Pagina precedente | 1 | Pagina successiva

Jornada mundial de la alimentación

Ultimo Aggiornamento: 03/09/2013 20:42
Autore
Stampa | Notifica email    
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 19:47

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 19:48


MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI
AL DIRECTOR GENERAL DE LA FAO
CON OCASIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN



Al señor Jacques Diouf
Director general de la
Organización de las Naciones Unidas
para la alimentación y la agricultura
(FAO)

En este año, en que se conmemora el sexagésimo aniversario de la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, la celebración de la Jornada mundial de la alimentación nos recuerda que el hambre y la desnutrición figuran, por desgracia, entre los escándalos más graves que afectan aún a la vida de la familia humana, lo cual hace cada vez más urgente la acción emprendida, bajo su dirección, por la FAO.

Los millones de personas que ven amenazada su existencia misma, al estar privadas del alimento mínimo necesario, requieren la atención de la comunidad internacional, puesto que todos tenemos el deber de preocuparnos por nuestros hermanos. En efecto, el hambre no depende únicamente de las situaciones geográficas y climáticas o de las circunstancias desfavorables relacionadas con las cosechas. También la provoca el hombre mismo y su egoísmo, que se traduce en carencias en la organización social, en la rigidez de estructuras económicas muy a menudo destinadas únicamente al lucro, e incluso en prácticas contra la vida humana y en sistemas ideológicos que reducen a la persona, privada de su dignidad fundamental, a un mero instrumento.

Al contrario, el verdadero desarrollo mundial, organizado e integral, que todos desean, exige conocer de manera objetiva las situaciones humanas, descubrir las verdaderas causas de la miseria y darles respuestas concretas, teniendo como prioridad una formación adecuada de las personas y de las comunidades. Así se pondrán por obra la libertad auténtica y la responsabilidad, que son propias del obrar humano.

El tema elegido para esta Jornada, "Agricultura y diálogo de las culturas", invita a considerar el diálogo como un medio eficaz para crear las condiciones de la seguridad alimentaria. El diálogo requiere conjugar los esfuerzos de las personas y las naciones para el servicio del bien común. La convergencia entre todos los protagonistas, asociada a una cooperación efectiva, puede contribuir a edificar la verdadera paz, permitiendo vencer las tentaciones recurrentes de conflicto a causa de las diferencias de concepciones culturales, de etnias o de niveles de desarrollo.

También es importante estar muy atentos a las situaciones humanas, con el fin de mantener la diversidad de los modelos de desarrollo y de las formas de asistencia técnica, en función de las condiciones particulares de cada país y de cada comunidad: condiciones económicas, ambientales, sociales, culturales y espirituales.

El progreso técnico sólo será verdaderamente eficaz si se inserta en una perspectiva más amplia, donde el hombre ocupe el centro, esforzándose por tener en cuenta todas sus necesidades y aspiraciones, ya que, como dice la Escritura, "no sólo de pan vive el hombre" (Dt 8, 3; Mt 4, 4). Además, esto permitirá a cada pueblo aprovechar su patrimonio de valores, para compartir sus riquezas, espirituales y materiales, en beneficio de todos.

Los ambiciosos y complejos objetivos que se prefija vuestra Organización sólo podrán alcanzarse si la protección de la dignidad humana, origen y fin de los derechos fundamentales, llega a ser el criterio que inspire y oriente todos los esfuerzos. La Iglesia católica, que participa también en las acciones encaminadas a un desarrollo realmente armonioso, en colaboración con los interlocutores presentes sobre el terreno, desea alentar la actividad y los esfuerzos de la FAO para que suscite, en su ámbito, un verdadero diálogo de las culturas y contribuya así a aumentar la capacidad de alimentar a la población mundial, respetando la biodiversidad. En efecto, el ser humano no debe poner en peligro, por imprudencia, el equilibrio natural, fruto del orden de la creación; al contrario, debe esforzarse por transmitir a las generaciones futuras una tierra capaz de alimentarlas.

Con este espíritu, pido al Todopoderoso que bendiga la misión tan necesaria de la FAO y el compromiso de sus dirigentes y de sus funcionarios con el fin de garantizar a todos los miembros de la familia humana el pan de cada día.

Vaticano, 12 de octubre de 2005


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 19:52


MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL DIRECTOR GENERAL DE LA FAO
CON MOTIVO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN



Al señor JACQUES DIOUF
Director general de la
Organización de las Naciones Unidas
para la alimentación y la agricultura
(FAO)

La celebración anual de la Jornada mundial de la alimentación, patrocinada por la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO), es una oportunidad para revisar las numerosas actividades de esta Organización, sobre todo con respecto a su doble misión: proporcionar una alimentación adecuada a nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo y afrontar los obstáculos que se oponen a esta tarea a causa de situaciones difíciles y actitudes contrarias a la solidaridad.

El tema elegido para este año ―"Invertir en la agricultura para la seguridad alimentaria"― pone en el centro de nuestra atención el sector agrícola y nos invita a reflexionar en los diferentes factores que dificultan la lucha contra el hambre, muchos de los cuales son provocados por el hombre. No se presta la suficiente atención a las necesidades de la agricultura, y esto no sólo trastorna el orden natural de la creación sino que también pone en peligro el respeto de la dignidad humana.

En la tradición cristiana el trabajo agrícola tiene un significado más profundo, no sólo a causa del esfuerzo y los sacrificios que implica, sino también porque ofrece una experiencia privilegiada de la presencia de Dios y de su amor a sus criaturas. Cristo mismo usa imágenes de la agricultura para hablar del Reino, mostrando así un gran respeto por esta forma de trabajo.

Hoy pensamos especialmente en quienes han tenido que abandonar sus tierras de cultivo a causa de conflictos, de desastres naturales y del abandono por parte de la sociedad del sector agrícola. A la Iglesia "le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien" (Deus caritas est, 28).

Hace ahora diez años mi venerable predecesor el Papa Juan Pablo II inauguró la Cumbre mundial de la alimentación. Este aniversario nos brinda la oportunidad de mirar hacia atrás y constatar la inadecuada atención que se ha prestado al sector agrícola y los efectos que esto tiene en las comunidades rurales. La solidaridad es la clave para identificar y eliminar las causas de la pobreza y el subdesarrollo.

Con frecuencia la acción internacional para combatir el hambre ignora el factor humano, y en cambio se da prioridad a los aspectos técnicos y socioeconómicos. Es necesario implicar a las comunidades locales en las opciones y decisiones que atañen al uso de la tierra, pues las tierras de cultivo se están orientando cada vez más hacia otros objetivos, provocando a menudo efectos dañinos en el ambiente y en la viabilidad de la tierra a largo plazo. Si la persona humana es considerada como protagonista, resulta claro que las ganancias a corto plazo deben situarse dentro del contexto de la planificación a largo plazo para la seguridad alimentaria, teniendo en cuenta tanto la cantidad como la calidad.

El orden de la creación exige que se dé prioridad a las actividades humanas que no causan daños irreversibles a la naturaleza, sino que, por el contrario, se integran en el entramado social, cultural y religioso de las diferentes comunidades. De este modo, se logra un balance sobrio entre el consumo y la sostenibilidad de los recursos.

La familia rural necesita recuperar su lugar en el corazón del orden social. Los principios morales y los valores que lo gobiernan pertenecen a la herencia de la humanidad, y deben tener prioridad sobre la legislación. Se refieren a la conducta individual, a las relaciones entre marido y mujer y entre generaciones, y al sentido de la solidaridad familiar. La inversión en el sector agrícola debe permitir a la familia asumir su propio lugar y función, evitando las consecuencias dañinas del hedonismo y del materialismo que pueden poner en peligro el matrimonio y la vida familiar.

Los programas de educación y formación en las áreas rurales deben generalizarse, financiarse adecuadamente y dirigirse a los grupos de todas las edades. Es necesario prestar atención particular a los más vulnerables, especialmente a las mujeres y a los jóvenes. Es importante transmitir a las futuras generaciones no sólo los aspectos técnicos de la producción, la alimentación y la protección de los recursos naturales, sino también los valores del mundo rural.

La FAO, cumpliendo fielmente su mandato, realiza una inversión vital en la agricultura, no sólo a través de un adecuado apoyo técnico y especializado, sino también ampliando el diálogo que tiene lugar entre las agencias nacionales e internacionales implicadas en el desarrollo rural. Las iniciativas individuales deben incorporarse en estrategias más amplias orientadas a combatir la pobreza y el hambre. Esto puede ser de importancia decisiva si las naciones y las comunidades implicadas realizan programas coherentes y trabajan con vistas a un objetivo común.

Hoy, más que nunca, ante las crisis recurrentes y la búsqueda del mero interés personal, tiene que haber cooperación y solidaridad entre los Estados, cada uno de los cuales debe prestar atención a las necesidades de sus ciudadanos más débiles, que son los primeros que sufren a causa de la pobreza. Sin esta solidaridad, existe el riesgo de limitar o incluso de impedir el trabajo de las organizaciones internacionales que se proponen luchar contra el hambre y la desnutrición. De este modo, promueven eficazmente el espíritu de justicia, armonía y paz entre los pueblos: "Opus iustitiae pax" (cf. Is 32, 17).

Con estos pensamientos, director general, deseo invocar las bendiciones del Señor sobre la FAO, sobre sus Estados miembros y sobre todos los que trabajan con tanto empeño para apoyar el sector agrícola y promover el desarrollo rural.

Vaticano, 16 de octubre de 2006


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 19:53


MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL DIRECTOR GENERAL DE LA FAO
CON MOTIVO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN



Excelentísimo Señor Jacques Diouf
Director General
de la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

1. Este año la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que usted dirige, al recordar una vez más su fundación, invita a la Comunidad internacional a tratar sobre uno de los desafíos más graves de nuestro tiempo: liberar del hambre a millones de seres humanos, cuyas vidas están en peligro por falta del pan cotidiano.

El tema elegido para esta Jornada, “El derecho a la alimentación”, abre idealmente las reflexiones que la Comunidad internacional se prepara a hacer con ocasión de las celebraciones por el 60° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Esta coincidencia ayuda a pensar en la importancia que el derecho a la alimentación tiene para la feliz consecución de otros derechos, empezando ante todo por el derecho fundamental a la vida.

Debemos constatar que los esfuerzos realizados hasta ahora no parecen haber disminuido significativamente el número de hambrientos en el mundo, a pesar de que todos reconocen que la alimentación es un derecho primario. Esto es debido quizás a que se tiende a actuar motivados, sólo o principalmente, por consideraciones técnicas y económicas, olvidando la prioridad de la dimensión ética del “dar de comer a los hambrientos”. Esta prioridad atañe al sentimiento de compasión y solidaridad propio del ser humano, que lleva a compartir unos con otros no sólo los bienes materiales, sino el amor del que todos tenemos necesidad. Efectivamente, damos demasiado poco si sólo ofrecemos cosas materiales.

2. Los datos disponibles muestran que el incumplimiento del derecho a la alimentación se debe no sólo a causas de tipo natural sino, sobre todo, a situaciones provocadas por el comportamiento de los hombres y que desembocan en un deterioro general de tipo social, económico y humano. Cada vez son más numerosas las personas que, a causa de la pobreza o de conflictos sangrientos, se ven obligadas a dejar sus casas y sus seres queridos para buscar sustento fuera de su tierra. No obstante los compromisos internacionales, muchas de ellas son rechazadas.

Es necesario, por tanto, que madure entre los miembros de la Comunidad de las Naciones una conciencia solidaria que considere la alimentación como un derecho universal de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones.

3. El objetivo de erradicar el hambre y, al mismo tiempo, contar con una alimentación sana y suficiente, requiere también métodos y acciones específicas que permitan una explotación de los recursos que respete el patrimonio de la creación. Trabajar en esta dirección es una prioridad que conlleva no sólo beneficiarse de los resultados de la ciencia, de la investigación y de las tecnologías, sino tener también en cuenta los ciclos y el ritmo de la naturaleza conocidos por la gente de zonas rurales, así como proteger los usos tradicionales de las comunidades indígenas, dejando a un lado razones egoístas y exclusivamente económicas.

El derecho a la alimentación, por lo que implica, tiene una repercusión inmediata tanto en su dimensión individual como comunitaria, que afecta a pueblos enteros y grupos humanos. Pienso de modo particular en la situación de los niños —primeras víctimas de esta tragedia—, retrasados a veces en su desarrollo físico y psíquico y, en tantas ocasiones, obligados a un trabajo forzado o alistados entre los grupos armados a cambio de recibir unos pocos alimentos. A este respecto, pongo mi esperanza en las iniciativas que se han emprendido a nivel multilateral para favorecer la alimentación escolar y que permiten a comunidades enteras, cuya supervivencia está amenazada por el hambre, mirar con mayor confianza hacia su futuro.

Es apremiante, pues, un empeño común y concreto en el que todos los miembros de la sociedad, tanto en el ámbito individual como internacional, se sientan comprometidos a cooperar para hacer posible el derecho a la alimentación, cuyo incumplimiento constituye una violación evidente de la dignidad humana y de los derechos que derivan de ella.

4. El conocimiento de los problemas del mundo agrícola y de la inseguridad alimenticia, la capacidad demostrada para proponer planes y programas de solución, son un mérito fundamental de la FAO y dan testimonio de una aguda sensibilidad por las aspiraciones de cuantos reclaman condiciones de vida más humanas.

En este momento en el que hay tantos problemas de esta índole, aunque también se entrevén nuevas iniciativas que pueden contribuir a aliviar el drama del hambre, les aliento a ustedes a seguir trabajando para que se garantice una alimentación que responda a las necesidades actuales y así cada persona, creada a imagen de Dios, pueda crecer según su verdadera dimensión humana.

La Iglesia Católica se siente cercana a ustedes en este esfuerzo y, a través de sus diversas instituciones, desea continuar colaborando para sostener los anhelos y las esperanzas de aquellas personas y pueblos hacia los cuales se dirige la acción de la FAO.

Éstas son, Señor Director General, algunas reflexiones que deseo proponer a la atención de quienes, con diferentes responsabilidades, trabajan para ofrecer a la familia humana un porvenir libre del drama del hambre, a la vez que invoco sobre ustedes y sobre sus trabajos la constante bendición del Altísimo.

Vaticano, 4 de octubre de 2007

BENEDICTUS PP. XVI


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 19:54


MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI
A LA FAO CON OCASIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL
DE LA ALIMENTACIÓN



A su excelencia el señor
Jacques Diouf
Director general de la Organización de las Naciones Unidas
para la alimentación y la agricultura (FAO)

El tema escogido este año para la Jornada mundial de la alimentación, "La seguridad alimentaria mundial: los desafíos del cambio climático y de las bioenergías", permite reflexionar sobre lo que se ha hecho en la lucha contra el hambre y sobre los obstáculos a la acción de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO) ante los nuevos desafíos que se ciernen sobre la vida de la familia humana.

Esta jornada se celebra en un momento particularmente difícil para la situación alimentaria mundial, en el que la disponibilidad de alimentos parece insuficiente en relación con el consumo y las condiciones climáticas contribuyen a poner en peligro la supervivencia de millones de hombres, mujeres y niños, obligados a abandonar su tierra a fin de buscar con qué alimentarse. Estas circunstancias exigen que, junto con la FAO, todos puedan responder de forma solidaria, con acciones libres de condicionamientos y realmente al servicio del bien común.

El pasado mes de junio, la Conferencia de alto nivel brindó a la FAO la oportunidad de recordar a la comunidad internacional sus responsabilidades directas ante la inseguridad alimentaria, cuando las ayudas básicas para las situaciones de urgencia corren el riesgo de verse limitadas. En el mensaje que dirigí a los participantes, indiqué la necesidad de adoptar "medidas valientes, que no se rindan ante el hambre y la desnutrición, como si se tratara simplemente de fenómenos endémicos y sin solución" (Mensaje a la cumbre de la FAO sobre seguridad alimentaria mundial, 2 de junio de 2008: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 6 de junio de 2008, p. 10).

El primer compromiso es el de eliminar las razones que impiden un respeto auténtico de la dignidad de la persona. Los medios y los recursos de los que dispone el mundo pueden proporcionar alimentos suficientes para satisfacer las crecientes necesidades de todos. Lo demuestran los primeros resultados de los esfuerzos realizados para aumentar los niveles globales de producción ante la carestía registrada en las recientes cosechas. Entonces, ¿por qué no es posible evitar que tantas personas sufran hambre hasta las consecuencias más extremas?

Los motivos de esta situación, en la que con frecuencia coexisten abundancia y penuria, son numerosos. Podemos citar la carrera al consumismo, que no se detiene a pesar de una menor disponibilidad de alimentos e impone reducciones forzadas a la capacidad alimentaria de las regiones más pobres del planeta; o la falta de voluntad firme para concluir negociaciones y para frenar los egoísmos de Estados y de grupos de países o para acabar con la "especulación desenfrenada" que condiciona los mecanismos de los precios y del consumo. También desempeñan un papel importante la ausencia de una administración correcta de los recursos alimentarios causada por la corrupción en la vida pública o las inversiones crecientes en armas y tecnologías militares sofisticadas en detrimento de las necesidades primarias de las personas.

Estos motivos, muy diferentes entre sí, tienen su origen en un falso sentido de valores sobre los que deberían basarse las relaciones internacionales y, en particular, en la actitud difundida en la cultura contemporánea que sólo privilegia la carrera a los bienes materiales, olvidando la verdadera naturaleza de la persona humana y sus aspiraciones más profundas. El resultado es, por desgracia, la incapacidad de muchos para preocuparse de las necesidades de los pobres y para comprenderlas, negando así su dignidad inalienable.

Una campaña eficaz contra el hambre requiere, por tanto, mucho más que un simple estudio científico para afrontar los cambios climáticos o para destinar en primer lugar la producción agrícola a la alimentación. Es necesario, ante todo, redescubrir el sentido de la persona humana, en su dimensión individual y comunitaria, a partir del fundamento de la vida familiar, fuente de amor y afecto, de la que procede el sentido de solidaridad y la voluntad de compartir. Este planteamiento responde a la necesidad de construir relaciones entre los pueblos basadas en una disponibilidad auténtica y constante para hacer que cada país sea capaz de satisfacer las necesidades de las personas, pero también de transmitir la idea de relaciones basadas en el intercambio de conocimientos recíprocos, de valores, de asistencia rápida y de respeto.

Se trata de un compromiso en favor de la promoción de una justicia social efectiva en las relaciones entre los pueblos, que exige que cada uno sea consciente de que los bienes de la creación están destinados a todos y de que en la comunidad mundial la vida económica debería orientarse a compartir estos bienes, a su uso duradero y a la justa repartición de los beneficios que se derivan.

En el contexto cambiante de las relaciones internacionales, en el que parecen aumentar las incertidumbres y se vislumbran nuevos desafíos, la experiencia que ha hecho hasta ahora la FAO —junto con la de otras instituciones comprometidas en la lucha contra el hambre— puede desempeñar un papel fundamental para promover una nueva manera de comprender la cooperación internacional. Una condición esencial para aumentar los niveles de producción, para garantizar la identidad de las comunidades indígenas, así como para la paz y la seguridad en el mundo, consiste en garantizar el acceso a la tierra, favoreciendo de este modo a los trabajadores agrícolas y promoviendo sus derechos.

En todos estos esfuerzos, la Iglesia católica está a vuestro lado, como lo testimonia la atención con la que la Santa Sede sigue la actividad de la FAO desde 1948, apoyando constantemente vuestros esfuerzos para que pueda continuar el compromiso en favor de la causa del hombre. Esto significa, en concreto, la apertura a la vida, el respeto del orden de la creación y la adhesión a los principios éticos que constituyen desde siempre la base de la convivencia social.

Con estos deseos, invoco la bendición del Altísimo sobre usted, señor director general, así como sobre los representantes de las naciones, para que puedan trabajar con generosidad y sentido de justicia por las personas más abandonadas.

Vaticano, 13 de octubre de 2008


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 19:55


MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
CON MOTIVO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN 2009





Al señor Jacques Diouf
Director general de la FAO

Si la celebración de la Jornada mundial de la alimentación recuerda la fundación de la fao y su acción para combatir el hambre y la malnutrición en el mundo, subraya sobre todo la urgencia y la necesidad de intervenir en favor de todos aquellos que están privados del pan de cada día en numerosos países a causa de la falta de condiciones de seguridad alimentaria adecuadas.

La crisis actual, que golpea indistintamente a todos los sectores de la economía, afecta de modo especial y fuertemente al mundo agrícola, cuya situación resulta dramática. Esta crisis exige que los Gobiernos y los distintos componentes de la comunidad internacional tomen medidas determinantes y eficaces.

Garantizar a personas y a los pueblos la posibilidad de derrotar la plaga del hambre significa asegurarles un acceso concreto a una alimentación adecuada y sana. De hecho, se trata de una manifestación concreta del derecho a la vida, que, aunque sea proclamado solemnemente, sigue estando a menudo demasiado lejos de su plena realización.

El tema elegido este año por la FAO para la Jornada mundial de la alimentación es: "Conseguir la seguridad alimentaria en tiempos de crisis". Este tema invita a considerar el trabajo agrícola como elemento fundamental de la seguridad alimentaria y, por tanto, como un componente integral de la actividad económica. Por este motivo, la agricultura debe poder disponer de inversiones y recursos suficientes. Este tema interpela y hace comprender que los bienes de la creación son limitados por naturaleza, y por tanto requieren comportamientos responsables y capaces de favorecer la seguridad que se busca, pensando también en la de las futuras generaciones. Así pues, hacen falta una profunda solidaridad y una fraternidad clarividente.

El logro de estos objetivos requiere una necesaria modificación de los estilos de vida y de las formas de pensar. Obliga a la comunidad internacional y a sus instituciones a intervenir de forma más adecuada y más fuerte. Espero que esa intervención favorezca una cooperación que proteja los métodos de cultivo de la tierra propios de cada región y evite un uso desconsiderado de los recursos naturales. Espero, además, que esta cooperación salvaguarde los valores propios del mundo rural y los derechos fundamentales de los trabajadores de la tierra. Dejando aparte privilegios, beneficios y comodidades, estos objetivos podrán lograrse para bien de los hombres, mujeres, niños, familias y comunidades que viven en las regiones más pobres del planeta y que son los más vulnerables. La experiencia demuestra que las soluciones técnicas, aun avanzadas, no son eficaces si no se refieren ante todo a la persona, que es lo primero y que, en su dimensión espiritual y material, es el origen y el fin de toda actividad.

El acceso al alimento, más que una necesidad elemental, es un derecho fundamental de las personas y de los pueblos. Podrá ser realidad, y por tanto una seguridad, si se garantiza un desarrollo adecuado en todas las distintas regiones. En particular, el drama del hambre sólo se podrá superar "eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas, capaces de utilizar del mejor modo los recursos humanos, naturales y socioeconómicos, que se puedan obtener preferiblemente en el propio lugar" (Caritas in veritate, 27).

La Iglesia católica, fiel a su vocación de estar cercana a los más indefensos, promueve, apoya y participa en los esfuerzos realizados para permitir que cada pueblo y cada comunidad disponga de los medios necesarios para garantizar un nivel adecuado de seguridad alimentaria.

Con estos deseos, le renuevo, señor director general, la expresión de mi más alta consideración, e invoco sobre la FAO, sobre sus Estados miembros y sobre todo su personal abundantes bendiciones divinas.

Vaticano, 16 de octubre de 2009


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 20:40


MENSAJE EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN



Al señor Jacques Diouf
Director general de la FAO

1. La celebración anual de la Jornada mundial de la alimentación brinda la ocasión para hacer balance de los resultados obtenidos de las múltiples actividades de la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) a fin de garantizar el alimento diario a tantos hermanos y hermanas nuestros en el mundo. Asimismo, ofrece la ocasión para recordar las dificultades que se encuentran cuando faltan actitudes indispensables basadas en la solidaridad.
En efecto, con demasiada frecuencia, la atención se desvía de las necesidades de las poblaciones, no se da la relevancia justa al trabajo del campo y no se presta el cuidado debido a los bienes de la tierra. Así se crean desequilibrios económicos y se ignoran la dignidad y los derechos inalienables de toda persona.

El tema de la actual Jornada, Unidos contra el hambre, es muy apropiado para recordar que hace falta el compromiso de todos a fin de dar al sector agrícola su justa importancia. Cada uno —tanto los individuos como las organizaciones de la sociedad civil, los Estados y las instituciones internacionales— debe dar prioridad a uno de los objetivos más importantes para la familia humana: acabar con el hambre. Para conseguir acabar con el hambre no sólo es necesario asegurar que haya suficientes alimentos a disposición, sino también que cada persona pueda acceder diariamente a ellos: esto significa promover los medios y recursos necesarios para sostener una producción y una distribución que favorezca que se goce plenamente del derecho a la alimentación.

Los esfuerzos por conseguir este objetivo seguramente ayudarán a realizar la unidad de la familia humana en el mundo. Hacen falta iniciativas concretas inspiradas en la caridad y la verdad, iniciativas capaces de afrontar los obstáculos naturales vinculados a los ciclos de las estaciones o a las condiciones ambientales, así como los obstáculos determinados por la acción del hombre. La caridad, si se practica a la luz de la verdad, puede ayudar a superar divisiones y conflictos hasta hacer circular de pueblo a pueblo, como un intenso intercambio, los bienes de la creación.

Un importante paso adelante fue la reciente decisión de la comunidad internacional acerca de la tutela del derecho al agua, que, como ha sostenido siempre la FAO, es esencial para la alimentación humana, las actividades rurales y la conservación de la naturaleza. En efecto, como observó mi venerado predecesor el Papa Juan Pablo II en el Mensaje para la XXII Jornada mundial de la alimentación, varias religiones y culturas reconocen un valor simbólico al agua, del cual «brota la invitación a ser plenamente conscientes de la importancia de este bien tan valioso y, en consecuencia, a revisar los modelos actuales de comportamiento, para garantizar, ahora y en el futuro, que todos los pueblos tengan acceso al agua indispensable para sus necesidades, y que las actividades productivas, en particular la agricultura, puedan gozar de cantidades adecuadas de este recurso inestimable» (Mensaje para la Jornada mundial de la alimentación, 13 de octubre de 2002: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 25 de octubre de 2002, p. 9).

2. Si la comunidad internacional quiere actuar realmente «unida» contra el hambre, es preciso superar la pobreza mediante un desarrollo humano auténtico, fundado en la idea de persona como unidad de cuerpo, alma y espíritu. Hoy, en cambio, existe la tendencia a limitar la visión del desarrollo a la satisfacción de las necesidades materiales de la persona, sobre todo a través del acceso a la tecnología; un auténtico desarrollo no está simplemente en función de lo que una persona «tiene», sino que debe abrirse a los valores más elevados de la fraternidad, la solidaridad y el bien común.

Frente a las presiones de la globalización y bajo el influjo de intereses que a menudo son fragmentarios, es sabio proponer un modelo de desarrollo basado en la fraternidad: si se inspira en la solidaridad y se orienta al bien común, será capaz de proponer correcciones a la actual crisis mundial. Para sostener inmediatamente los niveles de seguridad alimentaria, es preciso pensar en financiaciones adecuadas a la agricultura, que reactiven los ciclos productivos, incluso frente al agravarse de las condiciones climáticas y medioambientales. Estas condiciones, hay que decirlo, tienen un fuerte impacto negativo sobre las poblaciones rurales, así como sobre los cultivos y los sistemas de producción, especialmente en los países ya probados por la carencia de nutrición básica. Los países más desarrollados deben ser conscientes de que las necesidades mundiales, cada vez mayores, requieren una contribución consistente de su parte. No pueden cerrarse a los demás: esta actitud no ayudaría a superar la crisis.

En este camino la FAO tiene la tarea indispensable de examinar la cuestión del hambre mundial a nivel institucional y proponer iniciativas particulares que comprometan a sus Estados miembros a responder a la demanda creciente de alimentos. De hecho, las naciones del mundo están llamadas a dar y recibir en proporción a sus necesidades efectivas, en razón de aquella «urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados» (Caritas in veritate, 49).

3. La reciente y meritoria campaña «1 Billion Hungry», mediante la cual la fao trata de que aumente la conciencia acerca de la urgencia de la lucha contra el hambre, ha puesto de relieve la necesidad de una respuesta adecuada tanto de parte de los distintos países como de parte de la comunidad internacional, incluso cuando la respuesta se limita a la asistencia o a la ayuda de urgencia. Por eso una reforma de las instituciones internacionales, pensada según el principio de subsidiariedad, es esencial, pues «las instituciones por sí solas no bastan, porque el desarrollo humano integral es ante todo vocación y, por tanto, comporta que se asuman libre y solidariamente responsabilidades por parte de todos» (ib., 11).

Para eliminar el hambre y la malnutrición es necesario superar las barreras del egoísmo, a fin de dejar espacio a una fecunda gratuidad que debe manifestarse en la cooperación internacional como plena expresión de la fraternidad. Esto no excluye la justicia y es importante que se respeten y se apliquen las reglas establecidas, al igual que los planes de intervención y los programas de acción que sean necesarios. Cada persona, pueblo o nación debe tener la posibilidad de ser protagonista de su propio desarrollo, utilizando las aportaciones externas según las prioridades y las concepciones que encuentran su raíz en las técnicas tradicionales, en la cultura, en el patrimonio religioso y en la sabiduría transmitida de generación en generación en el seno de la familia.

A la vez que invoco la bendición del Altísimo sobre las actividades de la FAO, le confirmo, señor director general, que la Iglesia siempre está dispuesta a esforzarse por erradicar el hambre. La Iglesia trabaja constantemente, a través de sus instituciones, para aliviar las condiciones de miseria en las que se encuentra gran parte de la población mundial, muy consciente de que su compromiso en este campo forma parte de un esfuerzo común internacional para promover la unidad y la paz de la comunidad de los pueblos.

Vaticano, 15 de octubre de 2010

BENEDICTUS PP. XVI


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 20:41


MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN 2011



Al Señor Jacques Diouf,
Director General de la F.A.O.

1. La celebración anual de la Jornada Mundial de la Alimentación, a la vez que pretende recordar la fundación de la F.A.O. y su compromiso en favor del desarrollo agrícola para combatir el hambre y la malnutrición, es también una ocasión para subrayar la situación de tantos hermanos y hermanas nuestros que carecen del pan cotidiano.

Las imágenes dolorosas de las numerosas víctimas del hambre en el Cuerno de África han quedado grabadas en nuestros ojos, y cada día se añade un capítulo más de la que es una de las catástrofes humanitarias más graves de los últimos decenios. Ciertamente, ante la muerte de comunidades enteras a causa del hambre y al abandono forzado de sus tierras de origen, es esencial la ayuda inmediata, pero se necesita también intervenir a medio y largo plazo para que la actividad internacional no se limite a responder solamente a las emergencias.

La situación se ha complicado cada vez más por la difícil crisis que afecta en el ámbito mundial a diversos sectores de la economía y que golpea duramente sobre todo a los más necesitados, condicionando a su vez la producción agrícola y la consiguiente posibilidad de acceso a los alimentos. No obstante, el esfuerzo de los Gobiernos y de otros componentes de la Comunidad internacional debe estar orientado hacia opciones eficaces, conscientes de que la liberación del yugo del hambre es la primera manifestación concreta del derecho a la vida que, a pesar de haber sido proclamado solemnemente, está con frecuencia muy lejos de cumplirse efectivamente.

2. El tema elegido para esta Jornada: «Precios de los alimentos: de la crisis a la estabilidad», invita a reflexionar sobre la importancia de los distintos factores que pueden proporcionar a las personas y comunidades los recursos esenciales, comenzando por el trabajo agrícola, que no se ha de considerar como una actividad secundaria, sino como objetivo de toda estrategia de crecimiento y desarrollo integral. Esto es todavía más importante si tenemos en cuenta que la disponibilidad de alimentos está cada vez más condicionada por la volatilidad de los precios y los repentinos cambios climáticos. Se percibe al mismo tiempo un continuo abandono de las áreas rurales con una disminución global de la producción agrícola y, por tanto, de las reservas alimentarias. Además, parece que se difunde lamentablemente por doquier la idea de que los alimentos son una mercancía más y, por tanto, sometidos también a movimientos especulativos.

No se puede pasar por alto que, no obstante los progresos alcanzados hasta ahora y las esperanzas fundadas en una economía que respete cada vez más la dignidad de cada persona, el futuro de la familia humana tiene necesidad de un nuevo impulso para superar las fragilidades e incertezas actuales. Aunque vivimos en una dimensión global, hay signos evidentes de la profunda división entre los que carecen del sustento cotidiano y los que disponen de ingentes recursos, usándolos a menudo con fines ajenos a la alimentación, e, incluso, destruyéndolos. Se confirma así que la globalización hace que nos sintamos más cercanos pero no hermanos (cf. Caritas in veritate, 19). Por eso, hay que redescubrir aquellos valores inscritos en el corazón de cada persona y que desde siempre han inspirado su acción: el sentimiento de compasión y de humanidad hacia los demás, el deber de la solidaridad y el compromiso por la justicia, han de volver a ser la base de toda actividad, incluidas las que lleva a cabo la Comunidad internacional.

3. Ante la magnitud del drama del hambre, no basta invitar a la reflexión, analizar los problemas y ni siquiera la disponibilidad a intervenir. Con demasiada frecuencia, estos factores quedan baldíos porque se reducen a la esfera de las emociones, sin ser capaces de conmover la conciencia y su búsqueda de la verdad y el bien. Son frecuentes los intentos de justificar los comportamientos y omisiones dictados por el egoísmo y por objetivos e intereses particulares. Por el contrario, el propósito de esta Jornada debería ser el compromiso por modificar conductas y decisiones que aseguren, hoy mejor que mañana, que toda persona tenga acceso a los recursos alimentarios necesarios, y que el sector agrícola disponga de un nivel de inversiones y recursos capaz de dar estabilidad a la producción y, por tanto, al mercado. Es fácil reducir cualquier consideración a la exigencia de alimentos por parte de una población en aumento, sabiendo bien que las causas del hambre tienen otras raíces y que han provocado muchas víctimas entre tantos Lázaros a los que no se les permite sentarse a la mesa del rico Epulón (cf. Pablo VI, Populorum progressio, 47).

Se trata, en definitiva, de asumir una actitud interior de responsabilidad, capaz de inspirar un estilo de vida distinto, con la sobriedad necesaria en el comportamiento y el consumo, para favorecer así el bien de la sociedad. Y que valga también para las generaciones futuras, por su sostenibilidad, tutela de los bienes de la creación, distribución de los recursos y, sobre todo, el compromiso concreto por el desarrollo de pueblos y naciones enteras. Por su parte, los beneficiarios de la cooperación internacional están llamados a utilizar responsablemente cualquier aportación solidaria «en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas, capaces de utilizar del mejor modo los recursos humanos, naturales y socio-económicos, que se puedan obtener prefe-riblemente en el propio lugar» (Caritas in veritate, 27).

4. Todo esto se podrá realizar si las Instituciones internacionales garantizan también su servicio con imparcialidad y eficacia, pero respetando plenamente las convicciones más profundas del alma humana y las aspiraciones de toda persona. En esta perspectiva, la F.A.O. puede contribuir a garantizar una alimentación adecuada para todos, a reforzar los métodos de cultivo y comercialización y a proteger los derechos fundamentales de los que trabajan la tierra, sin olvidar nunca los valores más auténticos que se custodian en el mundo rural y en los que viven en él.

La Iglesia católica se siente cercana a las Instituciones que se comprometen a garantizar la alimentación. Ella, a través de sus estructuras y agencias de desarrollo, seguirá acompañándolas activamente en este esfuerzo para que cada pueblo y comunidad disponga de la seguridad alimentaria necesaria, que ningún compromiso o negociación, por muy acreditado que sea, podrá asegurar sin una solidaridad real y una fraternidad auténtica.

«Lograr esta meta es tan importante que exige tomarla en consideración para comprenderla a fondo y movilizarse concretamente con el “corazón”, con el fin de hacer cambiar los procesos económicos y sociales actuales hacia metas plenamente humanas» (Caritas in veritate, 20).

Con estos sentimientos, le deseo, Señor Director General, continuar en el compromiso en favor de los más menesterosos que ha caracterizado estos años de responsabilidad y dedicación, a la vez que invoco sobre la F.A.O., sobre cada uno de los Estados miembros y sobre todo su personal, abundantes bendiciones del Omnipotente.

BENEDICTO XVI


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
OFFLINE
Post: 2.616
Città: VENEZIA
Età: 63
Sesso: Femminile
03/09/2013 20:42


MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
POR EL DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN 2012



Al señor José Graziano da Silva
Director general de la FAO.

1. Este año el Día mundial de la alimentación se celebra mientras los efectos de la crisis económica golpean cada vez más las necesidades primarias, incluido el derecho fundamental de toda persona a una nutrición suficiente y sana, agravando especialmente la situación de cuantos viven en condiciones de pobreza y subdesarrollo. Se trata de un contexto análogo al que inspiró la institución de la FAO y que exhorta a las instituciones nacionales e internacionales al compromiso de liberar a la humanidad del hambre a través del desarrollo agrícola y el crecimiento de las comunidades rurales. En efecto, sobre la desnutrición pesan un gradual desinterés y una excesiva competitividad que amenazan con hacer olvidar que sólo las soluciones comunes y compartidas pueden dar respuesta adecuada a las expectativas de personas y pueblos.

Por tanto, me congratulo de manera particular por la elección de dedicar esta Jornada a la reflexión sobre el tema: «Las cooperativas agrícolas alimentan al mundo». No sólo se trata de apoyar a las cooperativas como expresión de una diversa forma de organización económica y social, sino también de considerarlas un verdadero instrumento de la acción internacional. En efecto, la experiencia realizada en numerosos países muestra que las cooperativas, además de impulsar el trabajo agrícola, son un modo de consentir que los agricultores y las poblaciones rurales intervengan en los momentos decisorios y al mismo tiempo un instrumento eficaz para realizar el desarrollo integral cuyo fundamento y fin es la persona.

En efecto, garantizar la liberación del hambre significa ser conscientes de que la actividad de las instituciones y la aportación de hombres y mujeres comprometidos pueden alcanzar resultados adecuados sólo mediante acciones y estructuras inspiradas en la solidaridad y orientadas a la participación. En este sentido, las cooperativas agrícolas son un ejemplo concreto, puesto que están llamadas a realizar no sólo adecuados niveles productivos y de distribución, sino también un crecimiento más general de las áreas rurales y de las comunidades que viven en ellas.

2. La cooperación, en su significado más profundo, indica la exigencia de la persona de asociarse para conquistar, junto con los demás, nuevas metas en el ámbito social, económico, cultural y religioso. Se trata de una realidad dinámica y variopinta, llamada no sólo a dar respuestas a exigencias inmediatas y materiales, sino también a contribuir a la prospectiva de cada comunidad.

Dando la debida prioridad a la dimensión humana, las cooperativas pueden superar el perfil exclusivamente técnico del trabajo agrícola, revalorizan su centralidad en la actividad económica y así favorecen respuestas adecuadas a las reales necesidades locales. Se trata de una visión alternativa a la determinada por medidas internas e internacionales, que parecen tener como único objetivo el provecho, la defensa de los mercados, el uso no alimentario de los productos agrícolas y la introducción de nuevas técnicas de producción sin la precaución necesaria.

Ante una demanda de alimentos cada vez más amplia, que necesariamente conjuga calidad y cantidad de los alimentos, el trabajo de las cooperativas agrícolas puede representar algo más que una simple aspiración, mostrando en concreto un modo posible de satisfacer la demanda de una población mundial también en crecimiento. Asimismo, su presencia cada vez más consolidada puede poner fin a las tendencias especulativas que ya abarcan incluso los géneros de primera necesidad destinados a la alimentación humana, y frenar el acaparamiento de las áreas cultivables que en diversas regiones obligan a los campesinos a abandonar sus tierras, puesto que individualmente no tienen ninguna posibilidad de hacer valer sus derechos.

3. La Iglesia católica, como es sabido, considera también el trabajo y la empresa cooperativa como modos de vivir la experiencia de unidad y solidaridad capaz de superar las diferencias e incluso los conflictos sociales entre las personas y entre los diversos grupos. Por eso, con su enseñanza y su acción, ha sostenido siempre el modelo de las cooperativas porque está convencida de que su actividad no se limita a la sola dimensión económica, sino que contribuye al crecimiento humano, social, cultural y moral de cuantos forman parte de ella y de la comunidad en las que están insertadas.

Las cooperativas son una expresión concreta no de una complementariedad estéril, sino de una verdadera subsidiariedad; un principio que la doctrina social de la Iglesia pone como fundamento de una correcta relación entre la persona, la sociedad y las instituciones. En efecto, la subsidiariedad garantiza la capacidad y la aportación original de la persona, preservando sus aspiraciones en la dimensión espiritual y material y teniendo en justa consideración la promoción del bien común y la tutela de los derechos de la persona.

Observando las situaciones donde conflictos o desastres naturales limitan el trabajo agrícola, hay que dirigir un pensamiento particular al papel insustituible de la mujer, a menudo llamada a guiar la actividad de las cooperativas, a mantener los vínculos familiares y a custodiar los valiosos elementos de conocimiento y técnica propios del mundo rural.

En un mundo en búsqueda de intervenciones apropiadas para superar las dificultades derivadas de la crisis económica y dar a la globalización un significado auténticamente humano, la experiencia de las cooperativas representa bien el nuevo tipo de economía al servicio de la persona, es decir, capaz de favorecer formas de participación y gratuidad que son el fruto, respectivamente, de la solidaridad y de la fraternidad (cf. Caritas in veritate, 39). Para ello es indispensable que los poderes públicos operantes a nivel nacional e internacional predispongan los medios legislativos necesarios a fin de que en las zonas rurales las cooperativas puedan ser instrumentos eficaces para la producción agrícola, la seguridad alimentaria, el cambio social y una mejora más amplia de las condiciones de vida. En tal contexto nuevo es de desear que las jóvenes generaciones puedan mirar con renovada confianza al futuro, manteniendo los vínculos con el trabajo del campo, el mundo rural y sus valores tradicionales.

Al renovar la atención de la Iglesia y el compromiso de sus instituciones para que la humanidad verdaderamente pueda liberarse del hambre, sobre usted, señor director general, sobre los representantes de las naciones acreditados ante la fao y sobre cuantos trabajan en la Organización y contribuyen a la consecución de sus finalidades, invoco abundantes bendiciones de Dios omnipotente.

Vaticano, 16 de octubre de 2012

BENEDICTO XVI


English

Français

Papa Ratzi Superstar









"CON IL CUORE SPEZZATO... SEMPRE CON TE!"
Amministra Discussione: | Chiudi | Sposta | Cancella | Modifica | Notifica email Pagina precedente | 1 | Pagina successiva
Nuova Discussione
 | 
Rispondi
Cerca nel forum

Feed | Forum | Bacheca | Album | Utenti | Cerca | Login | Registrati | Amministra
Crea forum gratis, gestisci la tua comunità! Iscriviti a FreeForumZone
FreeForumZone [v.6.1] - Leggendo la pagina si accettano regolamento e privacy
Tutti gli orari sono GMT+01:00. Adesso sono le 19:01. Versione: Stampabile | Mobile
Copyright © 2000-2024 FFZ srl - www.freeforumzone.com