construcción de la vida de vuestras comunidades.

A los numerosos jóvenes presentes hoy en los Territorios palestinos hago este llamamiento: no permitáis que la pérdida de vidas humanas y la destrucción de las que habéis sido testigos despierten resentimiento o amargura en vuestro corazón. Tened la valentía de resistir a cualquier tentación que sintáis de recurrir a actos de violencia o terrorismo. Por el contrario, que lo que habéis experimentado renueve vuestra determinación de construir la paz. Llenaos del profundo deseo de dar una contribución duradera al futuro de Palestina, para que pueda ocupar el lugar que le corresponde en el escenario mundial. Que os impulsen los sentimientos de compasión hacia todos los que sufren, el celo por la reconciliación, y una firme confianza en la posibilidad de un futuro más luminoso.

Señor presidente; queridos amigos reunidos aquí en Belén, invoco sobre todo el pueblo palestino la bendición y la protección de nuestro Padre celestial, y rezo fervientemente para que se haga realidad el canto que los ángeles cantaron en este lugar: "Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".

Muchas gracias. Y que Dios esté con vosotros.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:29


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

SANTA MISA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Plaza del Pesebre - Belén
Miércoles 13 de mayo de 2009



Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Doy gracias a Dios omnipotente por haberme concedido la gracia de venir a Belén, no sólo para venerar el lugar donde nació Cristo, sino también para estar con vosotros, hermanos y hermanas en la fe, en estos Territorios palestinos. Agradezco al patriarca Fouad Twal los sentimientos que ha expresado en vuestro nombre, y saludo con afecto a los hermanos obispos y a todos los sacerdotes, religiosos y fieles laicos que se esfuerzan cada día por confirmar a esta Iglesia local en la fe, en la esperanza y en el amor. Saludo con afecto en especial a los peregrinos provenientes de la martirizada Gaza: os pido que llevéis a vuestras familias y comunidades mi afectuoso abrazo, mis condolencias por las pérdidas, las adversidades y los sufrimientos que han tenido que soportar. Os aseguro mi solidaridad en la inmensa obra de reconstrucción que ahora tenéis que afrontar, y mis oraciones para que se levante pronto el embargo.

"No temáis, pues os anuncio una gran alegría. (...) Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador" (Lc 2, 10-11). El mensaje de la venida de Cristo, que llegó del cielo mediante el anuncio de los ángeles, sigue resonando en esta ciudad, así como en las familias, en los hogares y en las comunidades de todo el mundo. Es una "gran alegría", dijeron los ángeles, "para todo el pueblo". Este mensaje proclama que el Mesías, el Hijo de Dios e hijo de David nació "por vosotros": por ti y por mí, y por todos los hombres y mujeres de todo tiempo y lugar. En el plan de Dios, Belén, "el menor entre los clanes de Judá" (Mi 5, 1) se convirtió en un lugar de gloria imperecedera: el lugar donde, en la plenitud de los tiempos, Dios eligió hacerse hombre, para acabar con el largo reinado del pecado y de la muerte, y para traer vida nueva y abundante a un mundo ya viejo, cansado y oprimido por la desesperación.

Para los hombres y mujeres de todo lugar, Belén está asociada a este alegre mensaje de renacimiento, renovación, luz y libertad. Y, sin embargo, aquí, en medio de nosotros, ¡qué lejos de hacerse realidad parece esa magnífica promesa! ¡Qué distante parece el Reino de amplio dominio y paz, de seguridad, justicia e integridad, que el profeta Isaías anunció, como hemos escuchado en la primera lectura (cf. Is 9, 7) y que proclamamos como definitivamente establecido con la venida de Jesucristo, Mesías y Rey!

Desde el día de su nacimiento, Jesús fue "un signo de contradicción" (Lc 2, 34) y lo sigue siendo también hoy. El Señor de los ejércitos, cuyos "orígenes son antiguos, desde tiempos remotos" (Mi 5, 1), quiso inaugurar su Reino naciendo en esta pequeña ciudad, entrando a nuestro mundo en el silencio y la humildad de una cueva, y yaciendo en un pesebre, como un niño necesitado de todo. Aquí en Belén, en medio de todo tipo de contradicciones, las piedras siguen gritando esta "buena nueva", el mensaje de redención que esta ciudad, por encima de todas las demás, está llamada a proclamar al mundo. Porque aquí, de una manera que supera todas las esperanzas y expectativas humanas, Dios se mostró fiel a sus promesas. En el nacimiento de su Hijo, reveló la venida de un Reino de amor: un amor divino que se abaja para sanarnos y levantarnos; un amor que se revela en la humillación y la debilidad de la cruz, pero que triunfa en la gloriosa resurrección a una nueva vida.
Cristo trajo un Reino que no es de este mundo, pero que es capaz de cambiar este mundo, pues tiene el poder de cambiar los corazones, de iluminar las mentes y de fortalecer las voluntades. Al tomar nuestra carne, con todas sus debilidades, y al transfigurarla con el poder de su Espíritu, Jesús nos llamó a ser testigos de su victoria sobre el pecado y la muerte. El mensaje de Belén nos llama a ser testigos del triunfo del amor de Dios sobre el odio, el egoísmo, el miedo y el rencor que paralizan las relaciones humanas y crean divisiones donde los hermanos deberían convivir en unidad, destrucción donde los hombres deberían construir, desesperación donde la esperanza debería florecer.

"En la esperanza hemos sido salvados", dice el apóstol san Pablo (Rm 8, 24). Sin embargo, afirma con gran realismo que la creación sigue gimiendo con dolores de parto, aunque nosotros, que hemos recibido las primicias del Espíritu, esperamos pacientemente el cumplimiento de nuestra redención (cf. Rm 8, 22-24). En la segunda lectura de hoy, san Pablo saca una lección de la Encarnación que es particularmente aplicable a los sufrimientos que vosotros, a quienes Dios escogió para vivir en Belén, estáis experimentando: "Se ha manifestado la gracia de Dios", nos dice, "que nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad en el tiempo presente", mientras aguardamos nuestra bendita esperanza, el Salvador Jesucristo (Tt 2, 11-13).

¿No son estas las virtudes que se exigen a hombres y mujeres que viven en la esperanza? En primer lugar, la conversión constante a Cristo, que no sólo se refleja en nuestras acciones sino también en nuestro modo de razonar: la valentía para abandonar maneras de pensamiento, de acción y de reacción, infructuosas y estériles. Luego, el cultivo de una mentalidad de paz basada en la justicia, en el respeto de los derechos y los deberes de todos, y el compromiso de colaborar para el bien común. Y también la perseverancia, perseverancia en el bien y en el rechazo del mal. Aquí en Belén, a los discípulos de Cristo se les pide una perseverancia especial: perseverancia para testimoniar fielmente la gloria de Dios revelada aquí al nacer su Hijo, la buena nueva de su paz que descendió desde el cielo para morar en la tierra.

"No temáis". Este es el mensaje que el Sucesor de san Pedro quiere dejaros hoy, haciéndose eco del mensaje de los ángeles y de la consigna que el amado Papa Juan Pablo II os dejó el año del gran jubileo del nacimiento de Cristo. Contad con las oraciones y la solidaridad de vuestros hermanos y hermanas de la Iglesia universal, y trabajad con iniciativas concretas para consolidar vuestra presencia y ofrecer nuevas posibilidades a cuantos tienen la tentación de marcharse. Sed un puente de diálogo y colaboración constructiva en la edificación de una cultura de paz que supere la actual situación estancada de miedo, agresión y frustración. Edificad vuestras Iglesias locales haciendo de ellas laboratorios de diálogo, tolerancia y esperanza, así como de solidaridad y de caridad práctica.

Ante todo, sed testigos del poder de la vida, la vida nueva que nos ha dado Cristo resucitado, la vida que puede iluminar y transformar incluso las situaciones humanas más oscuras y desesperadas. Vuestra tierra no sólo necesita nuevas estructuras económicas y comunitarias; lo más importante, podríamos decir, es una nueva infraestructura "espiritual", capaz de galvanizar las energías de todos los hombres y mujeres de buena voluntad al servicio de la educación, del desarrollo y de la promoción del bien común. Vosotros tenéis los recursos humanos para construir la cultura de la paz y del respeto recíproco que garantizarán un futuro mejor para vuestros hijos. Esta es la noble empresa que os espera. ¡No tengáis miedo!

La antigua basílica de la Natividad, que ha experimentado los vientos de la historia y el peso de los siglos, se alza ante nosotros como testigo de la fe que permanece y triunfa sobre el mundo (cf. 1 Jn 5, 4). Ningún visitante de Belén puede dejar de notar que en el curso de los siglos la gran puerta que introduce en la casa de Dios se ha hecho cada vez más pequeña. Recemos hoy para que, por la gracia de Dios y nuestro compromiso, la puerta que introduce en el misterio del Dios que habita entre los hombres, el templo de nuestra comunión en su amor, y la anticipación de un mundo de paz y alegría perennes, se abra cada vez más ampliamente para acoger a todo corazón humano, renovarlo y transformarlo. De este modo, en Belén seguirá resonando el mensaje confiado a los pastores, a nosotros y a toda la humanidad: "¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor!". Amén.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:30


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA AL CÁRITAS BABY HOSPITAL

PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Belén
Miércoles 13 de mayo de 2009



Queridos amigos:

Os saludo afectuosamente en nombre de nuestro Señor Jesucristo, "que murió, más aún, resucitó, está a la derecha de Dios e intercede por nosotros" (cf. Rm 8, 34). Que vuestra fe en su resurrección y en su promesa de vida nueva mediante el Bautismo colme vuestro corazón de alegría en este tiempo pascual.

Agradezco las cordiales palabras de saludo que me han dirigido en vuestro nombre el padre Michael Schweiger, presidente de la Asociación Kinderhilfe; el señor Ernesto Langensand, que está concluyendo su período de jefe de administración del Hospital infantil de Cáritas; y la madre Erika Nobs, superiora de esta comunidad local de las religiosas Franciscanas Isabelinas de Padua.


ambién saludo cordialmente al arzobispo Robert Zollitsch y al obispo Kurt Koch, representantes respectivamente de las Conferencias episcopales de Alemania y Suiza, que han hecho progresar la misión del Hospital infantil de Cáritas con su generoso apoyo económico.

Dios me ha concedido esta oportunidad de expresar a los administradores, médicos, enfermeros y personal del Hospital infantil de Cáritas mi aprecio por el inestimable servicio que han prestado, y siguen prestando, desde hace más de cincuenta años a los niños de la región de Belén y de toda Palestina. El padre Ernst Schnydrig fundó este hospital con la convicción de que los niños inocentes merecen un lugar seguro donde estén protegidos de todo lo que puede hacerles daño en tiempos y lugares de conflicto. Gracias a la entrega del Children's Relief Bethlehem, esta institución ha sido un oasis tranquilo para los más vulnerables, y ha brillado como un faro de esperanza de que el amor prevalezca sobre el odio, y la paz sobre la violencia.

A los jóvenes pacientes y a los miembros de sus familias que se benefician de vuestra asistencia deseo decirles simplemente: "El Papa está con vosotros". Hoy está con vosotros en persona, pero todos los días os acompaña espiritualmente a cada uno en sus pensamientos y en sus oraciones, pidiendo al Todopoderoso que vele sobre vosotros con su amorosa solicitud.

El padre Schnydrig describió este lugar como "uno de los pequeños puentes construidos para la paz". Ahora que las camas han aumentado de catorce hasta ochenta, atendiendo a las necesidades de miles de niños cada año, ya no es un pequeño puente. Acoge a la vez a personas de diferentes orígenes, lenguas y religiones, en el nombre del reino de Dios, el reino de la paz (cf. Rm 14, 17). De corazón os animo a perseverar en vuestra misión de manifestar caridad a todos los enfermos, a los pobres y a los débiles.

En esta fiesta de Nuestra Señora de Fátima, quiero concluir invocando la intercesión de María, mientras imparto la bendición apostólica a los niños y a todos vosotros. Oremos:

María, Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores, Madre del Redentor, nos unimos a las numerosas generaciones que te han llamado "Bendita". Escucha a tus hijos mientras invocamos tu nombre. Tú prometiste a los tres niños de Fátima: "Al final, mi Corazón inmaculado triunfará". Que así suceda. Que el amor triunfe sobre el odio, la solidaridad sobre la división, y la paz sobre toda forma de violencia. Que el amor que tuviste a tu Hijo nos enseñe a amar a Dios con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra alma. Que el Todopoderoso nos muestre su misericordia, nos fortalezca con su poder, y nos colme de todo bien (cf. Lc 1, 46-56). Pedimos a tu Hijo Jesús que bendiga a estos niños y a todos los niños que sufren en el mundo. Que reciban la salud del cuerpo, la fuerza de la mente y la paz del alma. Pero, sobre todo, que sepan que son amados con un amor que no conoce confines ni límites: el amor de Cristo, que supera todo conocimiento (cf. Ef 3, 19). Amén.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:31


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

VISITA AL CAMPO DE REFUGIADOS AIDA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Belén
Miércoles 13 de mayo de 2009



Señor presidente;
queridos amigos:

Mi visita de esta tarde al campo de refugiados de Aida me brinda la grata oportunidad de expresar mi solidaridad a todos los palestinos que no tienen vivienda, y anhelan poder volver a sus lugares de origen o vivir permanentemente en una patria propia. Gracias, señor presidente, por su amable saludo. También le doy las gracias a usted, señora Abu Zayd, y a los demás portavoces. A todos los oficiales de la Agencia de las Naciones Unidas para la asistencia y el apoyo, que cuidan de los refugiados, les manifiesto el aprecio que sienten innumerables hombres y mujeres de todo el mundo por la labor que se realiza aquí y en otros campos de la región.

Extiendo mi saludo en particular a los niños y a los profesores de la escuela. Con vuestro compromiso en la educación expresáis esperanza en el futuro. A todos los jóvenes aquí presentes les digo: renovad vuestros esfuerzos a fin de prepararos para el tiempo en que seáis responsables de los asuntos del pueblo palestino en los próximos años. Los padres de familia desempeñan aquí un papel muy importante. A todas las familias presentes en este campo les digo: no dejéis de sostener a vuestros hijos en sus estudios y en el cultivo de sus dones, de forma que no haya escasez de personal bien formado para ocupar en el futuro puestos de responsabilidad en la comunidad palestina.

Sé que muchas de vuestras familias están divididas —a causa del encarcelamiento de miembros de la familia o de restricciones a la libertad de movimiento— y que muchos de vosotros habéis experimentado pérdidas durante las hostilidades. Mi corazón acompaña a todos los que sufren por esa razón. Tened la seguridad de que recuerdo constantemente en mis oraciones a todos los prófugos palestinos en el mundo, especialmente a los que han perdido su casa o a personas queridas durante el reciente conflicto de Gaza.

Me complace constatar el excelente trabajo que han realizado muchas agencias de la Iglesia al cuidar de los refugiados aquí y en otras partes de los Territorios palestinos. La Misión pontificia para Palestina, fundada hace aproximadamente sesenta años para coordinar la asistencia humanitaria católica a los refugiados, prosigue su obra tan necesaria en colaboración con otras organizaciones similares. En este campo la presencia de las religiosas Franciscanas Misioneras del Corazón Inmaculado de María recuerda la figura carismática de san Francisco, el gran apóstol de paz y de reconciliación. A este respecto, quiero expresar mi aprecio en particular por la inmensa contribución que han dado diversos miembros de la familia franciscana cuidando de la gente de estas tierras, convirtiéndose en "instrumentos de paz", según la conocida expresión atribuida al santo de Asís.

Instrumentos de paz. ¡Cuánto anhelan la paz las personas de este campo, de estos Territorios y de toda la región! En estos días ese deseo asume una intensidad particular al recordar los sucesos de mayo de 1948 y los años de conflicto, aún sin resolver, que siguieron a esos acontecimientos. Vosotros ahora vivís en condiciones precarias y difíciles, con escasas oportunidades de empleo. Es comprensible que a menudo sintáis frustración. Vuestras legítimas aspiraciones a una patria permanente, a un Estado palestino independiente, siguen sin hacerse realidad. Y vosotros, al contrario, os sentís atrapados, como muchos en esta región y en el mundo, en una espiral de violencia, de ataques y contraataques, de represalias y de destrucción continua. Todo el mundo desea fuertemente que se rompa esa espiral, anhela que la paz ponga fin a las hostilidades perennes. Mientras nos encontramos aquí reunidos esta tarde, se yergue sobre nosotros un duro testimonio del punto muerto en el que parecen hallarse los contactos entre israelíes y palestinos: el muro.

En un mundo en que se van abriendo cada vez más las fronteras —para el comercio, para viajar, para la movilidad de la gente, para intercambios culturales— es trágico ver que todavía se siguen construyendo muros. ¡Cuánto aspiramos a ver los frutos de la tarea, mucho más difícil, de edificar la paz! ¡Cuán ardientemente oramos para que cesen las hostilidades que han causado la erección de este muro!

A los dos lados del muro se necesita una gran valentía para superar el miedo y la desconfianza, para superar el deseo de venganza por pérdidas o heridas. Hace falta magnanimidad para buscar la reconciliación después de años de enfrentamientos armados. Y, sin embargo, la historia nos enseña que la paz llega solamente cuando las partes en conflicto están dispuestas a ir más allá de las recriminaciones y a colaborar para fines comunes, tomando en serio los intereses y las preocupaciones de los demás y tratando de crear un clima de confianza. Debe haber voluntad de poner en marcha iniciativas fuertes y creativas para la reconciliación: si cada uno insiste en concesiones preliminares por parte del otro, el resultado será sólo el estancamiento de las negociaciones.

La ayuda humanitaria, como la que se presta en este campo, desempeña un papel esencial, pero la solución a largo plazo a un conflicto como este sólo puede ser política. Nadie espera que los pueblos palestino e israelí lleguen a ella por sí solos. Es vital el apoyo de la comunidad internacional. Por eso, renuevo mi llamamiento a todas las partes implicadas para que ejerzan su influencia en favor de una solución justa y duradera, respetando las legítimas exigencias de todas las partes y reconociendo su derecho a vivir en paz y con dignidad, según el derecho internacional.

Con todo, al mismo tiempo, los esfuerzos diplomáticos sólo podrán tener éxito si los mismos palestinos e israelíes están dispuestos a romper con el ciclo de las agresiones. Me vienen a la mente estas otras espléndidas palabras atribuidas a san Francisco: "Que donde hay odio, ponga yo amor; que donde hay ofensa, ponga yo perdón...; que donde hay tinieblas, ponga vuestra luz; que donde hay tristeza, ponga yo alegría".

A cada uno de vosotros renuevo la invitación a un profundo compromiso de cultivar la paz y la no violencia, siguiendo el ejemplo de san Francisco y de otros grandes constructores de paz. La paz debe comenzar en el propio hogar, en la propia familia, en el propio corazón. Sigo rezando para que todas las partes en conflicto en esta tierra tengan la valentía y la imaginación de avanzar por el camino exigente pero indispensable de la reconciliación. Que la paz florezca una vez más en estas tierras. Que Dios bendiga a su pueblo con la paz.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:32


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

CEREMONIA DE DESPEDIDA DE LOS TERRITORIOS PALESTINOS

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI*

Patio del Palacio Presidencial - Belén
Miércoles 13 de mayo de 2009



Señor presidente;
queridos amigos:

Os agradezco la gran cordialidad que me habéis mostrado en este día que he pasado en vuestra compañía aquí en los Territorios palestinos. Doy las gracias al presidente, señor Mahmoud Abbas, por su hospitalidad y sus amables palabras. Me conmovió profundamente escuchar los testimonios de los residentes que nos han hablado de las condiciones de vida aquí en la zona oeste y en Gaza. Os aseguro a todos que os llevo en mi corazón y anhelo ver la paz y la reconciliación en estas tierras atormentadas.

Ha sido realmente un día muy memorable. Desde que llegué a Belén esta mañana, tuve la alegría de celebrar la misa con una gran multitud de fieles en el lugar donde nació Jesucristo, luz de las naciones y esperanza del mundo. Constaté la solicitud con que se atiende a los niños de hoy en el Hospital infantil de Cáritas. Con angustia vi la situación de los refugiados que, como la Sagrada Familia, se han visto obligados a abandonar sus hogares. Y vi el muro que, bordeando el campo y ocultando gran parte de Belén, se introduce en vuestros territorios, separando a los vecinos y dividiendo a las familias.

Los muros se pueden construir fácilmente; pero todos sabemos que no duran para siempre. Pueden ser derribados. Sin embargo, ante todo es necesario remover los muros que construimos en torno a nuestro corazón, las barreras que levantamos contra nuestro prójimo. Precisamente por eso, en mis palabras conclusivas, quiero hacer un nuevo llamamiento a la apertura y a la generosidad de espíritu, para que se ponga fin a la intolerancia y a la exclusión. Por más intratable y profundamente arraigado que pueda parecer un conflicto, siempre hay motivos para esperar que pueda resolverse, que al final den fruto los esfuerzos pacientes y perseverantes de los que trabajan por la paz y la reconciliación. Mi vivo deseo para vosotros, pueblo de Palestina, es que eso suceda pronto, y que finalmente podáis gozar de la paz, la libertad y la estabilidad que os ha faltado durante tanto tiempo.

Os aseguro que seguiré aprovechando toda oportunidad para exhortar a los que están implicados en las negociaciones de paz a buscar una solución justa que respete las legítimas aspiraciones de israelíes y palestinos. Como paso importante en esta dirección, la Santa Sede desea establecer pronto, en unión con la Autoridad palestina, la Comisión bilateral de trabajo permanente, que se programó en el Acuerdo de base, firmado en el Vaticano el 15 de febrero de 2000 (cf. Acuerdo de base entre la Santa Sede y la Organización para la liberación de Palestina, art. 9).

Señor presidente; queridos amigos, una vez más os doy las gracias y os encomiendo a todos a la protección del Todopoderoso. Que Dios ponga su mirada de amor sobre cada uno de vosotros, sobre vuestras familias y sobre todos vuestros seres queridos; y que bendiga al pueblo palestino con la paz.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:33


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

SANTA MISA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Monte del Precipicio - Nazaret
Jueves 14 de mayo de 2009



Queridos hermanos y hermanas:

"Que la paz de Cristo resucitado reine en vuestro corazón, pues a ella habéis sido llamados como miembros de un solo Cuerpo" (Col 3, 15). Con estas palabras del apóstol san Pablo os saludo a todos con afecto en el Señor. Me alegro de haber venido a Nazaret, lugar bendecido por el misterio de la Anunciación, el lugar que fue testigo de los años ocultos del crecimiento de Cristo en sabiduría, edad y gracia (cf. Lc 2, 52). Agradezco al arzobispo Elias Chacour sus amables palabras de bienvenida, y abrazo con el signo de la paz a mis hermanos obispos, a los sacerdotes, a los religiosos y a todos los fieles de Galilea, que en la diversidad de sus ritos y tradiciones, expresan la universalidad de la Iglesia de Cristo. Deseo dar las gracias en especial a cuantos han hecho posible esta celebración, particularmente a quienes han participado en la planificación y construcción de este nuevo escenario con su espléndido panorama de la ciudad.

Aquí en la ciudad donde vivieron Jesús, María y José, nos hemos reunido para la conclusión del Año de la familia celebrado por la Iglesia en Tierra Santa. Como signo de esperanza para el futuro, bendeciré la primera piedra de un Centro internacional para la familia, que se construirá en Nazaret. Oremos para que este Centro promueva una sólida vida familiar en esta región, ofrezca apoyo y asistencia a las familias en cualquier lugar, y las anime en su insustituible misión en la sociedad.

Espero que esta etapa de mi peregrinación atraiga la atención de toda la Iglesia hacia esta ciudad de Nazaret. Como dijo aquí el Papa Pablo vi, todos necesitamos volver a Nazaret para contemplar de nuevo el silencio y el amor de la Sagrada Familia, modelo de toda vida familiar cristiana. Aquí, a ejemplo de María, José y Jesús, podemos apreciar aún más plenamente el carácter sagrado de la familia que, en el plan de Dios, se basa en la fidelidad de un hombre y una mujer, para toda la vida, consagrada por la alianza conyugal y abierta al don divino de nuevas vidas. ¡Cuánta necesidad tienen los hombres y mujeres de nuestro tiempo de volver a apropiarse de esta verdad fundamental, que constituye la base de la sociedad! y ¡cuán importante es el testimonio de los matrimonios para la formación de conciencias maduras y la construcción de la civilización del amor!

En la primera lectura de hoy, tomada del libro del Sirácida (Si 3, 3-7.14-17), la Palabra de Dios presenta a la familia como la primera escuela de sabiduría, una escuela que educa a sus miembros en la práctica de las virtudes que llevan a una felicidad auténtica y duradera. En el plan de Dios para la familia, el amor de los cónyuges produce el fruto de nuevas vidas, y se manifiesta cada día en los esfuerzos amorosos de los padres para impartir a sus hijos una formación integral, humana y espiritual. En la familia a cada persona —tanto al niño más pequeño como al familiar más anciano— se la valora por sí misma, y no se la ve meramente como un medio para otros fines. Aquí empezamos a vislumbrar algo del papel esencial de la familia como primera piedra de la construcción de una sociedad bien ordenada y acogedora. Además logramos apreciar, dentro de la sociedad en general, el deber del Estado de apoyar a las familias en su misión educadora, de proteger la institución de la familia y sus derechos naturales, y de asegurar que todas las familias puedan vivir y florecer en condiciones de dignidad.

El apóstol san Pablo, escribiendo a los Colosenses, habla instintivamente de la familia cuando quiere ilustrar las virtudes que edifican "el único cuerpo", que es la Iglesia. Como "elegidos de Dios, santos y amados", estamos llamados a vivir en armonía y en paz los unos con los otros, mostrando sobre todo magnanimidad y perdón, con el amor como el vínculo mayor de perfección (cf. Col 3, 12-14). Como en la alianza conyugal el amor del hombre y de la mujer es elevado por la gracia hasta convertirse en participación y expresión del amor de Cristo y de la Iglesia (cf. Ef 5, 32), así también la familia, fundada en el amor, está llamada a ser una "iglesia doméstica", un lugar de fe, de oración y de solicitud amorosa por el bien verdadero y duradero de cada uno de sus miembros.

Al reflexionar sobre estas realidades aquí, en la ciudad de la Anunciación, nuestro pensamiento se dirige naturalmente a María, "llena de gracia", la Madre de la Sagrada Familia y nuestra Madre. Nazaret nos recuerda el deber de reconocer y respetar la dignidad y la misión otorgadas por Dios a las mujeres, como también sus carismas y talentos particulares. Sea como madres de familia, como presencia vital en las fuerzas laborales y en las instituciones de la sociedad, o en la vocación especial a seguir al Señor mediante los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, las mujeres desempeñan un papel indispensable en la creación de la "ecología humana" (cf. Centesimus annus, 39) de la que nuestro mundo y también esta tierra tienen necesidad urgente: un ambiente en el que los niños aprendan a amar y querer a los demás, a ser honrados y respetuosos con todos, a practicar las virtudes de la misericordia y el perdón.

Aquí pensamos también en san José, el hombre justo que Dios quiso poner al frente de su casa. Del ejemplo fuerte y paterno de san José Jesús aprendió las virtudes de la piedad varonil, la fidelidad a la palabra dada, la integridad y el trabajo duro. En el carpintero de Nazaret vio cómo la autoridad puesta al servicio del amor es infinitamente más fecunda que el poder que busca dominar. ¡Cuánta necesidad tiene nuestro mundo del ejemplo, de la guía y de la fuerza serena de hombres como san José!

Por último, al contemplar a la Sagrada Familia de Nazaret, dirigimos ahora la mirada al niño Jesús, que en el hogar de María y de José creció en sabiduría y conocimiento, hasta el día en que comenzó su ministerio público. Aquí quiero compartir un pensamiento particular con los jóvenes presentes. El concilio Vaticano ii enseña que los niños desempeñan un papel especial para hacer crecer a sus padres en la santidad (cf. Gaudium et spes, 48). Os pido que reflexionéis en esto y dejéis que el ejemplo de Jesús os guíe, no sólo para respetar a vuestros padres, sino también para ayudarles a descubrir más plenamente el amor, que da a nuestra vida su sentido más profundo. En la Sagrada Familia de Nazaret Jesús enseñó a María y a José algo de la grandeza del amor de Dios, su Padre celestial, fuente última de todo amor, el Padre de quien toma su nombre toda familia en el cielo y en la tierra (cf. Ef 3, 14-15).

Queridos amigos, en la oración Colecta de la misa de hoy hemos pedido al Padre que "nos ayude a vivir como la Sagrada Familia, unidos en el respeto y en el amor". Renovemos aquí nuestro compromiso de ser levadura de respeto y de amor en el mundo que nos rodea. Este Monte del Precipicio nos recuerda, como lo ha hecho a generaciones de peregrinos, que el mensaje del Señor fue en ocasiones fuente de contradicción y de conflicto con los mismos que lo escuchaban. Por desgracia, como sabe el mundo, Nazaret en los últimos años ha experimentado tensiones que han dañado las relaciones entre las comunidades cristiana y musulmana. Invito a las personas de buena voluntad de ambas comunidades a reparar el daño causado, y en fidelidad a nuestra fe común en un único Dios, Padre de la familia humana, a trabajar para construir puentes y encontrar formas de convivencia pacífica. Que cada uno rechace el poder destructor del odio y del prejuicio, que mata las almas antes que los cuerpos.

Permitidme concluir con unas palabras de gratitud y alabanza a cuantos se esfuerzan por llevar el amor de Dios a los niños de esta ciudad y por educar a las nuevas generaciones en los caminos de la paz. Pienso de manera especial en los esfuerzos de las Iglesias locales, particularmente en sus escuelas y sus instituciones caritativas, para derribar los muros y para ser terreno fértil de encuentro, diálogo, reconciliación y solidaridad. Aliento a los sacerdotes, a los religiosos, a los catequistas y a los profesores a que se comprometan, junto con los padres y cuantos se interesan por el bien de los niños, a perseverar dando testimonio del Evangelio, a tener confianza en el triunfo del bien y de la verdad, y a confiar en que Dios hará crecer toda iniciativa destinada a difundir su reino de santidad, solidaridad, justicia y paz. Al mismo tiempo reconozco con gratitud la solidaridad que muchos hermanos y hermanas nuestros en todo el mundo muestran a los fieles de Tierra Santa apoyando los loables programas y actividades de la Catholic Near East Welfar Association.

"Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38). Que la Virgen de la Anunciación, que con valentía abrió su corazón al plan misterioso de Dios, y se convirtió en Madre de todos los creyentes, nos guíe y sostenga con sus oraciones. Que ella obtenga para nosotros y nuestras familias la gracia de abrir los oídos a la Palabra del Señor, que tiene el poder de construirnos (cf. Hch 20, 32), que nos inspire decisiones valientes, y que guíe nuestros pasos por el camino de la paz.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
09/07/2013 21:34


PEREGRINACIÓN
DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A TIERRA SANTA
(8-15 DE MAYO DE 2009)

SALUDO A LOS LÍDERES RELIGIOSOS DE GALILEA

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Auditorio del Santuario de la Anunciación - Nazaret
Jueves 14 de mayo de 2009



Queridos amigos:

A la vez que agradezco las palabras de bienvenida del obispo Giacinto-Boulos Marcuzzo y su afectuosa acogida, saludo cordialmente a los líderes de las diversas comunidades presentes: cristianos, musulmanes, judíos, drusos y otras comunidades religiosas.

Considero una particular bendición el poder visitar esta ciudad, venerada por los cristianos como el lugar donde el ángel anunció a la Virgen María que concebiría por obra del Espíritu Santo. Aquí también José, su prometido, vio ensueños al ángel, el cual le indicó que pusiera al niño por nombre "Jesús". Después de los maravillosos acontecimientos que rodearon su nacimiento, el niño fue traído a esta ciudad por José y María, y aquí "creció y se fortaleció, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba en él" (Lc 2, 40).

La convicción de que el mundo es un don de Dios y que Dios ha entrado en las vicisitudes y en los acontecimientos de la historia humana, es la perspectiva desde la cual los cristianos ven que la creación tiene una razón y un fin. Lejos de ser el resultado de una ciega casualidad, el mundo ha sido querido por Dios, y revela su glorioso esplendor.

En el corazón de toda tradición religiosa se encuentra la convicción de que la paz misma es un don de Dios, aunque no se pueda alcanzar sin esfuerzo humano. Una paz duradera proviene del reconocimiento de que el mundo, en definitiva, no es propiedad nuestra, sino más bien el horizonte en el cual hemos sido invitados a participar del amor de Dios y a cooperar para guiar el mundo y la historia bajo su inspiración. No podemos hacer con el mundo lo que nos place; por el contrario, estamos llamados a conformar nuestras decisiones con las sutiles pero perceptibles leyes escritas por el Creador en el universo, y a modelar nuestras acciones según la bondad divina que penetra el reino de lo creado.

En Galilea, tierra conocida por su heterogeneidad étnica y religiosa, habita un pueblo que conoce bien los esfuerzos necesarios para vivir en convivencia armónica. Nuestras diferentes tradiciones religiosas encierran un potencial notable para promover una cultura de paz, especialmente a través de la enseñanza y la predicación de los valores espirituales más profundos de nuestra humanidad común. Moldeando los corazones de los jóvenes, forjamos el futuro de la humanidad. De buen grado los cristianos se unen a los judíos, a los musulmanes, a los drusos y a las personas de otras religiones con el deseo de salvaguardar a los niños del fanatismo y de la violencia, preparándolos a ser los constructores de un mundo mejor.

Queridos amigos míos, sé que acogéis con alegría y con el saludo de la paz a los numerosos peregrinos que llegan a Galilea. Os invito a seguir practicando el respeto recíproco, mientras os esforzáis por aliviar las tensiones concernientes a los lugares de culto, garantizando así un ambiente sereno para la oración y la meditación, aquí y en toda Galilea. Al representar a diferentes tradiciones religiosas, compartís el deseo de contribuir a mejorar la sociedad y a testimoniar así los valores religiosos y espirituales que ayuden a sustentar la vida pública. Os aseguro que la Iglesia católica también está comprometida en esta noble empresa. Cooperando con hombres y mujeres de buena voluntad, buscará asegurar que la luz de la verdad, la paz y la bondad siga resplandeciendo desde Galilea, y guíe a las personas del mundo entero a buscar todo lo que promueva la unidad de la familia humana. Que Dios os bendiga a todos.


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
Amministra Discussione: | Chiudi | Sposta | Cancella | Modifica | Notifica email Pagina precedente | 1 2 | Pagina successiva
Nuova Discussione
 | 
Rispondi
Cerca nel forum

Feed | Forum | Bacheca | Album | Utenti | Cerca | Login | Registrati | Amministra
Crea forum gratis, gestisci la tua comunità! Iscriviti a FreeForumZone
FreeForumZone [v.6.1] - Leggendo la pagina si accettano regolamento e privacy
Tutti gli orari sono GMT+01:00. Adesso sono le 21:24. Versione: Stampabile | Mobile
Copyright © 2000-2024 FFZ srl - www.freeforumzone.com